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sábado, 19 de julio de 2014

Obama se reunirá con presidentes centroamericanos para reforzar medidas que detengan flujo migratorio

Tomado de La Voz de América


Obama y los presidentes centroamericanos

El presidente de EE.UU. se reunirá con los presidentes centroamericanos para discutir la cooperación en la crisis en la frontera.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se reunirá con los gobernantes de Honduras, Guatemala y El Salvador para debatir y analizar la crisis en la frontera.
Los presidentes de Guatemala, Honduras y El Salvador llegarán a Washington para discutir las vías de cooperación sobre el flujo de niños inmigrantes que viajan desde Centroamérica.
"Los cuatro líderes y el vicepresidente Biden discutirán cómo reforzar nuestra colaboración actual para detener el flujo de inmigrantes indocumentados desde América Central hacia México y Estados Unidos", señala un comunicado de la Casa Blanca.
Según la oficina presidencial “los líderes discutirán también cómo pueden trabajar juntos con otros miembros de la comunidad internacional para promover el desarrollo, el crecimiento económico y la seguridad en la región”.
Los presidentes “abordarán los hechos que están provocando que los ciudadanos de América Central emprendan el peligroso viaje hacia Estados Unidos", agrega el comunicado.
El numero de menores que atraviesan la frontera ha decaído y algunos expertos creen que se debe en parte a la campaña de información de Estados Unidos sobre los peligros de intentar llegar al país.
La reunión de Obama con el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina; el de Honduras, Juan Orlando Hernández; y el de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén se realizará en la Casa Blanca el 25 de julio.
Ya antes, el vicepresidente Joe Biden, se había reunido con ellos en un viaje a América Central el mes pasado.
La reunión de presidentes se da cuando el gobierno de Estados Unidos comenzó las repatriaciones y se debaten las acciones a seguir en la situación que se vive en la frontera.


domingo, 8 de junio de 2014

Migración ilegal de niños se dispara a pesar de peligros cada vez mayores

Tomado de El País
 La ruta de la miseria hacia Estados Unidos


Obama: cruce de niños sin papeles hacia Estados Unidos es un “asunto humanitario urgente”.

Según cifras de su Gobierno EEUU, desde comienzos de año han sido detenidos 60.000 menores, una cifra muy alta comparada con el año anterior: 24.668 en 12 meses.

En 2013 82.269 migrantes centroamericanos, muchos menores, fueron detenidos en México

Por PAULA CHOUZA Tijuana / Tapachula 

Son las diez de la mañana de un viernes en Tecun Uman, la frontera entre Guatemala y Ciudad Hidalgo, en Chiapas. El calor es extremadamente húmedo y cuatro jóvenes de Nicaragua y Honduras lavan sus ropas a la orilla del río Suchiate. Los caminos de tierra y algo de vegetación dominan el paisaje de este lado de la frontera, sobre el que se asientan pequeños negocios artesanales bajo las carpas. Un tráfico constante de balsas sirve como medio de transporte para cruzar a México de forma ilegal. Apenas 400 metros a la izquierda se encuentra el puente con la garita oficial, pero ninguna patrulla impide el traslado por agua, que es precario para el usuario y duro para el que la lleva. Otoniel rema de pie una de las balsas construidas con seis tablas de madera de tres metros de largo y otras cuatro atravesadas sobre dos grandes cámaras de tractor. Tiene tres hijos adolescentes y trabaja en el río de sol a sol. “Está dura la pasada, preferimos luchar acá, por lo menos sacamos para los frijolitos”, dice cuando se le pregunta si nunca trató de subir a Estados Unidos. Por diez quetzales guatemaltecos o su equivalente, 20 pesos, completa el trayecto de un lado a otro en unos diez minutos.
Los cuatro muchachos que buscan tomar un baño en el Suchiate quieren cruzar esta noche, pero no tienen dinero, se lo robaron, dicen, así que lo harán nadando. En la otra orilla, dos compuertas vierten los desagües de Ciudad Hidalgo al río. El agua está turbia y desprende un hedor nauseabundo.
Que el Instituto Nacional de Migración (INM) los descubra y los deporte es uno de los principales temores para quienes deciden cruzar de forma ilegal. Tan solo en 2013, 82.269 migrantes fueron detenidos por las autoridades en México. De ellos, 75.704 salieron expulsados. La mayoría llegaba de Honduras, Guatemala y El Salvador. Desde hace años, el país funciona como filtro para evitar que lleguen a Estados Unidos. La ley permite a los centroamericanos transitar libremente por México con pasaporte, pero nunca establecerse. Caso aparte merecen los niños y adolescentes. Tan solo del 17 al 24 de marzo de este año, el INM rescató a 370 menores de edad. De ellos, 163 habían sido abandonados por presuntos traficantes de personas. Hace unos días, el presidente Obama se refirió al cruce de niños sin papeles hacia Estados Unidos como un “asunto humanitario urgente”. Según cifras de su Gobierno, desde comienzos de año han sido detenidos 60.000 menores, una cifra muy alta comparada con el año anterior: 24.668 en 12 meses. El viaje comienza en Centroamérica.
El pueblo de Comitán, con 141.000 habitantes en la cabecera municipal, se encuentra a cinco horas en coche de Talismán (Tapachula), otra de las fronteras de Chiapas con Guatemala. El DIF (Sistema gubernamental para el Desarrollo Integral de la Familia) posee cuatro albergues en el Estado para acoger a niños migrantes que han sido detenidos en su tránsito por México.
Carolina Colin es la responsable del área de psicología. En su despacho los dibujos de los niños llenan la pared. Desde que abrieron, en abril de 2013, han recibido 50 casos. La mitad eran guatemaltecos, el 30% hondureños y un 20% de El Salvador”. Los menores de hasta doce años permanecen en la institución mientras se resuelve su trámite migratorio, casi siempre tres o cuatro días. El “INM nos los deja y a ellos se los entregamos de nuevo. Todos viajan para reunirse con sus padres en EE UU”. Los pequeños van siempre acompañados de un coyote [la persona que los cruza] y el precio desde Honduras puede ser de unos 8.500 dólares. “En el caso de las niñas, el adulto es una mujer, porque resulta menos llamativo. Siempre huyen en el momento en que migración los detecta”.
Esta semana el albergue se encuentra casi vacío. Anita y Melissa, de tres y dos años, son las únicas huéspedes. La habitación donde duermen está revuelta y hay dos barbies tiradas sobre los sofás. Son guatemaltecas y llegaron a Comitán hace más de un mes. No saben hablar español, pero les gusta colgarse de las mesas y sonríen vergonzosas ante la presencia de extraños. Su caso es complicado. Las encontraron en el mercado de abastos cuando la madre de una de ellaslas estaba venidendo. “¿Cuánto pedía por ellas?”, “10.000 pesos” (unos 769 dólares).

Entre los 13 y los 17 años son las organizaciones civiles las que se hacen cargo de los menores. Uriel González, director de la casa IMCA en Tijuana, al noroeste del país, lleva más de veinte años trabajando con ellos. La mayor parte de los chicos que se hospedan en la residencia son mexicanos (“muchos de Michoacán y Guerrero”) dice. Les dan cama, alimento y un lugar seguro mientras el INM busca a sus familiares.
Guadalupe tiene 17 años y la mirada ausente. En dos horas regresa a casa, en Chiapas, al sur de México. Salió con una de sus ocho hermanas hace cinco meses en autobús porque su padre ya no quería que siguiese estudiando. El viaje duró cuatro días. Su novio, que está en Estados Unidos, las contactó con un coyote que les dio residencia. “Le pagábamos todo, hasta para alcohol. Eran 2.000 pesos (154 dólares) cada semana. Nos maltrataba”, dice. Intentaron pasar tres veces a Estados Unidos, las dos primeras por el cerro, que son varios días caminando entre la maleza, sin agua ni comida. “Mi hermana quedó atrapada en la barda, nos hicimos daño. Si cruzábamos, pagaríamos al coyote 5.000 dólares, pero las dos veces nos agarraron”. La tercera lo intentaron por La Línea, donde están las garitas oficiales. Más caro. Su hermana sí cruzó pero a ella la detuvieron durante varios días.
“En Baja California no tenemos la misma situación de violencia, inseguridad y secuestros que en la frontera este. Reynosa, Nuevo Laredo y Matamoros son las zonas más duras de cruce y sin embargo, las más usadas porque resultan menos caras y hasta allí llega el sistema ferroviario de carga”, explica Uriel González.
Israel, de 33 años, fue uno de los miles de migrantes que tomó el tren. Él salió de El Salvador el 17 de febrero de este año huyendo de la muerte. En agosto de 2013 un excompañero de trabajo al que acababan de despedir se le echó encima con el coche, “por envidia”, dice, lo aplastó contra una pared y estuvo en coma varios días. “Me salió la sangre por los oídos y un lateral de la cabeza quedó hundido”. Hoy todavía tiene secuelas de la parálisis, que lo tuvo en el hospital más de un mes. Israel trabajaba como guardia de seguridad para una señora importante, que le pagó cuatro meses de alquiler. “El 15 de febrero llegaron por mí cuatro personas armadas en un vehículo y empezaron a disparar. El copiloto era el mismo que había intentado matarme antes”. Esquivó las balas y decidió escapar, dejando a una esposa y cuatro hijos.
“En la frontera de México los judiciales me quitaron el maletín, 160 dólares y los zapatos, así que tuve que caminar descalzo. En el monte me lastimé los pies y empecé a desangrarme. Até una de las dos camisetas que llevaba puestas a las plantas y continué hasta que una señora nos prestó ayuda en Tapachula”.
“Nuestra población es en un 90% hombres, un 8% mujeres y un 2% niños. El 80% viene de Honduras”, explican en el albergue de Huehuetoca, una localidad que se ubica a ambos lados de la vía del tren en el Estado de México, a una hora y media del Distrito Federal, en el centro del país. Cada vez más, cuentan los responsables de esta casa regentada por la Iglesia, los migrantes optan por tomar nuevas rutas y viajar en medios de transporte alternativos al tren. “El autobús es una de las opciones más utilizadas. Algunos sortean los retenes y se bajan antes. Otros se hacen los dormidos para evitar que las autoridades les pidan documentos”.


Israel tomó primero una combi a Tonalá (a 220 kilómetros de Tapachula) y de ahí otra a Arriaga (aún Chiapas). Después pensó que el tren era su única opción. “Al que no pague túmbenlo. Ahí llevas la [pistola] 38, con seis cartuchos dentro y otros 12 de repuesto. A la mujer que no quiera pagar, cógetela, cabrón y luego también la tiras”. Las frases anteriores se las oyó decir a un hombre que llaman el señor de la línea, en Tierra Blanca, un municipio de la zona central de Veracruz. “Es güero [rubio], fornido, alto, cuentan que hondureño pero habla mezclado. Es el jefe de la organización y dirige un equipo de 30 personas. No son de los zetas pero tienen comunicación entre ellos. Se encarga de cobrar la renta, llega, da órdenes y se retira”, dice. “Anda con un perrito vuelta y vuelta, controlando la gente que hay. No tiene mucha cara de malo pero yo escuché lo que decía y me dio miedo”. Israel llevaba 300 pesos enrollados en el dobladillo del pantalón. Uno de los controladores conocía su ciudad de origen y lo dejó pasar sin pagar. “Cuando se subían al tren yo me enrollaba como una bola y cerraba los ojos. Si uno se les queda mirando, te matan”. Hoy espera en la Casa del Migrante de Huehuetoca a que el Gobierno le conceda una visa humanitaria para poder establecerse en el país.

“Desde que abrimos hace 21 meses hemos hecho el trámite con ocho personas, pero solo una fue migrantes no siempre tienen a su disposición los papeles que piden para probar la veracidad de su historia. La visa se da si la vida del solicitante corre peligro en el país de origen”.

Israel presenció tres violaciones y una decena de asesinatos en diez días de viaje. Cuando traza su relato habla de los zetas, pero no solo: “Los que cuidan el tren, les dicen garroteros”. En México nueve compañías privadas operan por las vías del país como transporte de carga. Generalmente los migrantes viajan en la parte superior del vagón. Antes de llegar a Orizaba (Veracruz) hay unos túneles. “Allí aparecieron los vigilantes. Nos pidieron a todos que bajásemos. Venían dos chamacas de 20 y 17 años. A ellas les dijeron que se quedasen. Los siete hombres que llegaron pasaron por las dos”.
En agosto de 2010, 72 ciudadanos centroamericanos fueron asesinados en Tamaulipas a manos del crimen organizado. En abril de 2011, las autoridades hallaron 196 cadáveres en fosas comunes en la localidad de San Fernando. La mayoría eran migrantes que murieron a golpes. Cada año una caravana de madres del Movimiento Migrante Mesoamericano busca a hijos desaparecidos en su tránsito por México. Solo un reducido grupo de sacerdotes y defensores de los derechos humanos ha alzado la voz para denunciar las atrocidades a las que son sometidos.

Que no me regresen”
Hace semanas que Israel no habla con su familia. No sabe si están bien, pero sí que deben tres meses de renta. La vivienda cuesta 60 dólares. Un pasaporte 30. “Mucho”, asegura. La medicina que necesita su hijo pequeño con hidrocefalia vale otro tanto. Cuando trabajaba de vigilante ganaba 150 la quincena. “Nos alcanzaba para vivir los seis”, explica, “pero ahora no tienen recursos”. Sus familiares también son pobres y tienen sus propios hijos. “No pueden ayudarnos”, dice.
Mientras espera a que el Gobierno le conceda su visa humanitaria piensa en si su esposa continuará viva. “Tengo fe en Dios. Lo que yo más quiero es que no me envíen de vuelta. Yo hago lo que sea, trabajo donde me digan, pero que no me regresen a mi país. Eso sería lo peor de todo. Lo peor”.

Los coyotes
P. CH.

Un taxi se detiene junto a la valla metálica que separa los dos países en la costa de Tijuana. “Yo puedo contarles, pero ustedes no graban, ni dicen mi nombre”. El conductor trabajó como coyote un tiempo. “Estuve menos de un año, pero durante ese tiempo dejé el resto de negocios, porque ganaba mucho más con el brinco. Era dinero fácil, en menos de una hora ya traía 300 dólares. Ahora llega a los 12.000. Hay quien pasa con documentos falsos o en lancha”. La carretera desde las playas al centro de Tijuana transcurre un buen rato paralelo a la barda. 

Un muro alto, visible, que hoy pareciera infranqueable. “Antes había una parte de la barda más baja, con un árbol muy cerca, uno lo trepaba y eso facilitaba el salto. Del otro lado caminábamos 20 minutos agachados entre matorrales hasta un Mc Donalds. Allí me pagaban, los dejaba y ellos iban con el siguiente [coyote] que tenían apalabrado para subir hasta San Diego o Santa Ana. Yo me regresaba a veces por La Línea porque entonces no pedían documento”, explica.

“¿Por qué lo dejó?”, “Me agarraron en 1994 y estuve seis años y cien días en la cárcel. La misma gente que pasaba me delató. Con los años los polleros llegaron a pagar cuotas a la judicial para que los dejaran trabajar a gusto, pero se fueron yendo al bote, unos están de aquel lado y otros en México. Se fue deshaciendo el grupo. Está más difícil últimamente”.

Tras el atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York en 2001, los controles en la frontera se endurecieron y existe más vigilancia.

Pedro masca sábila y la escupe. “Cura cualquier infección”, dice, y cuenta que es ingeniero agrónomo y que trabajó como inspector de la Secretaría de Agricultura en el puerto de Manzanillo, en Colima, hace más de 20 años. Él tiene 58 y su hijo cuenta que es alcohólico. En las últimas dos décadas se dedicó a pasar personas a Estados Unidos, pero lo dejó en 2012. “Al principio en una semana podías llevar a 15 o 20 y lo hacías en grupo, les dabas alojamiento, comida, ahora eso es casi imposible. Ya no es negocio”. A Pedro lo invitó un amigo a trabajar en esto. Pedía permiso y se venía.

Al final dejó su empleo y se trasladó a Tijuana porque ser pollero [coyote] salía más rentable. Primero se encargaba de conseguir clientes y se los daba a otros, que los pasaban. “El que gana bien es el que salta. Antes había dinero para comprar a gente, la gente que se dedica a buscar clientes. A estos le dabas 25-30 dólares. Ahorita no es segura la pasada. Sí entran, pero de 100, uno o dos”. Pedro no esconde que ganó mucho dinero, pero explica que concebía su trabajo como una labor noble: “Ayudaba a la gente a cumplir su sueño. Nunca me aproveché de nadie y eso que llevé a muchas mujeres, pero las respetaba. A muchas las violan”.

sábado, 12 de abril de 2014

Centroamérica y Venezuela la región mas violenta del mundo

Tomado de BBC Mundo 

Exceptuando a Costa Rica y Nicaragua Centroamérica es la región más violenta del mundo

Los cinco países con más y menos homicidios en el mundo

Honduras fue el país con la tasa más alta de homicidios en el mundo, según el informe global de Homicidios 2013 de la Organización de Naciones Unidas, publicado este jueves.

El estudio, que está basado en las últimas cifras oficiales disponibles hasta 2012, además revela que América Latina es la región del planeta con mayor número de muertes violentas por homicidio y armas de fuego.

Y dentro de esta región, Chile ocupa el último puesto en la lista (ver más abajo).

De acuerdo al estudio anual sobre el homicidio en el mundo, elaborado por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, a nivel de continentes, América ocupa el primer lugar en cuanto a muertes por homicidios, con 157.000 fallecidos en el año analizado (36% del total mundial).

Le siguen África con 135.000, Asia con 122.000, Europa con 22.000 y Oceanía con 1.100, llevando el total global a 437.000.


Los cinco con más homicidios en el mundo

 

Según el informe de la ONU, cinco países de América encabezan la lista en cuanto al promedio de asesinatos por cada 100.000 habitantes: 
  • Honduras: tasa de homicidios: 90,4 por cada 100.000 habitantes. Total de muertos: 7.172. (En este país, uno de cada 280 varones de entre 30 y 44 años y uno de cada 360 entre 15 y 29 años son víctimas de homicidio cada año).
  • Venezuela: tasa de homicidios: 53,7. Total de muertos: 16.072. (Es el único país de Sudamérica cuya tasa de homicidio ha aumentado consistentemente desde 1995).
  • Belice: tasa de homicidios: 44,7. Total de muertos: 145.
  • El Salvador: tasa de homicidios: 41,2. Total de muertos: 2.594.
  • Guatemala: tasa de homicidios: 39,9. Total de muertos: 6.025.
Radiografía de la violencia

Honduras es el país con la mayor tasa de homicidios, a pesar de una tregua entre las maras.

El estudio define homicidio como el hecho de matar a alguien intencionalmente y se propone informar dónde, cómo y con qué intensidad ocurren los homicidios, y quiénes corren mayor riesgo, para ayudar a desarrollar estrategias y políticas para protegerlos.

A nivel mundial, la tasa promedio de homicidios es de 6,2 por cada 100.000 habitantes, pero el sur de África y América Central tienen tasas cuatro veces más altas, es decir de más de 24 víctimas por cada 100.000 habitantes, seguidas por América del Sur, África Central y el Caribe, con entre 16 y 23.

El informe contempla subdivisiones dentro de continentes y de países; en el caso de América Latina se muestran los casos de Brasil y El Salvador.


Tasas de homicidios por continente

·  En África, entre los países con mayores tasas figuran Sudáfrica: 31,0 por cada 100.000 habitantes, con 16.259 muertes; República Democrática del Congo: 28,3, con 18.586 muertes; Nigeria: 20,0, con 33.817 muertes, y Etiopía: 12,0, con 11.048 muertes. 

En Asia se da otra muestra de la paradoja entre la tasa y el número de muertes. India tiene 3,5 por cada 100.000 habitantes, con 43.355 muertes y China, 1,0, con 13.410 muertos. No por nada son los países más poblados del mundo. 

En Europa, Rusia es el país con mayor tasa de homicidios, 9,2 por cada 100.000 habitantes y el mayor número de muertes: 13.210.

En cuanto a Brasil, aunque la tasa nacional de homicidios ha cambiado poco en los últimos 30 años, ha bajado en los estados y ciudades de Río de Janeiro y Sao Paulo, pero ha subido en otras partes, sobre todo en el norte y noreste. 

El estudio muestra cómo los homicidios relacionados con las pandillas, las llamadas "maras", en América Central han mantenido altas las tasas. 

Sin embargo, en el caso de El Salvador, analizado en más detalle, se ven cambios importantes después de la tregua entre las dos principales maras, acordada en marzo de 2012, que tuvo un efecto inmediato en los niveles de homicidios, pero todavía no se puede evaluar su impacto a largo plazo.


Lo que sí queda claro es que la tasa de homicidios descendió de 6,0 por cada 100.000 habitantes a 2,8 después de la tregua, al igual que bajaron los índices de otras actividades criminales, como la extorsión, también relacionada con las maras.

Las tasas más altas de homicidios no siempre coinciden con la mayor cantidad de muertos: Brasil, por ejemplo, tiene el mayor total de muertes por homicidio en el mundo, 50.108, pero su tasa es de 25,2 por cada 100.000 habitantes.

Y Estados Unidos, con un total de 14.827 muertes por homicidio, tiene una tasa de apenas 4,7 por cada 100.000 habitantes.

Los cinco países con menos homicidios en el mundo

 

· Mónaco y Liechtenstein, ambos principados europeos muy pequeños, comparten el primer lugar al no haber registrado un solo muerto por homicidio dejando una tasa de 0,0 por cada 100.000 habitantes y ningún fallecido.

·  Singapur tuvo una tasa de 0,2 por cada 100.000 habitantes y un total de 11 muertos


·   Japón, registró con una tasa de 0,3 y 442 muertos.

·  Islandia, también tiene una tasa de 0,3, pero en proporción a su población esto significa un solo fallecido.


·  Kuwait y Hong Kong ocupan la quinta casilla con un promedio de 0,4 por 100.000 habitantes. Kuwait tuvo 12 homicidios y Hong Kong 27 en este período.

Chile, el que menos tiene


Con una tasa de homicidios de 3,1 por cada 100.000 habitantes -la menor en América Latina- y un total de 550 muertos, Chile es el país que menos homicidios registra en la región.


Aunque la tasa de 3,1,no le permite incluirse dentro de las naciones con menos homicidios ya que tiene por delante a casi todos los países de Oceanía, muchos de Europa y Asia.

No obstante, el estudio le dedica un recuadro a Chile, dedicado a la disponibilidad de datos en sistemas independientes: Carabineros, Policía de Investigaciones, Ministerio Público, Subsecretarías de Prevención del Delito, Servicio Nacional de la Mujer, Departamento de Estadísticas e Información de Salud y Servicio Médico Legal.

Chile -afirma la ONU- fue capaz de coordinar efectivamente entre sus varias agencias a través de intercambios de información y discusiones para producir datos comparables internacionalmente, basados en puntualidad y cobertura, indica el informe que, por primera vez, analiza la respuesta de la justicia criminal a los homicidios.

Factores del análisis

 

Si bien la mayor cantidad de víctimas de homicidio son hombres, el estudio enfatiza el hecho de que en contextos familiares, la mayoría de víctimas son mujeres, y se exhorta a hacer mucho más para mejorar la capacidad de evitar los crímenes e investigar, enjuiciar y castigar a los culpables.

También indica que los homicidios y la violencia en países que están saliendo de conflictos pueden contribuir a la inestabilidad y la inseguridad. Y apunta a factores de riesgo como el uso de drogas y alcohol, así como la disponibilidad de armas.

Un dato interesante es que más de la mitad de los muertos son menores de 30 años de edad y que los homicidios ocurren mayormente en zonas urbanas.

Hay que tener en cuenta que en estas estadísticas de muertes violentas no se incluyen aquellas causadas por guerras ni suicidios, como tampoco los homicidios no intencionales ni las muertes "justificables", como aquellas amparadas por la polémica ley de defensa propia de Estados Unidos.

Homicidios en América Latina por cada 100.000 habitantes en 2012

País
Tasa
Honduras
90,4
Venezuela
53,7
El Salvador
41,2
Guatemala
39,9
Colombia
30,8
Puerto Rico
26,5
Brasil
25,2
República Dominicana
22,1
México
21,5
Panamá
17,2
Ecuador
12,4
Bolivia
12,1
Nicaragua
11,3
Haití
10,2
Paraguay
9,7
Perú
9,6
Costa Rica
8,5
Uruguay
7,9
Argentina (2010)
5,5
Cuba
4,2
Chile
3,1