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sábado, 15 de febrero de 2014

BBC Mundo cuenta experiencias similares de coterráneos de náufrago salvadoreño

Tomado de BBC Mundo 

José Salvador Alvarenga el náufrago salvadoreño conocido como el "chele Cirilo" por sus paisanos

¿Qué dicen los pescadores del “milagro del náufrago”?

Las playas de Garita Palmera, el lugar de origen del náufrago salvadoreño, bien podrían ser la imagen de los folletos turísticos que ilustran unas vacaciones paradisíacas. Pero para la mayoría de los hombres de aquí son una sala de embarque desde la que se ganan y se juegan la vida cada día.

Por Lorena Arroyo

"El mar no es sólo meter la lancha y empujar el motor. Es esperar que dé un tiempo, es desafiarlo", advierte José Méndez, un pescador retirado de 59 años.

"A veces en el mar, yo no deseaba ser pescador porque se forman unas turbulencias en el invierno que estas lanchas no aguantan", explica Fidel Jeremías Ortega, de 31 años, mientras señala a Yolanda, la barca de fibra de vidrio de menos de siete metros sobre la que ahora descansa.

Conocido como el "Torito", este hombre menudo, fibroso y curtido por el sol, le relata a BBC Mundo algunas de sus peores experiencias durante los 11 años que se ha dedicado al mar.

Como alguna vez que estuvo tres días sin tocar tierra, o como cuando salió a pescar dorado, se le estropeó el motor y su primo, que manejaba la lancha, quería tirar la toalla.

"Nos tiramos como seis horas para salir de donde estábamos dentro del mar. Esa fue la aventura que jamás olvidaré y lo dije: jamás nunca vuelvo a ir mar afuera. Pero como a uno le gusta pescar, pues en término de dos días volvimos a ir", afirma.

La pesca artesanal es la principal fuente de empleo para los hombres de Garita Palmera y muchos de ellos lo ven como un elemento inevitable de su destino.

"Aquí la mayoría nos dedicamos a la pesca porque no hay otra cosa que trabajar en el mar. Yo tengo mi noveno grado (secundaria) pero no he querido salir fuera y me he dedicado a pescar", explica Ortega.

"La vida del pescador es una parte bonita y una parte arriesgada, pero como no hay otra fuente de trabajo… de todas maneras que topamos", le dice a BBC Mundo Hugo Max Gallego, de 27 años, que se dedica a la pesca con redes camaroneras.

"Lo hacíamos como desaparecido"

Fidel Jeremías Ortega lleva se dedica a la pesca desde hace 11 años.

Como ellos, José Salvador Alvarenga o el Chele (rubio) Cirilo, como le conocen los pescadores por aquí, venía todos los días a faenar a estas playas. Hasta que un día de la década pasada decidió emigrar y no se supo mucho más de él hasta que les llegó el rumor de que entró al mar en Chiapas (México), donde vivía pero no salió.

"Aquí lo hacíamos como desaparecido, como mucha gente que se perdió en el mar y no se volvió a saber", asegura Gallego.
A principios de este mes, se enteraron que era el pescador que apareció en las Islas Marshall tras pasar más de 13 meses a la deriva en el Océano Pacífico.

Y aunque los pescadores no dudan la versión de su colega, pocos le encuentran una explicación terrenal a lo sucedido.

"Es un milagro de Dios, pues, porque nadie, creo yo, puede sobrevivir a lo que él sobrevivió", afirmó Gallego.

"Yo pienso que lo que Salvador hizo es una hazaña que, en desesperación, hay que estar acostumbrado para hacerlo", afirma Méndez en alusión a los relatos del náufrago en los que aseguraba que comió peces y aves crudas y bebió sangre de tortuga.

Él, confiesa, en una ocasión que estaba faenando y se le acabó la comida, probó camarones crudos con sal y limón y "no fue agradable" y eso que, dice, lo acompañó con unas tortillas que aún tenía abordo.

Además, le parece lógico que Alvarenga pudiera cazar las aves que, cansadas de volar en el océano, se posaban en su embarcación y recuerda el relato que escuchó en televisión de los colegas del náufrago en México en los que aseguraban que lo llamaban "La Chancha" porque comía de todo y "ya iba habituado a ese tipo de comida".

"Nosotros también hemos tenido que aguantar hambre en el mar", dice Ortega, por su parte. "Una vez comimos tortilla con sal porque no había más que comer. Se nos acabó todo lo que teníamos pero a la vuelta vimos a unos compañeros que nos regalaron unas tortillitas con tomate, pero allá se sufre".

En Garita Palmera no hay que buscar mucho para encontrar relatos de supervivencia en el mar. Y en todas las ocasiones se repite la misma historia.

Hombres que salen a pescar con pocas medidas de seguridad y las provisiones justas para unas horas pero, de repente, una tormenta los sorprende, zarandea su pequeña embarcación y el motor se estropea.

Hay momentos de caos y de angustia en los que nadie sabe hacia dónde les empuja el aire y la marea y, mientras achican agua, surgen discusiones sobre qué rumbo tomar.

Una vez que pasa la tormenta, por lo general, lo único que pueden hacer es esperar a que, con suerte, algún compañero se percate de su ausencia y vaya a buscarlos.

"Yo estuve 72 horas y es bien agónico, le digo, no digamos él (Alvarenga) que ha pasado más de 400 días naufragando", afirma Méndez. 


Él, tras pasar 22 años faenando, decidió retirarse y ahora tiene un trabajo administrativo relacionado con la pesca que, dice, es más seguro en todos los aspectos.

"La pesca es un capital variable. El mar es rico, tiene tesoros, pero hay veces que no se saca ni para freír, menos para cubrir gastos ni para el sustento familiar", explica.

Ortega, por su parte, asegura que, pese a que intentó estudiar mecánica en la capital, se dio cuenta de que ese mundo no era para él y regresó al mar.

"He intentado hacer otras cosas pero no me adapto", concluye al terminar su descanso y regresar al mar para terminar la jornada.

En lo que coinciden los pescadores de Garita Palmera es en las ganas de volver a ver a Alvarenga para conocer los detalles de su odisea en el océano. 

sábado, 8 de febrero de 2014

Hace 50 años The Beatles llegaron a EEUU a conquistar el mundo

Tomado de BBC Mundo 


Reciclaje: así conquistaron los Beatles a EE.UU.

El 7 de febrero de 1964, los Beatles desembarcaron en Estados Unidos por primera vez e iniciaron una conquista cultural -bautizada después por los medios como la "invasión británica"- en la cual usaron la propia arma del país conquistado: el rock and roll.

Por Julio García

Una multitud de 4.000 jóvenes los esperaron en Nueva York, en una manifestación de histeria colectiva que nunca antes habían visto los estadounidenses, ni siquiera con el "Rey del Rock", Elvis Presley.

Elvis, originalmente un cantante de música country, "blanqueó" la música de los negros y la popularizó entre la juventud blanca, en una sociedad que por entonces vivía una profunda segregación racial.

Pero los Beatles, que a diferencia del Rey sí eran compositores, fueron más allá: reempaquetaron, reciclaron y mejoraron aquella música y la difundieron en EE.UU., un proceso análogo a la compra de materia prima para revenderla como producto terminado.


 

Raíces


Ahora bien, una de las razones por las cuales ellos empezaron a componer era que todos los grupos de Liverpool tocaban las canciones disponibles en los discos que cruzaban el Océano Atlántico, que no se conseguían en las tiendas, sino directamente de los marineros.

Necesitaban un repertorio original.

Sin embargo, al principio sus creaciones tenían una marcada influencia estadounidense, incluso en el uso de una típica frase como la interjección "yeah, yeah, yeah!".

En Liverpool, a fines de la década de 1950, jovencitos como John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Richard Starkey (nombre verdadero de Ringo Starr) no sólo escuchaban a Elvis, sino que aprendían las versiones originales de los músicos negros estadounidenses como Chuck Berry y Little Richard, que prácticamente inventaron el rock and roll.

También las de músicos blancos -influenciados asimismo por los negros- como Buddy Holly y Carl Perkins, o incluso los Everly Brothers, cuyas armonías fueron decisivas en el estilo de los Beatles.

Esa música resultaba mucho más interesante que la transmitida en la radio local, monopolizada entonces por la BBC, sin mucho que pudiera entusiasmarlos.


Llenar un vacío



La era de la inocencia: la gente tenía acceso a las terrazas de los aeropuertos.

Los Beatles llegaron a EE.UU. en el momento preciso. El país aún no se recuperaba del trauma del asesinato del joven presidente John F. Kennedy, con quien parecían haber muerto las esperanzas de una generación.

Además, Elvis había perdido su encanto y rebeldía originales al alejarse de los escenarios para hacer su servicio militar, comenzando su declive.

Berry estaba preso por haber tenido relaciones con una menor de edad, Richard había abandonado temporalmente la música por la religión, Perkins estaba confinado a presentaciones en Las Vegas y Holly había muerto en el mismo accidente de aviación que Ritchie Valens, el músico de origen mexicano que popularizó "La Bamba".

Cuando en Reino Unido la Beatlemanía -término acuñado por la prensa británica en octubre de 1963- estaba a todo dar, EE.UU. parecía ser un destino imposible.

"EE.UU. lo tiene todo, ¿qué podemos ofrecerle nosotros?", había dicho McCartney, sin imaginarse el impacto que causarían.

La disquera Capitol se negó durante más de un año a distribuir su música, creyendo que se trataba de un fenómeno pasajero.

Pero sucumbió ante la evidencia de la popularidad del grupo gracias a su difusión por la radio y lanzó el sencillo "I Want to Hold Your Hand", el 26 de diciembre de 1963.

El 1 de febrero, mientras los Beatles estaban en París, la canción llegaba al primer lugar de la cartelera estadounidense.

En ese contexto aparecieron en el país, a llenar un vacío con su encanto personal multiplicado por cuatro y con un contrato para presentarse en un programa televisivo sumamente popular, que desde 1949 era visto por millones de estadounidenses todos los domingos en la noche.

 

El show de Ed Sullivan


En su primera presentación, tocaron cinco canciones, incluido el cover "Till There Was You".

Ed Sullivan era el presentador del programa de variedades en el que los Beatles debutaron para la televisión estadounidense.

Sullivan fue testigo de la Beatlemanía en un viaje a Londres y se contactó con el manager del grupo, Brian Epstein. Firmaron un contrato para tres presentaciones en el programa: el 9, el 16 y el 23 de febrero.

La primera, en Nueva York, tuvo una audiencia de 73 millones de personas, algo envidiable para cualquier cadena televisiva en esa época, y en esta, en la que una inmensa variedad de canales y medios que compiten por la atención del público.

En una entrevista incluida en el documental "The Beatles Anthology", George Harrison dijo que "incluso los criminales se quedaron en casa esa noche".

Ese día el grupo interpretó composiciones originales de Lennon y McCartney, dentro de un repertorio matizado con sus covers de canciones estadounidenses.

En el primer show tocaron "All My Loving", "Till There Was You" (composición de Meredith Willson para el musical de Broadway "The Music Man" cantada, entre otras, por Peggy Lee), "She Loves You", "I Saw Her Standing There" y su primer gran éxito en EE.UU., "I Want to Hold Your Hand".

El 11 de febrero dieron su primer concierto en el Washington Coliseum, en la capital, ante 8.000 personas, y el 12 el segundo en el Carnegie Hall de Nueva York, ante 2.000.

En la segunda presentación para el show de Ed Sullivan, realizada en el hotel Deauville de Miami Beach, repitieron cuatro temas y agregaron "This Boy" y "From Me To You". 70 millones de personas sintonizaron el programa.

Para el tercer show, que fue pregrabado, sólo tocaron tres canciones: "Twist and Shout" (composición de Phil Medley y Bert Russell, éxito del trío afroestadounidense The Isley Brothers), "Please Please Me" y "I Want to Hold Your Hand".

Después de su llegada a EE.UU., ese país y el mundo quedaron enamorados de los Beatles, quienes fueron desarrollando su talento como compositores originales y dejando atrás paulatinamente las viejas canciones que los inspiraron.

Más adelante descubrieron -con ayuda de su productor, George Martin- que sus posibilidades eran ilimitadas, embarcándose en una de las experiencias creativas más prolíficas de la historia, cuya influencia se sigue sintiendo medio siglo después.

domingo, 5 de mayo de 2013

Prensa argentina brinda detalles de la asunción de Reyes de Holanda


 Tomado de Entremujeres.com 

Guillermo asumió con elogios a su madre y a Máxima


Por María Laura Avignolo


Agradeció a Beatriz por sus 33 años de reinado y de su mujer dijo que “tomó el país entre los brazos y se convirtió en holandesa entre holandeses”.

"Viva el rey”, seguido de tres hurras. Así culminó la ceremonia que desplegó toda la pompa real, digna de una de las más tradicionales casas europeas. Guillermo y Máxima ya son reyes de Holanda y la fiesta sigue en las calles, con cerveza, bailes y desfiles. “Quiero desempeñarme como rey con toda la fuerza que me han dado”, dijo Guillermo en su juramento, la parte central de la ceremonia de investidura. Pero el punto más emotivo fueron las palabras que dedicó a su madre, la reina Beatriz, y a su esposa.

Con un largo e imponente manto de armiño sobre sus hombros, Guillermo agradeció a Beatriz por sus 33 años de reinado, pero también por haber cumplido plenamente su rol de madre, “apoyo en los momentos tristes” y esposa. También la elogió porque nunca se abandonó a la “popularidad ligera” sino que siempre tuvo un estilo de “estabilidad, porque representa la tradición”. Su madre, poco afecta a las emociones, se la veía conmovida con las palabras de su heredero. Sonrió, envió un beso a su hijo e incluso derramó alguna lágrima.

A su esposa Máxima, sentada a su lado, el rey le dedicó otro pasaje de su discurso. “Tomó el país entre los brazos y se convirtió en holandesa entre holandeses”, dijo y señaló que la argentina está lista para “ponerse al servicio” de Holanda. Ella le sonrío con cariño y aplomo.

A los holandeses también les habló. Les pidió “colaborar con creatividad, espíritu de empresa y apertura” y él se comprometió a proteger la “libertad y los derechos” de todos los residentes, prestando más atención a los que se sienten “vulnerables. “El hecho de que el rey no tenga responsabilidades políticas no significa que no tenga responsabilidades, agregó, recordando que su madre fue “monarca, esposa, madre e hija y no ha fallado en ninguna de sus responsabilidades”.

La reina Máxima estaba espléndida, con una tiara histórica de la reina Emma y un vestido de encaje azul eléctrico de diseñador holandés y capa con amplias hombreras, del mismo color que los vestidos de sus hijas. Entró con Guillermo de la mano a la Iglesia Nueva, donde se habían casado hace 11 años, con aire solemne ante las decenas de representantes de las casas reales del mundo y jefes de Estado y gobierno.

En medio de las hurras de su pueblo, la procesión fue iniciada por Catharina Amalia, Alexia y Arianne, vestidas con azul eléctrico y moños al tono. Las seguía su abuela Beatriz, ahora princesa de Orange, de azul oscuro y con sombrero y una roseta en su banda y el resto de la familia real, con sus príncipes y princesas. Cada uno de ellos posaba para los fotógrafos. Todos entraron a la iglesia para esperar a los nuevos soberanos, en un protocolo milimetrado pero funcional. Las princesitas se sentaron junto a su abuela, que les hablaba con ternura después de que las chiquitas ensayaran ayer la ceremonia.

Entre los invitados reales desplegaron sus más espectaculares uniformes militares los hombres y los vestidos más elegantes las mujeres. El príncipe Carlos de Inglaterra, que presenció la asunción de la reina Beatriz en 1980 y aún sin poder llegar al trono británico, estaba en su uniforme naval y se lo veía triste, como siempre. Camilla, su esposa, repitió el tocado de laureles de su casamiento en un vestido largo lila. Philipe y Matilde de Bélgica lucían esplendorosos .

Las recomendaciones de no usar sombreros fueron abandonadas. Laurentine, la esposa del príncipe Constantino, lucía una espectacular pamela. Letizia de España estaba de gris y con un “fascinator” de plumas acompañada por el príncipe Felipe, con barba rala. El beige en la pamela y el vestido fue elegido por Victoria de Suecia, la futura heredera y madrina de Catharina Amalia. La esposa del heredero de Brunei estaba cubierta por su velo islámico.

La ceremonia va a ser recordada por la reaparición de la princesa Masako y su esposo, los herederos de Japón, después de su larga depresión. Con un vestido beige largo y un sombrero, la ex graduada de Harvard y ex diplomática, sonreía con calma. El príncipe de Mónaco, Alberto, llegó sin Charlene, su esposa sudafricana.

Europa estaba representando por el presidente de la Comisión Europea, José Barroso. No demasiado lejos estaba Kofi Annan, ex secretario de las Naciones Unidas y su esposa finlandesa.

Tras la ceremonia, Guillermo y la nueva reina Máxima ya investidos regresaron al Palacio real, donde ofrecieron una recepción a las 18 miembros de las familias reales, a los legisladores, el Consejo de Estado, gobernadores, y primeros ministros de Aruba, Curazao y St Marteen, a las delegaciones extranjeras más el personal diplomático y otros dignatarios.

Luego irán hasta el Eye Amsterdam, un espectacular museo inaugurado por la ahora ex reina Beatriz en el puerto, para partir después en un paseo marítimo junto a sus hijas, escoltado por una caravana de barcos, para saludar a sus súbditos. Los holandeses bailarán hasta la medianoche para celebrar en la plaza de Dam la llegada de los nuevos reyes.

De doble click Aquí para ver suplemento especial sobre asunción de los reyes de Holanda

viernes, 15 de marzo de 2013

Humildad del Papa Francisco sorprende a propios y extraños

Agencias Noticiosas


El Papa Francisco sorprende a portero de los jesuitas con llamada telefónica
ROMA.- Pensó que era una broma. El joven portero de la casa general de la Compañía de Jesús en Roma nunca esperó recibir una llamada telefónica del Papa Francisco, quien con paciencia y cariño debió convencerlo de su identidad para poder hablar con el superior general de los jesuitas y agradecerle la hermosa carta que le envió en la víspera.
El hecho ocurrió a las 10:15 a.m. (hora de Roma) de hoy y según el relato del Padre Claudio Barriga s.j., enviado por correo electrónico a las comunidades y amigos de los jesuitas en todo el mundo, en la casa de Roma se vivieron momentos intensos con la inesperada llamada.
"El portero respondió al teléfono. Le dicen que tiene una llamada desde Santa Marta, y escucha una voz suave y serena: Buon Giorno, sono il Papa Francesco, vorrei parlare con il Padre Generale. (Buenos días, soy el Papa Francisco, quisiera hablar con el Padre General)".

"El portero casi le responde: ´y yo soy Napoleón´, pero se contuvo. Le respondió secamente: ¿De parte de quién? El Papa entendió que el joven portero italiano no le cree y le repite dulcemente: No, de verdad, soy el Papa Francisco, ¿y usted cómo se llama?"
"Desde la elección del Papa el teléfono de nuestra casa suena cada dos minutos y muchos llaman, incluso gente desequilibrada", señala el Padre Barriga.

"A esa altura el portero responde con voz titubeante, dándose cuenta de su error y casi desvaneciéndose: ‘Me llamo Andrés’. El Papa: ‘¿cómo estás, Andrés?’ Respuesta: ‘yo bien, disculpe, sólo un poco confundido’. El Papa le dice: ‘No te preocupes, por favor comunícame con el Padre General, quisiera agradecerle por la hermosa carta que me ha escrito’. El portero: ‘Disculpe, Su Santidad, lo voy a comunicar. El Papa: No, no hay problema; yo espero lo que sea necesario’".
El joven portero, Andrés, entregó el teléfono al hermano Afonso, secretario privado del Padre Adolfo Nicolás y ocurrió la siguiente conversación:

Afonso: "¿Aló?"
Papa Francisco: "¿Con quién hablo?"

Afonso: "Soy Afonso, secretario personal del Padre General".

Papa Francisco: "Soy el Papa, quisiera saludar al Padre General, para agradecerle la bonita carta que me envió".
Afonso:: "Sí, un momento".

Luego de este diálogo en italiano, Afonso se dirige "incrédulo hacia la oficina del Padre General, al lado de la suya, mientras sigue la conversación. Le dice: ‘¡Santo Padre, felicidades por su elección, aquí estamos todos contentos por su nombramiento, estamos rezando mucho por usted!’"
"¿Rezando para que yo vaya para adelante o para atrás?", bromea el Papa.

"Naturalmente para adelante", le responde Afonso mientas caminaba. El Papa responde con una risa espontánea.
"Aturdido con la impresión, el hermano ni siquiera golpeó a la puerta de la oficina del Padre General y entró hasta él, quien lo miró sorprendido. Afonso extendió la mano con el celular y le dice al Padre General, mirándolo a los ojos: 'El Papa'".
"Lo que siguió después no lo sabemos en detalle, pero el Papa agradeció muy cordialmente al Padre General por su carta. El General le dijo que le gustaría verlo para saludarlo. El Papa le respondió que va a dar instrucciones a su secretario para que eso pueda ser lo más pronto posible, y que del Vaticano le irían a avisar", concluyó el P. Barriga.