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domingo, 10 de junio de 2018

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EL TABU DE LA LACTANCIA

 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) es clara en sus recomendaciones: “Para que el crecimiento, el desarrollo y la salud de un niño sean óptimos, hay que alimentar a los lactantes exclusivamente con leche materna durante los seis primeros meses de vida”. Además, aclara que se entiende por “lactancia materna exclusiva” no proporcionar al lactante ningún alimento ni bebida que no sea la leche materna, ni siquiera agua.

¿Qué sucede luego de esos seis primeros meses? Pues la OMS sugiere que después de esos 180 días se empiece a dar a los lactantes alimentos complementarios. Sin embargo, muchas madres deciden seguir amamantando a sus niños por un tiempo mucho más prolongado. Entonces surge la pregunta: ¿Hay un límite para amamantar niños?

No debería de pasar de los dos años -combinado con otro tipo de alimentos-, pero se dan algunos casos de madres que prefieren hacerlo hasta más mayores, incluso hasta los 7 años. En otros, como mi caso personal, fue poco tiempo. Lo más importante son los primeros meses, para que el recién nacido pueda recibir el calostro y así obtener inmunidad de parte de las defensas de la madre.

Aquellas madres que extienden demasiado el período de lactancia corren, en mi opinión, un riesgo, y más aún si esto ocurre en un país machista como El Salvador. Es que el niño, si es del sexo masculino, se va sintiendo como “machito" y domina a su antojo a su madre, no solo física, sino también mentalmente. Cuando yo daba consultas en el Hospital de Niños Benjamín Bloom tuve algún caso de niños que llegaban, literalmente, pegados de la teta de la madre. Venían a consultar por problemas de conducta, y no miento en decir que se pavoneaban como machos y se acercaban a la madre a mamar... Hay que tener en cuenta que los niños ya tienen dentadura y deben comer alimentos sólidos también.

Aquellas madres que llevan el período de lactancia al extremo tienen sus argumentos. Dicen que “la leche materna es mejor que cualquier otro alimento” y que además promueve el vínculo entre madre e hijos. También que ayuda a prevenir los embarazos, aunque eso no es tan cierto: varias madres han quedado encinta dando de mamar... También otros dicen que ayuda a bajar de peso. Pero al igual que la anterior, esta teoría no tiene fundamento. Eso sí, en lugares de escasos recursos y donde escasean los alimentos, la leche materna pasa a ser la mejor opción.   

Ahora veamos el tema de otro ángulo. Amamantar a los niños después de cierta edad también está mal visto socialmente, y mucho más si se lo hace un público. En Europa, por ejemplo, se ha creado una asociación para apoyarse mutuamente entre madres que adhieren a  la lactancia materna prolongada. En Estados Unidos ha habido un debate muy grande y en algunos lugares es prohibido dar de mamar en público, independiente de la edad de los niños. Acá es común ver en las mujeres de menores recursos sacarse el pecho en público y dar de mamar… En el estado de Georgia, Estados Unidos, está prohibido por la ley, ya que dar el pecho a un niño mayor de dos años a la vista de otros es un delito equiparable a un acto indecente o de provocación sexual.

Mi sugerencia, por tratarse de algo personal, es la madre debería cubrirse con una mantilla en dicho momento. Es lo más práctico, esto es lo que yo hacía y me permitía compartir con la gente y atender a mis hijos al mismo tiempo, ya que eran dos y casi todo el día, al principio, pasaba alimentándolos. Teorías, argumentos y nuevas tendencias siempre habrá, pero mi consejo es seguir las recomendaciones de la OMS. No hay nadie más autorizado que este organismo en materia de salud.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Consultas on line

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. 

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

domingo, 27 de mayo de 2018

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: Inmortalidad, ¿pero a qué precio?


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos
 Dicen que a todos les llega la muerte. Incluso a la muerte. Eso sugieren, en una versión muy optimista del futuro, el ingeniero venezolano José Luis Cordeiro y el pionero tecnológico estadounidense David Wood en su flamante libro titulado La muerte de la muerte”. En él, los autores fijan una fecha, el año 2045, donde el ser humano se volverá casi inmortal. “La muerte será opcional a partir de ese año”, aseguran.

Todo esto, afirman, es que "gracias a los avances de la ciencia, seremos capaces de parar el proceso del envejecimiento y extender indefinidamente la esperanza de vida". Eso incluye "la medicina regenerativa, los tratamientos con células madre, las terapias genéticas, la impresión 3-D de órganos, la bioingeniería, la nanotecnología molecular, las drogas anti ansiedad o las hormonas de crecimiento..."

¿Se han puesto a pensar en eso? ¿Cómo reaccionaríamos si fuéramos inmortales? Creo que depende de las circunstancias de cada quien, y en mucha medida dependerá, como sucede ahora, de las clases sociales. Aquellos con dinero y posibilidades de disfrutar la vida, quizás encantados. Pero los pobres que no tienen trabajo o lo tienen extenuante y mal remunerado, no muy bien. Incluso arriesgaría a decir que tampoco sería un paraíso para los adinerados, ya que la vida se volvería monótona. No creo que las posibilidades de vivir y estar sanos estarían a la mano de cualquiera, porque los costos de la “inmortalidad” serían muy elevados y esto no haría más que extender la brecha entre ricos y pobres.  

Pero, suponiendo que todos tengan acceso a las tecnologías de rejuvenecimiento, imagino un ser humano diferente. Nuestra personalidad cambiaría por completo. Nuestros planes, por ejemplo, serían a plazos eternos. No tendríamos la misma ilusión por los logros, también algunos se volverían más irracionales e intrépidos para buscar el placer y hasta desbocarse. La idea de la inmortalidad les haría desafiar cualquier peligro, aun si fuera un capricho, como si se tratase de eternos adolescentes.

También cambiaría, por supuesto, nuestra relación con la religión. Quizás sea más sutil y/o banal, pues no tendríamos miedo de adónde iríamos al morir. Podría haber más laxitud en los fieles. También, se me ocurre, el trabajo se vería afectado, pues no habría relevos generacionales, al margen de que para esos años quizás los robots ya se hayan apoderado de todos los puestos de trabajo. Podrían crecer las tasas de mortalidad para deshacernos de los que ya viven mucho. No sé, la idea parece un poco descabellada y egoísta.

Imagino ese futuro tan moderno, tan tecnológico, que me da un poco de temor, porque la modernidad no siempre implica cosas buenas. Por otro lado, las oportunidades no llegan a todos por igual... He visto acá en el país personas sin zapatos y estamos en pleno siglo XXI, el mismo donde algunos lucen calzado Louis Vuitton de 10 mil dólares.

Por todo eso, no creo que en el 2045 se dé la muerte de la muerte. En todo caso será la inmortalidad de los millonarios. Y sí, tendremos una sobrepoblación de ricos y millonarios que puedan acceder a ese nivel de la salud. Habría también más competencia por los mercados que generan ganancias, ya que para disfrutar de la eternidad hay que ser cada vez más ricos y controladores.


Muchos, al final, no morirán de ninguna enfermedad sino de aburrimiento. Se me viene a la mente el caso reciente de un científico de 104 años que acaba de llegar a Suiza solicitando la eutanasia. ¿Cuál era su problema? Estaba aburrido de vivir. Claro, seguramente le pesan los años, tal vez no sería igual si conservara la vitalidad de la juventud. Aunque siempre hay jóvenes que se sienten vacíos y por eso caen en vicios, drogas, alcohol, retos y juegos absurdos. 
He leído de gente que pretende frenar los avances de la ciencia en determinado punto. Lo considero absurdo, más que frenarlos, lo que hay que hacer es regular sus usos y aplicaciones. Frenar la ciencia sería como frenar la imaginación en los niños, y eso lo mas hermoso que tenemos.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

domingo, 13 de mayo de 2018

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: La deshumanización, síntoma del Siglo XXI


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

Hace algunos días leía una entrevista en el periódico español El País al neurólogo portugués Antonio Damasio. En ella, el profesor de la Universidad del Sur de California abordaba un tema fascinante: los sentimientos. Lamentablemente para muchos -sostiene el catedrático-, la inteligencia es más importante que el sentimiento, especialmente para aquellos que no vienen  de las humanidades o las artes y sí de las ciencias y la tecnología.

Coincido con esa visión. Definitivamente, somos menos sensibles que antes. La proliferación de los medios de  comunicación con sus imágenes descarnadas ha hecho que se una el morbo natural en el ser humano con la costumbre de ver cada día imágenes y sucesos más desgarradores con la lejanía de nuestra realidad. “Eso le pasa a otros, no a mí....” Nos impacta, pero nos  vamos acostumbrando, pues el bombardeo de noticias e imágenes hace que la mente se vaya acostumbrando y así perdemos nuestra capacidad de sentirlo. Algo parecido pasa con la violencia: nos vamos acomodando a sus manifestaciones, aunque por otro lado parece  que hay más énfasis por erradicarla.

Y así, de a poco nos estamos convirtiendo en autómatas, seres que van “a lo suyo” y "pasan de largo todo lo  demás".  Son comunes imágenes de gente pasando al lado de seres humanos sufriendo, muriéndose o siendo atacados, y lo hacen con una total indiferencia. Somos como autómatas, ya sea por prisa, por no meternos en problemas, por desinterés o simplemente por distracción…Cualquier sea de las cuatro razones, es preocupante. Vamos en nuestro mundito, nuestra zona de confort,  como los caballos con ojeras. Solo vemos hacia dónde vamos.

En la entrevista, Antonio Damasio también habla de los primeros organismos. Y ahí también coincido, ya que los  primeros organismos hacían vida comunitaria y de autoayuda. Eran parte de ciclos integrados de trabajos dirigidos al mantenimiento de las especies. Eso aún lo vemos en la simbiosis de algunas plantas, en la vida de las abejas y las hormigas. Los seres humanos,  cuanto más difícil es la vida y los recursos o por la falla educativa de la sociedad, se viven poniendo zancadillas para que el otro no avance, aunque esto signifique perder algo ellos. (ver Los Cangrejos, en esta misma página de blogs).

Por eso insisto que los sentimientos están devaluados. Cada vez estoy más convencida que las computadoras nos  reemplazarán en un futuro no muy lejano. De hecho, las máquinas ya hacen muchos trabajos mecánicos y repetitivos, pero empiezan a crear seres computarizados con sentimientos también. Pero los sentimientos no están devaluados sólo por la tecnología sino por  la respuesta humana a las mismas. 
Cada día es más común hablar de la deshumanización de la sociedad, incluso hay personas que llegan a decir que  los mal llamados animales son más humanos que nosotros, las personas. Y esto no es solo porque las máquinas no pueden reemplazar sino porque por encima de los sentimientos está el valor del dinero como bien máximo y la avaricia de no conformarse con tener  algo: siempre queremos algo mejor, o más moderno, o más joven, o más sofisticado o más caro. En síntesis, la deshumanización es el síntoma del Siglo XXI. 

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

sábado, 28 de abril de 2018

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LA SOLEDAD EN MEDIO DE MULTITUDES


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos
The Lancet, la histórica revista británica de medicina fundada en 1823, acaba de publicar un interesante artículo sobre un mal que hace que una persona se vuelve irritable, deprimida y egocéntrica, y que está asociada con un aumento del 26% en el riesgo de mortalidad prematura. Incluso en los países industrializados, informa la investigación, alrededor de un tercio de la población se ve afectados por esta condición. Sí, aunque parezca mentira se trata de la soledad, una condición a veces subestimada y otras estigmatizada que debe tratarse como lo que es: una enfermedad.

La primera pregunta que surge es ¿por qué somos víctimas de la soledad? Básicamente tiene que ver con nuestros genes y la crianza de la persona. Hay algunos que por una u otra razón pueden estar solos y lo disfrutan. En cambio, otros deben tener compañía siempre. Cuando nos referimos a la “soledad” es mucho más que una sensación de falta de integración, de ser tomados en cuenta, de compartir aspectos comunes, de sentirnos aceptados y comprendidos...

En realidad, nos referimos a ello asociado a la nostalgia, a la tristeza, a la depresión, a la sensación de abandono, de la marginación. Eso va acompañado de mucho dolor emocional y a veces también problemas físicos, ya que la mente nos hace enfermarnos. Definitivamente nos bajan las defensas al estar en esta situación.

Por tanto, no resulta rara la tesis del psicólogo español Antonio Cano, que dijo que “hay argumentos más que suficientes para considerar la soledad como un problema de salud pública, por tanto deberían promoverse medidas desde las administraciones que favorezcan las relaciones sociales como, por ejemplo, crear comunidades de convivencia, sobre todo en las ciudades grandes, donde la deshumanización es más evidente”.

Puede parecer que gracias a la tecnología y a las redes sociales estemos virtualmente más cerca de todos, pero físicamente cada vez más aislados… Estamos cerca, sí, pero no integrados. La gente aparenta mucha amistad por las redes y luego, al momento de querer tomar un café con ellos, nos ignoran. Aun en lugares donde la idea es relacionarse, la gente opta después de la actividad por ignorar y/o no aceptar ninguna otra conexión con los participantes, algo así como: "Si te vi, no me acuerdo". Ese rechazo, obviamente, lastima mucho a la otra parte.

Soy de la idea que las redes sociales nos ayudan más a marginar al que queremos marginar, pero a la vez nos da la sensación de bienestar, ya que creemos que hemos contribuido a una relación por el simple hecho de darle un like -que ahora hasta con un corazoncito- o un simple saludo de cumpleaños. La tecnología ha venido a hacer más válido el aislar a las personas, especialmente los ancianos, los enfermos o la gente que no es de nuestro grupito.

Se podría decir que la gente cada vez es menos tolerante al prójimo y por eso prefiere estar sola. Yo agregaría que la gente es cada vez más haragana y no desea pasar por el trabajo de acompañar a un anciano, o de hacer un nuevo amigo, de atender a un enfermo, de ayudar a alguien nuevo en la ciudad o en la universidad. Cada vez tenemos menos tiempo para eso.

Por eso es fundamental estimular la sociabilidad de las personas. Es una tarea difícil, pero las actividades culturales, las clases de lo que sea, los cine fórum, estar en un grupo deportivo -entre otras cosas- pueden ayudar. Pero, además, concientizar. Aislar a una persona es una forma de bulliyng pasivo. Es igual a ignorarla, a marginarla, a hacerla sentir inadecuada, fuera de lugar.

“La soledad es una condición única en la que un individuo se percibe a sí mismo como aislado socialmente, incluso cuando está entre otras personas”, afirma el artículo de The Lancet, cuyo autor John Cacioppo, de 66 años, acaba de morir hace apenas un mes.
No hace falta ver una estadística ni un estudio para darnos cuenta que la gente cada vez conversa menos entre sí. Es que cada vez somos menos cultos, menos humanizados, no saben de qué hablar… Nos volvemos más máquinas y menos pensantes, repetimos como loros las noticias sin profundizar ni analizar. Todo es a medias, sintético. El conocimiento no atrae y por tanto, ¿de qué vamos a hablar? Es mejor estar tontamente sonriendo con una aplicación que realmente culturizarnos Científicamente está comprobado que la soledad conduce a la depresión. Cuanto más continuada, más letal, con enfermedades asociadas, ancianidad y eventos tensionantes. Es cierto que hay personas más susceptibles genéticamente, pero nadie está totalmente a salvo.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.