Mostrando entradas con la etiqueta Gastronomía. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Gastronomía. Mostrar todas las entradas

domingo, 9 de febrero de 2014

Prestigiosa academia culinariana Italiana revela los 10 errores más frecuentes al cocinar u ordenar pasta

Tomado de El Confidencial 

Los diez errores más comunes con los que arruinamos la comida italiana


Por Miguel Ayuso

La cocina italiana es una de las más internacionales pero, como ocurre con todas las preparaciones regionales que se globalizan, en el camino ha perdido muchos de sus aspectos fundamentales. En todo el mundo comemos pasta y pizza, pero, en la mayoría de hogares y restaurantes no se respetan las normas básicas de la cocina italiana tradicional, muy dada, por otro lado, al dogma gastronómico.


La Academia Barilla, una de las más prestigiosas escuelas de cocina de Italia –situada en la ciudad de Parma–, ha publicado esta semana un decálogo con los errores más comunes que los extranjeros cometen al acercarse a la comida italiana. La institución, que tiene entre sus objetivos “defender y salvaguardar los productos alimentarios italianos elaborados por reputados artesanos y con denominación de origen de las imitaciones de mala calidad”, y “promover y difundir el papel que juegan estos productos en la cocina italiana tradicional”, no deja lugar para la heterodoxia. O es cocina italiana, o no lo es.

El listado de los diez errores más comunes está claramente orientado al comensal anglosajón, pero en España, pese a estar más cerca, tampoco nos libramos de castigar el recetario italiano. Hasta hace muy poco la única elaboración italiana que conocíamos era los macarrones con chorizo, y no precisamente al dente, y, aunque ahora sea “lo más” ofrecer risotto de tapa, seguimos cometiendo errores de libro. Para todos los amantes de la ortodoxia en la cocina –y en lo que respecta a la tradición italiana seguir la tradición es garantía de éxito–, estos son los diez errores que nunca se deben cometer.

1. Ofrecer la pasta como acompañamiento

Ni la pasta, ni el risotto, deben servirse nunca como acompañamiento. Exceptuando en recetas como las carnes “a la milanesa”, la pasta y el arroz se toman en Italia como plato principal algo que, además, es obligatorio si no queremos que nuestro consumo de calorías se dispare. En Italia es “sacrílego” utilizarlos como guarnición, un espacio que está reservado, casi en exclusiva, a las verduras.

2. Echarle kétchup a la pasta

El colmo absoluto de todos los atentados al recetario italiano es acompañar la pasta con kétchup, una salsa que sigue bañando los espaguetis –cortados– de media España, sobre todo cuando van destinados al comensal infantil. La Academia Barilla califica esta práctica como un “auténtico pecado culinario”, aunque se olvida del resto de salsas de tomate de bote, que en Italia no están nada extendidas. La realidad es que, para triunfar con un buen plato de pasta con tomate, es necesario elaborar una salsa casera. Hay miles de recetas y, aunque hay productos muy dignos, ningún preparado industrial supera las bondades de una salsa elaborada con tomates frescos de temporada. En invierno, sin embargo, los tomates pelados de bote pueden ser la mejor alternativa.

3. Cocer la pasta en agua con aceite

En España es muy habitual echar un chorro de aceite de oliva al agua en que se cuece la pasta, una costumbre que, según apuntan en la Academia Barilla, no aporta nada a los platos. En su opinión, el aceite debe añadirse tras escurrir la pasta.

Otra fea costumbre española de la que se olvida el decálogo es la de lavar la pasta en agua fría antes de escurrirla, algo que sólo sirve para que ésta pierda sabor. La Academia ofrece sus propias instrucciones para cocer la pasta “al dente”. Uno de los secretos, aseguran sus chefs, reside en escurrir la pasta un minuto antes del tiempo de cocción indicado en el paquete, pues la pasta seguirá haciéndose mientras la cocinamos con la salsa. 

4. Acompañar los espaguetis con salsa boloñesa

Aunque los espaguetis a la boloñesa son uno de los platos italianos más populares, la Academia Barilla asegura que la receta es una invención internacional, imposible de encontrar en ningún restaurante de la ciudad que le da nombre. La famosa salsa, que sí es uno de los clásicos básicos de la cocina italiana, suele acompañarse de tagliatelle, la pasta típica de Bolonia que en Italia se cocina siempre con huevo, no de espaguetis.

Puntualizaciones quisquillosas aparte –por mucho que lo diga la Academia Barilla la diferencia entre unos espaguetis y unos tallarines no es para tirarse de los pelos–, hay muchas recetas italianas que se han pervertido en su paso al recetario internacional. En España es particularmente sangrante el caso de los espagueti a la carbonara, que solemos embadurnar en nata, un ingrediente del que carece la auténtica receta italiana que se elabora con huevo.


5. Usar el pollo como ingrediente de un plato de pasta

“Nadie en Italia echaría pollo a la pasta”, asegura el decálogo de la Academia Barilla. Según la escuela de cocina es algo muy típico en EEUU. En España, por el contrario, no es en absoluto popular. Con los ingredientes parece que somos más respetuosos, aunque quizás sea porque contamos con una materia prima parecida. Una de las costumbres más arraigadas en España es la de preparar la pasta con atún, algo que también hacen los italianos. De hecho, en Italia la pasta con pescado o marisco es tremendamente popular. Los espaguetis al fruti de mare o, simplemente, con mejillones, son uno de los preparados más exitosos.

6. Pedir una ensalada César en Italia

La ensalada César es un plato muy popular, presente en las cartas de cafeterías y restaurantes de todo el mundo, pero no es una receta italiana. De hecho, es muy difícil de encontrar en el país de la bota. Hay diversas versiones sobre el origen de la ensalada, pero todas coinciden en que empezó a servirse en México y más tarde pasó a EEUU. Se cree que su inventor, Alex Cardini –que sí era italiano– la diseñó en el restaurante que su hermano, César Cardini, regentaba en Tijuana: el Cesar´s Place. Aunque otras historias sitúan su origen en Ensenada, lo que es seguro es que César Cardini patentó la salsa en Los Ángeles en 1948 y desde entonces comenzó a popularizarse en EEUU.

7. Decorar el restaurante con manteles de cuadros rojos y blancos

El cine ha explotado la imagen del típico restaurante italiano con velas, grandes platos de pasta, jarras de vino y manteles ajedrezados en rojo y blanco. Los tres primeros elementos pueden ser ciertos, pero según la Academia Barilla los manteles ajedrezados no son típicos en ningún lugar de Italia.
8. Pedir un capuccino después de comer

En Italia el capuccino sólo se toma en el desayuno, nunca después de las comidas, cuando se toma el café espresso macchiato (el equivalente a nuestro cortado). No es que no lo sirvan en los restaurantes, pero es algo reservado para los turistas. Hay que recordar que el capuccino es más contundente que nuestro “relajante” café con leche, que en muchos puntos de España está a medio camino entre el macchiato y el capuccino.

9. Buscar los Fettuccine Alfredo en Italia

Aunque los Fettuccine Alfredo sí son una invención italiana, nadie en el país los conoce con ese nombre. La salsa Alfredo es un sencillo acompañamiento para la pasta a base de mantequilla y queso parmesano que se hizo famosa en el restaurante Alfredo alla Scrofa de Roma, propiedad de Alfredo di Lelio.Por alguna razón que desconocemos, la receta se popularizó en EEUU y por ende en el resto del mundo con el nombre que le dio el avezado restaurador, pero se trata sólo de una versión de los tradicionales Fettuccine al burro –es decir, “a la mantequilla”–, uno de los platos básicos de la cocina italiana, que sí se pueden encontrar en cualquier restaurante.

10. Ir a comer solo

El último punto del decálogo de la Academia Barilla –que bien podrían haber titulado “cocina italiana para Dummies”– tiene más que ver con las costumbres de la sociedad italiana que con la comida en sí. Según los chefs de la escuela, en Italia nunca se va a un restaurante solo (algo que, hoy en día, resulta chocante de ser cierto), pues la comida se disfruta siempre en familia o con amigos. “El amor y la familia lo es todo”, concluye el decálogo. 


lunes, 25 de noviembre de 2013

En El Salvador se unen para romper dulcemente un Guinness récord por una buena causa

Tomado de Diario El Mundo 

Nueve pastelerías y panaderías trabajaron en la realización de los 21,164 cupcakes que formaron el mosaico.
El Salvador batió el Récord mundial con cupcakes
Nuestro país logró romper el récord que Singapur estableció el año pasado, al formar el mosaico de cupcakes más grande del mundo por una noble causa.
Con 21,164 cupcakes  que formaron un mosaico de que midió 125.61 metros cuadrados, El Salvador estableció el nuevo Récord Guinness que había establecido Singapur y que fue documentado por los Guinness World Records el año pasado.
Ahora, el pulgarcito de Ámerica ha batido esta deliciosa marca por una noble causa: La Teletón 2014,  evento que busca recaudar fondos monetarios para ayudar a personas con discapacidades físicas de nuestro país, con énfasis en  infantes.  En esta ocasión, la campaña denominada “Rompamos un dulce récord de amor” tenía como fin romper la marca como país, donar un dólar para la Teletón, y que cada cupcake apadrinado fuera destinado a hogares de niños y ancianos.
La creatividad y talento del artista salvadoreño Fernando Llort fue lo que le dió vida al diseño que unió al centenar de dulces bocadillos que se convirtió en toda una obra de arte.
Para verificar y certificar el récord asistió al evento Ralph Hannah juez delegado Guinness World Records, entidad mundial. 

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Pupusas ganan premio gastronómico en NY entre comida de todo el mundo

Tomado de El Diario La Prensa  

Foto: edlpFotos: liseth perez-almeida

Camión de comida en Red Hook gana premio con pupusas

El Olomega, con sus recetas salvadoreñas, fue elegido el mejor camión de comida de la Ciudad de Nueva York

Por Liseth Perez-Almeida


Nueva York — Tres fueron las pupusas que El Olomega presentó frente a los jueces de los Vendy Awards: la de queso con chicharrón, la de queso con pollo y la de queso con loroco.

Y muy a pesar de que uno de los siete encargados de elegir al ganador no comía uno de esos ingredientes, el sabor del tradicional platillo salvadoreño convenció a todos para que los nombraran el mejor camión de comida de Nueva York del 2013.

"Cuando supimos que un juez no podía comer queso, nos pusimos nerviosos. Pero le hicimos las pupusas sin queso", cuenta Marcos Lainez, uno de los dueños del negocio familiar que comenzó hace ya más de 30 años. "Al final igual los convencimos de que somos los mejores".

Por segundo año consecutivo, y cuarta vez desde la creación de los premios hace nueve años, uno de los camiones de comida del parque de Red Hook se hizo con el trofeo que entrega el grupo Street Vendor Project para reconocer la calidad de los cientos de negocios ambulantes que tiene la ciudad.

Esta vez fueron las famosas pupusas, el delicioso plato preparado a base de harina de maíz y relleno con diferentes sabores, las encargadas de poner el nombre de la comida latina en alto. Los cinco finalistas, escogidos entre decenas de participantes, fueron variados: un camión de comida vegetariana, otro de griega, uno de sandwiches de langosta y otro que mezcla lo mexicano con lo irlandés. Pero todos fueron superados por el sabor y la experiencia que tiene El Olomega.

"Mi mamá comenzó a vender pupusas en las afueras de las canchas de Red Hook como por 1988", recuerda Lainez. "El camión lo tenemos desde 2008, y ahora, entre otras muchas cosas, ofrecemos 14 pupusas diferentes".

Pollo, carne, cerdo, chorizo, espinaca, jalapeño, frijoles, todos estos ingredientes, por separado, se combinan con queso y se usan para rellenarlas. La de loroco, una flor típica de El Salvador y muy poco conocida, es la que más llama la atención y poco a poco se ha ido convirtiendo, junto a la de chicharrón, en la más popular entre los cientos de personas que cada fin de semana se acercan al puesto.

"La servimos con encurtido de repollo, crema, salsa de tomate y jalapeño, para quienes les gusta el picante", cuenta Lainez sobre el plato que por sólo $6 satisface a todos quienes lo prueban.

El Olomega tiene además los típicos jugos salvadoreños de horchata, preparado con la semilla del jícaro, una fruta típica de Centroamérica y México; y el de marañón, fruta de donde proviene el anacardo (cashew). El pollo y el chicharrón frito, la carne asada, el tamal de maíz, la yuca y el plátano maduro son algunas de las otras comidas latinas que allí se disfrutan.

"Mi esposo viene todos los domingos y me lleva carne asada y pupusas a la casa", confiesa Rosio Urbina, mientras saboreaba una de ellas. "Ellos son los que tienen la mejor comida, se puede probar de todos los camiones, pero ellos son los que tienen el mejor sabor", agrega asegurando compartir la opinión de los jueces de los premios Vendy.

El Olomega está ubicado en el Red Hook Park, entre las calles Bay y Clinton, Brooklyn. Abre sábados y domingos, de 9 am a 9 pm, entre abril y octubre. (www.elolomega.com) 

domingo, 30 de junio de 2013

Estudio concluye que cubiertos y color de vajilla influyen en la satisfacción de nuestras comidas

Tomado de Entremujeres.com  

Descubren que los cubiertos modifican el sabor de la comida


El tamaño, el peso, la forma y el color de la vajilla influyen al degustar un alimento. Según el cubierto que elijamos podemos sentir la comida más dulce, más sabrosa o más salada.

Por Vanesa López

¿Cuchara o tenedor?
La próxima vez, tené en cuenta que tu elección va a modificar el sabor de tu comida. Es que el tamaño, el peso, la forma y el color de los cubiertos influyen en nuestra percepción, según los resultados de un estudio del Departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Oxford, Reino Unido.

“Mientras que la ciencia y la tecnología alimentaria se han focalizado, principalmente, en los atributos sensoriales de la comida, la neurociencia cognitiva ha demostrado también la influencia que los cambios en la vajilla pueden generar sobre el gusto y el sabor”, explican en la revista Flavour, donde se publicó la investigación.

Se hicieron tres experimentos con un grupo de 100 estudiantes. El primero se basó en el peso de los cubiertos y consistió en probar un mismo yogurt con tres tipos de cucharas: una de té, una sopera y una de plástico. El segundo buscó indagar si los tonos influían: hicieron degustaciones con cucharas de cinco tonalidades y yogures de dos. El último consistió en analizar si la forma del cubierto modificaba el sabor de una porción de queso.

Tras hacer los análisis, los investigadores llegaron a estos resultados:

* El queso tiene un sabor más salado cuando lo comemos con cuchillo en vez de con tenedor o cuchara.

* El yogur es más sabroso si lo comemos con una cuchara blanca de plástico. Acá influye el contraste de colores: la cuchara blanca lo hace parecer más dulce que una oscura.

* Un postre se siente más dulce cuando lo probamos con una cuchara pequeña. Es porque el peso de la vajilla confirma nuestras expectativas: solemos asociar a los postres con los cubiertos chicos.

“La forma en la que experimentamos la comida es multisensorial. Están involucrados el gusto, la sensación en nuestra boca, el aroma y el deleite de nuestros ojos", explican Charles Spence y Vanessa Harrar, líderes del equipo, según lo publicado en BBC Mundo. "Antes incluso de poner un bocado dentro de la boca nuestro cerebro ya ha hecho un juicio de valor que afecta la experiencia como un todo", agregan.

Todo esto puede ayudar a las personas que intentan bajar de peso. “Una de las áreas para la investigación futura podría ser estudiar cómo los efectos de la percepción del gusto que se informaron aquí y en estudios anteriores se pueden utilizar para predecir cuánto comen las personas (o la cantidad de sal que agregan a su comida, por ejemplo). Ya hay alguna evidencia que sugiere que el tamaño de la porción y el tamaño de la cuchara o el plato pueden afectar las cantidades que se consumen”, señalan los resultados del estudio. 

domingo, 16 de junio de 2013

Mitos y realidades del archi famoso aceite de oliva

Tomado de entremujeres.com




Mitos sobre el aceite de oliva


1) Si es verde e intenso es bueno.
FALSO: El color verde de la oliva y el fuerte olor a aceitunas no son parámetros que se deben tener en cuenta para evaluar la calidad del producto. El aceite de oliva debe tener un color que varíe ente el amarillento y verde, y su gusto debe ser frutado y preferentemente amago, picante. La calidad del aceite de oliva depende de varios factores que podrían resumirse en tres puntos principales: la calidad de la aceituna que llega a la fábrica, el proceso de extracción en sí mismo y la conservación posterior a su extracción.

2) Añejado suma facultades.
FALSO: Cuanto más nuevo, mejor. El proceso de envejecimiento de un aceite de oliva se inicia en el mismo momento en que se obtiene, y con él se van perdiendo paulatinamente sus cualidades organolépticas y también algunas cualidades nutricionales relacionadas con sus componentes menores.

3) No sirve para freír.
FALSO. El aceite de oliva no sólo sirve para freír, sino que es más conveniente Su estabilidad a altas temperaturas es mayor que la de muchos aceites por lo que le permite mantener su calidad nutritiva La fritura con aceite de oliva permite la obtención de alimentos con una composición más equilibrada en ácidos grasos.

4) Se debe conservar en envases transparentes.
FALSO. Por lo general el aceite de oliva se ofrece en botellas transparentes, cuando en realidad éstas deberían ser opacas para evitar o retardar el proceso de oxidación natural que genera la luz. En lo que respecta a la temperatura, debe conservarse en un lugar fresco a una temperatura moderada y constante, entre los 15 y los 20 grados.

5) El virgen, solo para ensalada.
FALSO: Existe la creencia de que los aceites vírgenes, al ser más aromáticos que los refinados, se deben usar solo para aliñar en crudo. Pero por su origen y procesamiento, tienen más cuerpo y sabor y se pueden utilizar para frituras y procesos de cocción ya que se degradan mucho menos con el calor y sus sabores y aromas mejoran el resultado final.


¿Sabías que...?

* La importancia de consumir aceites vegetales se debe, en gran parte, a que son una valiosa fuente de grasas indispensables para nuestro organismo, de algunos tipos de vitaminas como por ejemplo la E y otros compuestos benéficos para la salud.
* Los aceites vegetales presentan una composición variada dependiendo de su origen, siendo el aceite de oliva, y principalmente el extra virgen, uno de los más interesantes no sólo por su perfil nutricional sino también por su distintivo sabor.
* El aceite de oliva virgen es aquel obtenido exclusivamente por procedimientos que no lo alteran, partiendo de aceitunas sanas recién recolectadas en su punto óptimo de maduración.
* Es 100% natural, ya que no posee agregado de aditivos ni conservantes.
* El aceite de oliva es amigo del corazón y de tu salud: el aceite de oliva aporta predominantemente ácidos grasos monoinsaturados que actúan sobre el metabolismo de las grasas, ayudando a proteger al corazón y los vasos sanguíneos.

Su consumo regular, en el contexto de una dieta variada, puede reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular por su contenido en omega 9, disminuyendo tanto el colesterol total como el LDL (conocido como colesterol malo) y sin modificar los niveles de HDL (conocido como colesterol bueno).

También hay componentes menores como los polifenoles, que han demostraron, tener propiedades antioxidantes.

* El aceite de oliva tiene diferentes usos culinarios: puede ser un clásico aderezo para ensaladas, formar parte de una preparación o ser usado para freír. También se lo puede utilizar como reemplazo de los condimentos grasos, como mayonesa o manteca. Además, un chorrito de aceite de oliva extra virgen en el pan de un sándwich, no solamente le da sabor, sino también un extra de ácidos grasos monoinsaturadas. 

domingo, 17 de febrero de 2013

“Pujol” el restaurante más exquisito de México y # 36 en el mundo


Tomado de The Wall Street Journal 


 El chef Enrique Olvera, el más famoso de México habla de innovación y tradición

Por Hamish Anderson
Cuando el chef Enrique Olvera abrió su restaurante, Pujol, hace 13 años, su único objetivo era servir "comida sólida y sabrosa" y convertirlo en "el mejor restaurante del vecindario", dice. Pero ese barrio de Ciudad de México era Polanco, el epicentro culinario de la urbe de 8,5 millones de habitantes, y el presupuesto de Olvera era tan reducido que su esposa tuvo que pintar las paredes.
Desde entonces, Pujol ha superado sus metas iniciales: ahora es ampliamente considerado como el restaurante más exquisito de México y el número 36 en el mundo, de acuerdo al muy seguido ranking S. Pellegrino. Y Olvera, quien estudió en el Instituto Culinario de Estados Unidos en Nueva York antes de regresar a su país, es el chef más conocido de México. Olvera alcanzó ese puesto al hacer su cocina "más y más sofisticada, y más compleja" con los años. Pujol ahora ofrece un menú de degustación de comida innovadora que no estaría fuera de lugar en el famoso restaurante Fat Duck, en Inglaterra, o Momofuku Ko, en Nueva York. Además, Olvera es uno de los principales expositores de la nueva gastronomía de México, que combina una técnica detallada y vanguardista con un fuerte énfasis en los ingredientes locales para crear una cocina cosmopolita que es al mismo tiempo internacional, pero indudablemente mexicana, parecida a la dirección que está tomando Ciudad de México.
Enrique Olvera:
Olvera combina tradición con innovación en su menú.

Una visita a Pujol, que cuenta con 48 asientos, revela una cocina con aire de la era espacial con 27 cocineros, incluyendo algunos practicantes que volaron miles de kilómetros para trabajar de manera gratuita: uno de ellos pasa horas intentando seleccionar cilantro con unas pinzas, otro emprende su quinto intento de perfeccionar un platillo aparentemente sencillo. Conforme Pujol se ha convertido en un lugar que atrae mano de obra gratuita ("si quiere practicar aquí, tiene que esperar hasta 2014", afirma Olvera), el chef ha comenzado a pensar en repatriar a más cocineros mexicanos de Estados Unidos. A Olvera le gustaría que pasen de largo la barrera discriminatoria que existe en EE.UU. (a pesar del número de mexicanos que trabajan en los restaurantes estadounidenses, "raramente se ve a un chef principal mexicano en una cocina de Nueva York", señala Olvera) y que desarrollen su carrera en su propio país. Mientras Olvera dirige a sus cocineros durante el servicio del almuerzo, habla sobre el regreso a casa, la tradición, la innovación y cómo una película de Disney cambió a uno de los mejores restaurantes del mundo. 
"Ciudad de México está cambiando rápidamente y los restaurantes están en muy buen lugar. Hay mayor atención del resto del mundo en la comida mexicana. Hace 15 años, no hubiera creído que sería considerada una cocina de alto nivel y valorada al mismo nivel de la comida italiana o española, especialmente en México. A los extranjeros siempre les ha gustado nuestra comida, pero la consideraban como algo muy informal, casi como comida callejera. Ahora, se están dando cuenta de que tiene sofisticación y que hay potencial para hacer no solamente comida sabrosa sino también comida de una calidad muy alta.
Es una ciudad cosmopolita con influencias de Europa, la cultura local y EE.UU. Es una mezcla muy bonita de los tres componentes, y los mexicanos comienzan a enamorarse de esa mezcla. Si ve a Pujol, con la decoración y la comida, es mexicano —siente que está en Polanco, no siente que está en Nueva York— pero no está todo rosa con mariachis y cosas como esas, porque así no es Ciudad de México.
En el restaurante solíamos hacer muchas reinterpretaciones de los platillos mexicanos tradicionales, pero después nos cansamos de eso y empezamos a crear nuevos platillos con una fuerte base mexicana. Hasta hace dos o tres años, todos los ingredientes tenían que ser mexicanos y también tenían que ser auténticos. Por ejemplo, no utilizábamos la chirivía (una hortaliza parecida a la zanahoria). Pero, ¿conoce la película Ratatouille? Al principio el chef principal, Gusteau, sale en televisión y dice, 'No puede limitar su creatividad al lugar donde nació', y yo recordé esto más tarde y me di cuenta de que era cierto. Entonces, empezamos a incorporar ingredientes que son originalmente de otras partes del mundo. Dijimos, 'si se siembra en México, bien, lo usamos'. Por ejemplo, ahora muchos mexicanos comen brócoli. Es el segundo mayor cultivo en el centro del país, entonces, ¿Por qué no usar brócoli? Aportamos un poco más de nuestra propia visión. Ese fue el primer año que figuramos en el listado de los '50 Mejores Restaurantes del Mundo'.
La mayoría de la gente piensa que tiene que escoger entre la tradición y hacer comida moderna. Nosotros hacemos las dos; pueden coexistir bien en un platillo y definitivamente en un menú. Uno siempre le guarda cariño al lugar de origen, pero también tengo necesidad de nuevas sensaciones y de mejorar aquellas tradiciones antiguas. No se trata solo de innovación solo por innovación, es para producir un mejor platillo. Por ejemplo, cuando produce maíz nixtamalizado para hacer tortillas, la receta tradicional es hervir el maíz con cal, dejarlo afuera durante la noche, después molerlo. Pero quizá puede obtener una masa mejor si cocina el maíz al sous-vide (al vacío) a 65 grados, sin la enorme conmoción de la temperatura. Se podría, ¿por lo tanto, por qué no hacerlo? Lo intenta, y si sale mejor, lo cambia; si no, continúa haciéndolo con el estilo tradicional. Si fuera arquitecto, sería realmente tonto construir casas como se hacían hace 50 años. La cocina es igual. Si quiere que la tradición siga viva, tiene que seguir haciendo cosas con ella. El tiempo dirá quién está haciendo cosas buenas.


Los cocineros mexicanos en EE.UU. no se fueron allá para cocinar; es solamente la gente pobre que no tiene oportunidades, que no ve un futuro en México. Una vez que llegan, tienen muy pocas opciones de trabajo. Mi sueño –y creo que es el sueño de mucha gente aquí– es que no tengan que irse y no sentirse bienvenidos… Si podemos cambiar eso un poco, sería bueno.
No creo que los cocineros en el exterior estén al tanto que México ha cambiado en términos de cocina. Y cuando regresen verán que hay un potencial enorme. Creo que deberíamos correr la voz de que hay buenos restaurantes aquí en México. Si compara la cantidad de dinero que gana uno y la calidad de vida, es casi lo mismo. Sí, en Nueva York podría ganar US$60.000 como chef de pastelería, y aquí ganaría US$3.000, pero la renta es mucho más barata, no tiene que enviar dinero a casa y está con su propia gente. La mayoría de los cocineros aquí han trabajado en Europa o en EE.UU., y cuando regresan valoran los ingredientes más y ven las posibilidades de trabajar con productos mexicanos. También me gusta la idea de que los mexicanos salgan de México y después regresen, porque yo mismo lo hice. Uno se da cuenta de lo que le gusta de su propio país cuando sale".