Daniel Walter Lencinas Cautela
Daniel Walter Lencinas Cautela, nació el 23 de agosto de 1959 en Mendoza, Argentina. Es un hombre de un verbo sentido y apasionado, de reflexión profunda y filosófica, es un argentino sui géneris al que no le gusta el fútbol pero que adora el tango y un buen vino de Mendoza, región de donde es originario.
Apasionado por las letras, la pintura, la política y la filosofía. Es un hombre espiritual y profundamente realista y pragmático. Su formación académica lo ha llevado a contrastar realidades e ideales, dogmas y paradigmas, tenacidad y desapego.
Está casado en segundas nupcias con Lucy Lencinas, es padre de cuatro hijos y una hijastra y abuelo de cuatro nietos.
Su formación es diversa, Cursó estudios secundarios en la Escuela Nacional de Educación Técnica N° 1 de Mendoza, donde se graduó de Técnico en Construcciones Civiles, y estudios universitarios en la Universidad de Congreso de la misma provincia argentina donde obtuvo la Licenciatura en Relaciones Internacionales.
Hizo cursos de post grado en Zaragoza - España – y Colonia del Sacramento – Uruguay -.
Cursó, además, seis años en el Seminario para la Formación de Diáconos Permanentes (Iglesia Católica) del Arzobispado de Mendoza.
En la actividad privada ha sido empresario, en el área de publicidad, eventos y editorial “Grupo Dominus” con oficinas en la ciudad de Mendoza, Argentina y Santiago, Chile, negocios fundados en sociedad con su hermano.
Ha desempeñado funciones en el gobierno provincial y nacional, donde ocupó cargos de Asesor del Gobernador de Mendoza, Director Interino del Área de Relaciones Internacionales del Instituto Nacional de Juventud, Secretario Técnico Permanente del Consejo Federal de Juventud, Delegado Municipal del Alcalde del Departamento de Guaymallén y Director Interino de Cultura de ese mismo Departamento.
De su autoría son cinco proyectos legislativos (dos de ellos en el Estado de New York) y dos programas de gobierno, el primero de los cuales presentó a sus catorce años de edad, lo que le ha valido hasta ahora ser el proyecto de programa de gobierno nacional más joven de Argentina.
Ha escrito y publicado los siguientes libros: “Drogas, Una visión objetiva”; “Drogadicción, Un abordaje a su problemática”; “Me llamo Cristián . . . Cristiano” y “De los Papas a Perón”
Ha sido columnista de diversos periódicos en su país, autor de dos libretos para la Fiesta Nacional de la Vendimia, y ha realizado adaptación de guiones para televisión. Asimismo fue conductor de los programas radiales “Recordando” y “Saluti D’alla Italia”
En sus momentos de ocio escribe poesía y construye pequeños proyectos de carpintería, donde vierte sus vivencias interiores para después convertirlas en obras, poemas o pinturas.
Lo conocí hace varios años aquí en Long Island, donde compartimos a través de interminables y amenas charlas junto a otros dilectos amigos y amigas de diversas nacionalidades, profesiones, creencias políticas y religiosas nuestras aficiones por las letras, el arte, la política y nuestro amor profundo por la patria querida desde la lejanía.
en la noche de los tiempos,
y arremeta contra ti
la desazón del desierto,
y estallen los soles
que alumbraron recuerdos,
y se quede quieta tu brújula
en un Norte que no quieres,
y no oigas bien
el sonido del silencio
que tanto amaste
oír conmigo.
Cuando estés tan triste,
como para preguntarte,
si tu barco viaja
al destino que tú quieres,
y desees con fuego
dormir tu vida,
y despertar tus sueños. . .,
intenta llamarme,
aunque sea en tu mente,
llevarme a tu lado,
dormirme en tu almohada,
caminar juntos
los ocasos desiertos.
Y tal vez encuentres
el componedor de tus sueños,
el duende,
el hombre,
el niño,
el viejo,
el que no divide,
el que, quizá, completa.
Tal vez encuentres
en unos ojos nuevos,
el refugio que buscas,
pequeño,
austero,
con la hoguera encendida,
y dispuesto siempre
a darte abrigo.
QUEDATE EN SILENCIO
Daniel Lencinas
Quédate en silencio,
no trices con el verbo
la limpia superficie del silencio.
Quédate en silencio,
y permíteme que te contemple,
en tu desafiante desnudez,
sólo acompañado
por el grito apasionado del perfume de tu cuerpo,
que me habla,
hasta embotar mis oídos y sentidos.
Quédate en silencio,
que se escuche sólo el dialogo
de tu jadeo y mis besos,
que el limitado abrazo abarcativo de las palabras,
no acote impertinente,
el discurso magnífico,
del amor en movimiento.
Quédate en silencio,
que cuando la embriaguez de tu vientre
sea un recuerdo inmediato,
nadie mejor que el silencio,
te dirá cuanto te amo.
