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domingo, 5 de julio de 2015

Consulado del régimen cubano podría ser abierto en Miami, capital del exilio

Agencias Internacionales
El alcalde de Miami se opone a la apertura de un consulado de Cuba

"No debe haber un consulado cubano aquí, en Miami, donde todavía hay miles de personas que tienen heridas sin restañar y familiares presos", afirmó

El alcalde de Miami (EE.UU.), Tomás Regalado, expresó su rechazo, por “razones morales”, a la eventual apertura de un consulado general de Cuba en Miami, algo que sería, dijo, “una provocación” para la “capital del exilio”.

Regalado hizo estos comentarios en una ceremonia de ciudadanía para civiles extranjeros, en la que dejó clara su postura sobre este asunto: “No debe haber un consulado cubano aquí, en Miami, donde todavía hay miles de personas que tienen heridas sin restañar y familiares presos”, afirmó.

A la juramentación asistió también la congresista republicana por Florida Ileana Ros-Lehtinen, quien acusó al presidente estadounidense, Barack Obama, de realizar un “experimento con Cuba, como si fuera un zoológico”.

Se trata de un país, precisó, en el que “las personas sufren porque carecen de libertad,democracia y derechos humanos”.

La Casa Blanca “no va a recibir ni un centavo para la nueva embajada (en La Habana), ni confirmaremos a ningún embajador, porque en Cuba no hemos visto cambio alguno”, puso de relieve la congresista del Partido Republicano, que cuenta con mayoría en ambas cámaras.

El miércoles, Obama anunció que su Gobierno y el de Cuba restablecerán el próximo 20 de julio sus relaciones diplomáticas y abrirán embajadas en las respectivas capitales e instó al Congreso a levantar cuanto antes el embargo económico a la isla.

sábado, 13 de junio de 2015

Dictadura: un sistema vigente de gobierno perfeccionado por algunos

Tomado de BBC Mundo

¿Desaparecerán algún día los dictadores?


Por Rachel Nuwer
Los ciudadanos que viven en democracia a menudo asocian las dictaduras a la represión, el abuso de los derechos humanos, la pobreza y los disturbios.
De hecho, esos sistemas de gobierno han costado incontables vidas, incluyendo las de los 49 millones de rusos que murieron bajo el régimen de Joseph Stalin y las de llos más de tres millones de camboyanos que fallecieron durante el mandato de Pol Pot, líder de los Jémeres Rojos.

Dadas estas estadísticas, terminar con la dictadura de una vez por todas parecería un objetivo global.
¿Pero es eso probable? ¿Y cómo podrían cambiar las cosas para este tipo de líderes en el futuro?


Los términos "dictador" y "dictadura" pueden ser, por supuesto, subjetivos; incluso peyorativos.

En el mundo académico, sin embargo, tienen definiciones objetivas y medibles.

En Camboya, Pol Pot fue responsable de la muerte de miles de sus compatriotas.
Según Natasha Ezrow, profesora del departamento de gobierno en la Universidad de Essex, Reino Unido, la mayoría de los expertos que comienzan a estudiar las dictaduras lo hacen a partir de una definición simple.

"Cuando no hay rotación en el poder ejecutivo, entonces es una dictadura", dice.


Esto significa que las dictaduras se construyen en torno a un individuo que estableció un culto a la personalidad, un solo partido de gobierno o una oligarquía militar.
Aunque las dictaduras –como las ven los investigadores– suelen también tener otras características.
A diferencia de los monarcas, quienes provienen de un muy pequeño grupo de personas –normalmente una familia real–, los dictadores pueden ser elegidos de entre una mayor porción de población.

Sin embargo, la coalición ganadora suele ser muy pequeña y, de igual forma, suele depender de relativamente poca gente para mantenerse en el poder.
Como comparación, en Reino Unido el partido ganador suele necesitar del apoyo del 25% de la población y en Estados Unidos del 30%. Pero en algunos países el número de personas que realmente tienen algo que decir sobre quién se queda en el poder puede ser tan reducido como unos cuantos cientos.


Las dictaduras pueden o no incluir algún grado de terrorismo de Estado, pero de acuerdo a los investigadores casi siempre implican confabulación,especialmente la apropiación de fondos estatales para una selecta camarilla de amiguetes. 
Los dictadores deben conservar el apoyo de unas pocas personas para mantenerse en el poder o enfrentar la posibilidad de un golpe. En la foto, un niño frente a una estatua derribada del mandatario ganés Kwame Nkrumah, derrocado en 1966.
"Cuando necesitas el apoyo de unas pocas personas para permanecer en el poder, entonces la forma más eficiente de gobernar suele ser a través de la corrupción, el soborno, el chantaje, la extorsión, etcétera", dice Bruce Bueno de Mesquita, profesor de política de la Universidad de Nueva York, EE.UU.
"Puedes hacer que un pequeño grupo de gente te sea leal pagándole muy bien".

Así, un dictador que emplea estas técnicas no trabaja en beneficio de una población mayorsino para favorecer a un puñado de personas de quien él –históricamente siempre ha sido un hombre– depende para seguir teniendo el control.

"Este mal comportamiento no es una patología inherente a las personas, ni se debe a la mala suerte de tener líderes psicópatas", explica Bueno de Mesquita. "Es porque la estructura política induce a esos comportamientos".

Incluso después de pagar a los compinches, siempre habrá una gran cantidad de dinero que manejar y esa es la que de verdad pone a prueba el carácter del dictador, de acuerdo a académicos como Bueno de Mesquita.
Y es que el dictador podría apropiarse del dinero o podría usarlo para mejorar la vida de los ciudadanos.
Pero incluso si optara por la segunda alternativa –muchos dictadores lo hacen–, esto tampoco significa que las cosas vayan a ir bien.

Tener unas intenciones genuinamente buenas para la sociedad no se traduce automáticamente en tener buenas ideas para implementar estas intenciones, tal como algunos demostraron de forma desastrosa.

En sus intentos de mejorar el bienestar de los ciudadanos, algunos de estos líderes autoritarios lo empeoraron. "Así que las dictaduras podrían funcionar, pero apostar por ellas es muy arriesgado", señala Bueno de Mesquita. 
En Brasil, Getulio Vargas disolvió el Congreso y prohibió los partidos en 1937, para ser derrocado en 1945. Pero regresó al poder con el voto popular unos años después.
"Es fácil ser cleptocrático y mucha gente tiene ideas realmente malas".
Además de los anteriores, los investigadores identifican otro problema común asociado a estos sistemas de gobierno.

Los dictadores no son malos por definición, pero muchos comparten unos rasgos de personalidad particulares y desafortunados; delirios de grandeza o falta de empatía, por ejemplo.

"Probablemente la oferta de trabajo de dictador apela a la gama más desagradable de nuestra especie: los narcisistas", dice Steven Pinker, profesor de psicología de la Universidad de Harvard, en EE.UU.

Por lo tanto, vivir bajo una dictadura podría tener muchos inconvenientes.
Y más gobiernos de los que piensas podrían ser etiquetados como dictaduras, de acuerdo a la definición académica.
De hecho, Freedom House, una organización no gubernamental con sede en Washington, EE.UU., que investiga y promueve la democracia, calcula que cerca de dos tercios de la población mundial vive bajo una dictadura y que 2.000 millones de personas sufren un gobierno opresivo.

Además, el organismo asegura que a díade hoy persisten 106 dictaduras y dictaduras parciales, lo que representa el 53% de las naciones del mundo.

Mussolini gobernó constitucionalmente hasta 1925, cuando se hizo dictador.
Los factores causales que dan lugar a estos sistemas no han cambiado mucho con los siglos.
Algunos de los primeros se establecieron en la Roma Clásica en situaciones de emergencia.
"A un individuo como Julio César, por ejemplo, se le daba mucho poder para ayudar a una sociedad a hacer frente a una crisis. Y una vez superada la situación, se suponía que debía abandonar el poder", explica Richard Overy, un historiador de la Universidad de Exeter, Reino Unido.
"Pero por lo general no solían estar dispuestos a renunciar a él", añade.
Y sentencia: "No creo que hayamos visto el fin de las dictaduras, como no hemos visto el fin de las guerras".
Pero así como la violencia en su conjunto ha disminuido a través de la historia, también lo ha hecho el número de dictaduras desde 1970, cuando cayeron los regímenes de América Latina y Europa de Este.
Aunque hay ondulaciones: el colapso de la Unión Soviética estuvo acompañada de un declive de las dictaduras, pero ahora muchos de los países que entonces pertenecían a la unión están dando pasos en dirección a esa forma de gobierno.
En general, sin embargo, los regímenes autoritarios son más escasos que en el pasado.
El colapso de la Unión Soviética estuvo acompañada de un declive de las dictaduras en Europa del Este.

"Es más difícil justificar las dictaduras hoy, en parte porque todo el mundo está bajo la mirada de los medios de comunicación", dice Overy.

Como consecuencia, al menos algunos de estos regímenes podrían tener los días contados; especialmente si están contribuyendo a los problemas económicos internos.

"Cuando estás operando en una economía que está perpetuando tu colapso, tus partidarios se ponen nerviosos porque piensan que nos vas a poder ayudarlos, así que empiezan a buscan qué comprar alrededor", dice Bueno de Mesquita.

Y estas situaciones resultan a veces en golpes militares, agrega, lo que tiende a empujar a los países en una dirección más positiva para el bienestar de los ciudadanos, al menos en base a ejemplos del pasado.

Algunas dictaduras, sin embargo, no muestran señales de agrietamiento.

"Lo que tenemos ahora son, en gran medida, dictaduras extremadamente duraderas", indica Erica Chenoweth, profesora asociada de estudios internos de la Universidad de Denver, EE.UU. "Las que persisten son las que perfeccionaron el arte".
Las dictadoras suelen venir acompañadas de una buena dosis de adoctrinamiento.
Por ejemplo, algunos gobiernos de África y de Medio Oriente que encajan en la definición de dictadura son lo suficientemente saludables como para perpetuar su existencia.
"En África ha habido más de un impulso hacia la democracia, pero el hecho de tener recursos como diamantes, petróleo y minerales no solo crea inestabilidad, sino que el gobierno los utiliza para comprar a gente", dice Ezrow.
"Mientras tanto, en Medio Oriente no ha habido mucha presión para que estos sistemas se vuelvan democracias, ya que son estables y otros quieren que sigan siendo así", añade.

Y es que otra de las razones por la que las dictaduras persisten o por la que nacen nuevas es que la propia democracia las puede propiciar.


"La gente tiene la ingenua noción de que las democracias están interesadas en promover la democracia", explica Bueno de Mesquita. "Pero eso no cierto, y no lo es por muy buenas razones".

A Julio César se le daba mucho poder para ayudar a una sociedad a hacer frente a una crisis. Y entonces se suponía que debía abandonar el poder.

El trabajo fundamental de los líderes democráticos, explica el experto, es implementar políticas que beneficien a sus votantes, no a otros países.

Y como los líderes dictatoriales necesitan pagar a sus compinches, los líderes democráticos a menudo suelen descubrir que pueden simplemente pagar a estos para hacer lo que quieran.

Es una situación ganadora para el dictador, quien necesita dinero, y para el demócrata, quien necesita que sus políticas satisfagan a sus electores.

Así que, mientras es imposible predecir dónde nacerán los sistemas autoritarios y dónde persistirán durante mucho tiempo, lo que es casi seguro es que nos acompañarán siempre.

"Creo que cada país tiene cierto riesgo de convertirse en una dictadura", advierte Chenoweth.

¿Pero es una mala democracia mejor que una dictadura humana?

No hay pruebas de que el deseo de libertad y democracia sea innato en la naturaleza humana, dice Ezrow.

Al contrario de la creencia popular occidental, este sistema no es necesariamente malo para toda la gente y todos los países.

No todas las dictaduras terminan con miseria y no todos quieren vivir en una democracia.
"Una democracia mala podría ser peor que una dictadura humana", reconoce en ese sentido Pinker.

No hay pruebas de que el deseo de libertad y democracia sea innato en la naturaleza humana, dice Ezrow.

Siempre y cuando la calidad de vida siga siendo alta y a los ciudadanos se les permita vivir sus vidas como lo desean, estos podrían ser completamente felices bajo una dictadura.
Algunos incluso se vuelven nostálgicos del régimen autoritario cuando cae.
"Cuando era más joven, cuando estudiaba en la universidad, suponía que todo el mundo quería vivir en democracia", recuerda Ezrow.
"Pero si nos fijamos en las encuestas llevadas a cabo en algunos países bajo regímenes autoritarios, la gente es feliz", señala.

En otras palabras, el fin de las dictaduras podría no ser el ideal para todos.

Mientras los líderes eviten las trampas inherentes a este modo de gobierno y tomen en cuenta los deseos de sus ciudadanos, las dictaduras sólo serán un enfoque distinto a la hora de regir un país; uno que valora el orden por encima de las libertades individuales.

Como dice Ezrow: "Algunas culturas podrían simplemente preferir la seguridad y la estabilidad que la libertad".

viernes, 27 de febrero de 2015

Petrodólares venezolanos compran silencio cómplice y dignidad de gobiernos latinoamericanos

Tomado de La Voz de América
Venezuela: Critican silencio de países latinoamericanos
Hermana de Leopoldo López cuestiona en Washington que países de la región no se manifiesten sobre la crítica situación que se vive en Venezuela.

Adriana López, hermana del encarcelado líder opositor venezolano Leopoldo López, cuestionó lo que llamó “el silencio” de los países de Latinoamérica frente al caso de su hermano y la crisis económica y social que vive el país sudamericano.
“Aquí nadie está pidiendo a los países latinoamericanos que se pronuncien sobre si están de acuerdo o no con la posiciones políticas de las personas que hoy en día están en prisión”, dijo López durante una presentación en el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS) en Washington.
“Lo que se les pide es que hagan un llamado para que se respete la institución democrática y la separación de poderes que en Venezuela se ha perdido”, agregó.
López agradeció el apoyo de la administración del presidente Barack Obama, pero pidió seguir la presión sobre el gobierno venezolano.
La activista añadió que su hermano sigue fuerte espiritualmente, pero permanece castigado.
“Cuando yo lo vi, lo vi muy bien, convencido de su lucha, entiendo que sigue implacable.; Mi mamá lo vio estos días que hubo audiencia, entiendo que el castigo lo levantan este fin de semana […pero] creo que va seguir en la celda de castigo”, añadió.
Además, dijo que la mayoría del pueblo venezolano espera ver un cambio.
"El gobierno de Maduro seguirá en el poder hasta que al pueblo le importe lo suficiente pedir el cambio”, señaló.
El abogado Jared Gensler, asesor legal de Leopoldo López, quien también participó en el diálogo, sostuvo que “no hay procesos legales en Venezuela y que la ley no importa en ese país y lo que busca el gobierno es condenar a López para que pague unos 12 años en prisión”.

sábado, 21 de febrero de 2015

Gobiernos latinoamericanos solapan represión en Venezuela guardando silencio cómplice

Tomado de El País
Fuerzas de seguridad venezolanas capturan con exceso de fuerza y prepotencia al alcalde de Caracas Antonio Ledezma

El silencio de América Latina

Por Silvia Ayuso

Representantes de la política y de diversas organizaciones critican la falta de respuesta de la región ante las últimas detenciones en Venezuela


“¿Qué más hará falta para que los gobiernos de América Latina levanten su voz en contra de la violación de derechos humanos en Venezuela?”. La pregunta la lanzaba el expresidente colombiano Andrés Pastrana tras la detención del alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, acusado por el Gobierno de Nicolás Maduro de estar detrás de un presunto golpe de Estado.
Otros expresidentes como Álvaro Uribe o Sebastián Piñera comparten su preocupación. No son los únicos. El director para las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, se ha desgañitado reclamando que los gobiernos de la región “presionen” a Venezuela en relación con los derechos humanos. Pese a todo, la primera reacción mayoritaria de los gobernantes de la región ha sido, una vez más, el silencio.
Apenas Estados Unidos, al que Caracas acusa de estar involucrado en los presuntos planes golpistas, ha salido abiertamente al frente a negar los señalamientos y manifestar su “profunda preocupación” por la “escalada de intimidación” del Gobierno venezolano, según Roberta Jacobson, secretaria de Estado adjunta para la región. Jacobson también instó a la región a que “trabaje para asegurar que el gobierno de Venezuela cumpla su compromiso común con la democracia”.
El secretario general saliente, José Miguel Insulza, reconoció la “fuerte alarma” provocada por la detención de Ledezma

Según el secretario general de Unasur, Ernesto Samper, la organización sudamericana ya está en ello. El colombiano anunció en Radio Caracol que los cancilleres de Brasil, Ecuador y Colombia viajarán la semana próxima a Venezuela, tras lo cual podría celebrarse una reunión extraordinaria para examinar “posibles salidas” a la situación. “El hecho de que uno esté haciendo una tarea discreta no quiere decir que no tengamos una preocupación sobre el futuro de Venezuela, ni que estemos haciendo nada. Estamos trabajando”, aseveró. Algo insuficiente, considera Santiago Canton, exsecretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y ahora director del Centro Robert F. Kennedy para los Derechos Humanos. “Ya es tarde”, denunció, y acusó a Unasur de “complicidad” en la situación actual venezolana. “Tal vez hagan algo ahora, pero ya son responsables, en particular Unasur”, subrayó, aunque tampoco restó responsabilidades a otras organizaciones regionales que tampoco “han hecho nada”. Porque no solo la Organización de Estados Americanos (OEA) cuenta con una Carta Democrática, recordó; también Celac, Unasur o Mercosur tienen cláusulas de derechos humanos. “Estas organizaciones son responsables de lo que está pasando”, afirmó Canton.
La diputada opositora María Corina Machado pidió a la OEA una reunión de emergencia para tratar la situación. El secretario general saliente, José Miguel Insulza, reconoció la “fuerte alarma” provocada por la forma en que fue detenido Ledezma y llamó a “detener los hechos que conducen a una espiral de polarización y que hace imposible la búsqueda de acuerdos que reúnan la voluntad de todos los sectores”.
Para el presidente del laboratorio de ideas del Diálogo Interamericano, Michael Shifter, no se trata de una falta de preocupación de los gobiernos regionales. “No saben qué hacer porque incluso las críticas más suaves de los líderes latinoamericanos han sido recibidas con una respuesta agresiva de Maduro”, explicó. “Los gobiernos latinoamericanos tienen la sensación de que Maduro no es susceptible a presiones externas”, señaló, “pero eso no es excusa para no adoptar una postura pública decidida”.
 Santos rechaza las acusaciones del Gobierno venezolano
ELIZABETH REYES, BOGOTÁ

El presidente colombiano Juan Manuel Santos mostró su preocupación por la detención de Ledezma pidiendo que se le otorguen “todas las garantías” para un debido proceso. “Hemos manifestado —en privado y en público— nuestro deseo de que a los opositores se les respeten sus derechos. Inclusive hemos pedido la libertad de Leopoldo López”, dijo en la tarde del viernes.

En una alocución televisada también negó que desde Colombia exista “complot alguno contra ningún Gobierno” como lo ha insinuado Nicolás Maduro diciendo que existe un eje Madrid-Bogotá-Miami que conspira permanentemente contra Venezuela. “Si llego a conocer algo concreto en este sentido, no solo lo condenaría sino que actuaría con toda la contundencia de la ley”, agregó. También contó que en las últimas 24 horas ha promovido consultas con otros países de la región para buscar soluciones a la crisis que afronta Venezuela con quien Colombia comparte una frontera de 2.200 kilómetros.

Santos, que recordó que maneja la diplomacia con prudencia y no con insultos a pesar de las diferencias que tiene con el Gobierno de Maduro, es de los pocos mandatarios sudamericanos que se han pronunciado sobre la convulsa situación que vive Venezuela y ha dicho que mantiene abiertos canales de comunicación tanto con Maduro como con la oposición. “Siempre hemos creído que lo mejor es promover el diálogo directo entre el Gobierno y la oposición, para que entre ellos busquen la mejor salida y la mejor solución a las difíciles circunstancias que hoy enfrentan. Creemos que solo así Venezuela encontrará nuevamente la estabilidad política, económica y social que se merece”, dijo.