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sábado, 20 de febrero de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EL AMOR A NUESTROS HIJOS

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos
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Cuando hablamos de amor hacia nuestros retoños casi siempre pensamos en un amor incondicional, que lo perdona todo y no cuestiona nada. Sin embargo, esto no es suficiente, y, en ocasiones hasta es incompatible con la adecuada forma de amar a nuestros hijos, es decir, en la racionalidad, en la educación de valores, premios, consecuencias y castigos. Frecuentemente creemos que eso no es amor, y, por otro lado, a veces pensamos que es más difícil amarlos de esta manera, ya que si accedemos a todo lo que piden, pasamos por alto malas acciones y rehuimos los regaños, la disciplina y el establecimiento y cumplimiento de límites, nos resulta más cómodo, menos complicado.
Sin embargo, nada más equivocado. Amar a un hijo implica educarlo; y educarlo implica amarlo, porque el esfuerzo y la dedicación que requiere una buena educación solo se hace por alguien a quien se ama; difícilmente se hace por alguien a quien no se ama, y si se hace, al hacerlo automáticamente se le ama, porque la educación es una entrega a él (ella), y él(ella) se convierte en la obra de nuestro esfuerzo, dedicación y entrega. Amar con el corazón, y educar con la razón. Y la razón nunca puede ir por detrás del corazón; muchas veces tiene que ir por delante, y esa es la parte dolorosa y difícil de la educación, pero nos debe reconfortar el pensar no en el hijo que tenemos delante, sino en el que queremos tener en el futuro.
Educar a un hijo no es consentirlo, sino prepararlo para ser en el futuro un miembro valioso de la sociedad, que la enriquezca, que aporte sus valores, su esfuerzo y conocimiento; y que disfrute de su integración a la misma. Amar a un hijo es hacerlo feliz cada día, si fuera posible; educar a un hijo es hacerlo feliz mañana y cada día del futuro, aun cuando ello implique no hacerlo feliz hoy. ¿Cuántos sacrificios somos capaces de hacer por nosotros mismos en el presente para tener un futuro mejor? Pues la educación de nuestros hijos no es una excepción; es simplemente el más importante y más grato de todos ellos.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 

sábado, 13 de febrero de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EL ACOSO ESCOLAR



Está cada vez más de actualidad el tema del acoso escolar, o “bullying”, como se le conoce en inglés. Nunca como hasta ahora han salido a la luz tantos casos y tan graves, lo que nos lleva a preguntarnos si es que esta práctica es cada vez más común. Hay una doble respuesta a esto. Por un lado, el acoso escolar ha existido siempre, aunque siempre se ha considerado simplemente como un aspecto negativo de la experiencia escolar, sin mayor trascendencia, y nunca como hasta ahora se han hecho públicos tantos casos, ni ha habido semejante sensibilización social hacia el problema; sucede como con el maltrato doméstico.

Y, por el otro lado, sí, independientemente de dicha mayor sensibilización, existen cada vez más argumentos que hacen que la práctica del acoso escolar sea cada vez más común y generalizada y se escape cada vez más del control de los centros educativos, que difícilmente tratan de tomar alguna medida, a parte de recomendar cambiar de colegio a la víctima, como entendiendo que el problema es la víctima, y no habiendo víctima ya no hay problema, cuando es obvio que el veneno sigue ahí, y habrá nuevas víctimas. Pero, como siempre digo, la conducta de nuestros hijos no es tanto responsabilidad de los centros educativos como de los propios padres.

En los casos de acoso escolar normalmente el protagonista es la víctima, hacia quien se dirigen las miradas, y quien se ve forzado a buscar salidas a la situación; salidas que, en casos extremos, pueden llegar a incluir el suicidio del niño o adolescente. Salidas que, a parte de casos extremos suelen consistir en cambios de colegio, confirmando con ello que, además de ser víctima de acoso, es también víctima en la solución por la pasividad del centro educativo. Y es probable que en el nuevo centro educativo tenga que enfrentarse al mismo problema, puesto que también habrá acosadores, porque los hay en todas partes, y porque la víctima lo es, probablemente por responder a ciertas condiciones o características que lo diferencian de lo estándar, aun cuando dichas condiciones sean valores sobresalientes.

A tal punto la problemática se centra en la víctima que incluso muchos padres se preguntan si su hijo será víctima de acoso escolar. Sin embargo, tiende a olvidarse que frente a cada víctima de acoso escolar hay siempre un acosador, o más de uno; pequeños delincuentes en potencia que suelen quedar impunes y reincidir en su conducta una vez tras otra, frecuentemente ante la pasividad de los centros educativos, pero, sobre todo, ante la pasividad de los propios padres, porque… ¿Cuántos son los padres que se preguntan si su hijo será un acosador, se preocupan por ello, y toman un papel activo en la solución del problema? Creo que es muy difícil encontrarlos.
Lo que sí es común es la indiferencia y pasividad de los padres de los acosadores, a quienes les da igual el asunto mientras sus hijos no sean víctimas; y es común también el proteccionismo y hasta el aliento y apoyo que estos padres dan a sus hijos, en un erróneo afán de que éstos aprendan y muestren su valentía, poder y liderazgo. Más aún, casi todos estos padres desvirtuarán los hechos y buscarán mecanismos para defender a su hijo de acusaciones y de medidas que pueda tomar la institución educativa; muy lejos de ver que el que tiene realmente el problema es su hijo, y que hay gran responsabilidad de los padres en ello. Seguiremos analizando este tema y desgranando el perfil tanto de víctimas, como sobre todo, de acosadores, puesto que es a ellos a quienes se debe identificar.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 

sábado, 6 de febrero de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LOS NI NI´s



 Recientemente leía una estadística que cifraba en más de 20 millones la cantidad de NI NIS en Latino América. Para los que no estén familiarizados con este término de nueva acuñación, se ha dado en llamar NI NI´s a aquellos jóvenes que Ni estudian NI trabajan; en otras palabras, que están al margen del mercado laboral, bien sea real o potencialmente, ya que la condición de estudiante se considera como fase de preparación para acceder al mercado laboral.

No conozco bien los criterios considerados para ofrecer esta estadística, pero aun siendo muy alta, dista bastante de la realidad, de la misma manera que dista muchísimo de la realidad la estadística de personas desempleadas que se nos ofrece oficialmente (pero si incluso la cantidad de mareros es mayor que esa). Probablemente en uno y otro caso se consideran personas empleadas a personas del mercado laboral informal que ofrecen algún servicio tan innecesario como intrascendente, y a quienes damos alguna propina más por temor que por gratitud, como los “cuidacarros”, por poner un ejemplo.

No deben ser incluidos en el “Ni trabaja” a las personas que están activamente en la búsqueda de empleo, ni a las que realizan las tareas domésticas de su casa, puesto que esta es una labor necesaria que requiere una dedicación, y que está considerado como trabajo por la OIT. Más bien, el “Ni estudia ni trabaja” se refiere a aquellos jóvenes que no hacen ni lo uno ni lo otro, y que, además, no muestran estímulo o iniciativa alguna por ello; en otras palabras, que no saben qué hacer con su vida, ni les importa mucho.

El problema de los NI NI´s va mucho más allá de la situación de parasitismo en la que viven y en la que tienden a perpetuarse. Hay una serie de consideraciones que les van a arrastrar, probablemente, hacia caminos poco sanos. En primer lugar está el cómo disponer del tiempo libre, que es todo. Las probabilidades de que antes o después tiendan a ocupar su tiempo en actividades nocivas son altas, entre otras cosas, porque las actividades nocivas surten el aliciente que necesitan y que falta en su vida.

Por otro lado, en casa serán objeto de críticas y reproches, y, además, su baja autoestima por la situación que viven, les hará sentirse en inferioridad respecto a los otros miembros del hogar, y tenderán a evitar la compañía familiar. Por todo ello, tenderán a casi no pasar tiempo en casa, y a pasar mucho tiempo en la calle, donde coincidirán con otros jóvenes en similar situación. Es fácil suponer que los riesgos de caer en drogadicción o en pandillas es alto.

Pero la cuestión es, sobre todo, buscar la causa del problema para tratar de resolverlo desde ahí, porque una vez que la situación de NI NI se hace crónica, es cada vez más difícil activar el estímulo del joven para orientar su vida sana y productivamente. Tanto familia como sociedad tendemos a culpabilizar al joven por esa situación; sin embargo, difícilmente hacemos una reflexión sobre nuestra propia culpa como familia o como sociedad. Como sociedad cabe preguntarse si se ofrece suficientes oportunidades de capacitación y de empleo digno a los jóvenes. Seguramente la respuesta es que no.
Y, por otro lado, como familia, hemos de preguntarnos cómo orientamos la vida de nuestros hijos desde que son pequeños, porque esa, a fin de cuentas, es labor de padres y madres. La respuesta, en la mayoría de los casos, es que no hay ningún tipo de orientación, de plan, de proyecto o de estímulo para nuestros hijos en su desarrollo. Los hijos van creciendo a como dé lugar, por sí solos; y si algo se tuerce, tendemos a maltratarlos, o simplemente a rezar para que se enderecen. No sabemos hacer otra cosa. ¿Cómo esperamos que cuando tienen quince o veinte años tengan un estímulo que nunca les hemos dado? Nuestros hijos no son lo que son; son lo que los padres hacemos de ellos.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 



sábado, 19 de diciembre de 2015

SALUD MENTAL, LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: DISFRUTAR DEL SER PADRE

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Disculpen que publique nuevamente estos párrafos, pero es que cada vez que he visto en las últimas semanas a Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, cayéndosele la baba con su bebé, he sentido un impulso irresistible de insistir en ello una y cien veces. La fascinación de este joven padre no es diferente a la que sienten la gran mayoría de las madres, pero verla públicamente en un hombre provoca algo diferente, algo a lo que no estamos muy acostumbrados; más cuando parece estar dejando a un lado su gran imperio para disfrutar más de su hija. Siempre habrá quien calcule en dólares la fortuna de esta recién nacida, pero para mí, la fortuna de tener un padre entregado no se mide en dólares.   

Quisiera provocar alguna reflexión sobre el significado de la palabra “padre”. Una reflexión dirigida especialmente a esa gran cantidad de padres que lo son, pero no se atreven a serlo; a aquellos que se resisten a la tentación de cargar y abrazar a su bebé porque no se lo permite su “masculinidad”; a aquellos que entran “furtivamente” a verle, acariciarle, chinearle y hacerle muecas y luego tratan de negarlo cuando se les pilla “in fraganti”; a aquellos que tal vez quisieran, pero se sienten unos completos “inútiles” para atenderles físicamente; y a aquellos que aunque algunas veces se involucran en su atención y cuidado, en general no se comprometen porque suelen tener “cosas más importantes que hacer”.

        En todos estos casos se pone de manifiesto, en mayor o menor medida, una especie de vocación natural al ejercicio de la paternidad similar a la vocación maternal de la mujer, con excepción, lógicamente, de aquellas escasas funciones que la naturaleza ha asignado en exclusiva a la madre; vocación paternal que se ve frustrada por los patrones impuestos por la cultura, que no por la naturaleza, y que le impiden disfrutar de la paternidad de la misma manera que es capaz de disfrutar la mujer.

        Hay hombres que dicen que con estos patrones culturales, disfrutan la paternidad a su manera, y no vamos a negar que pueda ser cierto, pero también es cierto que de aquellos padres, cada vez más, que han experimentado la paternidad más allá de los esquemas tradicionales, y se han involucrado plenamente en el afecto y la atención física a sus hijos, ninguno de ellos se arrepiente de la experiencia o se cambiaría por los primeros; al contrario, les resulta fascinante y descubren sensaciones inimaginables; las mismas sensaciones que toda la vida han descubierto las madres. Los padres que no lo han experimentado no se imaginan lo que se han perdido.

        Y es lógico; la ternura, el afecto, el cariño, la atención, el cuidado, etc., no son cuestión de género; son tan naturales en los hombres como en las mujeres; en los seres humanos como en las demás especies animales; mucho más aún cuando se trata de un hijo. Pareciera que para satisfacer nuestros objetivos vitales cada vez más buscamos fórmulas, como si vivir fuera un ejercicio matemático; pareciera que cada vez más tratamos de imponernos estereotipos, de imitar lo que otros hacen, y de seguir lo que otros dictan. Parece que cada vez más buscamos y buscamos fuera, en vez de buscar dentro de nosotros mismos.

        No hay fórmulas para que un hombre pueda disfrutar de ello; simplemente debe superar los condicionantes culturales y permitirse a sí mismo la expresión natural de aquello que lleva dentro. Debe comprender que dichos condicionantes culturales son precisamente eso, culturales, no naturales, sino establecidos por el propio ser humano, no necesariamente con criterios acertados, o tal vez con unos criterios razonables para otras épocas, pero no para la época actual.

Algunas mujeres han contribuido a ello arrogándose en exclusiva estas funciones. La atención física tampoco debería ser ningún sacrificio; o mejor dicho; si el padre quiere verlo como tal, entonces sí lo será; pero si quiere verlo como un juego, un juego será; un juego con su hijo. Para llegar a comprenderlo basta superar esa barrera mental y esa actitud comodona, e intentarlo dos o tres veces, sabiendo que a quien está atendiendo es nada menos que su hijo. Reclame lo que le corresponde; reclame su derecho al afecto y a la atención de SU HIJO. Comparta con su pareja esas tareas, pero no por ella, sino por su hijo, y, sobre todo, por usted mismo. No se arrepentirá, y la unidad familiar se verá fortalecida.

        Un padre comentaba en una ocasión: “Me he ensuciado cambiando sus pañales, me ha llenado de babas y hasta de vómito la camisa, me ha orinado cien veces el pantalón... y en vez de sentirme apenado, me siento exageradamente orgulloso”. Este padre, sin duda, había aprendido a disfrutar de aquello que la cultura se empeña en negar a los hombres. Pero el beneficio no era solamente para el padre; tal vez sin ser muy consciente de ello, con la atención física y afectiva que este hombre proporcionaba a su hijo, se estaba abriendo un valiosísimo canal de comunicación entre ambos. Probablemente este padre estará siempre más unido a su hijo. Probablemente estará más capacitado para educarle en la niñez, y para entenderle en la adolescencia, porque desde el primer momento existió permanentemente ese canal de comunicación.
       
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

sábado, 5 de diciembre de 2015

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LOS NIÑOS Y EL DIVORCIO

 
 Ante la situación de divorcio de los padres, invariablemente los niños se sienten asustados y confundidos por la amenaza a su estabilidad y seguridad personal. Algunos padres se sienten tan heridos y abrumados por el divorcio que buscan la ayuda y el consuelo de sus hijos, sin entender que los adultos son ellos, los padres; los hijos están aún más heridos, abrumados e indefensos; no se les puede cargar con más responsabilidad. Los hijos difícilmente entienden lo que está pasando, ni mucho menos por qué y los padres deben explicárselo, cómo se verán afectados y cómo será su vida a partir de ahora.

            Es frecuente que los niños crean que ellos son la causa del conflicto entre sus padres. Muchos asumen la responsabilidad de reconciliar sus padres y muchas veces se sacrifican a sí mismos en el proceso. La pérdida traumática de uno o de ambos padres debido al divorcio puede hacerlos vulnerables a enfermedades físicas y mentales. Sin embargo, con mucho cuidado y atención, una familia puede hacer uso de su fortaleza o de sus factores positivos durante el divorcio, ayudando así a los niños a tratar de manera constructiva con la resolución del conflicto de sus padres.

            Los padres deben percatarse de las señales de estrés persistente en sus hijos. Estas señales pueden incluir la pérdida de motivación por la escuela, por los amigos o, aún peor, por entretenerse. Otras señales de aviso son el dormir muy poco o demasiado y el ser habitualmente rebeldes y argumentativos con los familiares.

            Es muy frecuente que los padres que se están divorciando utilicen a los hijos como arma, o bien como objeto de posesión o dominio, como si se tratara de la casa o el carro. Los niños han de saber que su mamá y su papá seguirán siendo sus padres aún cuando la pareja se termine y los padres no vivan juntos; pero sobre todo, los padres también han de tenerlo claro, así como que su responsabilidad en la atención emocional de los hijos es ahora mayor que nunca. Las disputas prolongadas a cerca de la custodia de los hijos, o el presionar a los niños para que se pongan de parte del papá o de la mamá le puede hacer mucho daño a los hijos y acrecentará el daño intrínseco del divorcio.
La continuación de la obligación de los padres por lograr el bienestar afectivo y emocional de sus hijos es vital. Si el niño tiene indicios de estrés, los padres deben consultar con un especialista, quien podrá evaluar y darle tratamiento al niño para aliviar las causas del estrés. Además el especialista puede reunirse con los padres para asesorarles y enseñarles cómo manejar la situación, y cómo pueden minimizar los problemas que causa el divorcio, con el fin de hacerlo menos dañino para todos los miembros.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.