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sábado, 12 de octubre de 2013

Reforma de la Iglesia en proceso, responsables: El Papa Francisco y su Consejo asesor G8

Basado en Noticia de BBC Mundo
La primera reunión del Consejo de Cardenales se llevó a cabo en Asís del 1 al  3 de octubre. Se ha establecido que la próxima reunión del Consejo tenga lugar los días 3 al 5 de diciembre y se prevé una sucesiva en el mes de febrero de 2014. De esa forma los trabajos del Consejo -sobre todo en esta fase inicial- procederán con rapidez.

Los ocho cardenales que tratarán de reformar el Vaticano
Por Maruxa Ruiz del Árbol

Un consejo de ocho sabios procedentes de los cinco continentes se reunieron en el Vaticano para comenzar un histórico proceso de discusión sobre las bases de la Iglesia que se prevé largo.

Dos de los ocho sabios son latinoamericanos y, con el Papa Francisco, serán tres los miembros de esta región en el grupo. Francisco Javier Errázuriz Ossa, arzobispo emérito de Santiago de Chile, será el representante de América Latina, mientras que Maradiaga, cardenal de Tegucigalpa y hombre de gran confianza del Pontífice, actuará de coordinador del grupo.

Federico Lombardi, portavoz oficial de la Santa Sede, insiste en conversación BBC Mundo que será un órgano "sólo consultivo" y que las decisiones finales las tomará el Papa. "Aconsejarán al Papa en el gobierno de la Iglesia universal", explica.

Sin embargo Gerard O'Connell, analista en asuntos del Vaticano, asegura a BBC Mundo que es un "hito histórico porque es el primer intento serio de promover la colegialidad y descentralizar el poder decisional del la Iglesia".

"Ningún Papa hasta ahora había creado un grupo de cardenales, cada uno de un continente, para asesorarlo y ayudarlo en el gobierno de la Iglesia desde cada una de las esquinas del mundo", dice.

La formación de este consejo fue anunciada exactamente un mes después de que Jorge Mario Bergoglio fuera elegido Papa, pero ésta es su primera reunión.

Su objetivo es reformar la Curia Romana, que es el conjunto de órganos que forman el servicio civil papal. Es el equivalente a que un país cambie la estructura y funcionamiento de todos sus ministerios y tribunales.

Pero, al contrario de lo que se pueda pensar, la idea no parte del innovador nuevo Papa, según coinciden Lombardi y O'Connell.

"Durante las reuniones del pre-cónclave, muchos cardenales estuvieron de acuerdo en que existía una gran necesidad de que el nuevo Sumo Pontífice cambiara la monárquica forma del gobierno del Vaticano por una forma más participativa o colegiada", asegura O'Conell.

Las pláticas de este G8 Vaticano afectarán ni más ni menos a los 1.200 millones de personas que han sido bautizadas en la fe católica en este mundo, según las cifras de la Santa Sede, y a 250.000 parroquias católicas según los datos de este mismo año del profesor David Voas de la Universidad de Essex.

 "No se terminará en dos meses", dijo el Cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga, coordinador del grupo, la semana pasada en Quebec.

¿Como será la reunión?


Poco ha trascendido de los detalles de este encuentro de tres días. Se sabe que en el tiempo transcurrido desde el 13 de abril, día en que se anunció la formación del grupo, cada sabio ha sondeado a otros cardenales y obispos de sus continentes en busca de las exigencias y cambios principales que proponen sus comunidades.

Las pláticas de este G8 Vaticano afectarán ni más ni menos a los 1.200 millones de personas que han sido bautizadas en la fe católica.

Tres son los grandes temas a tratar según O'Connell, el primero de los cuales es cómo se ejercitará el poder, tanto en el centro como en la periferia de la Iglesia.

"Durante los últimos 150 años ha habido una gran centralización y ahora existe una demanda por tratar de descentralizar algunas decisiones hacia las comunidades locales de cada continente (en las diócesis o en las conferencias episcopales)", explica.

En segundo lugar "hay una necesidad de reformar la Curia Romana, el servicio civil papal", dice O’Connell. "La idea es que sirva al Papa y a los obispos y no sea un cuerpo para censurar el trabajo de estos".

Por último, "hay ciertos asuntos pastorales que necesitan atención urgente, como el del divorcio, y si la iglesia ha de permitir a las personas divorciadas o en segundas nupcias tomar la comunión, algo que ahora no se admite".

Las pláticas de este G8 Vaticano afectarán a los 1.200 millones de personas que han sido bautizadas en la fe católica en este mundo, según las cifras de la Santa Sede y a 250.000 parroquias católicas, según los datos de este mismo año del profesor David Voas de la Universidad de Essex.

Arriba: Laurent Mosengwo Pasinya, cardenal del Congo; Oswald Gracias, cardenal de Bombay, Reinhard Marx, arzobispo de Múnich; Francisco Javier Erráuriz Ossa, arzobispo emérito de Santiago de Chile. Abajo: Sean Patrick O'Malley, arzobispo de Boston; George Pell, arzobispo de Sidney; Giuseppe Bertello, Presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano; Óscar Rodríguez Maradiaga, cardenal de Tegucigalpa.

BBC Mundo investigó quiénes son los 8 hombres de confianza seleccionados y nombrados directamente por el Papa para esta delicada tarea (en el orden en que aparecen la foto que encabeza este texto):

África: Laurent Monsengwo Pasinya, arzobispo de Kinshasa, República Democrática del Congo


Monsengwo tiene 74 años y su nombre quiere decir "nieto de un jefe tribal". En efecto, pertenece a una de las familias reales de su país y ha sido una autoridad moral que han tenido en cuenta todos los líderes del Congo a lo largo de décadas de conflictos.

Fue proclamado Cardenal por Benedicto XVI. En la prensa internacional se encuentran descripciones de él como "un defensor de la paz que ha jugado un papel decisivo en los intentos de que termine el conflicto en su país y en la transición hacia la democracia".

Asia: Oswald Gracias, arzobispo de Bombay, India


Gracias tiene 69 años y también fue proclamado cardenal por Benedicto XVI. Sus padres eran católicos de Goa, excolonia portuguesa en India.

Lidera una diócesis clave en el subcontinente donde la Iglesia católica sufre verdadera persecución. Su nombre sonó como uno de los candidatos a Papa en el cónclave del pasado mes de Marzo. En 2010 padeció de un extraño tipo de cáncer del que ya está recuperado.

Europa: Reinhard Marx, arzobispo de Munich, Alemania


Con sus 60 años, Marx es uno de los miembros más jóvenes del Colegio Cardenalicio. Fue sucesor de Ratzinger en la cátedra episcopal de Munich.

En 2011 publicó "El capital. Un alegato a favor de la Humanidad". Su libro comparte título con la famosa obra de su homónimo, el padre ideológico del comunismo. Pese a las coincidencias, el cardenal critiqua abiertamente a Karl Marx en su tratado, por considerarlo, en parte, culpable de las atrocidades que se cometieron en el siglo XX en nombre del comunismo.

Sin embargo, cree que es importante familiarizarse con la obra de Marx para entender las teorías del capitalismo y el mercantilismo.

Francisco Javier Erráuriz Ossa, cardenal emérito de Santiago de Chile


Nacido en un hogar profundamente cristiano, Erráuriz Ossa tiene 80 años y fue ordenado cardenal en 2001, a la vez que el Papa Bergoglio.

Su nombre apareció días antes de la última elección papal en una lista del New York Times de religiosos que habían encubierto casos de pederastia, en concreto el del clérigo Fernando Karadima.

Ossa se defendió de esas acusaciones diciendo: "Hace mucho tiempo que dejaron de afectarme estas cosas, es imposible hablar de encubrimiento cuando se llevó adelante un proceso judicial, yo mismo pedí que se levantase toda prescripción. Para la Iglesia existe una condena (contra Karadima), cosa que no se ha dado en los tribunales civiles".

America del Norte: Sean Patrick O'Malley, Arzobispo de Boston


Sean Patrick O'Malley tienes 69 años. Es uno de los cardenales más comprometidos en la lucha contra la pederastia en el seno de la Iglesia. También es uno de los más tecnológicos. Tiene una cuenta en Twitter y un blog.

Oceanía: George Pell, arzobispo de Sydney, Australia


George Pell tiene 72 años y fue una promesa del fútbol australiano. Escribe una columna semanal en el diario australiano Sunday Telegraph. Por su estrecha relación con la prensa es fácil conocer de primera mano sus opiniones en los distintos asuntos candentes de la Iglesia como el divorcio, el VIH o la homosexualidad.

Por ejemplo, sobre el divorcio aseguró en un medio local de Sydney que "más allá de circunstancias excepcionales como el abuso físico, es mejor que las parejas no se separen, especialmente cuando tienen hijos".

En otro artículo apoyó las palabras del anterior papa Benedicto XVI en el sentido de que la solución de la propagación del VIH era cuestión de abstinencia sexual más que de la proliferación del uso de preservativos.

Representante de la Curia Romana: Giuseppe Bertello, presidente del Governatorato de la Ciudad del Vaticano


Bertello tiene 71 años y es italiano. Ostenta uno de los cargos más importantes de la Curia. Entró en el servicio diplomático de la Santa Sede en 1971 y sirvió en las representaciones pontificias de Sudán, Turquía y Venezuela y en la misión de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Ginebra.

Además fue nuncio en Ruanda durante la cruenta guerra que tuvo lugar entre Hutus y Tutsis. El cardenal obtuvo reconocimiento por su labor de pacificación en esos momentos.

Coordinador del consejo: el cardenal hondureño Oscar Rodríguez Maradiaga


Maradiaga tiene 71 años y es uno de los hombres de más confianza del Papa. Es un religioso de gran prestigio en Honduras y su nombre sonó como candidato a ser "el Papa del sur" en la elección de 2005.

Según un perfil que le hizo el diario El País en aquel año, "habla seis idiomas y almacena conocimientos muy variados", entre otros el de ser un buen músico de Jazz. "La suya es una figura rompedora", asegura el mismo artículo.

El gobierno de su país recurrió a él para encabezar una comisión investigadora sobre los crímenes de la policía política, que condujo a la desmilitarización de las fuerzas de seguridad. 


Tres grandes temas a debate


·       Reforma de la Curia Romana, el gobierno central de la Iglesia. En este bloque se decidirá la cuestión central que aborda el grupo: la descentralización del poder.
Además se espera una racionalización del funcionamiento de las oficinas del Vaticano, incluida una reducción de sus costos de operación.
Tratarán también las grandes reformas de la banca Vaticana, conocida como IOR (Instituto para Obras de Religión), gravemente tocada por el escándalo de corrupción en la Santa Sede.

·       Cambios en la forma de ejecutar el poder dentro de la Iglesia.Abordarán, entre otras cuestiones, cómo hacer más efectivo el funcionamiento del Sínodo bianual de los obispos.

·  Una reforma pastoral. Los sabios abordarán los retos ideológicos a los que se enfrenta la Iglesia de nuestro tiempo. El Papa ya ha indicado que el primer asunto que se tocará será la cuestión del matrimonio. "Hay muchísimos católicos que están divorciados o en segundas nupcias y que no pueden comulgar",
dice el analista en asuntos del Vaticano Gerard O’Connell

domingo, 22 de septiembre de 2013

Historia de 60 años de sacerdocio del Papa Francisco

Tomado de ABC   

Papa Francisco, sesenta años de vocación


El 21 de septiembre de 1953, un joven llamado Jorge Bergoglio sintió la llamada de Dios. Esta es la historia, no exenta de vacilaciones y sorpresa familiar, de cómo se hizo sacerdote

Por Juan Vicente Boo

El cambio, inesperado y magnífico, de la Iglesia católica arrancó el pasado 13 de marzo en la Capilla Sixtina. Una hora después, al salir al balcón, el Papa Francisco daba una sorpresa mayúscula al mundo entero. Era la segunda de su vida. La primera tuvo lugar el 21 de septiembre de 1953, hace justo seis décadas, pero aquel día sólo se enteró un joven estudiante de 16 años: Jorge Bergoglio.

El pasado 18 de mayo, víspera de Pentecostés, el Papa revivió aquel momento inolvidable durante un encuentro con varios miles de novicias, novicios, seminaristas y vocaciones jóvenes de movimientos eclesiales en la plaza de San Pedro. Allí les contó lo sucedido en la iglesia de San José, de su barrio de Flores, cuando estudiaba Ingeniería Química.

«Era el 21 de septiembre de 1953. Tenía casi 17 años. Era el Día del Estudiante, que para nosotros es el comienzo de la primavera. Antes de ir a la fiesta, pasé por la parroquia. Me encontré con un sacerdote que no conocía y sentí la necesidad de confesarme».
Los jóvenes escuchaban embelesados un relato cada vez más íntimo: «No sé lo que sucedió. No sé por qué aquel sacerdote estaba allí. No sé por qué sentí ese deseo de confesarme. Pero la verdad es que alguien me esperaba. Me estaba esperando desde hacía tiempo».

«Después de la confesión -continuó- sentí que algo había cambiado. Yo no era el mismo. Había sentido una voz, una llamada. Estaba convencido de que tenía que ser sacerdote. El Señor nos espera primero. Él nos «primerea» siempre».

Ni palabra en tres años

 

Jorge Bergoglio era un muchacho espigado, de sólo 16 años, y no contó lo sucedido absolutamente a nadie. Así pasaron tres años. Terminó los estudios de perito químico, empezó a trabajar en un laboratorio de análisis de alimentos y, cuando su familia esperaba que se matriculase en Medicina, Jorge reveló el secreto a su padre: quería ser sacerdote, quería irse al seminario.

Mario Bergoglio lo entendió enseguida. En cambio, la reacción de la madre, Regina, fue muy distinta. Lo relató la hermana del Papa, María Elena, a la agencia Rome Reports: «Mamá se había enojado mucho cuando Jorge le dijo que quería ser sacerdote. Era el primer hijo que abría las alas. Que volaba. Le hubiese costado lo mismo si le decía que se casaba o que se iba a otro país. Era el despegue del hijo… Le costó. Y después, feliz, superfeliz. Pero dar el sí a que el nene se fuera de casa le costó muchísimo».
El cardenal de Buenos Aires lo recordaba en un libro-entrevista con Sergio Rubin y Ángela Ambrogetti, «El Jesuita», publicado en 2010: «Primero se lo dije a papá, y le pareció muy bien. Más aún: se sintió feliz. Después él se lo dijo a mi mamá, que, como buena madre, había empezado a presentirlo…».

Con una expresión cariñosa argentina, Jorge Bergoglio comentó que «la “vieja” se enojó mal. Cuando entré al seminario mamá no me acompañó, no quiso ir. Durante años no aceptó mi decisión. No estábamos peleados. Sólo que yo iba a casa, pero ella no iba al seminario».

Después de informar a sus padres, Jorge dio la noticia a su «barra de amigos» durante un encuentro. Reaccionaron con alegría, pero con nostalgia por perderle. Un par de chicas lloraron. Alba Colonna, que estaba allí, recuerda que «Jorge era un gran bailarín de tangos. Le gustaban mucho». En las fiestas de cumpleaños, los amigos bailaban toda la noche del sábado en casa de alguno de ellos, y después iban a la misa de ocho de la mañana del domingo.

En el Seminario Metropolitano tuvo sus dudas. Lo contó, cuando era cardenal de Buenos Aires, durante los debates televisivos con el rabino Abraham Skorka, publicados en el libro «Sobre el Cielo y la Tierra».

«Cuando era seminarista -relata- me deslumbró una «piba» que conocí en el casamiento de un tío. Me sorprendió su belleza, su luz intelectual… Y, bueno, anduve «boleando» un buen tiempo y me daba vueltas la cabeza». No podía rezar, pues, cuando lo intentaba, «aparecía la chica en mi cabeza. Tuve que pensar la opción otra vez. Volví a elegir, o a dejarme elegir por el camino religioso. Sería anormal que no pasara por este tipo de cosas».

Una infección pulmonar

 

A los veintiún años, una grave infección pulmonar estuvo a punto de costarle la vida. En el hospital Sirio Libanés sus compañeros le cuidaban día y noche, e incluso le proporcionaban transfusiones de sangre de persona a persona, como se hacía entonces. Le extirparon la parte superior del pulmón derecho, y logró curarse.

Su director espiritual, el salesiano Enrique Pozzoli, le acompañó en ese periodo difícil en el que Jorge Bergoglio maduraba un segundo aspecto de su vocación. Lo reveló el jueves en una entrevista con «La Civiltá Cattolica».

«Había entrado en el seminario, y quería algo más, pero no sabía lo que era», relata. «Me atraían los dominicos, y tenía amigos dominicos. Pero al fin elegí la Compañía, que llegué a conocer muy bien, al estar nuestro seminario confiado a los jesuitas. De la Compañía me impresionaron tres cosas: su carácter misionero, la comunidad y la disciplina. Y esto es curioso, porque yo soy un indisciplinado nato».

«Un pecador»

 

En esa entrevista, el Papa se define en dos frases: «Soy un pecador en quien el Señor ha puesto los ojos. Soy alguien que ha sido mirado por el Señor». Su lema de obispo y de Papa, «Miserando atque eligendo» (lo miró con misericordia y lo eligió”), recuerda la vocación de Mateo, cuya fiesta es precisamente el 21 de septiembre.


Muchas veces ha ido a la iglesia romana de San Luis de los Franceses, «a contemplar el cuadro de la vocación de san Mateo, de Caravaggio. Ese dedo de Jesús apuntando así… a Mateo. Así estoy yo. Eso es lo que yo soy: un pecador al que el Señor ha dirigido su mirada… Y esto es lo que dije cuando me preguntaron si aceptaba la elección a Pontífice».

sábado, 21 de septiembre de 2013

Papa Francisco vuelve a sorprender al mundo, deja sin sustento institucional a homofóbicos de la iglesia

Agencias Noticiosas
El papa Francisco vuelve a sorprender al mundo. Y lo acaba de hacer con unas declaraciones que no son producto del azar sino de una profunda reflexión. Durante tres días de finales de agosto, Su Santidad concedió una entrevista a La Civiltà Cattolica, la histórica publicación de la Compañía de Jesús -en España, fue difundida por Razón y Fe-.

“La iglesia es la casa de todos, no una capillita en la que cabe solo un grupito de personas selectas. No podemos reducir el seno de la Iglesia universal a un nido protector de nuestra mediocridad”.

“Una vez una persona, para provocarme, me preguntó si yo aprobaba la homosexualidad. Yo entonces le respondí con otra pregunta ‘Dime, Dios cuando mira a una persona homosexual ¿aprueba su existencia con afecto o la rechaza y la condena?”, cuenta como anécdota.

Durante seis horas divididas en tres días, su director, el sacerdote Antonio Spadaro, conversó con el Papa sobre la situación crítica de la Iglesia, los temas candentes de su pontificado y también sobre sus gustos y pecados.

En la charla, el papa asegura que “Dios en la creación nos ha hecho libres” y que “no es posible una injerencia espiritual en la vida personal”, al resumir su discurso sobre los divorciados y los homosexuales.

En la entrevista de 27 páginas, el pontífice también se refiere al papel de la mujer en la Iglesia y considera “necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva” en ella. “Temo la solución del ‘machismo con faldas’ porque la mujer tiene una estructura diferente al varón, Pero los discursos que oigo sobre la mujer a menudo se inspiran en una ideología machista”.

“Las mujeres -subraya- están formulando cuestiones profundas que debemos afrontar. La iglesia no puede ser ella misma sin la mujer y el papel que ésta desempeña. La mujer es indispensable para la Iglesia”.

Respecto a los divorciados y homosexuales, señala que “hay que tener siempre en cuanta a la persona” y añade: “Dios acompaña a las personas y es nuestro deber acompañarlas a partir de su condición”, por lo que hay acompañarlos “con misericordia”.

“Una vez una persona, para provocarme, me preguntó si yo aprobaba la homosexualidad. Yo entonces le respondí con otra pregunta ‘Dime, Dios cuando mira a una persona homosexual ¿aprueba su existencia con afecto o la rechaza y la condena?”, cuenta como anécdota.

Sobre la iglesia, dice que “es la casa de todos, no una capillita en la que cabe solo un grupito de personas selectas. No podemos reducir el seno de la Iglesia universal a un nido protector de nuestra mediocridad”.

Y, en un tono cercano y sencillo, el Papa se define como un pecador: “Soy un pecador en quien Dios ha puesto los ojos”.

El papa también dice que le encanta recibir consejos. Dice Jorge Mario Bergoglio que, cuando fue arzobispo de Buenos Aires, tomó la costumbre de consultar siempre sus decisiones: “Esto me ha ayudado mucho a optar por las decisiones mejores. Ahora, sin embargo, oigo a algunas personas que me dicen: 'No consulte demasiado y decida'"

Añade el pontífice que "consultar es muy importante. Los consistorios y los sínodos, por ejemplo, son lugares importantes para lograr que esta consulta llegue a ser verdadera y activa. Lo que hace falta es darles una forma menos rígida. Deseo consultas reales, no formales. La consulta a los ocho cardenales, ese grupo consultivo externo, no es decisión solamente mía, sino que es fruto de la voluntad de los cardenales, tal como se expresó en las Congregaciones Generales antes del Cónclave. Y deseo que sea una consulta real, no formal”.

Durante la entrevista, el papa recuerda su experiencia de gestión, remontándose a los tiempos en que tuvo responsabilidades en la Compañía de Jesús: “En mi experiencia de superior en la Compañía, si soy sincero, no siempre me he comportado así, haciendo las necesarias consultas. Y eso no ha sido bueno. Mi gobierno como jesuita, al comienzo, adolecía de muchos defectos. Corrían tiempos difíciles para la Compañía: había desaparecido una generación entera de jesuitas. Eso hizo que yo fuera provincial aún muy joven. Tenía 36 años: una locura. Había que afrontar situaciones difíciles, y yo tomaba mis decisiones de manera brusca y personalista".

Habló también de su forma de decidir y la fama que esto le ha creado: "Mi forma autoritaria y rápida de tomar decisiones me ha llevado a tener problemas serios y a ser acusado de ultraconservador. Tuve un momento de gran crisis interior estando en Córdoba. No habré sido ciertamente como la beata Imelda, pero jamás he sido de derechas. Fue mi forma autoritaria de tomar decisiones la que me creó problemas (…). Todo esto que digo es experiencia de la vida y lo expreso por dar a entender los peligros que existen. Con el tiempo he aprendido muchas cosas”.
 

sábado, 14 de septiembre de 2013

Nuevas cabezas de iglesia católica aceptan que celibato de los curas es un tema discutible

Tomado de RFI 

Monseñor Pietro Parolin recordó que el celibato no es un dogma de la Iglesia” (foto de 2009).

¿Caerá el celibato de los sacerdotes gracias a Francisco?

La prensa francesa se pregunta este 13 de septiembre si el matrimonio de los sacerdotes será finalmente autorizado por la Iglesia católica tras las declaraciones del número dos del Vaticano, monseñor Pietro Parolin, quien recordó que el ‘celibato no es un dogma de la Iglesia’.

El celibato de los sacerdotes no es un dogma de la Iglesia católica sino un precepto y, como tal, es algo que se puede “discutir”, dijo el miércoles monseñor Pietro Parolin, el recién designado secretario de Estado del Vaticano y saliente nuncio de Venezuela al diario “El Universal” de Caracas.

Monseñor Parolin no dice en el fondo nada revolucionario y ya otros habían hecho esa precisión. Pero estas declaraciones parecen abrir la posibilidad a la discusión del tema durante el papado de Francisco. La eventual apertura de este delicado punto se haría en medio de la actual escasez de sacerdotes, la cual afecta inclusive a los países más católicos como España e Italia, pero también los escándalos sobre el presunto “lobby gay en el Vaticano” y los sacerdotes pederastas.

El celibato es una regla de disciplina que se remonta al segundo concilio de Letran en 1139 y su origen fue práctico: evitar que los sacerdotes tuvieran herederos y preservar de esta manera el patrimonio de la Iglesia. “El esfuerzo que hizo la Iglesia para estatuir el celibato eclesiástico debe ser considerado. No se puede decir, sencillamente, que pertenece al pasado. Es un gran desafío para el Papa (...) y todas esas decisiones deben asumirse como una forma de unir a la Iglesia, no de dividirla”, agregó Parolín.

Desde la elección en marzo Francisco, una amplia reorganización de la Curia – gobierno del Vaticano – está en marcha. El papa nombró varias comisiones encargadas de abordar la reforma de esta institución y del banco del Vaticano. Las grandes líneas de la reforma de la Curia se darán a conocer a principios de octubre.

Algunos conocedores de los entresijos del Vaticano manifestaron a la prensa francesa que no había que descartar que el papa desee poder instaurar la capacidad para casarse, que podría limitarse a una opción personal, lo que haría todavía más ejemplar la opción del celibato y de una vida de castidad.