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lunes, 21 de marzo de 2016

Hoy 21 de Marzo se celebra el Día Internacional del Novruz

Por Compartiendo mi opinión
El Novruz es el primer día del año del calendario persa. 

Esta celebración fue proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su resolución A/RES/64/253, en el año 2010, por iniciativa de varios países que comparten este día de fiesta (Afganistán, Albania, Azerbaiyán, la ex República Yugoslava de Macedonia, Federación de Rusia, la India, la República Islámica del Irán, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Turquía). 

Inscrito en 2009 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad como una tradición cultural observado por numerosos pueblos, Novruz es una fiesta ancestral que marca el primer día de la primavera y la renovación de la naturaleza. Promueve los valores de la paz y la solidaridad entre generaciones y dentro de las familias, así como la reconciliación y la buena vecindad, lo que contribuye a la diversidad cultural y la amistad entre los pueblos y las diferentes comunidades.

miércoles, 14 de enero de 2015

Hacia dónde vamos? El mundo urge de afecto, venderlo es el negocio en boga

Tomado de The Wall Street Journal


Kelly Peterson ofrece abrazos por una tarifa a través de su negocio Cuddle Connection 


Los profesionales del abrazo acogen más clientes
Por Stepanie Armour

Kimberly Kilbride es una profesional del abrazo. Por US$80 la hora y hasta US$400 por la noche entera, la mujer de 33 años y madre de tres hijos se pone un pijama de franela, guarda las fotos de su familia y recibe a clientes en su habitación en Highland, una población a hora y media en auto de la ciudad de Nueva York. Una vez que está en posición detrás de su cliente en la cama, Kilbride asegura que todo se mantiene estrictamente en el ámbito platónico.
El negocio de abrazar y apapachar por una tarifa está despegando en Estados Unidos, aunque los participantes permanecen acostados con la ropa puesta. Miles de personas alrededor del país están reservando citas con profesionales del abrazo en al menos 16 estados. Los que ofrecen este servicio apapachan, hacen cosquillas y reparten abrazos de oso a clientes por una tarifa fija. Los clientes, que dicen que contrataron sus primeros servicios por mera curiosidad, señalan que se están volviendo aficionados a los beneficios terapéuticos.
“Me he convertido”, dice Melissa Duclos-Yourdon, una escritora y editora independiente de 35 años, en el estado de Washington. La primera vez que contrató a un profesional del abrazo fue después de escuchar hablar del tema a los miembros de su club de lectura, y pensó que le daría buen material para un ensayo. Una vez abrazada, “me sentí transformada”, dice.
Aunque el negocio de los abrazos por contrato ha existido por años, el interés se ha acelerado con nuevas aplicaciones en línea y servicios para conocer gente. Ya hay planes para realizar una convención de profesionales del abrazo.
Una aplicación gratuita, Cuddlr, fue lanzada en septiembre y ya tiene alrededor de 240.000 descargas, según Charlie Williams, su fundador y desarrollador. La aplicación basada en ubicación geográfica permite a los usuarios encontrar personas cercanas para que los abracen. Entre 7.000 y 10.000 personas están usando el servicio a diario, señala. El eslogan de la empresa: “¿Alguna vez has querido que solo te abracen?”

El sitio web Cuddle Comfort ofrece un servicio que enlaza a personas donde los miembros pueden subir fotos, perfiles y encontrar otros que estén interesados en acostarse abrazados sin sexo. El sitio gratuito tiene ahora alrededor de 18.000 miembros, dice su fundador, Mark Sanger. Entre las discusiones recientes en el portal están los mejores géneros de películas para apapacharse.
La idea no es bienvenida por todos. Cuando Jacqueline Samuel, de 31 años, abrió su negocio en Rochester, estado de Nueva York, los vecinos creyeron que atraería a extraños indeseados. Hace dos años, Samuel mudó el negocio a una zona comercial donde cobra US$50 por 45 minutos o US$425 por una sesión de toda la noche.
The Snuggle House, un negocio en Madison, Wisconsin, cerró en 2013 en medio de quejas de los residentes de que el lugar se convertiría en una fachada para expresiones amorosas más abiertas, según Joel DeSpain, un vocero del Departamento de Policía de Madison.
Oficiales de policía contactados en media docena de ciudades donde operan negocios de abrazos profesionales dicen que no han recibido quejas y que las operaciones parecen ceñirse a la ley.
A diferencia de los terapistas de masajes, que usualmente pasan por una capacitación específica y reciben licencias, los profesionales del abrazo no tienen certificación. La supervisión de los negocios recae en las regulaciones y ordenanzas de cada municipalidad.
La imprecisa naturaleza del servicio —en parte terapia de masajes, parte psicología clínica— puede decepcionar a clientes y conducir a pedidos extraños, dicen trabajadores del sector. Una profesional del abrazo dice que rechazó el pedido de un cliente de ponerse ropa ceñida al cuerpo. Otro cliente quería acostarse solo vistiendo traje y corbata.
“Tuve una clienta que quería que le hiciera cosquillas toda la sesión”, dice Travis Sigley, un profesional del negocio de 27 años, en San Francisco.
La industria empezó en EE.UU. hace por lo menos cinco años, según los emprendedores del negocio, que llaman a Sigley un pionero en este campo. El ex estudiante de psicología y alguna vez bailarín exótico, dice que lanzó su negocio de San Francisco, Cuddle Therapy, porque estaba frustrado por las restricciones de tocar a los pacientes durante las terapias sicológicas.
Algunas empresas piden a los clientes que firmen un contrato en el que se establece qué tipo de caricias son permitidas. Otros se apoyan en un diagrama del cuerpo que estipula en rojo qué partes están fuera de los límites.
En un negocio en Oregon, llamado Cuddle Up To Me, se permite tocar las piernas, pero no por encima del muslo. La empresa usa cámaras de seguridad para monitorear las sesiones.
Algunas empresas exigen que los clientes se bañen y se cepillen los dientes antes de empezar.
Estudios han demostrado que existen beneficios físicos y emocionales tangibles del roce de cuerpos. Puede elevar los niveles de oxitocina, una hormona de la vinculación emocional producida por el hipotálamo que promueve sentimientos cálidos. Las caricias físicas pueden reducir el ritmo cardiaco y aliviar el estrés, según investigación académica.
Kelly Peterson, una ex profesora de secundaria de 49 años, abrió Cuddle Connection en febrero, en California. Dice que las sesiones en su empresa se realizan en sillas reclinables o cojines grandes ya que hacerlo en camas les daría a los clientes la idea equivocada.
Peterson cuenta que mujeres han enviado a esposos y novios para que aprendan la forma de abrazar correctamente.
Una convención en la materia se está programando para el Día de San Valentín en Portland, Oregon. Incluirá conferencias sobre comunicación y contacto físico, peleas de almohadas y clases de masajes.


martes, 23 de diciembre de 2014

Más de 13 migrantes por día perdieron la vida buscando un mejor destino en el 2014

Agencias Noticiosas 

2014, el año “más mortífero” para los migrantes en el mundo: 5 mil muertes

De acuerdo con la OIM, al menos 5 mil migrantes murieron este año; el director de la organización pidió a los gobiernos combatir la trata de personas

El director general de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), William Lace Swing, exhortó a los estados a actuar con urgencia para salvar la vida de los migrantes, ya que 2014 ha sido el año más mortífero con casi cinco mil muertes.

De cara al Día Internacional del Migrante que se conmemora el 18 de diciembre, Swing llamó también a implementar medidas para impedir que los traficantes sigan aprovechándose de su desesperación para extorsionarlos con elevadas cantidades de dinero.
Los datos recabados por la OIM apuntan a queel número de migrantes que pierden la vida en peligrosas travesías emprendidas con la esperanza de encontrar mejores condiciones para sí mismos y sus familias, “no deja de aumentar”.
Según la OIM al menos cuatro mil 868 perdieron la vida este año en su travesía por vía marítima o en remotos desiertos y montañas, por lo que 2014 ha sido el año más mortífero ya que ha duplicado el número de muertes registradas el año pasado.
El número más elevado de muertes se produjo en el Mediterráneo, donde más de tres mil personas fallecieron ahogadas por hallarse en embarcaciones inadecuadas para la navegación.
Más de 540 migrantes fallecieron en la Bahía de Bengala y, por lo menos, otros 307 perdieron la vida en su intento por cruzar la frontera terrestre entre México y Estados Unidos.
“Tenemos que encarar los factores que propician la migración por desesperación y actuar de manera concertada y coherente. Esta es una batalla que debemos librar conjuntamente”, llamó.
“Para ello, se requiere un mayor liderazgo político y la valentía de enfrentarse al preocupante aumento de la xenofobia”, dijo Swing en un mensaje dirigido a la prensa.
Todos los países tienen la obligación internacional de salvar las vidas de quienes requieren ayuda. Cabe proseguir las operaciones de rescate en las aguas internacionales del Mediterráneo”, añadió.
La OIM teme que siga aumentando el número de muertes en alta mar si la Unión Europea no logra poner en marcha una operación de rescate exhaustiva y bien equipada en el Mediterráneo en reemplazo de la operación Mare Nostrum de Italia, que ha quedado suspendida.
“Los países también deben aprobar leyes para desmontar las redes de traficantes, en vez de atacar a los migrantes irregulares”, destacó el titular de la OIM.
“Los gobiernos deberían despenalizar a los migrantes irregulares a fin de que denuncien a los traficantes ante la policía para que sean enjuiciados y sancionados, contribuyendo así a los empeños en contra de las actividades delictivas transnacionales organizadas”, recomendó.
Asimismo, subrayó que al haber más de 33.3 millones de desplazados internos y 16.7 millones de refugiados en el mundo, las personas desplazadas por la violencia y por los conflictos alcanzan las cifras más altas desde la Segunda Guerra Mundial.
Señaló que el número sin precedentes de crisis ocasionadas por el hombre en el mundo, ya se trate de la República Árabe Siria, Irak, Libia, la República Centroafricana o el Sudán del Sur; el ébola que repercute en las economías de los países de África Occidental; el cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos, son todos factores que propician la migración y que es preciso abordar.
Para poder hacer frente a la “migración desesperada”, la OIM aboga por un mayor acceso a la “migración regular segura”.
Ello comprende la promoción de asociaciones para la migración laboral y la reunificación familiar; el suministro de información clara sobre los riesgos que entraña la migración irregular; y el apoyo con miras a la estabilización comunitaria y a los empeños de creación de empleos en los países de origen.
Por otra parte, según datos de la OIM alrededor de 232 millones de personas en el mundo son migrantes internacionales.
Si bien el número de migrantes internacionales aumenta en cifras absolutas, la proporción de migrantes internacionales en la población mundial se mantiene constante, en torno al 3.0 por ciento, indicó.
“La migración no sólo es inevitable sino que además es necesaria y conveniente”, añadió Swing.
“En el Norte, las sociedades están envejeciendo, mientras que en el Sur aumenta la población juvenil”, indicó.
“El creciente sentimiento de rechazo hacia los migrantes es una cruel ironía en una época en que las sociedades que envejecen necesitan recurrir a la migración para obtener la mano de obra tan necesaria”, sostuvo.
“La comunidad internacional debe trabajar conjuntamente a efectos de cambiar la dialéctica migratoria vigente para que sea más positiva y se centre en la contribución que hacen los migrantes a las comunidades que los acogen”, observó
“Y también a sus comunidades de origen, que se benefician enormemente de las remesas que envían a sus hogares”, concluyó.

sábado, 2 de agosto de 2014

Lecciones de la crisis global: Europa: Austeridad y Crecimiento Económico son excluyentes entre si. EEUU: legisladores entorpecen creatividad empresarial

Tomado de esglobal

Las cinco armas más inefectivas contra la crisis

Este reportaje especial sobre la crisis termina analizando las recetas que han resultado desastrosas.

Por Mario Saavedra

El dogmatismo austero

Se puede discutir hasta quedar sin aliento. Durante lo peor de la crisis europea, de 2010 a 2013, el debate llegó a polarizarse por completo: ¿Austeridad o crecimiento? Todos los líderes políticos de entonces, desde Merkozy (la fusión virtual del conservador francés Nicolás Sarkozy y la canciller alemana Angela Merkel) hasta los responsables de Bruselas, prometían que podían conseguirse las dos cosas al mismo tiempo. Pero era mentira.

La recesión golpeó la economía europea dos veces: el PIB de los 28 se contrajo un 4,5 en 2009 y un 0,2 en 2012. Es lo que se conoce como recesión en forma de W. La primera fue un efecto dominó producido por el colapso del sistema financiero estadounidense. La segunda, una mezcla de varios factores explosivos: la crisis del euro, sometido a ataques especulativos legales; la mala salud de algunos bancos; y la obsesión de los centros de poder del viejo continente por querer sanear los déficit nacionales demasiado rápido en medio de una recesión. Se le llamó “austericidio”. Contra él estaban no sólo los países de la periferia, sino también defensores de las políticas de estímulo económico, como los prestigiosos profesores estadounidenses Joseph Stiglitz o Paul Krugman. Hasta el mismísimo presidente estadounidense, Barack Obama, mandaba a su secretario del Tesoro, Timothy Geithner, a convencer a Merkozy de que aflojaran un poco el ajuste del déficit, sin éxito.

Alemania ha liderado en todo momento el frente austero. El país había realizado reformas estructurales de calado cuando era el enfermo en Europa, en los primeros años de la década pasada. Entonces incumplía el déficit y contabilizaba más de cinco millones de parados. El gobierno socialista de Gerard Schroeder aplicó una receta que combinaba austeridad fiscal, recorte de costes laborales y reformas de corte liberal. Con los años, se vio reflejado positivamente en los datos macroeconómicos de porcentaje de desempleo, deuda, PIB, etcétera.
La diferencia, sin embargo, era que aquellas reformas y ajustes se hicieron en un entorno global de boom económico: Estados Unidos o España compraban coches alemanes sin mirar el precio. El problema surge cuando Berlín pretende aplicar la misma receta al resto de Europa en medio de la peor crisis global en décadas. “Lo que nosotros hemos hecho lo pueden hacer lo demás”, llegó a declarar la Canciller, sin tener en cuenta que, cuanto más se obsesionaban los gobiernos por retirar el gasto público en medio de la tormenta, menos trabajo e ingresos fiscales obtenían.

Las economías periféricas y la de Francia colapsaron entonces o se arrastran hoy como almas en pena. Solamente siete años después de que comenzara la crisis empieza a verse la luz al final del túnel. Es una victoria pírrica en el mejor de los casos. Las crisis de origen financiero suelen durar 10 años. Europa no ha conseguido acelerar la recuperación, de hecho parece haberla postergado. ¿A cambio de qué? Para algunos se saldrá más fortalecido, más sano. Si no hubieran imperado estos mensajes de austeridad, los mercados financieros no se habrían creído el compromiso europeo y habrían roto el euro. ¿Podría haberse hecho de otra forma? Tal vez sí. En Estados Unidos, Barack Obama pospuso cualquier recorte hasta que la economía se recuperara. Con ello ha conseguido bajar el desempleo al 6,1% y reducir el déficit público a la mitad.
La destrucción creativa


Wall Street echaba humo. Era 2008, y Timothy Geithner, entonces presidente de la Reserva Federal de Nueva York, solo tenía tiempo para ir a correr un rato cada mañana. El resto del día movía frenéticamente los hilos para salvar entidades financieras. El banco de inversión global Bear Stearns, por ejemplo. Estaba abarrotado de activos respaldados por hipotecas, activos basura. No valía nada. Geithner consiguió que se lo quedara JP Morgan, una de las mayores entidades globales.

Unos meses después el problema volvió a reproducirse con Lehman Brothers. Contaba con mucha basura subprime en sus balances y en septiembre de 2008 había perdido ya el 75% de su valor en bolsa. Necesitaba ser rescatado por el Gobierno o comprado por otro banco. Geithner organizó reuniones con los gerifaltes de Wall Street. Hacía de casamentera, pero no logró colocarlo. Se dejó quebrar a Lehman Brothers. Al fin y al cabo, eso era el capitalismo, ¿no? Las empresas inviables han de morir para dejar libre su nicho a otras más rentables y mejor dirigidas. Es lo que se llama destrucción creativa. El problema es que, en el caso de Lehman, la destrucción creativa no se quedó estanca, sino que Lehman se convirtió en la primera ficha de un dominó financiero global. Si se había desplomado una institución que había resistido más de 150 años porque sus balances estaban sucios, ¿qué no tendrían otras entidades, desde bancos regionales alemanes a cajas españolas?

Estados Unidos aprendió la lección: la destrucción creativa funciona para empresas “no sistémicas”. Las que pueden tumbar todo el conjunto de la economía capitalista han de ser rescatadas con dinero público. Se han de socializar las pérdidas aunque las ganancias fueran privadas, y todo para no generar una nueva Gran Depresión. Es el mal menor. Moralmente inaceptable y económicamente una bomba, porque eliminaba uno de los cimientos del libre mercado, el laissez faire.

La lección aprendida se aplicaría unos meses más tarde, con el rescate de las principales automovilísticas estadounidenses. Algunos como el futuro candidato a la presidencia Mitt Romney  pedían “dejar a Detroit entrar en bancarrota”. Pero Washington tomó la decisión con menor coste: ignorar por completo la doctrina de la destrucción creativa. Las tres grandes del automóvil, GM, Chrysler y Ford, fueron rescatadas por el Congreso con decenas de miles de millones de dólares.
Los mini-estímulos y los estímulos de mentira


Era “la gran cumbre del crecimiento”. Angela Merkel, Francois Hollande, Mario Monti y Mariano Rajoy anunciaban 130.000 millones de euros para reactivar el crecimiento europeo. La canciller alemana había dado por fin su brazo a torcer ante el nuevo delfín francés, el tecnócrata italiano y el presidente español, pero también ante las presiones de la Casa Blanca o el Fondo Monetario Internacional, que veían cómo la obsesión europea por el déficit estaba ahogando a la economía de uno de los principales motores globales. “Deseamos y esperamos presentar un paquete de medidas de crecimiento a nivel europeo”, decía Mario Monti, “por valor del 1% del PIB de la Unión Europea, es decir, de unos 130.000 millones de euros”. ¿Se acuerdan?
Se iba a utilizar el Banco Europeo de Inversiones (el BEI) para inyectar dinero a la economía real, José Manuel Durao Barroso iba por fin a lanzar los bonos proyecto, emisión de deuda europea para financiar proyectos inter territoriales de infraestructuras o la interconexión energética. En el medio plazo incluso se iban a crear los eurobonos, bonos comunitarios que mutualizaban el riesgo: se trataba de impedir que Grecia pagara un 7% por su deuda a 10 años mientras Alemania casi cobraba por guardar el dinero de los inversores.
Nada de eso, o muy poco, llegó a ocurrir. Todo se quedó en una gran promesa de los líderes. Los planes europeos de estímulo, en verano de 2014, siete años después de la crisis, brillan por su ausencia. Solo ahora se está poniendo en marcha un mini fondo de 6.000 millones de euros para tratar de impulsar el empleo juvenil. Mientras, 19 millones de europeos permanecen desempleados. El Plan Marshall de la Unión Europea para la Unión Europea nunca llegó. Siete años después, el crédito sigue sin pasar a las empresas. Se vuelve a fiar la solución del problema al banquero central: Mario Draghi ha anunciado hasta un billón de euros en préstamos a los bancos a largo plazo (técnicamente llamados TLTROs) siempre que se lo presten a las empresas y no lo guarden en sus cajas o en la del BCE. De momento sigue sin fluir el crédito y la zona euro crece a un lánguido 0,2% intertrimestral, tras siete años con dos recesiones entre medias.

En España el Plan E fue real, pero no consiguió activar la actividad económica en medio del vendaval económico global. El Plan Español para el Estímulo de la Economía y el Empleo, de noviembre de 2008, consistía en un centenar de medidas de reactivación del crecimiento y casi 13.000 millones en dos fases de dinero público para proyectos en los ayuntamientos. A posteriori probó ser sólo un parche en un barco a punto de naufragar.
Las provisiones anticíclicas


En plena campaña electoral de 2008, el ex presidente del Gobierno Felipe González aseguró que gracias a José Luis Rodríguez Zapatero, España había conseguido tener “el sistema financiero más sano de mundo”. El país tenía “reservas suficientes para hacer frente a este momento de incertidumbre”, decía el socialista. Solo cuatro años después la UE tenía que abrir un fondo de préstamos a España para rescatar a entidades financieras quebradas o al borde de la quiebra: Caja Castilla-La Mancha, Cajasur, Caja de Ahorros del Mediterráneo, Bankia, etcétera.
En total unos 40.000 millones de euros, que computan como déficit público, y que equivalían casi con exactitud a lo que el país se había tenido que ahorrar en gasto sanitario, de educación, de dependencia, de pagas extras a los funcionarios… ¿Dónde estaban esos fondos anticíclicos que había ido guardando la banca en los años de bonanza a los que se refería González? El dinero estaba ahí, pero se había convertido en una tirita frente al total de alrededor de 60.000 millones de dinero público (41.000 del préstamo europeo de hasta 100.000 millones y otros 20.000 que había puesto ya España, con el FROB). A eso había que añadir un saneamiento contable de las entidades que cifran en 250.000 millones. Necesarios para rescatar una docena de bancos y cajas. En el mejor momento de auge, las entidades habrían acumulado un colchón de unos 70.000 millones en total, según datos del Banco de España para 2009.
En realidad, los fondos anticíclicos impuestos a la banca española consiguieron amortiguar el golpe. En la nueva regulación global bancaria, la conocida como Basilea III, se imponen altos requisitos de capital. El acuerdo internacional aumenta además la liquidez y reduce el apalancamiento de los bancos de aquí a 2018. El capital conocido como Tier 1 aumenta del 4% al 6%. En 2019 tendrán que tener un colchón de conservación de capital equivalente al 2,5% de los activos ponderados por riesgo –una idea equivalente a la de las provisiones anticíclicas españolas– y uno del 7% de activos de alta calidad para finales de 2019.
La Casa Blanca y el Congreso de Estados Unidos


El país americano que originó la crisis fue rápido en reaccionar. En los dos primeros años George W. Bush primero y luego su sucesor Barack Obama, y sus secretarios del Tesoro Henry Paulson y Timothy Geithner, lanzaron en una carrera frenética para salvar la primera economía del mundo de otra Gran Depresión. En cosa de meses lanzaron el TARP, un enorme paquete de rescate de la economía de 700.000 millones en la primera instancia; rescataron la industria del automóvil; impulsaron cambios regulatorios (Acta Dodd Frank para la Regulación de Wall Street y la Protección del Consumidor)… Pero en 2010 EE UU echó el freno. Los republicanos tomaron el control de la cámara baja, la de Representantes, y desde allí bloquean desde entonces toda iniciativa de Obama, que a su vez veta cualquier plan republicano. Así ha pasado con el American Jobs Act, el plan del Presidente estadounidense  para estimular la economía a base de reformar las decadentes infraestructuras del país, entre otras medidas. Washington ha sacado muy poca legislación económica relevante en los últimos cuatro años.
Pero es que, además, las guerras bipartitas han tomado como rehén a la economía en varias ocasiones. La más cruda fue durante el verano de 2011. La mayoría de los economistas creían que el país estaba a punto de entrar en una recesión en forma de W, es decir, recaer en el decrecimiento económico. Fue el momento elegido por los legisladores republicanos, liderados por un grupo de radicales del Tea Party, para imponer disciplina fiscal. Se negaban a elevar el techo de endeudamiento del país si no se realizaban recortes equivalentes. Wall Street se hundía, los empresarios no contrataban por temor a la incertidumbre política…
No fue la única batalla. Vendrían otras: el precipicio fiscal, la renovación de las desgravaciones de impuestos, la extensión del seguro de desempleo de emergencia, la ampliación de los cupones de comida que alimentan a uno de cada cinco estadounidenses, etcétera.  Algunas leyes terminaban aprobándose, no sin antes hacer mella en la confianza del sector privado del país y en el ánimo de los compradores. Los legisladores adquirieron fama de no servir más que para entorpecer la creatividad de los empresarios. Y esta vez no era tan solo un prejuicio liberal. 

sábado, 5 de julio de 2014

Superpoderes de Multinacionales y Mega-Corporaciones en la mira de la ONU

tomado de esglobal

Activistas protestan contra la compañía petrolera estadounidense Chevron en el centro de Quito, Ecuador, junio de 2014.

LA IMPUNIDAD DEL PODER CORPORATIVO, BAJO LA LUPA DE LA ONU

Por nazaret castro

¿Saldrá adelante un tratado auspiciado por Naciones Unidas que garantice el respeto a los derechos humanos por parte de las multinacionales?
Amenazas de muerte, persecución judicial de sindicalistas, vínculos con grupos paramilitares, implicación en el asesinato de 10 trabajadores, saqueo de recursos naturales y uso irracional del agua. Son las duras acusaciones que el sindicato Sinaltrainal, de la mano de Javier Correa, profirió en Ginebra contra la multinacional Coca-Cola. No era la primera vez: en 2008, el Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP) ya dictaminó en contra del comportamiento de la transnacional estadounidense en Colombia. Seis años después, la firma líder en refrescos no asumió ningún tipo de responsabilidad. Tampoco lo hicieron otras corporaciones cuyos impactos fueron estudiados en el TPP celebrado el 23 de junio en Ginebra: Chevron, Shell, Glencore o la española Hidralia.
El juicio popular era una de las iniciativas preparadas por la Campaña Global para Desmantelar el Poder Corporativo y Poner Fin a la Impunidad (en inglés, Global Campaign to Dismantle Corporate Power & Stop Impunity), creada en junio de 2012 con el apoyo de más de 600 movimientos sociales y redes de 95 países. Los movimientos sociales habían preparado una semana de movilizaciones para acompañar la propuesta que llevaron Ecuador y Suráfrica ante el Consejo General de Naciones Unidas: estaba en juego la elaboración de un tratado internacional que supervise el respeto de los derechos humanos por parte de las compañías multinacionales. Con 20 votos a favor, 14 en contra y 13 abstenciones, la resolución salió adelante y los Estados se comprometieron a crear un grupo intergubernamental en lo que queda de año.
No será fácil: el tratado se encontrará con la presión de Estados Unidos y Europa, que rechazaron la iniciativa, y con la fuerza del lobby transnacional. Pero es “un primer paso para cambiar la distribución de fuerzas” entre las multinacionales y los pueblos afectados por sus inversiones, recuerda el Transnational Institute (TNI), y para “desmantelar la idea de que los gobiernos deben defender a las empresas”, subraya en el Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL). Frente a estos argumentos, la representante de Reino Unido afirmó que semejante tratado podría “restar valor” a los inversionistas para ir a los países del Sur. El ministro de Exteriores español, José García-Margallo, resumió así su postura: “Las corporaciones tienen derecho a imponer determinadas condiciones para instalarse”. La pregunta es si éstas pueden vulnerar los derechos humanos de los pueblos donde operan.
La campaña Stop Impunity se articula sobre la idea de que las transnacionales disfrutan de una suerte de arquitectura legal de la impunidad: el caso de Texaco-Chevron ilustra esa realidad. En el TPP de Ginebra, el líder comunitario indígena Pablo Fajardo responsabilizó a la firma estadounidense de la “contaminación sistemática de la Amazonia ecuatoriana, que ha devastado el ecosistema, ha causado cientos de muertes por cáncer y ha afectado gravemente a muchos pueblos indígenas”. La justicia ecuatoriana encontró a la empresa culpable de haber arrojado, desde 1964, más de 60.000 millones de litros de residuos tóxicos y alrededor de 650.000 barriles de crudo en plena selva amazónica. Los pueblos indígenas Tetetes y Sansahuari se extinguieron, y otras comunidades corren el mismo peligro tras ser forzados a desplazarse. La contaminación acabó con las formas de vida tradicionales, basadas en la agricultura y la ganadería. Después de veinte años de contienda legal, la justicia ecuatoriana falló que la petrolera debía pagar 9.500 millones de dólares (unos 7.000 millones de euros); sin embargo, la multinacional petrolera se negó y el Estado no tuvo cómo expropiarle, pues la empresa ya se había marchado del país. Un juez argentino sentenció que el país austral debía expropiar a la petrolera para satisfacer la deuda con Ecuador, pero la Corte Suprema argentina falló en contra de esa decisión, en las mismas fechas en que Chevron llegaba a un acuerdo con YPF para la explotación de las mayores reservas de gas del país, las de Vaca Muerta.
La Lex Mercatoria
Como afirmó el jurado del TPP en Ginebra, esas prácticas “no son casos aislados, sino parte de un patrón sistemático global creado y facilitado por un régimen político, económico y jurídico que protege a las transnacionales”: es el llamado Derecho Comercial Global, que las voces más críticas han bautizado como Lex Mercatoria. La ley de la mercancía globalizada. El economista Jeffrey Sachs lo resumió así: “[Tenemos] una cultura de impunidad basada en la expectativa bien comprobada de que los crímenes corporativos son rentables”.
Esa “arquitectura legal” brinda protección a las inversiones de las multinacionales, tales como los tratados de libre comercio (TLC) y los tratados bilaterales de inversión (TBI). Éstos son vinculantes y las empresas los hacen valer a través de instancias que velan por su cumplimiento, como el Sistema de Solución de Diferencias de la Organización Mundial del Comercio (OMC), en el que un gobierno puede procesar a otro por poner trabas al régimen de liberalización comercial, o el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), del Banco Mundial, donde las empresas pueden demandar a los Estados por incumplimientos de contrato. Apenas un ejemplo: el CIADI se apoya para su arbitraje en los TBI y TLC, pero no en las legislaciones de los países ni mucho menos en el derecho internacional en materia de derechos humanos. Movimientos sociales de todo el globo denuncian que los pueblos no cuentan con instrumentos jurídicos para defender sus intereses, y cuando esas herramientas existen, son sistemáticamente ignoradas: es el caso del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que sobre el papel garantiza el derecho de las comunidades indígenas a ser consultadas sobre los proyectos que afectan directamente sus formas de vida.
Prácticas sistemáticas
Esa estructura de la impunidad ha posibilitado la generalización de violaciones de derechos humanos en ámbitos diversos: la persecución y represión de los disidentes con ayuda de grupos militares y paramilitares, el apoyo a regímenes dictatoriales afines, las dificultades del acceso popular a bienes básicos como el agua o la electricidad, los desplazamientos de comunidades rurales e indígenas y la destrucción de ecosistemas y formas de vida. Desde la creación del TPP en 1979, estos juicios populares han intentado visibilizar el comportamiento de las corporaciones transnacionales en los países del Sur. La convocatoria del TPP celebrada en Madrid en 2010 estudió casos como los de Telefónica en Chile y Perú, Pescanova en Nicaragua y Unión Fenosa en Colombia y Guatemala. Canal de Isabel II, Repsol, Endesa, Benetton, Santander y BBVA también estuvieron en el punto de mira.
Los testimonios recogidos por el TPP, así como numerosas investigaciones académica, apuntan a que este tipo de casos “no son excepciones, sino que es así como proceden las multinacionales sistemáticamente”, según Pedro Ramiro, coordinador de la OMAL. Ramiro argumenta que, en un contexto de competencia internacional, los directivos de las transnacionales se ven compelidos a buscar el máximo beneficio para no ser absorbidos por otras multinacionales. Y el lucro no se maximiza atendiendo a criterios ambientales, sociales o culturales.
Hacia un nuevo tratado
Esta asimetría de poder podría modificarse si sale adelante el tratado internacional que la ONU se ha comprometido a elaborar. La idea central es reconocer que las multinacionales que incumplan las normas internacionales sobre derechos humanos deberán responder civil y penalmente. Las organizaciones de la Campaña Stop Impunity recuerdan que también debe abarcar la responsabilidad respecto a proveedores y subcontratistas. Se trata de una cuestión esencial, puesto que la tercerización ha sido un mecanismo para evitar la rendición de cuentas. Así lo evidenció el TPP celebrado en Ginebra, al analizar el caso de la minera suizo-británica Glencore PLC. Las acciones denunciadas ocurrieron a través de diferentes subsidiarias en cinco países: Congo, Zambia, Perú, Colombia y Filipinas.
Los movimientos sociales y los Estados que apoyan el nuevo tratado deberán enfrentarse a la oposición de Estados Unidos, Corea del Sur, Japón y los países de la Unión Europea, que votaron en contra de la resolución. Tom Kucharz, de Ecologistas en Acción, asegura que la votación “evidencia qué países defienden al gran capital, la banca y las grandes multinacionales” frente al interés general. Kucharz añade que esos gobiernos “hicieron lo posible para bloquear el camino a instrumentos de obligado cumplimiento”.Obligatoriedad es la palabra clave, puesto que “hasta ahora, la ONU contaba con normativas no vinculantes para las prácticas de las transnacionales en terceros países”, apunta Erika González, de la OMAL. Se trataba de códigos voluntaristas, reflejados en acuerdos como el Global Compact, en la línea de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Al ser no vinculantes, “en la práctica estos códigos se traducían en impunidad y falta de instrumentos para llevar a esas empresas ante los tribunales”, explican Kucharz y González.
El tratado que proponen las organizaciones sociales incluye un posicionamiento claro contra la privatización de los bienes comunes y las patentes de recursos básicos y de uso común, como las semillas y las plantas medicinales, y ofrece alternativas a la lógica del gran capital, como la promoción de la agroecología y la gestión comunitaria de los bienes públicos. Está por ver si el tratado que elabore la ONU satisfará sus demandas. Mientras tanto, en todas las esquinas del planeta siguen proliferando las resistencias locales contra los efectos perversos de inversores transnacionales que sólo responden ante la ley comercial global, pero no ante la legislación de ningún Estado.