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domingo, 30 de junio de 2013

Nelson Mandela, tan importante en la historia de África como Gandhi para India

Tomado de Revista Semana 
 Mandela es para África una figura tan importante como Gandhi para India o Mao para China.

 Un gigante de la Historia

Por Enrique Serrano*

Mandela no solo tuvo que padecer las brutalidades del ‘apartheid’ sino enfrentarlo con el poder de su palabra.

Nelson Mandela cuando joven

Nadie escapa de las paradojas. Durante mucho tiempo fue ignorado, pero luego se convirtió en una celebridad sin límites. Antaño, sus ideas yacieron en la sombra para ser exaltadas después como adalides de la humanidad. Los abusos que contra él y los de su raza fueron por décadas minimizados, hoy son considerados intolerables. 

Nelson Mandela fue el hito de una época y el fundamento de otra, y de sus hechos se desprenden lecciones inolvidables para los 7.000 millones de seres humanos que hoy pueblan la Tierra. De su Sudáfrica nativa, colonizada y dividida, surgió un poderoso país lleno de promesas de futuro. Él fue el gran arquitecto. 
Winnie la luchadora. En 1958 se casó con Winnie Madikizela, su segunda esposa, quien fue su gran compañera de lucha y la madre de dos de sus seis hijos. Se separó de ella en 1992.

Cuando nació, el 18 de julio de 1918, el hijo del jefe Thembu de la tribu xhosa tenía como destino conducir a su pequeña comunidad de pastores hacia una prosperidad ancestral, tener muchos hijos de múltiples esposas y morir quizás en una batalla contra los británicos o los bóeres, que extraían los minerales preciosos de las ricas minas de Transkei o de Transvaal. También estaba destinado para ser madiba, el título honorífico que recibían los ancianos del clan.

Sin embargo, la muerte de su padre en 1927 sembró en el joven príncipe Thembu una semilla de inquietud acerca del mundo que lo rodeaba, así sobre las extrañas condiciones en las que el hombre blanco se había apropiado de sus tierras y de su abigarrada sociedad. Descubrió en la escuela básica de Qunu, regida por misioneros occidentales, que todo estaba por hacer frente a las inequidades, la ambición, la absurda discriminación y la segregación. 

Líder de los oprimidos. Durante el absurdo juicio en su contra en 1962, en el que fue condenado a 30 años de prisión, miles de negros protestaron a pesar de las represiones del régimen.

Luego, en la escuela de Clarkebury en Fort Beaufort, donde recibió una educación inglesa y el nombre de Nelson, se percató de su lugar en aquel sombrío recinto colonial y del trato que recibían los demás nativos africanos. Como lección imborrable del destino, el primer amigo y compañero entrañable de su tribu en la escuela se llamaba Justice, y él quiso imitarlo en todo. La justicia ya lo reclamaba desde la infancia como un tozudo defensor de todos cuantos sufriesen atropellos u opresión.

De joven fue labrador, pastor, conductor de carro y ante todo un hombre muy religioso: se tomaba muy en serio aquello de estar pendiente de las ovejas descarriadas y de resolver cualquier problema relacionado con su numerosa familia. Esa conciencia de no estar solo se fue juntando con su conocimiento de la ley y del derecho, que se inculcaba fuertemente en la secundaria de Clarkebury. En 1937 se graduó y fue a dar al colegio metodista de Headtown y luego en el de Fort Hare para estudiar una licenciatura en Derecho. 

Líder de una nación. Tras las negociaciones políticas con el gobierno, Mandela y otros líderes quedaron libres en 1990.

Era el colegio más importante para negros en Sudáfrica y Mandela estaba orgulloso de estudiar allí. Pronto se involucró en la política y como resultado de ello fue expulsado. Regresó a su Transkei natal. Fue esta doble condición de joven educado a la inglesa y de jefe tribal xhosa la que le otorgó esta combinación tan especial de líder y portavoz de su pueblo, lo mismo que de refinado e inteligente conocedor del funcionamiento del sistema. 

En 1941 llegó a la deslumbrante Johannesburgo, una ciudad como nunca había conocido, llena de luces y de sombras. Allí forjaría su destino, primero al graduarse como abogado en 1942 en la Universidad de Witwatersrand, y como político, con su ingreso en el Congreso Nacional Africano (CNA). Walter Sisulu lo hizo entrar al descubrir en el pasante juvenil a un abogado excepcional; aplomado y moderado cuando era preciso, pero vehemente y firme cuando la situación lo exigía.

Fue el comienzo de otra lucha que comenzó en 1994 cuando fue elegido presidente por una abrumadora mayoría.

Los años cuarenta llevaron a Sudáfrica –además de las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial– nuevas preocupaciones y conflictos. Mandela mostró una fiera resistencia frente a los abusos y crímenes cometidos por el régimen. Su ascenso fue relativamente rápido y, junto a su amigo Justice, obtuvo pronto el reconocimiento que anhelaba. Una mezcla de nacionalismo, tribalismo y socialismo era la base de la doctrina del CNA. 

Quería la unidad pero reconocía las diferencias entre los pueblos nativos de África del sur. La rivalidad ancestral de los xhosas con los zulúes era el eje de casi todas las polémicas. Tras la huelga de los mineros, organizada por el Partido Comunista en 1946, el Ejército blanco sudafricano comenzó a causar muchas víctimas entre la población negra, sin importar la etnia, ni la formación recibida.

A la sombra. Las dos primeras esposas, Evelyn Ntoko y Winnie, sufrieron las consecuencias de la lucha de Mandela. Prácticamente tuvieron que criar a sus hijos solas durante los 27 años que estuvo en prisión.

En los años cincuenta estuvo la gran militancia de Mandela, acompasada por la vida en familia (se casó tres veces y tuvo seis hijos) y el mayor compromiso con la causa de una Sudáfrica independiente. El CNA, especialmente Walter Sisulo, impulsaron a Nelson a convertirse en un revolucionario, una suerte de apóstol de la causa antirracista. 

Pero su voz no se oía fuera de Sudáfrica y la Guerra Fría consumía casi todas las energías de la humanidad, por lo que fue encarcelado y liberado varias veces y condenado por cargos que hoy serían considerados absurdos. Hasta comienzos de los años setenta el abogado Mandela estuvo a cargo de miles y miles de procesos que tenían en común el sesgo de la segregación y la brutalidad discrecional de un Estado torpe y unos dirigentes conducidos por la ambición y el temor. 

Estratega político. Mandela, quien aprendió en la cárcel a conocer las pasiones de la minoría blanca, encontró en el rugby el arma para unir a todo un país en el mundial de rugby de 1995.

El apartheid, que comenzó en 1948, parecía en efecto una forma gratuita de opresión pero estaba motivado por el recelo de una minoría poderosa y rica, más amenazada por una mayoría silenciosa y aparentemente resignada que empezaba a mostrar signos de irrefrenable indignación.

Cuando las actividades revolucionarias se hicieron más explícitas y una convención nacional llamada Congreso del Pueblo desafió de manera abierta al gobierno con la llamada Carta de la Libertad de 1955, Mandela aclaró con valentía: “La carta es mucho más que una simple lista de exigencias de reformas democráticas; es un documento revolucionario precisamente porque los cambios que prevé no se pueden conseguir sin descomponer el sistema político y económico de la Sudáfrica actual”.

Reconocimiento mundial. Entre los muchos premios y reconocimientos que recibió en su vida, el más importante fue el Nobel de Paz de 1993.

Tres meses después fue capturado y acusado de traición. El 13 de diciembre de 1956, en la Campaña de Desobediencia, ensayó métodos que ya Henry David Thoreau y el Mahatma Gandhi habían utilizado con éxito. Aunque el juicio ante el Tribunal Supremo del Transvaal fue magníficamente afrontado por la defensa y el propio Mandela se defendió con brillantez, no pudo conseguir más que una postergación de los cargos por traición que serían utilizados por sus acusadores en el famoso juicio de 1962. 

Entretanto, la vida le entregó la satisfacción de encontrar a su segunda esposa, que sería la más importante de su vida, Nomzamo Winifred Madikizela, conocida como Winnie, y con la que se casaría en junio de 1958. Su amor por ella le ayudó a enfrentar la dureza del juicio y la severidad del tribunal de Pretoria, a donde debió trasladarse para llevar a cabo una defensa aceptable.

Con la reina Isabel II en 1996, durante su primera visita a Gran Bretaña como presidente de Sudáfrica. Se dirigen hacia el Palacio de Buckingham por la famosa calle Pall Mall de Londres.

Luego sobrevino la trágica masacre de Sharpeville, un township o bantustan cercano a Johannesburgo y en el que murieron 79 personas y más de 400 quedaron heridas. Esta tragedia hizo que Mandela, ya apodado Madiba, que quiere decir ‘lanza de la nación’, empezó a adquirir el carácter mítico de símbolo viviente de la lucha sudafricana por la independencia política y por la libre expresión.

En su defensa y frente al Tribunal Supremo de Pretoria, Mandela explicó cómo se había convertido en el hombre que era y las razones por las que había hecho las cosas que había hecho. Con elocuencia pronunció estas famosas palabras: “Podría afirmar que la vida en conjunto de cualquier africano pensante de este país lo conduce constantemente hacia el conflicto entre su conciencia, por una parte y la ley por la otra. Nuestras conciencias nos dictan que debemos protestar contra las leyes, que debemos oponernos, y que debemos intentar cambiarlas. 

Con el papa Juan Pablo II en la casa presidencial de huéspedes de Pretoria. El pontífice visitó Sudáfrica para concluir la Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos en 1995.

La ley me ha convertido en un delincuente, no por lo que he hecho sino por los motivos de mi lucha, por lo que pienso, por mi conciencia. Sea cual sea la sentencia que Su Señoría considere adecuada para mí, pueden estar seguros que cuando la haya cumplido aún estaré más motivado para retomar, de la mejor forma que pueda, la lucha por la eliminación de estas injusticias hasta que finalmente sean abolidas para siempre”.

Los esfuerzos no valieron de mucho y Nelson Mandela fue condenado a 30 años de presidio. Tenía 46 años. Fue trasladado a Robben Island. En esos muros estrechos esperó con decisión y convicción, evitando ser demolido por el desánimo, a que el mundo cambiase lo suficiente como para reflexionar acerca de lo injusto de su presidio y de lo grande de su causa. 

Con Bill Clinton en 1993 Mandela fue condecorado con la Medalla de la Libertad en Filadelfia. Los dos líderes se reunieron en varias ocasiones, en una de estas, Clinton conoció la celda donde estuvo recluido el líder sudafricano.

En efecto, el mundo cambió dramáticamente mientras él estaba encerrado en su prisión y la dirección de los cambios no solo lo favorecía a él, sino a su causa y a sus ideales. La libertad se abría camino y la malignidad –que nunca desaparecerá del todo– dejaba campo abierto a una cierta benevolencia. Cientos de millones de seres que habían sido dominados y esclavizados podían ahora expresar sus quejas y hacer oír sus razones.

Las más famosas y arbitrarias dictaduras del mundo empezaron a sufrir reveses y descalabros, tras el fin de la Guerra de Vietnam cualquier forma de control imperial violento parecía avocada a su fin. Todo se puso en contra del antiguo régimen de los bóeres. 

Con Yasser Arafat Yasser Arafat recibió el premio Nobel de Paz en 1994, un año después de Mandela. Se reunieron en Johannesburgo el 3 de mayo de 2001.


Lo que se destaca de los 26 años que tuvo que sufrir en prisión Mandela fue la enorme entereza y fortaleza de su ánimo, una verdadera proeza. Y aunque pasó por momentos tristes y tuvo que ver cómo su vida personal y profesional desaparecían, pronto experimentó la calidez de sus amigos y compañeros de lucha y la elevación de su esperanza: el régimen del apartheid recibió todas las condenas internacionales que en el pasado había logrado eludir y el gobierno sudafricano quedó solo, frente a la opinión internacional, como un paria desafiante y anacrónico, como el patrón de un sistema injusto e inaceptable. 

Los activistas de derechos humanos y los organismos internacionales encargados de combatir los abusos cometidos por gobiernos y funcionarios pusieron a esa Sudáfrica en la picota. 

Con Francois Mitterrand Tras ser liberado en 1990, Mandela se reunió con François Mitterrand para que siguiera ejerciendo presión por la transformación política de Sudáfrica.

Este ilustre preso fue alcanzando una visibilidad extraordinaria. En 1979 India le concedió el premio Nehru, la Universidad de Londres llegó a proponerlo como rector, y fue nombrado doctor honoris causa en varias importantes universidades del mundo. Lo más importante fue que en su propia universidad, de Witwatersrand, se empezó a oír el famoso “Libertad para Mandela” que habría de ser el coro más sonado durante los años ochenta. Estados Unidos y Europa apoyaron una petición de libertad multitudinaria para Mandela y otros presos políticos.

El gobierno sudafricano se vio obligado a aceptar la legalidad del CNA y a negociar con algunos de los proscritos más conocidos, como Chris Hani y Thabo Mbeki. El primer ministro Pieter Willem Botha aceptó hablar en secreto con Mandela después de muchos años de silencio, el 5 de julio de 1989. Un mes más tarde y de modo inesperado, Botha renunció a su cargo a favor del que sería una suerte de Mijaíl Gorbachov sudafricano: F.W. de Klerk. Este líder moderado y sensato entendió que la condena que pesaba sobre Mandela no sólo era injusta e insostenible, sino que corrían tiempos en los que todo el régimen se venía abajo.

Mundial 2004. Mandela abraza la copa del mundo en 2004, cuando la Fifa anunció que Sudáfrica sería el anfitrión del mundial de fútbol de 2010.

Hartos de la guerra y del temor, de las sanciones internacionales y del aislamiento, los miembros más ecuánimes del Partido Nacional comprendieron que el advenimiento de una nación negra libre no podía ser contenido por la fuerza, ni acallado por la brutalidad. De Klerk negoció con presteza la salida de la cárcel y su reintegro al CNA. Finalmente, en 1990 Madiba pudo abrazar a Winnie y a su Zeni Mandela. La vida del preso más célebre del mundo volvió a ser satisfactoria y esperanzadora.

En su primer discurso como hombre libre en 1990 Mandela dijo estas proféticas palabras: “Hoy la mayoría de sudafricanos, blancos y negros, saben que el ‘apartheid’ no tiene futuro. Debemos ponerle fin mediante acciones resueltas y masivas para construir la paz y la seguridad. Nuestra marcha hacia la libertad es irreversible, no debemos tener miedo a seguir por este camino”. En 1993 recibió el Nobel de Paz, que lo terminó de catapultar como una figura mundial.

Con Fidel Castro. Su amistad fue de vieja data. “Larga vida a la Revolución Cubana, larga vida camarada Fidel Castro”, sentenció Mandela cuando recibió el premio José Martí en 1992.

Sin descansar un instante, Mandela asumió el compromiso político propio de sus ideales y de su prestigio y se encaminó a ser el primer presidente libremente elegido de la nueva República Sudafricana. 

El 27 de abril de 1994, a la edad de 76 años, fue elegido por una mayoría abrumadora y aunque hubo choques y disputas con la minoría zulu, Mandela supo establecer canales de diálogo y desanimar toda manifestación de violencia que pudiese haber enturbiado su retorno a la libertad y el nacimiento auspicioso de una nación de más de 40 millones de habitantes. Lo más destacado de sus apariciones públicas y discursos fue la búsqueda exitosa de la concordia entre las etnias y la necesidad de no tomar represalias contra la minoría blanca, de modo que no tuviese que salir en estampida y pudiesen convivir como ciudadanos de pleno derecho con el resto de los hijos de una tierra tan pródiga.

La maestría política y el buen sentido que mostró el líder durante los años de su gobierno no solo fueron bien recibidos e interpretados por su pueblo, sino también por la comunidad internacional. En junio de 1999, Mandela terminó su legislatura como presidente, cercano a cumplir 81 años, y su éxito como gobernante difícilmente podrá ser igualado. 

Con Michael Jackson durante la celebración de su cumpleaños número 78, en la provincia sudafricana de Kwazulu-Natal.

Consiguió que Sudáfrica se estabilizara, que la economía volviera por el camino del éxito, que los programas sociales largamente postergados se llevaran a cabo con eficiencia y honradez, y que el puesto del país en el entorno internacional fuera restaurado plenamente y apreciado como un destacado actor regional. 

Al retirarse de la política, la Constitución y las leyes de la nueva Sudáfrica quedaron en pleno vigor hasta hoy, cuando el mundo lamenta su muerte. No hay duda de que su obra perdurará y será un ejemplo para las generaciones por venir, no solo en su país sino en todo el orbe. Esa grandeza nadie se la puede escamotear.
Durante su ancianidad, Mandela hizo esfuerzos por mediar en los múltiples conflictos africanos y su mera presencia y buenos oficios ayudaron a que las guerras civiles de Angola, Sierra Leona, Liberia, Sudán, Somalia, Ruanda, Burundi y Congo Democrático tomasen curso de solución. 

Sería ingenuo pensar que Mandela pudo solucionar tantos y tan graves conflictos, muchos de los cuales siguen ocasionando genocidios y otras horribles consecuencias; pero el concierto de tan ilustre personaje de talla mundial resultó para todos los africanos un motivo de orgullo y de esperanza, frente a las múltiples dificultades que todavía tienen que afrontar. Su bondad siempre estuvo respaldada por la lucidez y la conciencia plena de que la paz es un propósito difícil, pero irrenunciable, y de que la concordia es el fruto de una cultura que combina la inteligencia con la paciencia y la mansedumbre con la sabiduría.

Estratega político. Mandela, quien aprendió en la cárcel a conocer las pasiones de la minoría blanca, encontró en el rugby el arma para unir a todo un país en el mundial de rugby de 1995.

El legado que ha dejado Madiba puede ser cuestionado por algunos por su insuficiencia, pero no puede ser negado, ni sacrificado en el altar del escepticismo. Es cierto que no hay otra figura de la talla de Mandela en el continente africano de hoy, pero también es cierto que la larga sombra bienhechora que él proyecta sobre su país y su continente hará que los terribles sucesos el pasado no puedan repetirse, teniendo como telón de fondo la indiferencia del mundo, ni la indolencia de los gobiernos u organismos encargados de garantizar la paz mundial y el bienestar de cientos de millones de personas. Eso ya basta para que, en este planeta desarraigado y conflictivo, se le reconozca un lugar de privilegio cuando pensemos, de una vez por todas, en vivir mejor.  

*Escritor y filósofo. Master en estudios en África. 


miércoles, 26 de junio de 2013

Hoy inicia visita de Obama a África. Estadounidenses pagarán $100 millones por el periplo

Agencias Noticiosas


Visita de Obama a Africa busca  señalar a los gobiernos de África y a sus ciudadanos que Estados Unidos está comprometido con reencontrarse con ellos y explicar por qué Estados Unidos es un buen socio para África frente a otros como China.

WASHINGTON -- El presidente de EEUU, Barack Obama, iniciará este miércoles una gira por Senegal, Sudáfrica y Tanzania que busca revitalizar su “estancada” relación con el continente, según los expertos, y ante todo enfatizar las ventajas de tener más comercio e inversiones en las democracias africanas.

Hasta ahora Obama no ha tenido “espacio financiero” para hacer grandes cosas con África, ni el “entusiasmo” que mostraron dos de sus predecesores, Bill Clinton y George W. Bush, opinó Jennifer Cooke, directora para el continente del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), en una charla con periodistas.

El objetivo del viaje es, por tanto, “señalar a los gobiernos de África y a sus ciudadanos que Estados Unidos está comprometido con reencontrarse con ellos” y “explicar por qué Estados Unidos es un buen socio para África” frente a otros como China, indicó Cooke.

Según la Casa Blanca, Obama estará acompañado por la primera dama, Michelle, y sus dos hijas, y enfocará su gira en el comercio, la inversión, las oportunidades económicas y el apoyo a la consolidación democrática en el continente.

El Gobierno de Obama es consciente de que otras potencias como China están pisando fuerte y si EE.UU. no consigue liderar en África “nos vamos a quedar atrás en una región muy importante del mundo”, ha admitido Ben Rhodes, consejero adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.

El compromiso de Obama con la seguridad en África, con dos bases de aviones no tripulados (drones) instaladas en el continente, ya es “sustancial”, recordó Stephen Morrison, vicepresidente senior del CSIS.

Pero el presidente “no quiere que los drones y el compromiso con la seguridad sean su único legado en África”, anotó Cooke.

Obama ha elegido tres países “seguros”, en palabras de Morrison, para su retorno a África tras su breve estancia en Ghana en 2009.

Kenia, donde nació el padre del mandatario, no se incluyó en la gira porque “no es el mejor momento” para visitar ese país debido a las recientes elecciones y a la llegada de un nuevo Gobierno, de acuerdo con Rhodes.

Senegal, la primera parada del viaje, es “el lugar natural” para “hablar de democracia y del poder de la juventud”, anotó Cooke.

Allí Obama se reunirá con el presidente senegalés, Macky Sall, participará en un evento en la Corte Suprema para destacar la importancia de la independencia judicial, visitará la isla de Gorée y asistirá a un acto sobre seguridad alimentaria.

En Sudáfrica, Obama visitará la Isla Robben, donde estuvo preso el expresidente sudafricano Nelson Mandela, para “rendir tributo a su extraordinario sacrificio”, y en Ciudad del Cabo acudirá a un centro comunitario en compañía del arzobispo Desmond Tutu, premio Nobel de la Paz, detalló Rhodes.

Una eventual visita de Obama a Mandela, hospitalizado desde hace dos semanas en Pretoria, dependerá de los deseos del expresidente y de su familia, según la Casa Blanca.

Durante su estancia en Sudáfrica, además de reunirse con el presidente Jacob Zuma, el mandatario pronunciará un discurso en la Universidad de Ciudad del Cabo y participará en un diálogo con jóvenes en la Universidad de Johannesburgo.

En cuanto a Tanzania, Obama se entrevistará con su colega de este país, Jakaya Kikwete, y tendrá una reunión con líderes empresariales.

También depositará una ofrenda en la embajada en homenaje a las víctimas de los atentados contra las sedes diplomáticas estadounidenses en Kenia y Tanzania del 8 de agosto de 1998, donde murieron cerca de 250 personas y resultaron heridas más de 4,000.

Michelle Obama tendrá su propia agenda durante la gira con varias actividades entre las que destaca una cumbre en Tanzania con varias primeras damas africanas en la que también estará su antecesora, Laura Bush, la esposa del expresidente George W. Bush.

Rhodes dijo que la Casa Blanca no tiene un cálculo de cuánto costará la gira africana pero, según publicó recientemente el diario The Washington Post, ésta podría suponer al Gobierno federal un gasto de entre 60 y 100 millones de dólares. 

miércoles, 5 de junio de 2013

Sector aéreo apunta sus baterías a África, el mercado de mayor crecimiento

Tomado de The Wall Street Journal


África, el nuevo destino del sector aéreo

Aerolíneas globales convierten el continente en uno de los mercados de mayor crecimiento


Por Marietta Cauchi y Daniels Michaels

La aviación africana, hasta hace poco dominada por aerolíneas de ex potencias coloniales europeas, se está abriendo a empresas de todo el mundo, lo que está ayudando a transformar el continente en uno de los mercados aéreos de más rápido crecimiento.
Las grandes aerolíneas del Golfo Pérsico llevan la delantera. Qatar Airways Emirates, de Dubai, y Etihad Airways, de Abu Dhabi, ven el mercado africano como una oportunidad fácil en el patio trasero de su casa. La brasileña Gol también tiene la mira en el continente. La empresa anunció que está analizando la posibilidad de abrir una ruta entre Brasil y Nigeria. En tanto, aerolíneas de EE.UU. que nunca ofrecieron vuelos a África están descubriendo el continente. Asimismo, en una señal de la renovación de la región, un número creciente de líneas aéreas de África está expandiendo sus operaciones, aunque la competencia con los gigantes globales está resultando difícil.
Las potenciales perdedoras son las aerolíneas europeas, que hasta hace poco eran las únicas que ofrecían conexiones hacia muchos países africanos.
"De repente, los europeos han empezado a despertarse", señala el presidente de Emirates, Tim Clark. Mientras las aerolíneas europeas desaceleraron su expansión africana en los últimos años, "nosotros vimos (la región) como una gran oportunidad". Emirates se está acercando a Air France  en la pelea por el primer puesto entre las líneas aéreas no africanas con más tráfico al continente, según la firma de consultoría Innovata LLC.
Air France-KLM SA "sigue aumentando los vuelos, las rutas y el tamaño de sus aviones en África para alimentar sus centros de conexión en Europa", afirma Pierre Descazeaux, el vicepresidente senior para África y Medio Oriente. El grupo, dueño de 26% de Kenya Airways Ltd. y 20% de Air Côte d'Ivoire, aumentará su capacidad en África en más de 8% para mitad de año, frente a un año antes.
Las compañías aéreas se dieron cuenta del potencial de África gracias al ascenso de Brasil, Rusia, India y China, que representan una parte creciente del comercio internacional de África. Esos países también se encuentran entre los mercados aéreos que más están creciendo en el mundo.
A pesar de que la aviación africana aún sufre por décadas de negligencia, su infraestructura e historial de seguridad están mejorando. El tráfico de pasajeros en los 12 meses cerrados el 30 de abril aumentó 7,3% frente a un año antes, según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés). En tanto, la riqueza africana está creciendo. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico prevé que la economía general de África crezca 4,8% este año y 5,3% el próximo.
Hasta hace poco, la modesta cantidad de pasajeros que viajaba a África consistía principalmente en empresarios occidentales, unos pocos africanos que podían costear un viaje en avión y representantes de organizaciones benéficas internacionales. Ahora, los asientos están ocupados por cada vez más empresarios y ciudadanos africanos que han progresado económicamente. Firmas de construcción chinas, gigantes mineros australianos y petroleras estadounidenses también contribuyen a llenar los vuelos.
"Junto a los países BRIC, es el mayor mercado de crecimiento, con economías en rápida expansión, riqueza e inversiones extranjeras de China y otros países", señala el presidente ejecutivo de Etihad, James Hogan. La aerolínea recientemente amplió su presencia en África y firmó acuerdos con South African Airways Pty. Ltd. y Kenya Airways, a través de los cuales pueden vender pasajes en los vuelos de las otras.
Mientras los pasajeros se benefician de la mayor competencia, la llegada de aerolíneas globales "coloca a las operadoras africanas en desventaja", afirma Raphael Kuuchi, director de asuntos industriales de la Asociación de Aerolíneas Africanas, en Nairobi, Kenia.
Las compañías aéreas del continente representaron solo 35% del tráfico de aviones que aterrizaron y despegaron del continente el año pasado y su cuota de capacidad en las rutas internacionales cayó 16 puntos porcentuales en los últimos 10 años, según datos de la asociación.
Aun así, algunas aerolíneas africanas han abordado el desafío invirtiendo en aviones modernos y adoptando estrategias creativas. Varias están concentrando sus vuelos dentro del continente y "a regiones donde la competencia no es tan fuerte y hay un alto potencial de crecimiento", como Asia y América Latina, dice Kuuchi.
—Bart Koster contribuyó a este artículo. 

sábado, 30 de marzo de 2013

África compromete su futuro apostándole a un mayor consumo de cerveza


Tomado de The Wall Street Journal 

 Dominic Nahr/Magnum for The Wall Street Journal
Un grupo de keniatas bebe cerveza Senator en un bar de Nairobi.

África, la última frontera de las cerveceras

Por Paul Sonne en Londres, Devone Maylie en Ribaue, Mozambique y Drew Hinshaw en Kiganjo, Kenia

Ambrosio Toquerege, un agricultor de Mozambique, solía tomar a la semana hasta seis cervezas Manica, una marca de SABMiller PLC. Pero entonces, a fines de 2011, la cervecera lanzó una nueva marca llamada Impala que tiene más alcohol por casi la mitad del precio.
"Ahora puedo tomar unas 12 Impalas porque son más baratas", dijo Toquerege, de 42 años, en un bar en el distrito Ribáuè. La cerveza cuesta 25 meticales (US$0,84) por botella de 550 mililitros y se produce con la misma raíz de mandioca que cultiva Toquerege.
Impala es parte de una carrera entre SABMiller y Diageo PLC por conquistar a los consumidores africanos de menores ingresos. Las empresas apuntan a personas que ganan sólo US$2 o US$3 al día. Pero en muchos países africanos, los ingresos per cápita están subiendo con rapidez, por lo que estos consumidores están convirtiéndose en blanco de las multinacionales, en momentos en que la población y el crecimiento se estancan en países más desarrollados fuera de África.
Una de las principales formas en que las cerveceras se expanden en África es a través de acuerdos impositivos especialmente negociados, ahora vigentes en al menos siete países africanos. Las autoridades fiscales de Mozambique cobran un impuesto al consumo de 10% sobre la Impala, comparado con 40% para otras cervezas. SABMiller, de la que la colombiana familia Santo Domingo es un importante accionista, consiguió reducciones similares para su marca de bajo costo Eagle en Tanzania, Uganda Zimbabue y Zambia. En Kenia, Diageo convenció al gobierno de eliminar por completo el impuesto al consumo para su cerveza Senator Keg, que se sirve de barril por 25 chelines (US$0,30) en una jarra de 300 mililitros.
Ahora, los dos gigantes se están abriendo camino en África Occidental, comenzando por Ghana, donde Diageo logró un acuerdo impositivo similar en diciembre para vender Ruut, una cerveza fabricada a partir de una variedad de papa local. Este mes, SABMiller contraatacó introduciendo Eagle en Ghana, donde también recibe un acuerdo impositivo.
Las cerveceras consiguieron los pactos para pagar menos impuestos al convencer a las autoridades de que sus cervezas baratas crean empleos agrícolas debido a que usan ingredientes locales y ofrecen una alternativa más saludable a los licores de contrabando no regulados con contenido de alcohol mucho más liviano.
Expertos en salud no ven con buenos ojos la idea de que incentivos fiscales del gobierno impulsen el ascenso de cerveza barata. "Esto va a ser un problema", indicó Isaac Ansah, que trabaja en la Asociación Remar de Ghana, una clínica de rehabilitación. "Cuando baja el precio, sube el consumo... y más personas ingresan en este centro", dijo. Un estudio en la revista médica Lancet hace poco destacó que el consumo de alcohol es el factor de mayor riesgo de muerte y enfermedad en los países del sur del África subsahariana.
Mark Bowman, director gerente de SABMiller para África, no cree que el consumo excesivo de su cerveza sea un problema importante en África. "En la mayoría de nuestros mercados, la relación con el alcohol es bastante buena porque la mayoría de las bebidas alcohólicas o cervezas se venden en [un bar, restaurante o club] con comida", sostuvo.
Se prevé que el volumen de la cerveza vendida en África crezca un promedio de 4,6% al año entre 2012 y 2016, más rápido que cualquier otro continente y casi el doble de la tasa global, según Canadean Ltd., una firma de investigación de mercado.
En contraste, se proyecta que los volúmenes en EE.UU., Canadá y Europa Occidental caigan 0,6% y 0,5%, respectivamente, durante el mismo período. Más de una tercera parte de los ingresos de SABMiller vienen de África, donde la empresa tiene sus raíces.
Para 2020, el potencial de consumo del continente para todo tipo de productos se podría duplicar a casi US$1 billón (millón de millones) frente a los niveles actuales, según Euromonitor International, una firma de investigación. Las empresas de EE.UU. y Europa han intensificado en los últimos años sus esfuerzos para llegar a los consumidores africanos.
Cadenas de restaurantes como YUM Brands, matriz de KFC, están abriendo locales, y el minorista Wal-Mart Stores Inc. compró una participación controladora en su par sudafricana Massmart Holdings Ltd. como trampolín para expandirse en el continente.
Gigantes de bienes de consumo como Nestlé SA, Danone SA y Unilever PLC han vendido durante años productos en envases más pequeños para atraer a compradores de bajos ingresos en África.
La cerveza legal representa menos de 1% del consumo total en la región de África y Medio Oriente, según la firma de investigación Euromonitor. Aún así, para multinacionales como SABMiller y Diageo —que han expandido sus empresas africanas privatizando cervecerías estatales o comprando cerveceras líderes— eso significa miles de millones de dólares en ingresos anuales.
SABMiller es de lejos la principal cervecera gracias a sus raíces en Sudáfrica. Vende alrededor de 40% de la cerveza de África por volumen y más de 60%, si se incluye su sociedad con la francesa Castel Group. Diageo se apresura por ganar terreno, conforme expande sus operaciones cada año.
En Mozambique, SABMiller decidió producir su cerveza Impala con mandioca cultivada localmente, en vez de cebada importada, y ha establecido contratos para comprar la cosecha de más de 2.000 agricultores locales.
Las autoridades reconocen las desventajas de concertar acuerdos con las grandes cerveceras. "El alcohol y la cerveza no son buenos para la salud, pero al mismo tiempo traen ingresos", señala Herminio Sueia, director general del departamento de ingresos de Mozambique.
Para expandir su mercado, SABMiller ahora vende Chibuku —una cerveza "opaca" estilo malteada que cuesta unos 50 centavos de dólar por unidad— en al menos 12 países africanos en vez de cuatro.
La idea es crear una pirámide para que los africanos suban conforme sus ingresos disponibles aumentan: empiezan tomando Chibuku, después pasan a lagers de precios bajos como Impala e Eagle y finalmente acaban consumiendo cervezas de calidad como Manica. Diageo también está incursionando en el nicho de las cervezas opacas de baja calidad.
Si bien en África el consumo del alcohol por persona es como una tercera parte del promedio global, está creciendo. En todo el continente, una persona toma en promedio 10 litros de bebidas alcohólicas al año, pero eso asciende a 70 litros en Sudáfrica, el mayor consumidor del continente. Eso se compara con unos 35 litros al año de promedio global y 91 litros en EE.UU., según cifras de Euromonitor para 2011.
—Nicholas Barriyo contribuyó a este artículo.