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sábado, 19 de julio de 2014

Especialistas predicen futuro económico prometedor para Fútbol “soccer” EEUU

Tomado de The Wall Street Journal
Figuras mundiales del fútbol: Neymar, Muller, Robben, Messi

Los anunciantes ven un futuro promisorio para el fútbol en EE.UU.

Por Andrew Beaton y Reed Johnson

Según muchas estimaciones, el Mundial de fútbol 2014 fue un éxito en la cancha, con goles memorables combinados con algunos partidos muy emocionantes. Ahora los especialistas en marketing esperan que el éxito genere nuevas ganancias financieras y atraiga más simpatizantes de Estados Unidos al deporte más popular del mundo.
"Creo que este tren está en movimiento y no veo que se vaya a detener", dijo Sandy Brown, presidente ejecutivo de ONE World Sports, un canal estadounidense que se centra en deportes globales.
El optimismo de Brown es compartido por entusiastas del fútbol que predicen que este deporte conquistará el mercado estadounidense desde que Pelé fue contratado por el Cosmos de Nueva York a fines de los años 70. Pero otros creen que el fútbol quizás nunca logre alcanzar en EE.UU. la popularidad que disfrutan durante todo el año el fútbol americano o el béisbol.
Teniendo en cuenta sólo los ratings de televisión que obtuvo el Mundial de Brasil este año, el fútbol está en alza en EE.UU., al menos como un deporte de espectadores. Por ejemplo, el partido del 22 de junio entre EE.UU. y Portugal tuvo una audiencia combinada de 24,7 millones de espectadores entre ESPN y Univisión, lo que lo convirtió en el evento deportivo más visto del año hasta ese momento, sin tener en cuenta los partidos de la Liga Nacional de Fútbol Americano.
Incluso después de que la selección de EE.UU. quedara eliminada tras caer 2 a 1 ante Bélgica, la Copa siguió atrayendo espectadores estadounidenses. La final del domingo pasado, en la que Alemania derrotó a Argentina 1 a 0 en tiempo suplementario para conseguir su cuarto título mundial, promedió un rating de 9,7 en ABC y ESPN. En Univisión Deportes, cadena en español, el partido promedió los 9,2 millones de espectadores, según cifras de la empresa.
Según Nielsen, la final de este año representó el tercer mayor rating de mercado medido para un partido del Mundial en ESPN y ABC. Los únicos partidos que consiguieron un mayor rating fueron la final del mundial organizado por EE.UU. en 1994, entre Brasil e Italia (12,8) y un partido de octavos de final en ese mismo torneo entre EE.UU. y Brasil (10,4).
Durante los 64 partidos del Mundial 2014, ESPN, ESPN2 y ABC promediaron un rating de mercado medido de 3,1, según Brown, un aumento de 29% frente a los 64 encuentros del Mundial 2010 en Sudáfrica (2,4).
Cadenas como ESPN y Fox hacen "una apuesta al futuro" al programar más fútbol, sostuvo Brown. Fox emite los partidos de la Liga de Campeones europea y tiene los derechos para los Mundiales de 2018 y 2022.
ESPN es una unidad de Walt Disney Co., y Fox forma parte de 21st Century Fox, que hasta mediados de 2013 era parte de la misma empresa que News Corp., dueña de The Wall Street Journal.

Brown admitió que los especialistas en marketing corren con cierta desventaja en el terreno del fútbol, ya que el deporte solo cuenta con dos tiempos de 45 minutos sin pausas publicitarias. "Realmente tienes una cantidad limitada de espacio", dijo. Por otro lado, los especialistas en marketing tienen otras oportunidades para mostrar avisos impresos durante el partido al transponer imágenes virtuales en el campo de juego y en las tribunas, señaló.
Otros índices brindan un panorama más mezclado sobre los seguidores de fútbol en EE.UU., pero indican que el deporte gana terreno en general. En una encuesta de Gallup de 2012, 19% de los encuestados se identificaron como seguidores del fútbol profesional, un aumento desde 13% en 2006. En 2013, 4% señalaron que el fútbol era el deporte que más les gustaba mirar, un aumento desde 2% en 2007.
Además, más estadounidenses están jugando al fútbol. Un total de 49.500 hombres y mujeres jugaron en torneos de fútbol federado en la temporada 2012-2013, un aumento de 13% desde 2007-2008. El mayor incremento anual en ese lapso se registró en 2010-2011, tras el Mundial de 2010.
Sin embargo, hay señales de que el fútbol podría estar estancándose a nivel de escuela secundaria, luego de disfrutar varias décadas de avances. La federación de fútbol de escuelas secundarias de EE.UU. indicó que la participación en el fútbol aumentó 7,4% entre las temporadas 2008-2099 y 2012-2013. Pero la Federación de Fútbol de EE.UU., máxima autoridad de las ligas juveniles que no dependen de escuelas, sostuvo que sus tasas de participación se mantuvieron sin cambios entre 2008 y 2012.
En las últimas décadas, el crecimiento del fútbol fue impulsado por olas de inmigrantes de México, América Central y Sudamérica. Univisión Deportes indicó que el partido entre Alemania y Argentina fue la final más vista en la historia de la TV en español en EE.UU., y que su audiencia general durante el Mundial 2014 fue 34% mayor que la registrada por ese canal en la Copa de 2010.

—Steven Perlberg contribuyó a este artículo.

sábado, 14 de junio de 2014

Griegos influirán en elecciones presidenciales colombianas

Tomado de BBC Mundo 

 Colombia contra Grecia: ¿el partido que puede decidir las elecciones?

Por Arturo Wallace
Primero la selección y luego la elección. Así se puede resumir el fin de semana de los colombianos, quienes este sábado verán debutar a su equipo nacional en el Mundial de fútbol de Brasil 2014 y el domingo están llamados a las urnas a elegir al próximo presidente del país.

Pero en esta nación apasionadamente futbolera –que además regresa a un mundial por primera vez luego de una ausencia de 16 años– también es bastante probable que ese realmente sea el orden de prioridades de buena parte de la población.

De hecho, el partido de Colombia contra Grecia tendrá lugar menos de 24 horas antes de la apertura de los centros de votación y numerosos analistas creen que eso podría afectar negativamente la asistencia de los ciudadanos a las urnas.
Aunque esa no es la única forma en la que el partido podría terminar impactando sobre unos comicios que se anticipan como unos de los más cerrados en la historia reciente del país.

Efectivamente, un par de estudios realizados en Estados Unidos sugieren que los buenos resultados deportivos en los días previos a las elecciones benefician a los candidatos que buscan reelegirse.

Lo que significa que, en principio, el presidente Juan Manuel Santos tiene más razones para desear un triunfo colombiano que Óscar Iván Zuluaga, quien lo superó por poco menos de 500.000 votos en la primera ronda de las elecciones, celebrada tres semanas antes del inicio del Mundial.

El factor "sentirse bien"


La explicación es sencilla: cuando la gente se siente bien tiende a valorar más positivamente todo lo que le rodea, incluyendo el desempeño gubernamental, explica Andrew Healey, coautor de uno de los estudios sobre el tema.
 

Zuluaga ha utilizado el fútbol para hacer campaña.

"Y eso significa que un buen juego de Colombia debería ayudar a Santos, porque un candidato que busca la reelección se beneficia cuando la gente se siente bien con el país", le dijo a BBC Mundo este profesor del departamento de economía de la Universidad Loyola Marymount.

Junto a dos colegas, Healey analizó el impacto de los resultados de partidos de fútbol americano universitario sobre elecciones –presidenciales, de gobernador y para el senado de EE.UU.– celebradas no más de diez días después de los encuentros.

Y la investigación, publicada en 2010, encontró que una victoria de un equipo local aumentaba el porcentaje de votos de los candidatos que buscaban la reelección en 1,6%clic(1, en inglés).

"Mientras que los efectos casi se duplican en el caso de victorias de los equipos de mayor popularidad y tradición", le dijo a BBC Mundo el profesor de la Universidad de Stanford, Neil Malhotra, quien también participó en la investigación.
Eso debería llamar la atención de Santos, quien en la primera vuelta quedó un 3,56% de votos menos que Zuluaga.

Pero, ¿pueden extrapolarse esos resultados al caso de las elecciones colombianas y su debut en el Mundial de Brasil?

Impacto sobre los indecisos


En términos generales Healey y sus colegas creen que sí. Aunque no necesariamente en la misma proporción.


Un hijo de Santos desató polémica al publicar en Twitter esta foto de Falcao con la paloma de la paz usada en la campaña de su padre..

"El fútbol americano universitario es muy importante en Estados Unidos, pero creo que no se compara con lo importante que es para los colombianos estar de regreso en un mundial de fútbol. Y que ese partido vaya a tener lugar justo el día antes de las elecciones es una coincidencia increíble" le dijo Healey a BBC Mundo.

"Si alguna vez un evento de este tipo estaba llamado a tener un impacto sobre unas elecciones, este es", afirmó.

Y algo parecido sostiene el profesor de ciencias políticas de la Universidad George Washington Michael K. Miller, quien en un estudio publicado en 2012 encontró que los buenos resultados de los equipos profesionales locales también mejoraban las posibilidades de reelección de los candidatos a alcaldes (2, en inglés).

Lo que parece confirmar que cuando la gente está contenta –por las razones que sean– tiende a favorecer el status-quo.
Eso, sin embargo, no quiere decir que una victoria de Colombia garantice el triunfo a Juan Manuel Santos.

"Es difícil decir qué tan grande será el impacto (en las elecciones colombianas). Me imagino que este es el tipo de evento que casi todos van a seguir y el resultado va a tener un impacto grande sobre su felicidad", le dijo Miller a BBC Mundo.

"Pero si uno ya tiene una opinión claramente definida, este tipo de cosas no van a cambiar la intención de voto. El impacto es sobre todo sobre los indecisos", explicó.

O, para ser más precisos, sobre los indecisos que vayan a la mesa de votación. Y, precisamente, a los analistas colombianos lo que más les preocupa es el impacto del Mundial sobre la abstención.

"Si ganamos va a haber una fiesta, a pesar de la Ley Seca. Y eso podría hacer que la gente salga a votar tarde y en menor número", le dijo a BBC Mundo Jorge Restrepo, el director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos, un tanque de pensamiento local.

¿Y la abstención?


Para Restrepo, una menor participación afectaría sobre todo a Santos, "porque el voto de Zuluaga es un voto mucho más comprometido".


Algunos creen que el Mundial podría manetener alejados a los votantes de los centros de votación.

Pero, en opinión del analista, una derrota colombiana que lleve a más colombianos a las urnas, tampoco beneficiaría al actual presidente, porque estos acudirían a las mismas sintiéndose pesimistas.

"Parece que, en lo que al Mundial se refiere, Santos pierde con cara y que Zuluaga gana con sello", le dijo a BBC Mundo.

Aunque la directora de la Misión de Observación Electoral, Alejandra Barrios, cree que hay varios factores que podrían incidir positivamente sobre la asistencia a las urnas a pesar de la fiebre mundialista, como la movilización de las maquinarias electorales locales que no se vieron en la primera ronda de votaciones, cuando la abstención superó el 60%.


"Además hay una alta polarización en el país, que se ha puesto en términos de guerra y paz. Y esa polarización puede terminar generando lo que pasó en las elecciones de 1998, donde tuvimos una de las más altas participaciones en el país", le dijo Barrios a BBC Mundo.

"Porque lo que se le está diciendo al ciudadano, y además es verdad, es que su voto, en esta ocasión, sí decide", explicó.

Para jugar sobre seguro, Santos no tiene sino desear lo que todos los colombianos: que la selección derrote a Grecia por goleada y jugando de una forma que los convenza que, ahora sí, pueden llegar lejos en el Mundial.

Mientras que para no correr riesgos, Zuluaga probablemente debería desear, aunque en secreto, que Colombia empate 0 a 0.

Algo que tempere los ánimos por unos días, pero sin comprometer la clasificación a la segunda ronda de la competición.


sábado, 24 de mayo de 2014

EL LADO POCO CONTADO DE LOS MUNDIALES Y OLIMPIADAS

tOMADO DE ESGLOBAL
  LA OTRA CARA DE LOS MEGAEVENTOS DEPORTIVOS

El lado menos difundido de los mayores acontecimientos del mundo del deporte en los que se unen competición, marketing y proyeccción mediática.

Por Hernán D´Alesiio

"Las grandes competiciones deportivas internacionales generan ingresos millonarios para los países organizadores"

TODO LO CONTRARIO.
Para persuadir de la conveniencia de acoger fiestas deportivas de escala como los Juegos Olímpicos y los Mundiales de Fútbol, los gobiernos anfitriones suelen acudir a la economía para justificar las suculentas inversiones; prometen a sus ciudadanos que los torneos generarán inéditos flujos de turistas ávidos de compras y miles de nuevos puestos de trabajo que permitirán recuperar lo gastado.
Los números de los eventos más recientes -recuérdese que bajo el contexto de la mayor crisis financiera internacional de los últimos 80 años- realmente impresionan. El gobierno ruso invirtió para las Olimpíadas invernales de Sochi 2014 más de 50.000 millones de dólares, una cifra que eclipsó los montos destinados por China y el Reino Unido para los Juegos de Verano de 2008 y 2012 -40.000 y 17.000 millones de dólares, respectivamente-. Aunque no hay como la inversión de más de 100.000 millones de dólares para celebrar el controvertido Mundial de Fútbol de 2022 anunciada por el diminuto pero poderoso Qatar, que desde hace años organiza torneos de tenis y golf, una jornada del Mundial de Motociclismo y un Rally, además de patrocinar al FC Barcelona a través de la Qatar Foundation y ser dueño del París Saint-Germain FC.
En el libro Soccerconomics, el periodista Simon Kuper y el economista Stefan Szymanski demostraron que, durante la celebración de los megaeventos, en los países anfitriones no aumentan la afluencia de turistas ni las fuentes de trabajo. En cuanto a las visitas, advierten que en realidad una buena parte del total proviene del mismo país y que, en caso de no haber existido los Juegos Olímpicos o el Mundial, hubieran gastado su dinero en ir al cine o a un restaurante. Además, su consumo de salchichas, cerveza y objetos de recuerdos -que tampoco suponen grandes aluviones de dinero- implica que invierten menos en otros campos de la economía, lo cual contrapesa los ingresos derivados del acontecimiento deportivo. A ello se suma que no todos los turistas extranjeros viajan al país en cuestión para ver las competiciones en concreto y que -como se dio durante el Mundial de Fútbol de Alemania 2006 y las Olimpíadas de Londres 2012- muchos residentes marchan al extranjero durante los certámenes para evitar la locura de los megaeventos.
En lo referente a la creación de nuevos puestos laborales, las cifras son modestas. La mayor parte se da en el terreno de la construcción donde las empresas del rubro habitualmente emplean a trabajadores migrantes que son sometidos a una amplia gama de abusos y explotación. La muerte de 8 obreros durante las reformas de estadios de fútbol para Brasil 2014 y las denuncias acerca de las condiciones de los trabajadores contratados por el Gobierno ruso para acondicionar Sochi y por Qatar para crear la infraestructura necesaria para el Mundial de Fútbol hablan de la calidad de los empleos creados.
"En concreto, si una ciudad debe tener un presupuesto equilibrado, gastar más en un estadio querrá decir menos en hospitales y escuelas", concluyeron Kuper y Szymanski. Algo que tuvieron claro los manifestantes brasileños que paralizaron su país durante la Copa FIFA Confederaciones 2013.
"Los megaeventos deportivos son buenos para los residentes porque mejoran la infraestructura de las ciudades"
VERDAD A MEDIAS.
Otro de los argumentos en los que se apoyan líderes políticos, dirigentes deportivos y empresarios para que la población de un país acepte los presupuestos destinados a financiar la realización un megaevento deportivo es que se trata de una oportunidad única; motivos como mejoras del transporte y de las terminales para aviones y trenes, del acceso al mercado de la vivienda, de las redes de comunicaciones y de los espacios públicos en las ciudades sede.
Posiblemente el de Barcelona constituya el ejemplo más exitoso de todos los centros urbanos que alguna vez han albergado un megaevento; los Juegos Olímpicos de 1992 sirvieron para renovar su sistema de transportes y telecomunicaciones y lavar la imagen de la ciudad mediante la inauguración de parques públicos y la recuperación de playas y de su paseo marítimo.
Pero no toda la herencia de los megaeventos es igual de fructífera. En Atenas, si bien las Olimpíadas de 2004 dejaron un aeropuerto nuevo, una red de autopistas y una línea de subterráneos, las críticas han apuntado a la falta de un plan de desarrollo post-olímpico. Además, buena parte de las instalaciones deportivas construidas para el evento resultó muy costosa para mantener -más aún para un país actualmente en quiebra como Grecia- y que se encuentra en estado de desuso y abandono.
Sin embargo, más allá del legado en materia de infraestructura, suele ocurrir que, aprovechándose del estado emocional en el que ingresan los ciudadanos en tiempos de estos grandes acontecimientos deportivos, los gobiernos emprenden importantes procesos de reurbanización. Su herencia social y medioambiental es motivo de encendidas críticas y, por lo general, provocan una fuerte presión inmobiliaria y sostenidos aumentos en los valores de las propiedades.
Por ejemplo, luego de que en 2009 el Comité Olímpico Internacional (COI) consagrase a Río de Janeiro como sede de los Juegos de Verano de 2016, durante los dos años siguientes se registraron en la ciudad carioca aumentos de más del 100% en el valor de venta de las viviendas y superiores al 70% en la cotización de los alquileres. En adelante, grandes ingresos de capital fueron destinados al sector inmobiliario de Río; inversiones que, en especial, ejercieron presión sobre las millones de personas de bajos recursos que viven en los asentamientos habitacionales espontáneos o favelas. Las grandes constructoras han aprovechado la ocasión para hacer sus propios negocios, levantando edificios de oficinas, emprendimientos turísticos y condominios para las clases medias y altas: las residencias que albergarán la Villa de los Atletas en el acomodado Barra de Tijuca serán viviendas de lujo puestas a la venta una vez finalizadas las Olimpíadas.
Con estos indicios y el incremento en el valor de las propiedades en otras ciudades recientemente olímpicas como Beijing, Londres y Sochi, no son pocos los economistas que vinculan la realización de los grandes eventos deportivos con la generación de burbujas crediticias de carácter especulativo.
A ello se suma que, a contramano de las promesas iniciales, buena parte de las competiciones deportivas internacionales más recientes se han caracterizado por la construcción de los denominados 'elefantes blancos', expresión en referencia a los enormes y costosos estadios que se levantan para los megaeventos pero que rara vez son vueltos a utilizar. Como ejemplo, el célebre Nido de Pájaro utilizado por Beijing para la apertura y clausura del evento olímpico de 2008.
Otro de los aspectos controvertidos que se vinculan con la construcción de este tipo de infraestructuras está dado por las recurrentes sospechas de sobreprecios que involucran tanto a dirigentes políticos y deportivos como a empresas. La remodelación del estadio Maracaná -bajo el 'estándar FIFA' que tanto ha enojado a los ciudadanos brasileños- costó al erario público unos 600 millones de dólares… y, sin embargo, será un consorcio privado el que explotará el mítico templo deportivo en los próximos 35 años.
"Los Juegos Olímpicos y los Mundiales de Fútbol favorecen la imagen país"
CIERTO, PERO CUIDADO CON EL 'EFECTO CNN'.
Los grandes acontecimientos deportivos constituyen una extraordinaria plataforma desde la cual es posible mostrar al resto del mundo los aspectos positivos de un país. Periodistas, fotógrafos y camarógrafos de todo el mundo acuden a estas citas no sólo para informar acerca de lo que sucede en los campos de juego; también, y durante el evento, publican reportajes sobre otros aspectos de la vida de la sociedad anfitriona: el funcionamiento de la economía, los niveles de seguridad ciudadana o la limpieza en las calles entre otros temas. Los Juegos de Roma 1960 y Tokio 1964 sirvieron a italianos y japoneses, respectivamente, como una ocasión propicia para certificar su reingreso en el concierto internacional y mostrarse como pueblos pacíficos, democráticos y abiertos que habían dejado atrás el militarismo de décadas pasadas.
En la actualidad, la mayoría de los políticos que "venden" la idea de que acoger una Olimpíada o un Mundial es una oportunidad inmejorable para fortalecer ese producto intangible que es la 'marca país' presume que los megaeventos deportivos sirven para mostrar al planeta que su país cumple metas y plazos, que es un sitio seguro como plaza para los negocios y como plataforma para reuniones diplomáticas y que -como resumió Lula cuando Río de Janeiro se convirtió en sede olímpica- "juega en primera".
Aun así, durante el tiempo de duración del acontecimiento todo debe salir a la perfección. En 1972 la por entonces República Federal Alemana organizó los Juegos Olímpicos con el objeto de revertir el espantoso legado de su predecesor en tierras teutonas, Berlín '36, celebrado bajo pleno terror nazi. Pero el asesinato de 11 deportistas israelíes a manos de una organización terrorista pro-palestina reveló gruesas fallas en los operativos de seguridad y de rescate que mancharon de sangre a una fiesta previamente concebida por los alemanes occidentales para limpiar su imagen ante el mundo.
Además, los estos megaeventos pueden dejar en evidencia situaciones graves que el Gobierno organizador quiere evitar que se muestren en el exterior. Contrariamente a lo que pretendían los responsables de la última dictadura militar argentina, las revelaciones de la prensa extranjera sobre violaciones sistemáticas de los derechos humanos antes, durante y después del Mundial de 1978 incrementó la presión internacional sobre el régimen. Del mismo modo, periodistas y organizaciones defensoras de los derechos humanos han aprovechado las jornadas de Fórmula 1 celebradas durante los últimos años en Bahrein para dar a conocer en el exterior la represión ordenada por la monarquía contra una parte de su población.
En síntesis: durante un megaevento se multiplican en el resto del mundo las imágenes del país anfitrión. Pero puede que no sólo se publiquen los rasgos positivos sino también aquellos que los políticos locales quieren evitar que se exhiban. Cuando un atentado, un delito o el estallido de expresiones antigubernamentales ocurren en medio de un certamen internacional de tan alta exposición mediática, crece la posibilidad de que el país no sea percibido en el exterior tan seguro como se promete a turistas e inversores y que quede reflejado que las cosas no marchan tan bien como se pretende contar.
"El blindaje policial y militar de los países sede se debe al temora los ataques terroristas"
SÓLO EN PARTE.
Desde Múnich '72, el principal y serio riesgo esgrimido por los gobiernos anfitriones suele ser el terrorismo. Ante dicho temor, las fuerzas de seguridad comenzaron a tener una participación más importante para cuidar a atletas y espectadores. Los atentados del 11-S supusieron un punto de inflexión en la materia: para los Juegos de Invierno de Salt Lake City de 2002, la Administración de George W. Bush hizo de la villa olímpica una auténtica fortaleza militar custodiada por más de 15.000 hombres, helicópteros Black Hawk y aviones de combate.
Para los recientes Juegos de Invierno, y con el antecedente inmediato de un par de atentados terroristas en Volgogrado, el Gobierno ruso implementó el dispositivo de seguridad más grande de la historia olímpica. Se desplegaron unos 50.000 policías y soldados, más del doble de los utilizados durante Londres 2012, todo ello a pesar de que la población en la capital inglesa es 20 veces superior a la de Sochi.
Sin embargo, no se trata sólo de estrategias antiterroristas. Por lo general, los gobiernos anfitriones aprovechan estos megaeventos para intensificar el control social y la represión contra movimientos de oposición, sea que se trate de disidentes políticos, ambientalistas o indigenistas, incrementando las tareas de vigilancia a través de cámaras de seguridad, vehículos aéreos no tripulados y personal de empresas de seguridad privadas.
Además, desde que en la década de los ochenta los organismos deportivos internacionales elevasen los requisitos para la aprobación de las ciudades candidatas, los políticos vienen anteponiendo la estética de las urbes a las necesidades de la población. De acuerdo con el Centro sobre los Derechos de la Vivienda y los Desalojos (COHRE por sus siglas en inglés) los preparativos para los grandes acontecimientos deportivos -también megacumbres políticas y económicas, exposiciones universales y hasta concursos internacionales de belleza- suelen acentuar los desalojos forzosos, carentes de salvaguardas jurídicas y de compensaciones. Durante los últimos años el COHRE ha publicado distintas investigaciones que dan cuenta de los desplazamientos de miles de familias con ocasión de las Olimpíadas de Seúl 1988, Atlanta 1996, Sidney 2000, Atenas 2004, Beijing 2008 y del Mundial de Fútbol de Sudáfrica 2010.
Ante la proximidad del Mundial de Fútbol y de los Juegos Olímpicos en suelo brasileño, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU ha advertido acerca de la tentación que podría suponer para las autoridades movilizar a las unidades policiales y militares -eufemísticamente denominadas 'pacificadoras'- con el fin de "higienizar" y "limpiar" las calles de pobres, vagabundos y toxicómanos, que podrían ser relocalizados sin su consentimiento fuera de las ciudades sede… y de la vista de los miles de turistas.
"Los derechos humanos están en la agenda de los organismos deportivos internacionales"
SÍ, AUNQUE QUEDA MUCHO POR HACER.
"Somos una organización basada e impulsada por valores", afirmó recientemente el flamante presidente del COI, el alemán Thomas Bach, quien ha subrayado que entre los principios de la Carta Olímpica se destacan el compromiso con el mantenimiento de la dignidad humana y el rechazo a cualquier forma de discriminación. Pero cuando se preguntó a Bach por la controvertida ley 'anti-gay' rusa que prohíbe "la propaganda de orientaciones sexuales no tradicionales" frente a menores, el mandamás olímpico dijo que su organización sólo se hacía responsable de los asuntos relacionados con los Juegos.
En materia de derechos humanos, las principales acusaciones contra las federaciones deportivas internacionales tienen que ver con que sus miembros no suelen poner tanto énfasis para presionar a los gobiernos anfitriones, que son quienes llevan adelante situaciones de desalojo como las arriba mencionadas, abusos a trabajadores inmigrantes que trabajan en la construcción de infraestructura e intimidaciones a periodistas y activistas opositores.
Sin embargo, durante los últimos años se han registrado algunos progresos. La Federación Internacional de Fútbol (FIFA), por ejemplo, lanzó en 2002 la campaña mundial contra el racismo, que tiene lugar en todos los torneos que organiza la entidad. También, haciéndose eco de las denuncias por las condiciones laborales de inmigrantes que trabajan en la construcción de estadios para Qatar 2022, recientemente esta organización mantuvo un encuentro con una delegación de la Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera. En la misma dirección se habría dirigido la suspensión por 10 partidos oficiales -que le impedirán disputar la fase final de la Copa Mundial- al jugador croata Josip Simunic luego de que, tras el término de un partido de eliminatorias, exclamara un grito atribuido a los sectores nacionalistas acusados de asesinar a miles de serbios, judíos y gitanos entre 1941 y 1945.
"El COI y la FIFA han iniciado un proceso de reformas"
PERO NO ILUSIONARSE DEMASIADO.
Ante el temor de que los escándalos por corrupción (en especial aquellos vinculados con la compra de votos para la elección de las sedes, como ha sucedido con las designaciones de los Mundiales de Fútbol Rusia 2018 y Qatar 2022, inédita y controversialmente seleccionadas en simultáneo) pudieran empujar a entidades deportivas internacionales de la magnitud del COI y de la FIFA a un estado de desprestigio y de descalabro económico sin retorno, sus principales dirigentes vienen anunciando la introducción de cambios e innovaciones para hacer transparentes sus actividades. En 1999, por ejemplo, el COI prohibió a sus miembros que visiten las ciudades candidatas, luego de conocerse que integrantes de la entidad habían recibido dinero, empleos y becas de estudio para sus hijos a cambio de apoyo para la candidatura de los Juegos de Salt Lake City 2002.
El desembarco de las grandes multinacionales durante las últimas décadas en los grandes eventos ha hecho de la práctica deportiva un negocio millonario, y ello ha multiplicado las sospechas por casos de sobornos, tráfico de influencias y dopaje. En este sentido, la propia FIFA ha reconocido que miembros de la entidad como su ex presidente Joao Havelange, su yerno, Ricardo Teixeira -titular de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF)- y el ex mandamás de la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL), Nicolás Leoz, recibieron pagos de la empresa de marketing deportivo y medios de comunicación ISL, vinculada a su vez con Adidas, socia de la FIFA y destino laboral previo de Joseph Blatter y de Thomas Bach, los actuales presidentes de la FIFA y del COI, respectivamente.
La FIFA, el COI y más de 50 instituciones deportivas internacionales tienen su sede en Suiza, donde las federaciones gozan de generosas exenciones fiscales a pesar de sus millonarios patrimonios. Pero la Federación de fútbol ha respondido a las acusaciones de corrupción con una serie de renuncias de miembros del Comité Ejecutivo y la incorporación de modificaciones en su Código de Ética y de instancias de control contable y responsabilidad. La falta de auditorías independientes y la escasa predisposición a investigar a fondo asuntos oscuros del pasado habrían llevado a que organizaciones anticorrupción como Transparencia Internacional (TI) y periodistas críticos de la gestiones de Havelange y Blatter desistan de sumarse a las iniciativas reformistas.
En materia de gobernanza, las reformas en la FIFA también han sido muy tímidas. La institución viene descartando la posibilidad de limitar la edad y el período de los mandatos en los cargos, dar publicidad a los salarios y bonos de sus miembros directivos y permitir observadores independientes en el seno de su Comité Ejecutivo. Además, la entidad dueña del fútbol profesional mundial registra una muy baja presencia de mujeres en puestos de peso: fue recién en 2012 que la burundesa Lydia Nsekera se convirtió en la primera representante femenina en integrar el Comité Ejecutivo. Los 24 miembros restantes son varones.