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domingo, 1 de abril de 2018

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: CÓMO INCENTIVAR A LOS NIÑOS A LA LECTURA


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos


Es indudable que los niños y jóvenes leen menos que antes. Lo dicen los números de las investigaciones en América  Latina  sobre hábitos de lectura (en México, por ejemplo, uno de los países con índices más bajos, cada ciudadano apenas lee 1.9 libros al año). En un juicio rápido, uno tendería a responsabilizar a los teléfonos celulares y sus múltiples funciones como el  factor distractivo para justificar esta tendencia. Sin embargo, los principales responsables de esta deficiencia son los propios padres.

Si hoy se lee menos es, básicamente, porque a los niños no se les incentiva ni se les inculca el placer por  la lectura. Y eso es un problema de los padres, que en la mayoría de los casos tampoco leen. Es interesante porque existe una gran cantidad de nuevos recursos y más fáciles de utilizar que tomarse el tiempo de leerles a sus hijos. Incluso antes llevaban libritos  con crayolas y los tenían tranquilos y entretenidos por varias horas. Hoy, en cambio, le dan las tablets o lo que tengan a mano que sea electrónico.

Muchos padres optan por la tecnología para sus hijos por comodidad, como cuando usaban la televisión de "nana"  para adormecerlos y calmarlos, solamente que aquello era menos adictivo. El vínculo con la tecnología también es una adicción e implica la falta de empatía por los seres humanos y de relacionarse con ellos.

La falta de lectura en los niños tiene consecuencias nocivas que quizás nadie advierte en el corto plazo: se  disminuye la comprensión, se reduce el vocabulario, lo mismo que el deseo de conocer cosas nuevas y con contenido científico de verdad. Pasar por alto la lectura literaria produce un enorme vacío. Puede que los niños de hoy a simple vista parezcan más inteligentes,  pero es una ilusión óptica. En realidad parecen programados por computadoras, porque no saben interpretar. Estamos creando una sociedad de pericos electrónicos que repiten pero no razonan. No saben hacer sinopsis y son cada vez más aislados unos de otros. En síntesis, parecemos familias de robóticos bobos.

Sin embargo, de nada sirve añorar tiempos pasados y renegar de la tecnología, ya que bien aplicada puede ser  muy útil, sobre todo en cuanto a la lectura. Para quienes gustan de los libros, plataformas como Kindle, iBooks o cualquier otro “eReader” son de una utilidad enorme. No sólo son entretenidos y fáciles de transportar sino que nos permiten acceder a una enorme  biblioteca digital (algunos libros son gratis y otros pagados) más allá del país en que nos encontremos.

Otra excelente opción que nos aporta la tecnología son los audiolibros. Yo, particularmente, los uso para reforzar  idiomas y como son leídos por buenos lectores -en algunos casos actores famosos- y con una dicción muy fina, resultan muy atractivos. Me encantan, pero no hay nada como la voz de los papis (indistintamente si es mamá o papá) leyéndoles el cuento en la noche  y pasando ese rato con ellos. 
Por eso, para mí la receta es crearles el hábito de la lectura desde pequeños, al principio con libritos con  ilustraciones. Ayuda mucho que los padres también lean, aunque sea el periódico. Es fundamental los padres controlen el uso de la tecnología de sus hijos, que obviamente es el principal competidor de los libros. Yo sugiero al menos una hora de lectura todos  juntos en familia, aunque no sea todos los días. Es una terapia que no falla.   

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Consultas on line

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

domingo, 18 de marzo de 2018

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EL CATARRO Y LA SALUD MENTAL


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos


Siempre, y aún en estos tiempos, se ha subestimado la importancia de la salud mental. Mientras que la mayoría cuida su cuerpo con ejercicios y buena alimentación para evitar enfermedades, no siempre sucede lo mismo con la salud mental. Se trata de un aspecto que la mayoría tiene descuidado. Es muy simple, la gente no ve la salud mental como algo palpable, como sí ve a los catarros, la diabetes e incluso el cáncer, por ejemplo. Cuando se trata de la mente, parece que la concepción es distinta. Creen que eso de “ser locos” es algo lejano, ajeno. Eso les pasa a otros, no a uno mismo. Muy pocos son conscientes de que el cuidado de la salud mental que es algo del día a día, ya que, en definitiva, todo afecta la salud mental.

Quizás no le dediquemos demasiada importancia a situaciones cotidianas que van minando nuestra mente. No dormir bien es una de ellas. Lo mismo  si la vecina nos hizo mala cara, se nos quemó la comida o nos tocó viajar apretado en el bus. Afecta si nos robaron algo, si el jefe nos regañó, si nuestro hijo no va bien en la escuela y se porta mal. También le pasa a los adolescentes con experiencias para ellos  traumáticas, como cuando le salen barros, lo cacharon copiando o no es aceptado por el “bicho” o “bicha” que le gusta.

       Todo influye en nuestra salud mental. De niños, cuando tienen que dejar de tomar pacha,  Cuando los padres los malacostumbran a los brazos para dormirlos, o peor aun los duermen dando vueltas  en el carro, pues de otra forma no lo logran; cuando no desean prestar un juguete; o la resistencia inicial a ir al kinder. En los adultos, peligros inminentes como la falta de trabajo, el alto costo de la vida, la inseguridad ciudadana, la frustración por los políticos y corrupción. Todo eso, de algún modo, contamina nuestra mente. Yo, personalmente, siempre comparo a la salud mental con el catarro, porque va y viene. No es algo constante, aparece y desaparece. Es como la salud general de nuestro organismo.... a veces mejor, otras peor.

       El primer paso es tomar conciencia del tema, porque se trata de algo que se puede prevenir y también tratar, dependiendo de los casos. Si se tratan adecuadamente todas estas “pequeñeces” evitaremos que eso se vuelva un complicado marasmo mental difícil de desenredar. Como toda enfermedad, las dificultades de nuestra mente tienen su tratamiento. Si usted tiene catarro, toma aunque sea una aspirina. Si tiene un problema, puede desde hablarlo o escribirlo en una nota. Se le puede  hacer  frente con relajación, ejercicio -existe una gran variedad de técnicas- o decidir buscar ayuda profesional.

       Es probable que mucha gente sufra de trastornos mentales y no se dé cuenta. Otros, sin embargo, no desean “darse cuenta”. A nadie le gusta tener a alguien así en la familia, así que es mejor mirar para otro lado para no ahuyentar a las amistades. Así como uno puede admitir públicamente que tiene catarro, neumonía o diabetes -algunos hasta presumen de ello-, cuando se trata de salud mental la tendencia es siempre a ocultarla o negarla.

       Esto es una  reacción lógica, ya que es poco lo que se divulga de este tipo de problemas y a veces hay mala información. Se ve como tabú, como algo negativo y no hay espacio para la prevención. Hay varios casos emblemáticos que nos pueden ayudar a entender los riesgos en la salud mental. Uno de ellos puede ser el de la cantante británica Amy Winehouse, que padecía un trastorno bipolar y que murió a los 27 años, víctima de un colapso por el síndrome de abstinencia. 
       Así como ella, muchos cantantes de rock se acabaron suicidando o murieron por sobredosis. Pudieran pensar que eso tiene relación con las drogas y no con la salud mental. No es correcto. Cuando se abusa de las drogas sabiendo el daño que nos está causando es un síntoma claro de daño en la salud mental. Es muy común que las drogas sean el refugio para olvidarse de los problemas que están dañando nuestra salud mental. En la vida cotidiana, hay tantos que mueren de forma “confusa”, por decirlo de algún modo, y que en el fondo tienen una relación con la salud mental deteriorada. Lo mejor, ante el menor síntoma, es acudir a los especialistas; para eso están. Porque como en toda enfermedad, cuando antes se diagnostique, mucho más fácil será combatirla.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.
 Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

sábado, 17 de febrero de 2018

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: MALINCHISMO Y MACHISMO


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

         Se llamaba Malinaalli Tenépatl, una indígena mexicana que escribió su propia historia hace casi 500 años cuando decidió ser la amante del conquistador Hernán Cortés y traicionar a su pueblo. Le decían, despectivamente, La Malinche. Y eso dio origen a un término, malinchista, que se utiliza en México y Centroamérica para describir a las personas que prefieren un estilo de vida diferente a su cultura local, que anteponen su gusto por lo extranjero sobre lo nacional, y que, en definitiva, traicionan su propia identidad.

       A pesar de que la malinche era mexicana y el término se originó allí, hay pocos países menos malinchistas, culturalmente hablando, que México. Ellos aman a su país por más mal que esté, creen en sus productos, en sus artistas, en sus músicos, en sus deportistas… Los salvadoreños somos diferentes. Vemos en la gente de afuera el reflejo de lo que desearíamos ser y tener. Eso es consecuencia del desprecio de la propia identidad. Por eso insisto en lo de la baja autoestima. Desgraciadamente en El Salvador nuestra autoestima como ciudadanos es bajísima. Tenemos identidad propia, pero la despreciamos, y eso se nota en el culto a todo lo extranjero, por el simple hecho de serlo, desde la obsesión por el Real Madrid y el Barcelona hasta la devoción por los cantantes de Estados Unidos y los DJs europeos.

       El escaso aprecio por nuestra identidad, la poca valoración de muchas de nuestras cualidades, nos ha llevado a este punto. Para peor somos un país pequeño, poco publicitado exteriormente por lo positivo, y mucho por lo negativo. Cuando se habla de El Salvador se nos asocia a las maras, a la delincuencia, y a la corrupción. Tan devaluados estamos como ciudadanos, con la autoestima tan baja, que preferimos despojarnos de lo nuestro y copiar ridículamente a otros a los que creemos superiores. Al final nos convertimos en simples imitadores, con una identidad reprimida y ocultando nuestro verdadero ser.

       El malinchismo es una forma de mostrar desprecio por lo propio y oculta una bajísima autoestima, y trasciende mucho más allá de la identidad cultural, extendiéndose a muchos otros ámbitos, entre ellos, a la identidad de género. Es algo particularmente notorio entre las mujeres latinas, incluyendo México, quienes descalifican a otras mujeres no solo por competencia, sino para no permitirlas escapar de un sometimiento al género masculino que ellas mismas no han sido capaces de superar. A la baja autoestima social y cultural se une la baja autoestima de género. En este país tenemos un tipo muy particular de malinchismo, el de la mujer machista, quien se siente inferior al hombre, al que tiene idealizado por el simple hecho de ser hombre, y por más que éste incluso llegue a maltratarla.

       El problema del machismo es, en buena medida, cultural. La mujer, desde que nace, normalmente vive inmersa en una cultura que les enseña que los hombres son una especie de género superior, y eso es lo que aprenden. Sin embargo, hay un elemento añadido que hace que esta situación tienda a perpetuarse, y es precisamente el malinchismo de género. Cuando una mujer destaca en un mundo dominado por los hombres, cuando una mujer no acepta someterse a lo que la cultura machista impone, esta mujer encontrará múltiples obstáculos por parte de los hombres, pero sus mayores obstáculos vendrán de parte de otras mujeres, quienes tratarán de boicotear su valía y su valentía.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.
 Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.