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lunes, 1 de septiembre de 2014

Recordando a Julio Cortázar a 100 años de su natalicio

Tomado de El Tiempo

Cortázar: 100 años del escritor que hizo de la amistad una pasión


"El argentino que se hizo querer por todos": así lo definió 'Gabo' al conocer su muerte.


Por Juan Camilo Rincón

Horas después del fallecimiento de Julio Cortázar, nuestro premio Nobel Gabriel García Márquez tomó una máquina de escribir e hizo uno de los homenajes más sentidos al escritor, llamándolo “el argentino que se hizo querer por todos”. Tal denominación fue apoyada por quienes lo conocieron y lo leyeron, y por esto, como homenaje en los 100 años de su natalicio (26 de agosto de 1914 - 12 de febrero de 1984), haremos un recorrido por uno de los pasajes más interesantes de la vida del escritor de ‘Rayuela’: su pasión por los amigos.


La historia de los amigos de Cortázar es la historia no solo de la literatura de nuestro continente, sino también de la revolución literaria y cultural que se vivía en ese momento y que tuvo su auge en París después de los años 60, ciudad mágica en la cual todos terminaron encontrándose, por razones que van más allá del simple azar. Además de su indiscutible valor como hombre de letras, destacado intelectual y excelente escritor, Cortázar era un hombre que se hacía querer por todos.
El argentino universal
El primer encuentro ocurre con un compatriota, en sus años de juventud. Errado sería decir que fueron amigos, pero sí puede afirmarse que su relación con él fue determinante para empezar su recorrido como escritor. Hacia 1946, Jorge Luis Borges, secretario de Redacción de la revista ‘Los anales de Buenos Aires’, anota: “… una tarde como otras, un muchacho muy alto, cuyos rasgos no puedo recobrar, me trajo un cuento manuscrito. Le dije que volviera a los diez días y que le daría mi parecer. Volvió a la semana. Le dije que su cuento me gustaba y que ya había sido entregado a la imprenta”. Poco tiempo después, Cortázar encontró en un ejemplar de la revista ilustrado por Nora, hermana de Borges, la que sería la primera publicación de su extraordinario cuento ‘Casa tomada’.
Esta publicación significó su arribo a las ligas mayores de la sociedad intelectual argentina. Cortázar recuerda años después lo importante que fue este gesto para su futuro literario: “El mismo Borges me hizo pedir otros textos para su revista, y así salieron ‘Los reyes’ y 'Las puertas del cielo' o 'Bestiario'”. De hecho, se considera que estos escritos son los más importantes que publicó en Buenos Aires.
Luego viaja a París en un exilio autoinfligido que durará hasta el día de su muerte. De sus primeros años en la capital francesa se destacan tres relaciones muy significativas para él: las que tuvo con Alejandra Pizarnik, Octavio Paz y Julio Silva.
La eterna suicida argentina
Precisamente, cuando la poetisa argentina Alejandra Pizarnik conoció a Cortázar, a comienzos de los años sesenta, ambos huían de la misma ciudad: Buenos Aires. Hay muchas hipótesis sobre el tipo de relación que sostuvieron, pero ninguna de ellas tiene suficiente sustento; lo que sí es claro es que los unía un afecto enorme. Para aquella época Cortázar estaba casado con Aurora Bernárdez, quien también era cercana a Pizarnik, y quien hoy tiene a cargo la custodia de la obra de su fallecido esposo.
El argentino recuerda: “Nos veíamos, ella venía con frecuencia a casa donde Aurora y yo la recibíamos y la sermoneábamos por su peligrosa manera de abandonarse al azar de las circunstancias, con toda clase de riesgos que no le importaban, pero que los amigos conocíamos bien”. Cuando ella le regaló una edición de ‘Árbol de Diana’ a la pareja, les dejó esta dedicatoria: “A mis queridos Aurora y Julio, este pequeño ‘Árbol de Diana’ prisionera -esta promesa de portarme mejor a partir de hoy -25 de febrero de 1963- y esta otra de hacer poemas más puros y hermosos -si me esperan”.
Pero el alma atormentada de Alejandra, que la llevó a crear hermosos poemas, también la condujo al suicidio en 1972. Su personalidad era un imán para los intelectuales y en especial para Cortázar; por ello el escritor, como muestra de cariño, le regaló un manuscrito de ‘Rayuela’. Alejandra, luego de leerlo muchas veces, afirmó que ella era la Maga, el mítico personaje de la novela.
En 1964 la poetisa regresa a Buenos Aires, tras lo cual nace una gran producción epistolar que la acompañará hasta el día de su muerte. Él la apoyaba desde París repitiéndole frases como: “El poder poético es tuyo, lo sabés” o “Sólo te acepto viva, sólo te quiero Alejandra”. Y ella le respondía cada vez más cerca de la muerte: “Me excedí, supongo. Y he perdido, viejo amigo de tu vieja Alejandra que tiene miedo de todo salvo (ahora, oh Julio) de la locura y de la muerte. (Hace dos meses que estoy en el hospital. Excesos y luego intento de suicidio —que fracasó, hélas)”.
El diplomático amigo
Durante la misma época, en contraste con la establecida con Pizarnik, existió una relación más tranquila y profunda del ‘cronopio mayor’ con el nobel mexicano Octavio Paz. Esta se dio cuando Paz llegó en 1959 a la capital francesa. Allí estableció con Cortázar una relación de casi toda la vida, pese a tener algunas diferencias políticas. Luego se volvieron a ver en México y Nueva Delhi, donde Paz fue embajador.
Múltiples señales de complicidad se encuentran en sus obras, y su relación fue tan estrecha que hay reseñas y textos de Octavio Paz en la obra de Cortázar, como es el caso del capítulo 149 de ‘Rayuela’.
Paz reconoce que ‘Rayuela’ es el primer gran intento narrativo en lengua castellana de literatura combinatoria”; luego afirma: “No es que Cortázar tenga que expresar la realidad, sino que la realidad de Cortázar es la experiencia misma verbal, el acto mismo de crear”. En la dedicatoria de ‘Viento entero’, Octavio escribe: “A Julio —no César: ¡Cortázar!; no capitán general—solitario combatiente en las fronteras ilimitadas del lenguaje, su lector, su partidario, su amigo”.
En 1968, cuando estaba terminando su libro ‘Último round’, Julio fue a visitar a Paz en Nueva Delhi, ciudad que lo marcó. Inspirado en a este encuentro, el autor argentino escribió los poemas “720 círculos” y “Jardín para Octavio Paz”. Luego de un distanciamiento por razones ideológicas que, por fortuna, nunca llevó a la ruptura de la amistad, Cortázar escribió en 1971 el artículo “Homenaje a una estrella de mar”, donde afirmaba: “A lo largo de treinta años la obra de Octavio Paz ha sido para mí esa estrella de mar que condensa las razones de nuestra presencia en la Tierra”.
Los dos Julios
Una pasión que cautivó a Cortázar durante toda su vida fue el arte ilustrado, tanto que en su época madura se entrelaza su obra con ilustraciones, pinturas y fotografías. El gran hombre que lo lleva a arriesgarse a estos experimentos es el pintor y escultor argentino-francés Julio Silva. Desde la llegada de Silva a París en 1955, ambos artistas trabajaron juntos hasta la muerte de Cortázar en 1984. Su labor conjunta fue tan importante, que ayudó a crear el lenguaje que reconocemos hoy en la obra del escritor.
No solo fue el apoyo en portadas como las de ‘Armas Secretas’, ‘Todos los fuegos el fuego’, ‘Relatos, 62 modelo para armar’ y ‘Rayuela’, sino que además fue el encargado del diseño y la creación de imágenes e ilustraciones para ‘Les discours du Pince- Guele’, ‘La Vuelta al día en ochenta mundos’, ‘Último round’, ‘Silvalandia’ y ‘Territorios’. Cortázar lo reconocía como aquel que le dio forma y ritmo a sus obras con las imágenes que creó.
Los amigos y su devoción
En diciembre de 1968, Julio Cortázar, Carlos Fuentes y García Márquez tomaron un tren nocturno de París a Praga para encontrarse con Milan Kundera. Querían recorrer la ciudad donde nació Kafka, y que poco tiempo antes había sido invadida por tanques rusos.
Antes de ir a dormir, Fuentes le preguntó a Cortázar dónde y en qué fecha “el piano fue introducido en la orquesta de jazz”. Como lo recuerda el Nobel colombiano, la pregunta fue casual, pero “la respuesta fue una cátedra deslumbrante que se prolongó hasta altas horas del amanecer entre enormes vasos de cerveza y salchichas de perro con papas heladas”. Su elocuencia los maravilló.
“Llegamos rendidos a Praga” – recuerda Carlos Fuentes. “En la estación helada nos esperaba Milan Kundera, quien sugirió que nos fuéramos a un sauna. Según Milan, todas la paredes en Praga tenían orejas, y solo el sauna estaba libre de las escuchas oficiales del gobierno comunista”. Ese día, luego del sauna, el autor checo empujó a García Márquez y a Fuentes al heladísimo río Ultava, en un gesto de simpática broma. Al respecto, García Márquez recuerda: “Ni Carlos Fuentes ni yo olvidaríamos jamás el asombro de aquella noche irresistible”.
Luego tuvieron otros encuentros, cada uno por su lado. Márquez recuerda de Cortázar que “lograba seducir por su elocuencia, por su erudición árida, por su memoria milimétrica, por su humor peligroso, por todo lo que hizo de él un intelectual de los grandes en el buen sentido de otros tiempos”.

El escritor cataquero reconocía un sentimiento que nacía de todos los amigos del argentino: la devoción. Decidió que su partida eterna fuera vista con “el júbilo inmenso de que haya existido, con alegría entrañable de haberlo conocido y la gratitud de que nos haya dejado para el mundo una obra tal vez inconclusa, pero tan bella e indestructible como su recuerdo”.
De los tres, Cortázar fue el primero en morir. Fuentes recuerda que, al enterarse García Márquez de la muerte del argentino, solo le dijo: “No es cierto. No se ha muerto. No creas todo lo que se dice en los periódicos. Porque existen complicidades amistosas que no se acaban nunca”. Ahora los tres están juntos en el cielo, o en aquel magnífico lugar donde deben vivir los grandes escritores.
El Nobel peruano
Otro personaje que estuvo hermanado con estos grandes maestros del Boom latinoamericano es el premio Nobel Mario Vargas Llosa.
El peruano y el argentino se conocieron en 1958 en París, en casa de un amigo en común y se vieron por última vez en Grecia en 1967, donde trabajaron como traductores en una conferencia internacional sobre el algodón.
La relación entre ellos, junto con sus esposas, fue entrañable, especialmente con Aurora, la primera mujer de Julio Cortázar, y quien lo cuidó hasta sus últimos días. Vargas Llosa recuerda lo hermoso que le resultaba hablar con ellos: “No pueden ser siempre así. Esas conversaciones las ensayan, en casa, para deslumbrar luego a los interlocutores con las anécdotas inusitadas, las citas brillantísimas, las bromas que, en el momento oportuno, descargan el clima intelectual".
El autor de ‘La tía Julia y el escribidor’ recuerda así cuando conoció a Julio, aquel que lo acompañaría en sus siete años de vida en la capital francesa: “Aquella noche me sentaron junto a un muchacho muy alto y delgado, de cabellos cortísimos, lampiño, de grandes manos que movía al hablar”.
Para conmemorar a Cortázar, el Nobel peruano escribió un sentido homenaje: “En Julio la literatura parecía disolverse en la experiencia cotidiana e impregnar toda la vida, animándola y enriqueciéndola con un fulgor particular sin privarla de savia, de instinto, de espontaneidad”.
Su muerte trajo mucha tristeza a nuestro continente; los grandes escritores dieron un sentido grito de melancolía por su partida.
El escritor uruguayo Mario Benedetti dijo: “La verdad escueta, irreversible, es que hemos perdido a un ser entrañable que nos contaba historias inesperadas y asombrosas”. Por su parte, el autor argentino Juan Gelman se despidió diciendo: “Siempre supe que tu obra nos abriga, que tu mejor obra sos vos”. Y Eduardo Galeano recuerda que siempre quiso cambiar sus sueños por las palabras de Julio.
Hoy, en el centenario de su natalicio, guardamos la esperanza de que su primera esposa encuentre más hojas escritas que alimenten nuestros sueños y den a todos sus seguidores algo más de esa infinita genialidad que tanta falta le hace a este siglo XXI.
Juan Camilo Rincón*
Especial para EL TIEMPO
 El periodista Juan Camilo Rincón rodeado de todos sus libros de Cortázar, uno de sus autores preferidos. Foto: Claudia Rubio / EL TIEMPO
* Juan Camilo Rincón es periodista de la Universidad Externado de Colombia. Desde hace varios años tiene un pasatiempo curioso: coleccionar todas las primeras ediciones de Jorge Luis Borges y de Julio Cortázar, lo que lo ha llevado a escribir varios artículos sobre literatura latinoamericana. Es colaborador habitual de la revista cultural 'Libros& Letras'. En el 2007 publicó ‘Manuales, métodos y regresos’, libro de cuento corto y poesía sobre Bogotá, escrito en colaboración con Jaime Henríquez Fattoni. Así mismo, ha hecho parte de los programas culturales Conventillo de Paso y El sur es nuestro, en el canal Telmex.

domingo, 13 de abril de 2014

Chile y Uruguay son los países latinoamericanos menos corruptos. ¿Qué hicieron para lograrlo?

Tomado de Infobae 


Haití, Venezuela y Bolivia los más corruptos de una región corrupta

Cómo hicieron Chile y Uruguay para ser los países menos corruptos

Por Darío Mizrahi

siete de cada diez haitianos alguna autoridad civil o policial le pidió un soborno durante 2012, según revela la última edición del Barómetro de las Américas que realiza el Proyecto Opinión Pública de América Latina (LAPOP, por sus siglas en inglés), con sede en la Universidad de Vanderbilt.

Según Transparencia Internacional, los que tienen mayores niveles de corrupción son Haití y Venezuela, que apenas suman 19 y 20 puntos respectivamente.


En Bolivia, el segundo país más corrupto de la región para este sondeo, un 44,8% asegura haber sido víctima de cohecho. La media latinoamericana ronda el 20 por ciento.

En el otro extremo, sólo 5,8 de cada 100 chilenos se vieron expuestos a este delito. La proporción es equivalente a la de Estados Unidos y se ubica apenas dos puntos por encima de Canadá, uno de los países con instituciones más consolidadas del mundo.

"Chile y Uruguay están por encima de la media e incluso mejor que algunas naciones desarrolladas"

No muy lejos queda Uruguay, el segundo más honesto. El 8,2% reconoció haber sido extorsionados por alguna autoridad.

El Barómetro no es el único estudio que destaca a estos dos países por sobre el resto.
"Si miramos el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, que es la encuesta más completa, hay dos países que claramente despuntan favorablemente. Uno es Chile y el otro es Uruguay. Ambos están por encima de la media e incluso mejor que algunas naciones desarrolladas", dice aInfobae el abogado peruano José Carlos Ugaz Sánchez Moreno, consultor internacional en políticas contra la corrupción.

Uruguay aparece en el puesto 19 a nivel mundial del ranking 2013 de la ONG, con 73 puntos (100 es el máximo posible, que supondría la virtual ausencia de corrupción). Tres puestos más abajo está Chile, con 71 puntos.

Ambos están mejor posicionados que países desarrollados como Francia, España, Italia y Austria. Les sacan casi 30 puntos de ventaja al resto de los latinoamericanos mejor posicionados, Cuba y Brasil.

Según Transparencia Internacional, los que tienen mayores niveles de corrupción son Haití y Venezuela, que apenassuman 19 y 20 puntos respectivamente.

"Curiosamente -continúa Sánchez Moreno-, Chile limita con Perú y Argentina, que tienen muchos problemas de corrupción. Una primera pregunta es cómo países vecinos, con historias comunes, terminan teniendo performances tan diferentes".


América Latina, una región corrupta

"Un problema grande es la falta de coordinación entre las distintas instituciones del Estado. No se puede tener una investigación de corrupción si no hay cooperación entre la contraloría pública, las fiscalías y el poder judicial. Si se manejan apartadas es muy difícil que un juez pueda de verdad examinar cuentas bancarias y transacciones económicas", explica Luis Salas, director del Centro de Administración de Justicia de la Universidad de Florida, en diálogo con Infobae.

"Uno de los factores que más ha contribuido a la corrupción es la impunidad, que se genera cuando no hay sanción"

"Tiene que ver con la debilidad institucional. No hemos tenido instituciones debidamente estructuradas, con un servicio civil profesionalizado. El clientelismo ha fomentado el intercambio de favores. Una burocracia ineficiente que se mueve según los turnos políticos genera nichos de corrupción muy altos, porque no ha habido tampoco un orden administrativo", dice Sánchez Moreno.

Una consecuencia de la debilidad de las instituciones es que los gobiernos pueden arrasar con ellas. Al reducir a su mínima expresión a los organismos de control, se vuelve muy difícil investigar hechos de corrupción.

La falta de autonomía del poder judicial en relación al poder político termina haciendo casi imposible que un funcionario público sea condenado por defraudar al Estado.

"Uno de los factores que más ha contribuido al desarrollo de la corrupción es la impunidad, que se genera cuando no hay sanción. Ni de las autoridades que deben investigar, como son la policía, las fiscalías y la justicia, ni de las contralorías, que son muy ineficientes, cuando no están directamente digitadas por el poder político", explica Sánchez Moreno.

La impunidad refuerza la corrupción porque los políticos deshonestas obtienen enormes ventajas frente a los que se someten a las reglas. A la larga, esa competencia desigual lleva a una naturalización de estas prácticas, que en algunos casos se vuelven casi inevitables para tener éxito política.

Cuando el Estado no cumple su función, la última instancia que queda son los controles externos. "Un factor determinante -dice Salas- es lo fuertes o débiles que son los medios de comunicación y las ONG, que son los vigilantes de la probidad de los gobiernos. Si son débiles, la cultura de corrupción va a estar muy activa".


domingo, 6 de abril de 2014

Ecuador hace su apuesta al futuro, inaugura proyecto para entrar a Sociedad del conocimiento


Tomado de El País

Ecuador inaugura su ‘Silicon Valley’

La Universidad Yachay planea ayudar al país a pasar de la economía de los hidrocarburos a la economía del conocimiento

Ecuador quiere entrar a la sociedad mundial de conocimiento y ha escogido la palabra quechua Yachay para hacerlo. Esta palabra, que significa saber o conocimiento, es el nombre con el que se ha bautizado al valle tecnológico ecuatoriano, que en un plazo de 35 años aspira ser como la ciudad estadounidense de Palo Alto (que es parte del Silicon Valley) o como la Innopolis surcoreana de Daedeok.
La ciudad de Yachay está ubicada en la provincia de Imbabura (norte de Ecuador) y el centro de esta urbe será una universidad que formará a los cerebros que el país requiere para cambiar la matriz productiva del país y pasar de la economía dependiente de los hidrocarburos a la del conocimiento. Alrededor del centro de estudios se levantará un parque tecnológico industrial, impulsado por el sector privado y el Estado, para que se aprovechen esos cerebros. Pero esto todavía es parte de la utopía.
De momento, lo que se puede ver son las aulas de la nueva universidad, que se han adecuado en lo que fue una hacienda colonial y un ingenio azucarero que cerró hace unos treinta años. El pasado lunes estos espacios se llenaron con los aspirantes seleccionados, un total de 187 jóvenes ecuatorianos que están decididos a estudiar ciencias puras como Alex Maldonado, que se graduó en un colegio del sur de Quito y quiere licenciarse en nanociencia. O Emilia Calderón, que terminó la secundaria en Cuenca y quiere estudiar energías renovables. Todos superaron la nota de 800 sobre 1000 en el Examen Nacional de Educación Superior y ahora tienen una beca del Estado para estudiar en Yachay. Además, recibirán la mitad de un sueldo básico durante los meses de nivelación (unos 170 dólares) y un sueldo completo cuando empiecen las carreras (340 dólares).
René Ramírez, Secretario de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación, en su discurso de inauguración, resaltó el momento histórico al que asistían los primeros estudiantes de Yachay. También estaban presentes los funcionarios del Estado, incluido el presidente Rafael Correa, y los representantes de las empresas interesadas en sumarse al proyecto. “Si un lunes 26 de julio de 1972 se llenó el primer barril de petróleo para la exportación y nació el boom del petróleo en el país, simbólicamente y de manera análoga, podría señalar que hoy lunes 31 de marzo de 2014 arranca la primera generación de Yachay. Y con ello inicia un ciclo que esperamos genere un nuevo boom, el boom del conocimiento”, expresó.
La ciudad se asentará sobre 4.600 hectáreas, aunque lo que se inauguró corresponde apenas al 5% de este megaproyecto, según Héctor Rodríguez, gerente de la Empresa Pública Yachay. Un tanto alejado del campus se pueden avistar los bloques de vivienda que todavía están en construcción y que estarán listos en septiembre para acoger a los trabajadores de la universidad que llegarán cuando arranque el primer año universitario. Por ahora, los estudiantes son los únicos habitantes del campus y vivirán en las casas que otrora ocuparon los trabajadores del ingenio y que fueron rehabilitadas. Sus vecinos más próximos son unas 500 personas de las comunidades de Tapiapamba, San Vicente, El Puente, Hoja Blanca y Armastola, que se quedaron dentro del perímetro de la ciudad. Estas personas antes se ocupaban de labores agropecuarias en las haciendas del lugar, pero ahora fuerza laboral está siendo empleada para levantar la ciudad del conocimiento y su entusiasmo es evidente. Una de las lugareñas de Tapiapamba contratada para arreglar el césped del campus habló de los beneficios del trabajo, aunque se negó a dar su nombre porque a otros trabajadores les han regañado por hablar con la prensa. “La universidad es buena porque ahora podemos salir a hacer lo que sea, antes se sabía sembrar caña, morocho… pero ahora como están las haciendas ya no se siembra nada”, dijo.
Los primeros invitados que llegaron a la inauguración del valle tecnológico sorprendieron a esos hombres y mujeres - que llevaban prendas húmedas sobre sus cabezas para resistir el sol - cuando colocaban los últimos adoquines en el acceso principal, barrían el polvo y asentaban el césped. Todo en el campus olía a nuevo, tanto que las antorchas que estaban al borde de los senderos tenían la etiqueta puesta. El presidente Rafael Correa llegó poco antes de empezar el acto, pero llamó la atención a los responsables porque encontró algunos cables de electricidad sueltos por el suelo.
Correa en su discurso, sin embargo, recalcó que no se están inaugurando edificios. “Aquí está naciendo la patria nueva, aquí estamos superando la economía extractivista”, mencionó e hizo hincapié en que la ciencia, la tecnología y la innovación son fundamentales para el desarrollo y para el "Buen Vivir", que ya es una marca de su Gobierno.

Y, para apuntalar esa nueva patria, se han importado profesores del extranjero, todos con doctorado (PhD). De los cursos de nivelación se ocuparán 18 docentes que proceden de España, México, Guatemala, Venezuela, Colombia y Chile, a más de los ocho profesores estadounidenses de la Universidad del Estado de Kansas que se ocuparán de la enseñanza intensiva de inglés. Solo dos de este grupo inicial son ecuatorianos. Uno de ellos es el profesor de Biología Hugo Romero, que obtuvo su PhD en la Universidad de Miami y era uno de los investigadores de la Universidad Católica del Ecuador. “Estoy sorprendido. Pensé que iba a haber más ecuatorianos, pero solo estamos dos. Y también solo hay dos mujeres, hubiera sido bueno tener PhD mujeres”, dijo.
La comisión gestora, que será la máxima autoridad de la Universidad de Yachay por los siguientes cinco años, también la integran profesores foráneos: tres del Instituto de Tecnología de California y uno de la Universidad de Barcelona, que será el rector. Fernado Albericio, en unas breves declaraciones para El PAÍS, dijo: “Yo llevo muchos años trabajando con universidades ecuatorianas y hace unos meses Ecuador tuvo la generosidad de llamarme y no lo pensé ni un momento. Soy profesor de química orgánica en Barcelona y soy el único de la comisión que voy a quedarme a vivir aquí”.
Los primeros retos de esta comisión serán diseñar la malla curricular de las primeras carreras que ofrecerá Yachay (ciencias de la vida, nanociencia, energías renovables y cambio climático, petroquímica y TIC’s) y crear el estatuto de la universidad. Para septiembre todas estas tareas tienen que estar listas.
Las primeras críticas a la universidad del conocimiento han salido de académicos ecuatorianos como Arturo Villavicencio, que ha estado relacionado con el Gobierno como director del Instituto de Altos Estudios Nacionales y titular de la Comisión Evaluadora de Universidades. En una entrevista al portal ecuadorinmediato.com señala que, al ver las imágenes televisadas de la inauguración de Yachay, parecía que se trataba de una hostería. “Estaba confundido y decía dónde están los laboratorios, las bibliotecas, las salas de computación”, dijo.
También cuestionó que no se haya priorizado en el talento nacional. “Hay un comité gestor, con académicos traídos desde el exterior, pero yo digo dónde están los expectores de las politécnicas, exdecanos, gente que tiene mucha experiencia, que conoce el medio, con un alto nivel académico y, sobre todo, conocedora de la problemática de la universidad ecuatoriana”.
El Secretario de Educación Superior Ciencia, Tecnología e Innovación, René Ramírez, se anticipó a las críticas de este tipo en su discurso: “Frente a aquellos que nos seguirán diciendo neocoloniales por nuestra política de buscar estar conectados a los circuitos mundiales del conocimiento, coherentemente defenderemos, sin contradicciones, la ciudadanía universal. Y también las ciencias sin fronteras, porque el conocimiento es un bien público, pero eso sí, en el marco de las necesidades del país y la patria grande”.
Los estudiantes que formarán la primera generación Yachay parecen estar contentos con los profesores. Daniel Perugachi, que quiere especializarse en biofármacos, contó animado como fue su primera clase. "Mi primer profesor fue un venezolano que dijo que tenía otra manera de explicar las cosas y que iba a mezclar la matemática con la música, me pareció chévere".
El costo del conocimiento
El gerente de la empresa pública creada para administrar Yachay, Héctor Rodríguez, confirmó que hasta ahora se ha gastado 100 millones de dólares de los 1.043 millones que se han presupuestado hasta el 2017. El mayor peso está en el pago por la tierra a los expropietarios. “Estos procesos judiciales llevan tiempo y seguimos devengando ese presupuesto asignado”, dijo Rodríguez. Hasta ahora se ha gastado 35 millones de dólares a través de la empresa estatal Inmobiliar que se ocupa de las expropiaciones. “Hubo 105 propietarios cuyas tierras fueron declaradas como utilidad pública, pero el 90% de los terrenos prácticamente estaba en manos de diez, y el resto fueron propiedades no mayores a 10 hectáreas”, explicó.
Las haciendas más grandes y que han sido tratadas como bienes patrimoniales era la San José, que perteneció a Jacinto Jijón y Caamaño, Tercer Conde de Casa Jijón. Y la hacienda San Vicente Flor, donde nació otro de los próceres de la Independencia, Antonio Ante López de la Flor.
Rodríguez aclaró también que no se expropió a las comunidades insertas en el polígono de intervención y que se está aprovechando su capacidad laboral. “En eso debemos mantenernos como una política de inclusión y trabajo conjunto con las cinco comunidades que han sido absorbidas laboralmente tanto en los servicios relacionados con la construcción y en los servicios de la ciudad”. Los vecinos de Yachay han encontrado empleo directo a través de la empresa pública y empleo asociado a través de los constructores y servicios colaborativos como los espacios de comida o la empresa comunitaria de lavandería.