Tomado de El País
Putin
recibe a Van Rompuy (derecha) en San Petersburgo.
La mayoría del G20 intenta convencer a Obama para
que no ataque Siria
Por Pilar Bonet
Van Rompuy pide que se publiquen cuanto antes los resultados de las inspecciones de la ONU
El
presidente de Rusia, Vladímir Putin, y el grueso de la comunidad internacional
representada en el G20 intentaban evitar el jueves que Barack Obama les
involucre o se lance en solitario a una operación
militar contra Siria de nebulosas e impredecibles
consecuencias. En el primer día de la cumbre que se celebra en el palacio de
Constantino, en Strelna, a las afueras de San Petersburgo, los países de la
Unión Europea (UE) trataban de no dejar desamparado al inexperto líder
norteamericano, que se ha dado a sí mismo un escaso margen de maniobra.
Obama se ha colocado en una situación difícil al pedir el
apoyo de sus legisladores para una operación militar, que es rechazada por
Rusia, China, Alemania e incluso el Reino Unido, entre otros. Los cinco mayores
países europeos, entre ellos España, trabajaban el jueves para lograr una
posición común de “mínimos” con objeto de afrontar la situación en Siria, según
manifestó una fuente de la Moncloa en el entorno de la cumbre.
Los aliados
europeos de EEUU podrían perfilar una fórmula para “nadar y guardar la ropa”,
que parece complicada, si de lo que se trata es compatibilizar la vía política
y la vía militar que Obama ha transformado en una disyuntiva radical. También
podrían buscar nuevos elementos que abran nuevas posibilidades para sacar al
presidente estadounidense del callejón sin salida en el que parece haberse
metido. Entre los aliados europeos presentes en la cumbre del G20, Obama cuenta
solo con el apoyo de Francia para su intento de resolver el problema de Siria
por la vía militar. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso,
y el presidente del Consejo, Herman van Rompuy, se expresaron rotundamente por
la vía política.
Siria, que
de entrada no figuraba en el orden del día del G20, pasó a ser objeto de debate
de la cena de los líderes a propuesta del presidente Putin, quien dijo hacerse
eco de las peticiones en este sentido de varios de sus colegas. La canciller
alemana, Angela Merkel, expresó dudas sobre la posibilidad de llegar a una
posición común, según ha informado la agencia Itar-Tass.
Manteniendo
correctamente las formas, Putin y Obama se estrecharon la mano y sonrieron a la
llegada del presidente norteamericano al palacio de Constantino. Ambos líderes
están bajo el mismo techo y hablarán en los pasillos, pero no estaba previsto
una cita formal entre ellos, según dijo el secretario de Prensa de Putin,
Dmitri Peskov. Este funcionario explicó en detalle los supuestos efectos
positivos de las reuniones que su jefe mantuvo el jueves con el líder chino y
los primeros ministros de Japón e Italia, respectivamente. En los últimos
tiempos existen “serios desacuerdos” en las relaciones ruso-norteamericanas,
admitió. Obama tiene previsto reunirse hoy con miembros de la sociedad civil
rusa, entre ellos representantes del colectivo de gays y lesbianas.
El Kremlin
no pierde ocasión para aguijonear a Obama, con mayor o menor sutilidad, allí
donde puede dolerle. Aludiendo a la informaciones divulgadas por Edward
Snowden, Peskov manifestó que los países del grupo de los BRICS (Brasil, Rusia,
India, China y Sudáfrica) reunidos en San Petersburgo habían manifestado una
“dura y negativa” reacción contra el espionaje del que han sido objeto (por
parte de los servicios secretos estadounidenses).
“Putin ve a
Obama como un político débil, contradictorio e imprevisible, que desconoce cómo
funcionan los mecanismos de la política internacional real”, opinaba Konstantin
von Eggert. Según este analista, el líder ruso se sintió engañado por la
administración norteamericana en Libia y no quiere que se repita en Siria el
modelo aplicado a aquel país del norte de África, cuando una abstención de
Moscú en el Consejo de Seguridad permitió la “intervención humanitaria” que
acabó con el régimen de Gadafi. “Hasta el presidente George Bush parece hoy más
claro y comprensible en Moscú que Obama, y desde luego goza de más respeto”,
señalaba Von Eggert.
Por otra
parte, tanto el ministerio de Defensa como el jefe de la Administración del
Kremlin, Serguéi Ivanov, que también ocupó la cartera de Defensa, reaccionaron
airadamente ante las acusaciones del Pentágono de haber suministrado armas
químicas al régimen sirio de Bachar el Asad. Estas alegaciones “son falsas y aspiran
a crear nuevos pretextos para agredir a un Estado soberano”, dijo el
viceministro de Defensa, Anatoli Antónov. “Rusia siempre ha sido y será un
socio responsable y previsible y un aliado para prevenir la difusión de armas
de destrucción masiva. Siempre hemos cumplido claramente nuestras obligaciones
en el campo de la no proliferación de armas nucleares. Somos depositarios del
Tratado de no Proliferación y cumplimos nuestras obligaciones derivadas de la
Convención de Armas Químicas y la Convención de Armas Biológicas”, manifestó el
viceministro. Ivanov, por su parte, se declaró “sorprendido y conmocionado” por
las acusaciones estadounidenses y recordó que él mismo había sido presidente de
la comisión gubernamental de controles a la exportación destinados a evitar la
proliferación de armas químicas, nucleares y bacteriológicas.