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jueves, 15 de enero de 2015

Bravo Colombia! Zuckerberg oficializa alianza con gobierno colombiano para llevar internet a los más pobres

Tomado de El País
Zuckerberg y Juan Manuel Santos, este miércoles en Bogotá. 
Zuckerberg amplía a Colombia su programa de Internet para pobres
Una alianza con el Gobierno permitirá a los usuarios de móviles de baja gama acceder a varios contenidos de la red sin costo

Por Elizabeth Reyes L.

Desde ahora, los colombianos que tengan un móvil con la tecnología más básica podrán acceder de forma gratuita a diversos contenidos de Internet, gracias a una alianza entre el Gobierno y el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, quien eligió al país para desarrollar su proyecto de masificar Internet entre los más pobres, el cual lidera a través de Internet.org, una organización que creó en 2013 con otros líderes mundiales de la tecnología como Nokia.
Zuckerberg estuvo en Bogotá este miércoles para oficializar la alianza con el presidente Juan Manuel Santos durante una conversación que fue transmitida por la televisión oficial y en la que el mandatario reveló que del 98 % de municipios que tiene Colombia ya están conectados por fibra óptica. Por eso, dijo Santos, el nuevo reto de su Gobierno es aprovechar esa conexión para desarrollar aplicaciones que sirvan en la solución de problemas de los más necesitados.
Colombia es el primer país de la región y el cuarto en el mundo después de Zambia, Tanzania y Kenia, donde empezará a funcionar la aplicación de Internet.org, una plataforma móvil que contiene 14 contenidos de Internet que los usuarios, inicialmente del operador Tigo (que tiene cerca de 8 millones de suscriptores) y cuyos móviles tengan el sistema Android, podrán consultar sin tener que pagar por un plan de datos.
El costo de la navegación será financiado por Facebook y el Gobierno de Santos aportará, para comenzar, dos contenidos de instituciones oficiales que se encargan de temas de educación y agricultura. Los otros contenidos tienen que ver con salud, clima, información para eliminar la discriminación contra la mujer y sobre cómo mejorar las finanzas y buscar empleo (Accuweather, Girl Effect, UN Women, MAMA, Unicef, Mitula, Su Dinero, 24 Symbols, Tamberos, 1doc3).
Los usuarios también podrán acceder sin ningún costo a Facebook, Messenger y Wikipedia. La idea es que poco a poco se sumen los otros operadores que ofrecen el servicio de Internet en Colombia y que crezca el contenido de la plataforma. “Al darle a la gente estas herramientas básicas gratis se está creando un campo igualitario en el país. La tecnología no debe ser solo para la gente rica que puede pagarla, sino para todos”, dijo Zuckerberg.
Los beneficiarios del programa podrán acceder sin costo a Facebook, Messenger y Wikipedia

Esta alianza con Facebook se logró, según contó Santos, luego de una reunión con Barack Obama en diciembre de 2013, donde se acordó crear un grupo de trabajo en TIC que involucrara al sector privado de los dos países y se centrara en mejorar la calidad de vida de los más pobres. Por eso, el ministro de las TICs, Diego Molano, ha destacado que Internet.org ayudará en el reto de llegar a los más vulnerables con aplicaciones de impacto social.
Durante el conversatorio entre Zuckerberg y Santos, que duró un poco más de media hora, Santos centró sus preguntas al joven empresario en saber cómo, a través de la tecnología, se puede reducir la pobreza, mejorar la calidad de la educación, generar empleo, y en particular, fomentar la reconciliación que necesita el país si de firma la paz con la guerrilla de las FARC.
Zuckerberg destacó el trabajo que se ha hecho para conectar físicamente al país pero insistió en que este es solo el primer paso. “Si usted quiere que la gente participe y lidere la economía del conocimiento y genere aplicaciones, un requisito es que todos estén en Internet. Hay que tener el acceso a esta herramienta primero que todo”, dijo frente a un auditorio reunido en uno de los salones de la casa presidencial, donde recordó que en el mundo solo la tercera parte tiene acceso a la red.
Con relación a la paz y a la necesidad de hacer pedagogía sobre los beneficios que le traería a Colombia si se acaba el conflicto armado interno, algo que el mismo Santos ha reconocido que es una tarea en la que su Gobierno tiene que trabajar, el creador de Facebook destacó que es en las redes sociales donde hoy está gran parte de la ciudadanía. “Darle herramientas de comunicación a la gente es importante para crear un tejido social mucho más fuerte para la paz”, añadió.
Colombia, un país de 45 millones de habitantes, tiene cerca de 10 millones de suscriptores a Internet y más de 22 tienen cuenta en Facebook, según Santos, que al final del encuentro le preguntó a Zuckerberg sobre cómo aumentar sus seguidores en esa red. “Usted tiene contenido auténtico y eso es lo que la gente quiere”, fue la respuesta.




martes, 30 de diciembre de 2014

Si está pensando comprar un celular, le conviene leer este artículo

Tomado de The Wall Street Journal

  La columnista de tecnología personal Joanna Stern presenta los ganadores de sus Premios a los smartphones de 2014. 
Los mejores teléfonos inteligentes que puede comprar

Por Joanna Stern

Después de reunir y probar 25 smartphones, y evaluar desde la duración de su batería hasta la calidad de sus cámaras, he preparado una lista de campeones. Estos son los únicos modelos que debería considerar a la hora de buscar un nuevo teléfono inteligente. Todos los precios son con contratos de dos años en Estados Unidos.

El mejor teléfono en general: iPhone 6
(Desde US$199)
La cámara es el mayor atractivo del iPhone 6. 

Quizás les parezca trillado, pero el iPhone más nuevo sigue siendo el teléfono inteligente más completo que pueda comprar.
Tiene un diseño de hardware de aluminio pulido, una pantalla más grande de 4,7 pulgadas, un desempeño superior en su cámara, buena calidad de llamadas, una gran selección de aplicaciones y una batería de larga duración.
En particular, la cámara de 8 megapíxeles es el motivo principal por el que recomiendo el teléfono insignia de Apple más que cualquier otro. De manera consistente, captura fotos mejores y más nítidas en escenas con poca luz que cualquier teléfono Android.
Un pequeño recordatorio: los números de megapíxeles no son una buena herramienta para comparar teléfonos. Una cámara con 8 megapíxeles con un sensor superior puede capturar imágenes mucho mejores, que una cámara de 21 megapíxeles con un sensor inferior.
El mejor teléfono Android: Moto X
(Desde US$99,99)
El Moto X, de Motorla, tiene una pantalla de 5,2 pulgadas. 

Es cierto que yo compré un iPhone, pero eso no significa que prefiero el iOS sobre el sistema operativo Android. Me enamoré del nuevo y excepcionalmente diseñado Android 5.0 Lollipop, mientras algunas fallas del iOS 8 me han irritado un poco. Si un teléfono Android tuviera una cámara tan buena como la del iPhone, me encontraría indecisa entre las dos opciones.
Por lo pronto, no recomiendo el Galaxy S5 de Samsung ni el HTC One. El Moto X es actualmente el mejor teléfono Android.
El teléfono insignia de Motorola tiene un lado posterior cómodo y una pantalla de alta definición de 5,2 pulgadas, y uno puede personalizar la contratapa con cualquier material, desde piel hasta madera. Es una opción increíble, especialmente si considera su precio.
Además, a diferencia de la competencia, Motorola tuvo la sabiduría de mantener su versión de Android despejada. Aun mejor, Motorola está ofreciendo la hermosa versión nueva de Android en el Moto X.
Si solo el X tuviera una mejor cámara. La cámara de 13 megapíxeles funciona bien en exteriores o cuando hay luz natural, pero en un restaurante sombrío sin flash, no podía identificar la nariz ni los ojos de mi amiga a través del visor.
El mejor teléfono Android más pequeño: Galaxy Alpha
(Desde US$199,99)
Samsung finalmente creó un teléfono que cabe en la mano. 
Los que buscan el mejor teléfono Android que quepa cómodamente en una mano deberían considerar el Galaxy Alpha de Samsung.
El Alpha tiene un marco metálico y un borde angosto de pantalla que hace que sea incluso un mayor placer sostenerlo que el iPhone 6. También ofreció la mejor calidad de llamadas que cualquier teléfono Android, y su batería duró más de siete horas en una agotadora prueba de streaming de video.
Sin embargo, esta recomendación viene con una advertencia: usted, al igual que yo, podría sufrir una reacción terrible a la versión Android de Samsung. Sus modificaciones gráficas son simplemente feas y explorar sus menús y pantallas es como intentar encontrar cosas en un garaje abarrotado.
Los mejores tabléfonos: el iPhone 6 y el Galaxy Note 4
(Desde US$299)
El Samsung Galaxy Note 4 y el iPhone 6 Plus son los mejores de tamaño grande. 

Lo intenté, pero no pude decidir si me gustaba más el iPhone 6 Plus o el Galaxy Note 4 de Samsung.
Todos los tabléfonos (teléfonos con una pantalla de 5,5 pulgadas o más) tienen una estupenda duración de batería, pero cada uno tiene una ventaja que el otro no tiene. La cámara de iPhone 6 Plus de 5,5 pulgadas tomó mejores fotos, de hecho las mejores fotos de todos los teléfonos que probé. Irónicamente, esas fotos lucen mucho mejor en la pantalla de mayor resolución de 5,7 pulgadas del Galaxy Note 4, que tiene tal densidad de píxeles, que se parece más a una fotografía impresa que cualquier otro teléfono disponible.
Y a diferencia del iOS de Apple, el software multifunción de Samsung para hacer más de una cosa a la vez aprovecha bien la pantalla. La capacidad de ver dos aplicaciones al mismo tiempo hace que el Note sea menos smartphone y más una computadora de bolsillo.

El mejor ‘Smartphone’ de bajo costo: Moto G
(Desde 99 centavos de dólar)
El Moto G es el mejor entre los más baratos. 

Si no necesita lo último y el mejor (y lo más grande), compre un Moto G. Por solo US$199 desbloqueado (o prácticamente gratis con un contrato de dos años), obtiene un teléfono que se siente igual de potente que los que cuestan el doble. Solamente tiene una menor resolución, una pantalla de 5 pulgadas y un procesador de la generación pasada. Pero de todos los teléfonos que probé en la categoría económica, tenía la mejor mezcla de desempeño de cámara, interfaz de software, calidad de llamadas y duración de batería.
Sin embargo, ese no es la mejor oferta del planeta. Por US$299 sin contrato, puede comprar el OnePlus One, que usa una versión modificada de Android. Viene con una pantalla de alta definición de 5,5 pulgadas, uno de los procesadores móviles más veloces, e incluso una cámara sólida.
Sin embargo, este teléfono es muy difícil de encontrar. Uno tiene que recibir una invitación de OnePlus o poner su nombra en una lista de espera.
Si busca un iPhone más económico, por favor cómprese el iPhone 5S (US$99 con un contrato de dos años). Su cámara, software y sensor de huellas digitales lo convierte en una opción mucho mejor que el iPhone 5C.
Lo mejor del resto
Los que no figuran en el círculo de ganadores son los BlackBerry y Windows Phones. El HTC One con Windows Phone y el Lumia 830 son buenos aparatos. Sin embargo, su plataforma no ofrece ninguna necesidad que no se puede encontrar en iOS o Android.

En cuanto a BlackBerry, el único motivo de comprarse uno sería si verdaderamente necesita un teclado físico. O simplemente conecte el teclado de Bluetooth Typo2 de US$100 a un iPhone 6, y disfrute el teclado físico en el smartphone más completo que existe.


viernes, 12 de diciembre de 2014

Exceso de tecnología embrutece a los humanos afirman científicos

Tomado de The Wall Street Journal

Un artículo publicado en 2012 advirtió que cuando los doctores pasan a depender de las pantallas y siguen las indicaciones de la computadora en lugar del “hilo narrativo del paciente”, su pensamiento corre el riesgo de volverse estrecho.
Opinión: La automatización nos embrutece

La inteligencia humana se marchita cuando las computadoras asumen las tareas que solíamos realizar; sin embargo, hay una alternativa.

Por Nicholas Carr

Llegó la hora de la inteligencia artificial. Las computadoras de hoy son perceptivas y agudas. Pueden sentir el ambiente, resolver problemas, hacer juicios sutiles y aprender de los errores. No piensan igual que nosotros, pero pueden reproducir muchos de nuestros talentos intelectuales más preciados. Deslumbrados por nuestras máquinas, les hemos asignado todo tipo de labores sofisticadas que solíamos hacer.
Sin embargo, nuestra creciente dependencia de la automatización puede costar cara. La evidencia sugiere que nuestra inteligencia se marchita a medida que dependemos más de la inteligencia artificial. En lugar de elevarnos, el software inteligente parece embrutecernos.
Ha sido un proceso lento. La primera ola de automatización llegó a la industria estadounidense después de la Segunda Guerra Mundial, cuando los fabricantes comenzaron a instalar equipos controlados electrónicamente en sus plantas. Las máquinas aumentaron la eficiencia de las fábricas y la rentabilidad de las empresas. Fueron proclamadas como máquinas emancipadoras. Al liberar a los empleados de las tareas rutinarias, les darían trabajos más estimulantes y capacidades más valiosas.
En los años 50, el profesor James Bright de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard estudió los efectos de la automatización en varias industrias. Descubrió que a menudo las nuevas máquinas dejaban a los trabajadores con tareas más monótonas y menos exigentes y concluyó que el efecto predominante de la automatización era la “descualificación” de los empleados. “Los equipos altamente complejos”, escribió en 1966, no necesitan operadores “cualificados”. La cualificación se puede incorporar en la máquina.
Seguimos aprendiendo esa lección a una escala mucho mayor. A medida que el software se ha vuelto más capaz de hacer análisis y tomar decisiones, la automatización ha saltado de las fábricas al trabajo intelectual. Las computadoras realizan la clase de trabajo intelectual que durante mucho tiempo fue considerado el dominio de profesionales bien educados y capacitados. Los pilotos usan computadoras para volar aviones; los doctores las consultan para diagnosticar enfermedades y los arquitectos recurren a ellas para diseñar edificios. La nueva ola de la automatización impacta a casi todos.
Las computadoras no están arrebatando todos los trabajos que solían hacer las personas talentosas, pero están cambiando la forma en que se trabaja. Una evidencia creciente apunta a que el efecto de descualificación que redujo las destrezas de los empleados fabriles el siglo pasado comienza a corroer las habilidades profesionales, incluso las altamente especializadas.
Basta con mirar al cielo. Desde su invención hace un siglo, el piloto automático ha ayudado a que viajar en avión sea una experiencia más segura y eficaz. No obstante, a los expertos les preocupa que al haber transferido tantas tareas a las computadoras, los pilotos estén perdiendo sus capacidades.
El investigador británico de aviación Matthew Ebbatson efectuó en 2007 un experimento con un grupo de pilotos. Los hizo realizar una maniobra difícil en un simulador de vuelo y evaluó indicadores sutiles de su habilidad. Cuando comparó los resultados del simulador con los antecedentes de vuelo de los participantes, halló una estrecha correlación entre la aptitud de los pilotos y la cantidad de tiempo que habían dedicado recientemente a volar en forma manual. Sin embargo, las computadoras ejecutan la mayoría de las operaciones de vuelo entre el despegue y el aterrizaje y los pilotos no practican sus habilidades.
Incluso un ligero declive en la capacidad manual de volar puede ocasionar una tragedia. Un piloto sin mucha práctica reciente es más propenso a cometer un error en una emergencia. Los errores de pilotos vinculados a la automatización se han visto implicados en varios desastres aéreos recientes.
Un informe divulgado del año pasado por la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA, por sus siglas en inglés) documentó un creciente vínculo entre los accidentes aéreos y una excesiva dependencia de la automatización. La FAA está instando a las aerolíneas a que los pilotos dediquen más tiempo a volar a mano.


Hace 10 años, un equipo de científicos de informática de la Universidad de Utrecht, en Holanda, hizo que un grupo de personas realizara tareas complejas de analítica y planificación utilizando un software rudimentario que no ofrecía ayuda o un software sofisticado que brindaba bastante asistencia. Encontraron que quienes emplearon el software más sencillo idearon mejores estrategias, cometieron menos errores y desarrollaron una mejor aptitud para el trabajo.
A pesar de todo, el ámbito de la automatización crece y crece. Los médicos usan programas de software para orientarse en los exámenes de sus pacientes. Los programas incorporan valiosas alertas y listas de verificación, pero vuelven la medicina más rutinaria y distancian a los doctores de sus pacientes.
Beth Lown, profesora de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, advirtió en un artículo publicado en 2012 junto con su alumno Dayron Rodríguez, que cuando los doctores pasan a depender de las pantallas y siguen las indicaciones de la computadora en lugar del “hilo narrativo del paciente”, su pensamiento corre el riesgo de volverse estrecho y, en el peor de los casos, pasar por alto importantes señales de diagnóstico.
El riesgo no es puramente teórico. En un estudio reciente publicado en la revista especializada Diagnosis, tres investigadores examinaron el diagnóstico erróneo de Thomas Eric Duncan, la primera persona en morir de ébola en EE.UU., en el Dallas Texas Health Presbyterian Hospital. Argumentan que los formularios digitales empleados por el personal del hospital para ingresar información de los pacientes probablemente contribuyeron a la equivocación. “Estas herramientas”, escribieron, “están optimizadas para captar datos, pero a expensas de sacrificar su utilidad para realizar diagnósticos apropiados, haciendo que los árboles no dejen ver el bosque”.
Incluso las profesiones creativas sufren los efectos de la descualificación. Los diseños asistidos por computadora han ayudado a los arquitectos a construir edificios con formas y materiales inusuales, pero cuando las computadoras se incorporan al proceso en forma prematura, pueden entorpecer la sensibilidad estética y las observaciones conceptuales provenientes del dibujo y la construcción de modelos.
Estudios psicológicos han hallado que el trabajo manual es más propicio para liberar la originalidad de los diseñadores, expandir su memoria a corto plazo y fortalecer su sentido táctil. Cuando el software toma el timón, las habilidades manuales decaen.
No nos tenemos que resignar a esta situación. La automatización no tiene que eliminar los retos de nuestro trabajo y reducir nuestras destrezas. Estas pérdidas provienen de lo que los ergónomos y otros académicos califican de “automatización tecnocéntrica”, una filosofía de diseño que ha pasado a dominar el pensamiento de los programadores y los ingenieros.
Cuando los diseñadores de sistemas comienzan un proyecto, consideran primero la capacidad de las computadoras con miras a delegar al software la mayor cantidad de trabajo posible. Al operador humano se le asigna lo que sobra, que normalmente consiste en tareas relativamente pasivas como ingresar datos, seguir directrices y monitorear pantallas.
Esta filosofía atrapa a las personas en un ciclo vicioso de descualificación. Al aislarlos del trabajo arduo, sus habilidades se degradan y aumentan las probabilidades de que se equivoquen. Cuando esos errores suceden, la respuesta de los diseñadores es imponer más restricciones, lo que conduce a una nueva ronda de descualificación.
Hay una alternativa. En la “automatización humanocéntrica”, los talentos de la gente tienen prioridad. Los sistemas están diseñados con el fin de mantener al operador humano en un proceso continuo de acción, retroalimentación y toma de decisiones.
En este modelo, el software juega un papel esencial pero secundario. Realiza las funciones rutinarias que el operador humano domina, alerta cuando surgen situaciones imprevistas, proporciona información nueva que expande la perspectiva del operador y contrarresta los sesgos que a menudo distorsionan el pensamiento humano. La tecnología se convierte en el compañero del experto, no en su sustituto.
Impulsar a la automatización en esta dirección no requiere ningún adelanto técnico, sino un cambio de prioridades y un enfoque renovado en las virtudes y defectos del ser humano.
Las aerolíneas, por ejemplo, podrían programar el software de la cabina de comando para que alternara el control entre la computadora y el piloto durante el vuelo. Al mantener al aviador alerta y activo, ese pequeño cambio podría hacer que volar sea más seguro. En la contabilidad, la medicina y otros rubros, el software podría ser mucho menos invasivo y darles a los profesionales margen de maniobra para ejercer su propio criterio antes de ofrecer sugerencias derivadas de los algoritmos.
Uno de los ejemplos más interesantes del método humanocéntrico es la automatización adaptiva. Usa sensores de punta y algoritmos interpretativos para monitorear los estados físicos y mentales de las personas y aprovecha la información para cambiar las tareas y responsabilidades entre el ser humano y la computadora.
Cuando el sistema identifica que un operador tiene problemas con una operación difícil, asigna más tareas a la computadora para librar al operador de distracciones. Cuando detecta que el interés del operador decae, aumenta la carga de trabajo de la persona para captar su atención y desarrollar sus habilidades.
Si dejamos que nuestras destrezas se desvanezcan al depender demasiado de la automatización, nos volveremos menos capaces, menos resistentes y más subordinados a nuestras máquinas. Crearemos un mundo más apto para los robots que para nosotros.
—Carr es autor de “The Glass Cage: Automation and Us”.