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sábado, 7 de diciembre de 2019

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: HABLA DE SEXO CON TUS HIJOS ANTES DE QUE SEA MUY TARDE


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

En países como El Salvador, la educación sexual es un tema tabú. Hay una indudable resistencia a implementarla entre los jóvenes en las instituciones educativas y en muchos casos ocurre lo mismo a nivel familiar.

Muchos creen, erróneamente, que eso implica “abrirle los ojos” antes de tiempo, sobre todo en el caso de las niñas. No se dan cuenta que se nace como ser sexuado. Se hable o no del mismo, los niños de ambos sexos sentirán algo cuando llegue el momento hormonal. Y si usted no les ha hablado del mismo, otros pueden “abrirles los ojos” y los sentidos a cosas peores, aprovechándose de esa desinformación originada en casa. Será, sin duda, algo mucho peor: feo, sucio, doloroso y que avergüenza…

Así lo hacen incluso ,con  niños  pequeños los depredadores sexuales o cualquiera que desee aprovecharse de ellos. Su ignorancia y la falta de confianza en los padres se encargará del resto. Los riesgos de no hacerlo pueden ser letales.

Para empezar, como ya se dijo, se enterarán de todos modos, pero generalmente sin amor ni compromiso... Su desconocimiento, aunque sea parcial, podría llevar a un embarazo no deseado u otros episodios dolorosos como abusos sexuales, por no mencionar infecciones o enfermedades como el HIV.

Conviene ser directos, y para esto no hay edad, sino aprovechando cualquier otro momento como bañarles, vestirles. Pero algo es seguro, deben tener claro que deben transmitir: que  nadie debe tocarles los genitales y si se siente algo raro si alguien los toca o mira  deben decir no y hablar con los padres.

Una de las razones por las cuales los depredadores sexuales abusan de nuestros hijos es a causa del desconocimiento.

Si bien ningún país está exento de que ocurra algo, en lugares como El Salvador, con una tradición tan machista, los jóvenes están más expuestos, sobre todos las mujeres. Aquí se habla de "agarrar mujeres, quitar virginidades, y tener cuantas más, mejor. A los varones y a las niñas no se les habla de nada, todo es secreto y deben llegar vírgenes al matrimonio, aunque la desinformación de algunos es tal que ni siquiera entienden. O, como decía mi abuela, "no debo comer cebolla, porque me voy a hacer mujer". Yo decía: ¿Qué querrá decir? ¿Que voy hacer igual de bonita que mi mam’a?

Teniendo en cuenta la pasividad de los padres, el rol protagónico lo deberían tomar los Ministerios de Educación y Salud. El primero, creando desde pequeños una asignatura para que rechacen los abusos y educando sexualmente  en el caso del segundo, proporcionando los métodos adecuados para evitar embarazos no deseados, implicando como responsables a ellos como a ellas. ¿Cuántas mujeres están presas por abortos provocados o no? Y los autores, en cambio, sembrando más niños no deseados. Hay un dato alarmante: solamente en el año  2017 hubo 19,190 adolescentes y niñas embarazadas en El Salvador; de ese total 781 casos corresponden a niñas de 10 a 14 años.

Queda claro que la educación sexual es necesaria. Internet puede ser un buen aliado a la hora de consultar artículos, pero siempre  y cuando  el joven tenga asesoría parental

En todo caso somos los padres  quienes  debemos concientizarles hablando  claro y acorde a la edad de los niños aprovechando alguna noticia y dar información de acuerdo a lo que el niño va preguntando. De otra forma, solo servirá para ver pornografía. Eso sí, hay que decir que cada vez vemos más jóvenes conscientes, educados y que defienden a sus parejas. En otras épocas no tan lejanas -y aun ahora, aunque en menor medida- se tenían relaciones hasta con la servidumbre mientras se aguantaban con las novias de sociedad  o rompiendo  con ellas: "cuando  ya habían tenido relaciones y mas si salían embarazadas.

Pensemos que en cada mujer hay una madre  y que daríamos la vida por ella. Respetémosles a todas.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Consultas on line

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

sábado, 23 de noviembre de 2019

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: HIJOS SATURNO


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos


El Museo del Prado, uno de los más visitados de Madrid, tiene varias joyas artísticas. Una de ellas, sin duda, es el cuadro de Goya titulado “Saturno devorando a su hijo”.

En ese impactante óleo, un clásico del expresionismo, puede verse al dios Saturno comerse vivo a su hijo en un acto de canibalismo atroz.

Por estos días, el término Saturno vuelve a estar de moda, aunque esta vez es a la inversa: se utiliza para describir a los hijos que matan a los padres.

Se les llama Hijos Saturno  -en referencia a ese cuadro- y son básicamente aquellos que no velan por sus padres de forma adecuada.

Más bien son los que desean obtener todo lo económico posible de ellos, pero sin importarles el estado de salud ni el deterioro de los mismos. Por lo general terminan asesinando a sus padres para poseer sus bienes.

La forma de matar va desde un asesinato directo, muchas veces con un arma, hasta acabar con la vida de un padre a través del abandono total en el caso de una persona incapaz de cuidarse a sí misma. Bastará con no alimentarlo apropiadamente, aislarlo o inmovilizarlo para conducirlo lentamente a la muerte.  

Solo un hijo con pocos valores y mucha ambición podría ser capaz de eso. Pero los hay, y a montones, como se podrá comprobar en la vida real. Se trata de hijos que no soportan la espera de una herencia o, peor aún, de no tenerla nunca. Ni siquiera existe un interés afectivo a los padres.

Generalmente hay rasgos de sociopatía o psicopatía en ello, es decir que no tienen empatía por nadie, ni siquiera por sus progenitores. Aquí también pueden influir vicios como drogas, sexualidad promiscua y problemas de juego.

Unos de los casos más emblemáticos, sobre todo en los años Noventa, ocurrió en Estados Unidos y tuvo como protagonistas a los hermanos Lyle y Erik Menéndez, quienes mataron a sus padres para cobrar la herencia. José Menéndez, una de las víctimas, era un millonario productor de cine que vivía con ellos en una mansión de Beverly Hills. La historia se hizo película y el caso fue muy comentado.

Podríamos pensar que este fenómeno es relativamente nuevo y atribuírselo a que vivimos en un mundo cada vez más materialista. Sin embargo, siempre han existido seres así a lo largo de la historia, gente desapegada, insensible e inescrupulosa. Capaz de hacer lo que sea por una herencia o por hacer desaparecer “mágicamente” un obstáculo doméstico con un acto criminal.

En muchos casos, el problema empieza con las mismísimas víctimas: los padres. Estos a veces no son capaces de aceptar que sus retoños no van por el buen camino y sobre todo fueron muy permisivos a la hora de educarlos. Daban todo lo que los hijos querían sin enseñar lo que cuesta obtener las cosas. Eso, sumado a un proceso psicológico anormal, puede engendrar un Hijo Saturno.

Si bien no es algo nuevo, sí se está dando con más frecuencia. Esto llevó a que la Universidad de Valencia analizara una muestra de 33 casos de hijos que habían matado a su padre o madre desde el año 2000 hasta el 2017.

Conclusión: “el perfil del parricida según los datos obtenidos es el de un hombre con una edad media de 27 años. Sus conductas pueden verse agravadas por la ingesta o consumo de sustancias a causa de sus efectos, pero no constituyen un factor determinante. El joven suele proceder de una familia estructurada y convive con la víctima. Suele cometer el crimen en el domicilio familiar empleando un arma blanca”.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infanto-juvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

sábado, 9 de noviembre de 2019

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: PECAR DE LISTOS


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

Hace unos días se publicó en Europa un libro revelador.

Se trata de La Trampa de la Inteligencia, donde el periodista David Robson plantea una teoría interesante: las personas inteligentes no sólo son tan propensas a cometer errores como el resto, sino que incluso pueden ser más susceptibles a ellos.

Robson comparte casos históricos que tienen como protagonistas a mentes brillantes como Albert Einstein y Steve Jobs, para explorar por qué fallamos al comprender nuestra inteligencia.

Conclusión: las mentes más brillantes y las organizaciones mejor estructuradas pueden ir en contra de sus propios intereses.

Para empezar, no todos aquellos etiquetados como “inteligentes” en verdad lo son. La mayoría de las personas se creen inteligentes, pero es más un ejercicio de autoestima que otra cosa. En realidad no lo son, aunque su familia y su entorno están convencidos de ello. Tener buenas calificaciones no necesariamente es un indicativo de ello, ya que a veces muchos alumnos simplemente pasan porque la principal motivación de los institutos educativos es llenar las aulas y cobrar las cuotas mensuales. 

Sin embargo, no todos son así. Existen personas realmente inteligentes, aquellas que captan fácilmente las cosas y destacan sin mayor esfuerzo. También están los inteligentes que saben que siempre hay algo más que aprender, que no se consideran sabios ni sabelotodos, por lo que hacen esfuerzos por mantenerse al día siempre. Y, en otro grupo, un número aún mayor de vivos o vivianes, como se les llama coloquialmente. También hay que mencionar que la mayoría de las veces no se es eficiente y brillante en todo, sino que hay diferentes tipos de inteligencia.

La inteligencia acarrea un gran peligro, sobre todo si no se la usa correctamente. Molière decía que “un tonto ilustrado es más tonto que un tonto ignorante”. El filósofo René Descartes, a quien citan en el mencionado libro, escribió: “Las mentes más grandes son capaces de los vicios más grandes y de las virtudes más grandes; los que avanzan, aunque lo hagan muy lentamente, pueden ir más lejos si siempre siguen el camino correcto, que los que tienen demasiada prisa y se desvían de él”.

Dichos conceptos ayudan a explicar por qué a veces las personas inteligentes actúan de forma estúpida. En general, todas las diferentes inteligencias que he mencionado sienten excesiva confianza en su brillantez y consideran poco las ofertas, ideas, tratos o conductas que no son del todo las más adecuadas. A veces no se permiten dudar, otras es solo cuestión de soberbia pero mayormente lo que ocurre es que están tan absortos en sus ideas que más que subestimar no se enteran de nada. 

En su libro, Robson lo explica muy claro bajo un proceso psicológico al que llama razonamiento motivado. “Cuando abordamos un asunto desde un punto de vista emocional, tendemos a aplicar nuestra inteligencia de una manera parcial, que sirve a nuestras propias creencias y preconceptos. Es decir, solo buscamos evidencias que respalden nuestro punto de vista y utilizamos elaborados razonamientos para refutar cualquier crítica o desacuerdo. Y cuanto más inteligente es una persona, más fácil es crear argumentos creativos que apoyen sus propias creencias”

¿O a qué otra cosa puede atribuírsele la actitud de Steve Jobs que acabó costándole la vida? El fundador de Apple fue diagnosticado con tumor cancerígeno en el páncreas que extirpado quirúrgicamente no representaba ningún riesgo, pero Jobs decidió no operarse y se lo trató con jugos de papaya y sesiones de acupuntura. Resultado: años después murió a causa de dicho cáncer. Muchas veces los genios son incapaces de ver sus propios defectos y se dejan guiar por sus instintos.

No es fácil gestionar la inteligencia, y a veces se cae en la trampa que le da título al libro. Robson utiliza un carro para explicar su teoría: “Un carro con motor más potente te lleva más lejos y más rápido. Pero también necesita frenos, dirección y un GPS para seguir la ruta correcta. De lo contrario, podría acabar en un acantilado”. Aunque suene raro, a la inteligencia también hay que educarla.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.