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lunes, 21 de noviembre de 2011

Gobierno de Egipto renuncia en pleno ante fuerte presión social

Agencias Noticiosas

El Gobierno egipcio ha presentado su dimisión a la Junta Militar que dirige el país desde la caída el febrero pasado de Hosni Mubarak, en medio de las violentas protestas que tienen lugar en Egipto, según informó el Consejo de Ministros en un comunicado.

"Por las dificultades que está atravesando el país actualmente, el Gobierno va a asumir sus funciones hasta que el Consejo de las Fuerzas Armadas tome una decisión al respecto", agregó.

Sin embargo, según dijo un portavoz de uno de los partidos presentes en el Gobierno, que pidió no ser identificado, la cúpula castrense ha aceptado la renuncia del gobierno en pleno, si bien todavía no hay confirmación oficial.

Esta mañana, el ministro de Cultura, Emad Abu Ghazi, ya había presentado su dimisión en señal de protesta.

El Consejo de Ministros sostiene que "sigue con mucho interés el desarrollo lamentable de los acontecimientos que vive Egipto" y que ha causado la muerte de al menos 23 personas hasta ahora y miles de heridos.

"El gobierno asume su responsabilidad política, expresa su lamento por estos sucesos dolorosos y, partiendo de este sentimiento, presentó ayer su dimisión y lo puso a disposición del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas", señaló la nota.

"Llamamos a los ciudadanos a controlarse y tranquilizarse para recuperar la estabilidad del país y para allanar el camino del primer paso democrático, que es la celebración de las elecciones legislativas en su fecha", es decir, a partir del 28 de noviembre, recalcó el Ejecutivo

Las protestas se han extendido por todo el país. Desde el norte, en las grandes ciudades de Suez o Alejandría donde murió un destacado activista- hasta en el sur, donde se registraron manifestaciones masivas y ataques contra comisarías de policía. En El Cairo, la Coalición de los Jóvenes de la Revolución junto a otros 37 partidos y movimientos políticos han convocado para este martes "una marcha del millón" para reiterar unas peticiones que, de momento, los uniformados ignoran, según informa Francisco Carrión.

Casi diez meses después de que ocuparan el vacío dejado por el ex presidente Hosni Mubarak, la impopularidad de la junta militar no ha parado de crecer. Amnistía Internacional ha denunciado este lunes que los uniformados no han cumplido las promesas de mejorar los derechos humanos y han sido responsables de unos abusos que en algunos casos han superado a los de la era de Hosni Mubarak.

Los enfrentamientos amenazan el inicio de las primeras elecciones democráticas del país, previsto para el próximo 28 de noviembre. Aunque el Gobierno de Essam Sharaf y el consejo militar encabezado por el mariscal Husein Tantaui insisten en su celebración, crecen las voces que critican inaugurar un proceso si las demandas populares no son escuchadas y la violencia continúa en las calles.

El viceprimer ministro del Gobierno egipcio, Ali al Selmy, dijo este lunes tras conocer la renuncia que las elecciones "van a celebrarse en su fecha, incluso si se forma un nuevo Ejecutivo".

martes, 11 de octubre de 2011

Conflicto religioso disfraza represión política en Egipto

Tomado de El País

Bajo la apariencia de tensión religiosa, en Egipto se dirime el modelo de sociedad

El miedo entre la población favorece a los militares en el poder

Por Eric Gonzales

Ninguna dictadura sobrevive si la sociedad no tiene miedo. Las veteranísimas dictaduras árabes son expertas en fomentar el miedo a enemigos exteriores o interiores, y cuentan con una importante ventaja: en Oriente Próximo los enemigos, externos e internos, existen. La confusión entre intereses estratégicos e intereses religiosos, endémica en la zona, contribuye a facilitar el trabajo del dictador. Detrás de cualquier conflicto aparentemente religioso se esconden intereses políticos, y los disturbios en Egipto no deberían ser una excepción a la norma.

La gran mayoría musulmana suní y la cada vez más minoritaria comunidad cristiana conviven en Egipto desde hace 13 siglos, sin grandes dificultades. En los barrios cristianos residen musulmanes, muchos niños cristianos acuden a la escuela pública con los musulmanes y la tolerancia mutua constituye uno de los rasgos históricos de la sociedad egipcia. Pero los estallidos de violencia son relativamente frecuentes. Para explicarlos conviene tener en cuenta dos factores. Uno, el dinamismo del integrismo islamista de los llamados salafistas, que ya no se sienten representados por los Hermanos Musulmanes y para los que la simple presencia cristiana constituye una blasfemia. Dos, la ya citada manipulación política: no hay nada como un buen conflicto religioso para distraer la atención del público y lubricar la demagogia.

Durante el “renacimiento” egipcio, en la primera mitad del siglo XX, la comunidad cristiana (que por entonces rondaba el 25% de la población) adquirió un extraordinario protagonismo económico y social. La “belle époque” del liberalismo representado por el partido Wafd hizo, sin embargo, muy ricos a los ricos y muy pobres a los pobres, y coincidió, no casualmente, con una monarquía que dependía de los intereses coloniales británicos. El 10 de junio de 1952, cuando una multitud procedente de los barrios más míseros incendió hoteles, teatros y todo lo que en El Cairo se relacionaba con Occidente y la modernidad, marcó un antes y un después para los cristianos, identificados con el colonialismo y, debido a la cercanía de pasado y presente en el mundo árabe, con los cruzados medievales.

El régimen militar de Gamal Abdel Nasser socializó la economía, lo que perjudicó en especial a los cristianos, aunque el principal enemigo del nuevo régimen fueran los Hermanos Musulmanes. El sucesor de Nasser, Anuar Sadat, combinó una compleja alianza táctica con los islamistas (que acabaron matándole por firmar la paz con Israel) para reforzar su poder. De forma inevitable, los cristianos coptos, tendentes a considerarse a sí mismos como los auténticos egipcios frente a los “invasores” musulmanes (“copto” significa “egipcio”), quedaron marcados por un sentimiento de discriminación. La baja natalidad y la alta emigración redujeron la comunidad copta al actual 8%.

Paralelamente, la cooperación tácita de los Hermanos Musulmanes con el régimen militar y el rechazo de amplios sectores musulmanes a la nueva “modernidad” egipcia, identificada con la sumisión ante Estados Unidos e Israel y con la liberalización patrocinada por Hosni Mubarak, dieron alas al integrismo de los salafistas (casi tan minoritarios, por otra parte, como los coptos).

Ese es el contexto de cualquier tensión religiosa en Egipto. Y resulta insuficiente para explicar la violencia de los dos últimos días. Otros elementos, más puntuales, ayudan a hacerse una idea de qué ocurre y por qué. Primero, los manifestantes coptos eran unos pocos miles. Segundo, contra ellos cargaron grupos violentos cuya vestimenta y arreglo capilar no tenía nada que ver con los salafistas. Tercero, el Ejército se empleó con una brutalidad desmesurada.

La actuación de matones aparentemente incontrolados es una constante desde que el régimen de Mubarak (el mismo de la actual Junta militar) empezó a tambalearse, y sobran evidencias de que esos matones reciben órdenes de la policía, cuando no son policías ellos mismos. Es fácil provocar a una minoría religiosa que, como la copta, se siente desfavorecida. Y es fácil deducir que los disturbios en pleno centro de El Cairo y el miedo que suscitan entre la población favorece a unos militares cada vez más atrincherados en el poder.

Aparente conflicto religioso siembra más inestabilidad en Egipto

Tomado de El País

Egipcios Cristianos conocido como Coptos piden justicia ante barbaries en su contra

Por Nuria Tesón

Entre fuertes escenas de tensión tras los violentos disturbios del pasado domingo en El Cairo —que han costado 24 muertos según fuentes oficiales y 50 según algunos cristianos—, se reprodujeron este lunes los choques entre policias y cristianos coptos en las inmediaciones del hospital adonde fueron trasladados los fallecidos. Unas 3.000 personas se congregaron en el lugar donde hubo cargas, carreras y varios vehículos policiales resultaron incendiados por la multitud.

Los disturbios han generado grandes dudas en Egipto sobre la posibilidad de poder, a estas alturas, hablar de una verdadera transición. Y entre los principales escollos que tendrá que salvar la sociedad egipcia está la convivencia entre distintas confesiones y el fin de la discriminación de la minoría cristiana. Una discriminación de la que muchos coptos, que son el 10% de los 80 millones de país, culpan principalmente al Gobierno.

El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas de Egipto, que dirige el país desde la caída de Hosni Mubarak, ha ordenado una investigación de los hechos.

Hasta las puertas del hospital llegaban las familias que debían recoger los cuerpos de los fallecidos. A continuación se trasladaban a la catedral de San Marcos donde se ofició un funeral. Frente al templo cristiano los asistentes lanzaron proclamas contra el régimen militar y contra el mariscal Mohamed Hussein Tantaui: “Abajo, abajo, abajo los militares”, e hicieron suyas las consignas que se cantaron durante la revolución del pasado enero y febrero: “Levanta tú cabeza, eres copto” o “Uno, dos, dónde está el derecho del copto”.

Ehab lleva del brazo a la que pronto será su esposa, Mariam. Ella nació en Edfú, una ciudad de unos 50.000 habitantes situada al sur del país a apenas 80 kilómetros de Luxor. “Muy cerca del lugar donde quemaron la iglesia que ha originado las protestas”, apunta Ehab. El joven, de 32 años, es ingeniero y trabaja desde hace tres en Dubai. “Trabajé cuatro años en Egipto pero me resultaba imposible ascender o tener un mejor salario frente a mis compañeros musulmanes, así que me marché” explica. Y añade: “El Gobierno siempre nos ha discriminado. Lo que ocurrió ayer es culpa suya”.

En el barrio de Shubra, donde reside una parte importante de la comunidad copta cairota, Bula, un licenciado en Historia que trabaja en la secretaría del obispo de la zona, apunta que “el principal problema es que el Gobierno no ha actuado con contundencia hasta ahora contra este tipo de actos”. Pero no se queda ahí. Bula también culpa a la Iglesia de no haber salido antes a la calle para protestar contra los ataques que los coptos sufren desde hace años.

Y es que la violencia en Egipto contra los cristianos se ha reproducido con mayor o menor frecuencia pero como una constante.

Tras la caída del Gobierno de Hosni Mubarak se ha asentado la idea de que el propio régimen habría estado alentando dichos enfrentamientos para mantener la inestabilidad en el país y conseguir apoyos de la comunidad internacional con su consiguiente aceptación de ciertos desmanes, como el mantenimiento durante 30 años de la Ley de Emergencia amparándose en la necesidad de tener a los islamistas a raya. La Fiscalía egipcia ha abierto incluso una investigación para determinar la implicación del ex ministro del interior Habib el Adly como autor intelectual del atentado contra una iglesia en Alejandría que causó 24 muertos el pasado mes de enero. “De este modo el régimen conseguía generar una necesidad de protección en los cristianos”, argumenta la doctora Amira Nowaira, profesora de Literatura Inglesa en la Universidad de Alejandría. “Algunos poderes a favor de una contrarrevolución, están interesados en sembrar el caos”, añade la profesora, quien cree que la realidad demuestra que la minoría copta “está discriminada en casi todos los ámbitos de la sociedad egipcia”.

Hay poca representación política, dificultad de ascender a puestos importantes en el sector público y falta de igualdad en la construcción de lugares de culto, insiste la profesora. El incendio de la iglesia de Asuán se debió a la conversión de un edificio en lugar de culto no autorizado.

"No hay nada peor que el que la persona que debe protegerte te ataque", coincide Bisoi, un cantante de Shubra de 27 años. "No se trata de violencia sectaria sino de terrorismo. El sectarismo no es nuevo para nosotros, pero no había ninguna razón para que el Ejército nos tratara así. Creo que han querido mandar un mensaje a todo Egipto para que quede claro que ante cualquier protesta van a aplicar mano dura", concluye Bisoi.

La Junta Militar investiga los disturbios

El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, el órgano que gobierna Egipto desde el derrocamiento del presidente Mubarak, ha lamentado los enfrentamientos de la pasada noche entre los cristianos coptos y las fuerzas de seguridad, y que ha calificado de "incidentes desafortunados" merecedores de una investigación por parte de las autoridades civiles. "El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas extiende sus condolencias a las familias de las víctimas y desea que los heridos se recuperen", ha señalado el comunicado oficial recogido por la cadena Al Yazira. Los militares han insinuado la existencia de elementos que intentan "distanciar al pueblo egipcio y a las Fuerzas Armadas" y han pedido a la población que "no caiga presa de estos intentos".

La junta militar ha asegurado que seguirá en el poder hasta traspasarlo a una autoridad civil, "pese a los intentos de destruir los pilares del Estado y propagar el caos para impedir la transición". Los militares han insistido en que traspasarán el poder a una autoridad civil elegida democráticamente "a pesar de los intentos que pretenden destruir los pilares del Estado y propagar el caos para impedir la transición democrática deseada", reza el comunicado.

El comunicado oficial informa de que los militares "han ordenado" al Consejo de Ministros que organice un "comité de investigación que identifique los motivos del incidente" y que "adopte las medidas legales de contención que sean necesarias" contra todos los implicados. Los militares reiteran su compromiso para respaldar "la responsabilidad patriótica", así como para preservar los recursos del pueblo y las "victorias ganadas" en la revolución popular del pasado mes de enero, así como su garantía de seguir la "hoja de ruta" estipulada para elegir una autoridad civil en los comicios parlamentarios de finales de noviembre.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Turba egipcia asalta embajada de Israel. Tensión entre ambos países

Agencias Noticiosas

Cientos de personas derriban parcialmente el muro de hormigón de 2,5 metros de altura que rodea el edificio y tiran por la ventana "miles de documentos oficiales".

La tensión entre ambos países no deja de crecer

Cientos de manifestantes egipcios han asaltado esta noche la Embajada israelí en El Cairo. Primero lograron derrumbar parte del muro que la protege, de 2,5 metros de alto, con martillos y barras de metal. Después invadieron el edificio y una treintena de ellos lanzó por las ventanas del edificio de 21 plantas miles de documentos. Un funcionario israelí en Jerusalén dijo a Reuters que los papeles arrojados parecían ser "folletos y formularios que estaban en el vestíbulo" y que los manifestantes solo alcanzaron la entrada del edificio, no el interior. Sin embargo, un periodista de France Fresse dice haber constatado que algunos de los documentos procedían de los servicios diplomáticos israelíes y parecían correos de funcionarios a homólogos egipcios.

Durante las primeras horas del asalto, la policía se limitó a tratar de contener a los manifestantes, pero no impidió que se derribara parte del muro. El ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, anunció en un comunicado que había pedido a Estados Unidos ayuda para proteger la Embajada.

La agencia Reuters asegura que el embajador israelí en Egipto, su familia y parte del personal de la Embajada están en el aeropuerto de El Cairo, listos para abandonar el país.

El presidente de EE UU, Barack Obama ha expresado su preocupación en un mensaje de la Casa Blanca y ha llamado al Gobierno de Egipto a asegurar la seguridad de la Embajada israelí. Un gabinete de crisis en Egipto se va a reunir para tratar la crisis de la Embajada israelí, comunica la agencia de noticias estatal.

Ya de madrugada se han escuchado tiros procedentes del área de la Embajada, según testigos citados por France Presse. Los asaltantes también trataron de atacar una comisaría cercana, pero fueron rechazados con gas lacrimógeno, aunque sí lograron quemar cuatro coches de la policía.

Otro grupo de manifestantes se dirigió a la sede del Ministerio del Interior, símbolo de la represión del anterior régimen, y prendió fuego a una parte del edificio. La sede de la televisión estatal también sufrió daños en los disturbios, que causaron al menos un centenar de heridos, según el Ministerio de Sanidad egipcio.

Las protestas comenzaron en la plaza de Tahrir, donde miles de personas participaban en una marcha para pedir que se aceleren las reformas políticas y el fin de los juicios a civiles en tribunales militares. El descontento y la progresiva desconfianza hacia la junta militar que dirige la transición democrática alimenta las constantes marchas de protesta desarrolladas desde la caída de Hosni Mubarak en febrero.

La tensión entre ambos países es creciente tras la salida del poder de Hosni Mubarak en Egipto debido a las revueltas populares. La alianza -forjada en los acuerdos de paz de Camp David firmados por Menahem Begin y Anuar el Sadat en 1978- se rompió entonces y entró definitivamente en crisis con la muerte accidental de cinco policías egipcios a cargo del Ejército hebreo, en una operación de Israel tras un ataque de milicianos palestinos.

jueves, 16 de junio de 2011

Médico personal de Bin Laden nuevo jefe de Al Qaida

Tomado de RFI

El cirujano egipcio sucede a Osama Bin Laden al frente de la red terrorista. Considerado el cerebro de la organización y artífice de los atentados del 11 de septiembre, se convierte en el hombre más buscado del mundo.

En sus mensajes fustiga a los dirigentes paquistaníes, pero también a Estados Unidos, Israel, la ONU, los regímenes árabes y a países europeos como Francia.

A los 59 años, el cirujano egipcio Ayman al Zawahiri se convirtió en el nuevo líder de Al Qaida, anunció la red terrorista en un video colgado en internet por el sitio web de inteligencia estadounidense SITE.

Ayman al Zawahiri es considerado el cerebro y portavoz de la organización terrorista. La última vez que fue localizado ocurrió en octubre de 2001 en la frontera entre Afganistán y Pakistán, poco después organizar los atentados del 11 de Septiembre.

Los ataques contra el World Trade Center fueron el punto culminante de una vida dedicada a la lucha armada.

Al Zawahiri nació el 19 de junio de 1951 en Maadi, cerca de El Cairo, en el seno de una familia burguesa. Su padre era un médico muy respetado y su abuelo un importante teólogo musulmán. A los 15 años integró el movimiento islamista de los Hermanos Musulmanes.

En 1980 fue condenado a prisión por su implicación en el asesinato del presidente egipcio Anwar el-Sadat. Tras cumplir tres años de condena huyó hacia Arabia Saudita y pasó por Estados Unidos antes de instalarse en Pakistán a mediados de los años 80.

Su decisivo encuentro con Osama Bin Laden remonta a la “yihad” contra los soviéticos en Afganistán. Pero sólo se unirían en 1998, dos años después de ser arrestado en Rusia por reclutar combatientes para luchar en Chechenia. A partir de entonces, empieza a figurar en la lista negra de Estados Unidos -que hoy ofrece 25 millones de dólares por su cabeza- por apoyar los atentados contra las embajadas norteamericanas en Kenya y Tanzania en 1998.

Egipto lo condena a muerte por la matanza de 62 personas, entre ellos 58 turistas extranjeros, en Luxor en 1997. Desde entonces encabeza la lista de terroristas más buscado junto a Bin Laden, a quien también asistía como médico personal.

En varias ocasiones se lo dio por muerto, y la cacería para eliminarlo tras el 11-S le costó la vida a su esposa y dos de sus hijas. Actualmente tendría otra mujer y sería el padre de una niña nacida en 2005.

Es jueves, en su mensaje colgado en internet, Al Qaida se comprometió a proseguir la "guerra santa" contra Estados Unidos e Israel bajo la dirección de su nuevo jefe, el egipcio Ayman al Zawahiri.

sábado, 26 de febrero de 2011

Continúan cuantiosas pérdidas en turismo en Egipto

Tomado de Euronews

Forman parte de las siete maravillas del mundo. Misteriosas y fascinantes, las tres pirámides de Gizeh han hecho del Egipto moderno uno de los centros turísticos mundiales. Pero en este momento, el silencio y la calma reinan de nuevo sobre las tumbas de los faraones del Imperio Antiguo.

Por Mohamed Elhamy

Normalmente, miles de turistas pasan por esta plaza que está enfrente de las pirámides. Hoy está casi vacía, sólo hay egipcios que vienen a visitar el lugar, el mejor reflejo de la crisis del turismo egipcio”

El turismo es el maná de Egipto. Sus ingresos suponen el 11% del PIB del país, y es la principal fuente de divisas del país.

Dos millones de egipcios viven del turismo, es decir, uno de cada diez empleos está en este sector. De ahí la preocupación de este camellero:

“Las concidiones son malas, no hay trabajo. Tenemos poquísimos ingresos, no nos da ni para alimentar a los animales. Ahora hay 1.500 familias viviendo aquí y todas lo están pasando mal por la falta de trabajo”

En 2010, 15 millones de turistas viajaron a Egipto haciendo funcionar comercios como esta tienda de recuerdos que está ahora vacía.

Después de la revolución no han venido turistas debido al toque de queda y a la falta de seguridad. Ahora el aflujo de turistas es cero”

En pleno centro de El Cairo, la misma constatación: hoteles, restaurantes, y bares sin turistas. Un lastre muy pesado para las nuevas autoridades egipcias. Amr El-Azaby, presidente de la Autoridad Egipcia de Turismo:

Calculamos pérdidas diarias de entre 25 y 27 millones de dólares y si multiplicamos esa cifra por el número de días, se puede ver la amplitud de las pérdidas en un mes, con una ocupación hostelera del 5 al 10%”

La ocupación hostelera en la estación balnearia de Sharm el-sheikh que era del 75% el 25 de enero de este año, se situaba en el 11% el 11 de febrero, día de la caída de Mubarak.

En las pirámides sólo hay turistas egipcios. La prioridad ahora es volver a poner en marcha el sector, sobre todo los vuelos charter, para que los extranjeros vuelvan a Egipto.


jueves, 17 de febrero de 2011

Lara Logan: Un caso bastante común

Por Luis E. Montes
Para Grupo Editorial Impre.com


La periodista de radio y televisión sudafricana, quien funge como jefa del buró internacional de noticias de la cadena CBS, Lara Logan, fue víctima de una agresión sexual el pasado 11 de febrero en El Cairo cuando cubría los acontecimientos del derrocamiento del expresidente egipcio, Hosni Mubarak.

Convertida en una de las periodistas más reconocidas de los últimos tiempos como corresponsal de guerra en Irak y otras zonas de guerra, Logan había sido objeto, previo al ataque sufrido, de acusaciones por parte del régimen egipcio de ser una espía israelí. De hecho, la corresponsal del famoso programa 60 minutes de CBS, fue forzada a abandonar el país árabe un par de semanas antes de que cayera Mubarak.

De acuerdo a los informes noticiosos, Logan y su equipo de producción fueron rodeados por una turba de más de 200 protestantes. Durante el forcejeo, ella fue apartada del resto de sus colegas y fue repetidamente golpeada y agredida sexualmente hasta que un grupo de soldados y mujeres la rescataron del grotesco asalto. Luego del rescate fue inmediatamente llevada al hotel y retornó a los Estados Unidos al siguiente día, es decir el pasado sábado 12 de febrero.

Para leer el artículo completo haga click Aquí


Usted puede leer más artículos del autor en la sección La Gente Dice, en el web site de los periódicos, semanarios y revistas siguientes:

La Opinión de Los Ángeles, California; El Diario La Prensa, de Nueva York; Hoy, de Nueva York; La Raza, de Chicago, Illinois; El Mensajero, San Francisco, California; La Prensa, de Orlando, Florida; Rumbo, de Houston, Texas; Vista Magazine, Revista de la Costa Este en EE.UU.; La Opinión Contigo, de Los Ángeles, California; La Vibra, Semanario Interestatal.

domingo, 13 de febrero de 2011

Reportaje Jóvenes más tecnología: origen y motor de la rebelión en Egipto

Tomado de El País y del Blog Kien & Ke


Un grupo de activistas y 'blogueros' egipcios promovió en las redes sociales y en la calle la revolución que ha acabado con la dictadura de Hosni Mubarak

Tomado de El País

POR NURIA TESÓN


Los jóvenes de la Revolución del 25 de enero , los que han hecho caer a un dictador, se encuentran en su elemento navegando por las redes sociales y microblogueando a diario contra todo lo que no les gusta del país en el que viven.

Están entre la veintena y la treintena y la mayoría han vivido siempre gobernados por un solo presidente bajo una ley de emergencia. Ellos son las raíces de un nuevo movimiento que espera llevar Egipto hacia el futuro.

Un futuro que sueñan libre y democrático.

La primera frase de cualquiera de los chavales que acampan en Tahrir, ya sean miembros de algún movimiento o no, cuando se les pregunta quién ha guiado la revuelta egipcia es unánime: "nosotros". Ningún partido político, ninguna organización de la sociedad civil o sindicato ha guiado la protesta. Pero tampoco ha sido un movimiento espontáneo o una respuesta improvisada tras el ejemplo del levantamiento protagonizado por los tunecinos. Lejos de eso, la revolución egipcia se ha gestado durante el último año en las calles y en las casas; a través de Facebook o de bitácoras virtuales, pero también en los cafés donde muchos de los que ahora celebran fumando una pipa de agua el fin del régimen, han discutido cómo llevar a cabo sus pequeñas conquistas.


Todavía ayer algunas voces se alzaban airadas en la web de mensajes cortos Twitter contra aquellos que trataban de buscar el rostro de los protagonistas. Imposible luchar contra el circo mediático. Cada uno apostaba por un nombre o un movimiento como el que dio el pistoletazo de salida, ansiosos por llenar portadas, o abrir informativos. Nada más lejos de la realidad. Sin embargo, es cierto que sin erigirse líderes de ningún movimiento, 14 nombres se han destacado entre otros. Ya se les conoce como la coalición de los Jóvenes del 25 de Enero.

Había que poner orden. Mensajes de texto, actualizaciones de estado y creación de actos en Facebook, fueron un primer paso, pero pronto se quedaron cortos. Los días de la protesta pasaban y hacía falta pensar en unas demandas concretas que no permitieran que lo que el pueblo pedía se disolviera en el camino que iba de las sedes de los partidos políticos al despacho del nuevo vicepresidente Omar Suleimán. Los que habían sacado a la gente a las calles querían dejar claro cuáles eran exactamente sus pretensiones y para eso alguien debía ponerse al frente. La mejor forma era creando una plataforma lo más heterogénea posible y a la que se podrían adherir nuevos miembros.

El número definitivo fue de 14 personas de todo signo ideológico pero, en cualquier caso, jóvenes que llevaban más de un año gestando su revolución en la retaguardia. "Carteles, manifestaciones, recogidas de firmas. Tomamos la iniciativa hace ya muchos meses", explica la doctora Sally Moore."El 25 fue nuestro día pero detrás había un trabajo que desde Internet fuimos expandiendo poco a poco", señala.

Sally Moore, así como Ziad Alimy y Samir Abdel Rahman, son simpatizantes de la Asamblea Nacional para el Cambio creada por Mohamed el Baradei y parte de los 14 cabecillas de la plataforma revolucionaria que integran: Ahmed Maher y Samy Mahmoud del movimiento Jóvenes del 6 de Abril; Islam Lotfy y Mohamed Abbas, de las bases de los Hermanos Musulmanes; Shady Ghazali Harb y Salah Amr del Frente Democrático y la Juventud para la Justicia y la Libertad, y Sayed Khaled y Shaki Mostafa.

Video Tomado de El País


Además estos, activistas independientes como Naser Abdel Hamid y Abdel Rahman Faris, y Wael Ghonim, ejecutivo de Google y uno de los fundadores de la versión árabe de Facebook Kolona Khaled Said (en español todos somos Jaled Said, en referencia al joven asesinado a golpes por la policía).

Horas antes de que Mubarak diera su último discurso como presidente, la plataforma de los Jóvenes del 25 de Enero se reunía en el Sindicato de Periodistas con algunos líderes políticos para perfilar una serie de demandas. En un pequeño despacho del cuarto piso, a puerta cerrada, una acalorada discusión decidía la hoja de ruta que tendrían los guías de la transición.

Mohamed el Beltegy, ex parlamentario de los Hermanos Musulmanes y uno de los opositores que se había reunido con Suleimán, estaba presente. También se encontraban en aquel cuarto el ex parlamentario Osama el Ghazaly y el sexagenario líder del movimiento Kifaya (Basta), George Isaak.

Todos tuvieron que esperar a que los jóvenes que les habían guiado en esta revolución tomaran una decisión que se adoptó en cónclave y con una votación democrática. Momentos después comparecían juntos en una rueda de prensa en la que pedían el fin de la ley de emergencia, la formación de un consejo presidencial y de un Gobierno de amplia base, la disolución del Parlamento y la creación de un comité que enmiende o redacte una nueva Constitución.

También reclamaron que se asegurase la libertad de prensa y de formación de partidos políticos. Algo que facilitará que ellos mismos, como ya han planeado, se conviertan en una nueva formación. Esta coalición exige además una investigación de la corrupción endémica que sufre el país y juzgar a los responsables de la muerte de más de 300 manifestantes.

Por la cabeza de Sally Moore pasaban ayer la incredulidad, la emoción y la esperanza. "La primera de nuestras demandas se ha cumplido al marcharse Mubarak, pero aún nos queda un largo camino por delante", explicaba.

"Hemos decidido irnos de Tahrir en un gesto de confianza hacia el Ejército que debe devolver el poder a los ciudadanos. Si no lo hace volveremos a la calle, porque sabemos que ahora el pueblo egipcio no volverá a permitir que le pisen", aseguraba.

Mientras tanto, tienen muchos planes. "Crear un memorial en la plaza que recuerde a los muertos de esta revolución, dejarla limpia y lista para que la vida pueda ir retornando poco a poco; hacer una lluvia de ideas para seguir haciendo propuestas al Ejército que nos ayuden a construir el futuro...".

Cada viernes seguirán congregándose en la plaza que ha sido el símbolo de su protesta. No solo los 14 Jóvenes del 25 de Enero y la masa que les sigue, sino otras personas que no están en esa lista han sido los agitadores de conciencias egipcias; los @zeinobia, @3arabawy, o @waelabbas, que desde sus rincones de Twitter han denunciado los desmanes del régimen, han creado un sentimiento de unidad y han dado voz con sus mensajes a los jóvenes de esta generación árabe.

Los últimos de Tahrir

Algunos activistas decidieron quedarse ayer en la plaza Tahrir hasta que el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas acepte sus demandas. Mientras la nación celebraba la salida de Mubarak, cientos de trabajadores continuaron las protestas para pedir mejores condiciones de trabajo y aumentos en los salarios.

En un comunicado del grupo, llamado Sindicato de Jóvenes por la Revolución, los activistas, exigieron la disolución del Gobierno nombrado por Mubarak el 29 de enero y pidieron la formación de un consejo de transición formado por cuatro civiles y un militar que se encargue de promulgar una constitución y de convocar elecciones generales en nueve meses. Piden además libertad de prensa y de sindicación.

Los tribunales militares y de emergencia, según el comunicado, deben ser disueltos.

Los 18 días para el fin de Mubarak


- 25 de enero. Primera gran marcha contra el presidente Hosni Mubarak, convocada por Internet y bautizada como el Día de la Ira. Las protestas movilizan a miles de personas en varias ciudades del país, como El Cairo y Alejandría.

- 27 de enero. El Nobel de la Paz Mohamed el Baradei llega a Egipto. Se producen decenas de detenciones y las autoridades bloquean los servicios de Twitter, Facebook y Blackberry.

- 28 de enero. El toque de queda decretado por el Gobierno no frena las protestas. Las autoridades restringen más el acceso a Internet.

- 29 de enero. Mubarak mueve ficha tras el estallido de las revueltas y nombra al jefe del espionaje, Omar Suleimán, como su primer vicepresidente en 30 años.

- 31 de enero. Suleimán ofrece diálogo a la oposición y ordena llevar a cabo reformas constitucionales, mientras Washington pide acciones concretas. El Ejército califica de legítimas las reivindicaciones y asegura que no disparará contra el pueblo.

- 1 de febrero. Jornada de huelga general. Cientos de miles de manifestantes se congregan en la plaza de la Liberación (Tahrir), entre ellos el hijo del antiguo y carismático presidente Gamal Abdel Nasser. En un discurso televisado, Mubarak anuncia que no se presentará a las elecciones de septiembre, pero que dirigirá la transición.

- 2 de febrero. Duros choques entre partidarios y opositores al rais. Los militares disparan al aire para dispersar a la multitud.

- 3 de febrero. Matones pro Mubarak irrumpen en Tahrir, con armas de fuego, cadenas y porras. El Ejército entra en la plaza con los tanques después de los disturbios.

- 4 de febrero. Centenares de miles de personas proclaman en El Cairo el Día de la Despedida de Mubarak.

- 5 de febrero. La cúpula del gobernante Partido Nacional Democrático, con el hijo de Mubarak al frente, dimite en bloque. La oposición exige una rápida reforma constitucional y elecciones libres.

- 6 de febrero. Suleimán se reúne con un comité negociador, donde están los Hermanos Musulmanes. El vicepresidente ofrece ampliar la libertad de prensa, liberar a los presos "de conciencia", establecer una comisión sobre la reforma de la Constitución y levantar en el futuro el estado de excepción.

- 7 de febrero. Mubarak decide subir el sueldo de los funcionarios un 15% a partir del 1 de abril. El Gobierno trata de aplacar el descontento popular con una revisión de las pensiones.

- 8 de febrero. El ejecutivo de Google Wael Ghonim es puesto en libertad tras haber estado 12 días detenido y se convierte en un símbolo. Las ONG cifran en más de 300 los muertos por las protestas.

- 10 de febrero. En otro discurso televisado, Mubarak insiste en permanecer al mando y rechaza las presiones del exterior. La plaza de Tahrir hierve de manifestantes.

- 11 de febrero. Suleimán anuncia que Mubarak dimite y cede el poder al Ejército. El depuesto presidente se marcha a Sharm el Sheij. La plaza de la Liberación es una fiesta.

La rebelión de los jóvenes

Tomado de KIEN & KE



POR FELIPE LOZANO-PUCHE, DESDE WASHINGTON.

Ramy Raoof (@RamyRaoof) tiene 32 años, y desde que tiene memoria sólo ha habido un Egipto, el de Hosni Mubarak, quien se hizo a las riendas de la nación más populosa del Medio Oriente en 1981, luego del asesinato de Anwar el–Sadat. Sin embargo, mientras se prepara para el día más importante de su vida, el de la marcha del millón de personas que reclaman el fin del régimen del dictador, Raoof dice estar seguro de una cosa: Mubarak tiene los días contados.

La noche se apodera de El Cairo, y en el trasfondo de nuestra conversación telefónica se adivina la agitación de quienes le acompañan. Su voz también transmite ansiedad. Ha finalizado el séptimo día de protestas en Egipto, y algunos reportes sugieren que las autoridades suspenderán también el servicio de telefonía celular, luego de haber hecho lo mismo con el internet. “No tenemos mucho tiempo”.

Raoof trabaja para la ONG Iniciativa Egipcia por los Derechos Personales (EIPR, por sus siglas en inglés) en calidad de director de nuevos medios. Su organización se ocupa de documentar y localizar a los presos políticos del régimen, de manera que otras ONG de derechos humanos y sus familias se movilicen en su ayuda, y busca visibilizar sus casos al aprovechar la plataforma que ofrece la red. Este joven egipcio pertenece a una nueva generación de activistas árabes que han aprendido a utilizar los nuevos medios y las redes sociales para promover cambios estructurales en sus sociedades.

No es que Twitter o Facebook hayan provocado la revolución”, explica Nasser Weddady (@weddady), autor del blog Dekhnstan, y quien ha dedicado buena parte de sus 35 años a coordinar y capacitar a jóvenes activistas a lo largo y ancho del mundo árabe; “el desencanto, los factores sociales, son el motor de la revolución. Las redes sociales, los nuevos medios, la web 2.0, son herramientas a través de las que se puede expresar ese descontento y coordinar respuestas efectivas”.

Para Weddady, un momento clave de este fenómeno fue cuando el activismo virtual se tornó en activismo social, cuando dio el salto de la red a la realidad. Un ejemplo que ilustra esta transición fue el asesinato de Khaled Said a manos de policías en Alejandría, a mediados del año pasado.

El joven, de 28 años, fue aprehendido en un café internet por un par de agentes del orden y luego su cuerpo inerte apareció tirado en las calles de la ciudad egipcia con claras señales de tortura. El acto de brutalidad policial fue dado a conocer mediante una página en Facebook, que despertó la indignación general no sólo de sus compatriotas sino de la comunidad internacional.

Al cabo de un mes, la página ya tenía más de doscientos mil seguidores y, lo que es más importante, la reacción coordinada a través de la red había conseguido presionar al régimen para que los policías en cuestión fueran llevados ante los estrados judiciales. Antes de la existencia de estas redes sociales, o del internet, la diseminación de la información dependía de unos medios de comunicación controlados en su mayoría por el gobierno.

El hecho de que el mundo árabe se caracterice por tener regimenes opresivos y totalitarios, según Weddady, ha derivado en una generación de activistas web muy evolucionada. Una especie de supervivencia del más fuerte en condiciones adversas en extremo. “Hemos aprendido a perfeccionar el arte de la movilización online”, asegura el joven originario de Mauritania, quien reside en los Estados Unidos pero permanece en contacto con una extensa red de activistas sociales distribuidos a lo largo y ancho del Medio Oriente y el norte de África.