lunes, 31 de octubre de 2011

Precandidato presidencial EEUU admite acusaciones de acoso sexual

Tomado de El Mundo.es

Se trata de Herman Cain precandidato republicano

  • Politico' desveló que dos empleadas acusaron a Cain en los años 90
  • ·'Fui acusado en falso; la investigación demostró que no tenían ninguna base'
  • Se zanjó con compensaciones económicas y una cláusula de confidencialidad
  • El candidato republicano lidera los últimos sondeos de las primarias

Por Eduardo Suárez

Herman Cain ha reconocido este lunes que dos mujeres le acusaron de acoso sexual. Pero se ha defendido diciendo que se trata de cargos falsos y que no tiene nada que esconder. "Nunca he acosado sexualmente a ninguna persona", ha explicado en Fox News el candidato republicano. "Sí que fui acusado en falso, y digo en falso porque la investigación demostró después que esas acusaciones no tenían ninguna base".

Cain ha preferido no entrar en los detalles más escabrosos del caso, cuyas protagonistas son dos ex empleadas de la Asociación Nacional de Restaurantes: el grupo de presión que Cain dirigió entre 1996 y 1999. Según la web 'Politico', la asociación zanjó el asunto con sendos acuerdos extrajudiciales que incluían una compensación económica y una cláusula de confidencialidad. En otras palabras, Cain habría comprado con dinero el silencio de sus víctimas.

El aspirante republicano ha sido mucho más equívoco al explicar si había cerrado el acuerdo extrajudicial: "Si la asociación cerró un acuerdo, nunca supe que lo había hecho y espero que no fuera mucho dinero. Si hubo un acuerdo, el asunto lo llevaron otros empleados de la asociación".

Herman Cain es el aspirante de moda en la carrera republicana hacia la Casa Blanca. A principios de octubre dejó de ser un desconocido y empezó a liderar los sondeos con su planta de 'outsider' y su carisma personal. Pero el domingo por la noche su ascensión imparable se vio interrumpida por un imprevisto: la revelación en la web 'Politico' de que dos mujeres se quejaron de Cain por acoso sexual.

Las acusaciones datan de finales de los años 90 y se resolvieron con un acuerdo extrajudicial. Las dos trabajaban en la Asociación Nacional de Restaurantes: una institución que agrupa a los dueños de 150.000 establecimientos de hostelería y cuyo presupuesto ronda los 20 millones de dólares. Precedido por una carrera de éxito como responsable de Godfather's Pizza, Cain presidió la asociación entre 1996 y 1999 y ayudó a convertirla en un ente poderoso, capaz de retocar leyes en el Capitolio presionando a congresistas de los dos grandes partidos.

Las dos mujeres eran empleadas de la asociación y acusaron a Cain de distintos episodios de "conducta inapropiada". Algunos tienen que ver con gestos físicos y otros con expresiones con una connotación sexual. Una fuente de 'Politico' asegura que una de las presuntas víctimas recibió "una propuesta sexual" en un hotel durante un congreso de la asociación.

Cain está casado desde hace 43 años, no viaja con su esposa Gloria en la campaña y proyecta una imagen afable y familiar. Al principio su entorno no refutó el fondo de la historia. Se limitó a decir que eran "acusaciones viejas que nunca se correspondieron con los hechos", recordó que se habían zanjado "por todas las partes hace muchos años" y aseguró que eran parte de "una campaña de calumnias para desacreditar a un patriota que está sacudiendo el statu quo político".

Este lunes ha estado en un acto donde ha explicado su reforma fiscal, pero no ha aceptado preguntas sobre el escándalo. Ha preferido esperar a exponer primero su versión en un medio conservador como Fox News y responder después a las preguntas de los periodistas en un almuerzo en el Club Nacional de Prensa.


domingo, 30 de octubre de 2011

Población mundial alcanza los 7 mil millones de personas

Tomado del Diario La Nación

Con información del UNFPA

Fondo de las Naciones Unidas para la Población

“En lugar de preguntar si somos demasiado numerosos, deberíamos preguntar qué podemos hacer para que nuestras ciudades sean sostenibles y habitables, para eliminar las barreras que impiden la igualdad entre mujeres y hombres, de modo que cada persona pueda tomar sus propias decisiones y desarrollar plenamente su potencial”, afirmó el doctor Babatunde Osotimehin, Director Ejecutivo del UNFPA, Fondo de Población de Naciones Unidas, al darse a conocer hoy, a nivel global, el informe Estado de la Población Mundial 2011, titulado 7 mil millones de personas: su mundo, sus posibilidades.

Según las proyecciones, dentro de cinco días la población mundial llegará a 7 mil millones. La forma en que actuemos hoy determinará si tendremos o no un futuro saludable, sostenible y próspero, o si ese futuro se caracterizará por desigualdades, deterioro ambiental y reveses económicos. “Si planificamos y efectuamos desde ahora las debidas inversiones en las personas nuestro mundo de 7 mil millones podrá contar con ciudades prósperas y sostenibles, fuerzas laborales que impulsen a las economías, y poblaciones de jóvenes que contribuyan al bienestar de sus sociedades”, puntualiza el doctor Osotimehin en el prólogo de la presente edición del mencionado informe.

En el Estado de la Población Mundial 2011 se analizan las tendencias y las dinámicas que definen un mundo con 7.000 millones de personas y muestra lo que muchas personas están haciendo en sus propias comunidades y en sus países, a fin de colaborar en el logro de un mundo más justo y sostenible.

Analiza además, que desde muchos puntos de vista, puede considerarse que el actual tamaño sin precedentes de nuestra población es un reto, una oportunidad y un llamado a la acción. Si bien hoy las personas tienen vidas más largas y más saludables, este beneficio
aún no ha llegado a todos y todas.

El reporte resalta que si se planifica correctamente y se invierte en las personas, a fin de otorgarle las herramientas que les permitan tomar opciones que no solamente sean beneficiosas para ellas mismas, sino también para su comunidad, este mundo de 7.000 millones tendrá no solo ciudades prósperas y sostenibles y fuerzas laborales productivas que impulsen el crecimiento económico, sino poblaciones de jóvenes que contribuyan al bienestar de las economías y las sociedades, y una generación de ancianos saludables que participen activamente en los asuntos sociales y económicos de sus países.

Jóvenes en un mundo de 7 mil millones

Las personas menores de 25 años de edad constituyen un 43% de la población mundial. Cuando los y las jóvenes pueden reivindicar sus derechos a la salud, a la educación y a condiciones de trabajo digno y decente, se transforman en una poderosa fuerza que impulsa el desarrollo económico y el cambio positivo.

Por ello, el UNFPA aboga porque en el mundo en desarrollo se apunte a la inversión en este sector, a fin de mejorar las condiciones de sus vidas y estimular el crecimiento económico y el desarrollo de los

países. No obstante, el momento de aprovechar este bono demográfico es ahora, pues de lo contrario se perderá la oportunidad de producir un desarrollo equitativo e igualitario.

De los siete mil millones de personas de todo el mundo, 1.800 millones son jóvenes de entre 10 y 24 años de edad. Esta es la mayor población de jóvenes jamás registrada y que puede cambiar nuestro rumbo y nuestro futuro. Las personas jóvenes, plenas de energía y con posibilidades de acceso a las nuevas tecnologías, están transformando la cultura y marcan el rumbo respecto a temas relevantes que hacen a sus vidas. Las decisiones que este grupo tome determinarán nuestro futuro común. Para esto es preciso realizar inversiones en la salud y en la educación de esta población, ya que esas inversiones arrojarían enormes utilidades para el crecimiento económico y el desarrollo de las futuras generaciones.

“El hito de hoy nos recuerda que debemos actuar de inmediato”, dijo el Osotimehin, y agregó que el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, suscrito por Paraguay, exhorta a los gobiernos a que desarrollen políticas para que las personas adopten sus propias decisiones en materia reproductiva, lo cual continúa siendo la mejor orientación para el futuro.

En muchos países del mundo en desarrollo, donde el aumento de la población es más acelerado que el crecimiento económico, la necesidad de contar con servicios de salud reproductiva, especialmente de planificación de la familia, sigue siendo una imperiosa necesidad. El logro de una población estable es un requisito indispensable para el crecimiento económico planificado y el desarrollo acelerado. Por esto, los gobiernos no solo deberían trabajar para erradicar la pobreza, sino que también deberían comprometerse para que su sistema de salud ofrezca servicios, insumos e información que mujeres, adolescentes y jóvenes necesitan para ejercer sus derechos reproductivos.

Por otro lado, José Ángel Aguilar Gil, Director de Democracia y Sexualidad, organización no gubernamental con sede en México que promueve la salud y los derechos sexuales y reproductivos, dice que las adolescentes y las mujeres jóvenes “tienen derecho a tener acceso a programas integrados de educación sobre sexualidad, como parte de un derecho humano más amplio: el derecho a recibir educación”. En este mismo sentido en su misión a Paraguay, realizada en abril de 2009, el Relator Especial para la Educación, Vernor Muñoz, insistió en la necesidad de formular y llevar a la práctica un nuevo enfoque de educación basado en el conocimiento y la vivencia de los derechos humanos. Con ese fin, observó la necesidad de de incluir la perspectiva de género en las políticas educativas, así como ofrecer programas de educación sexual y reproductiva en el currículum educativo, todo esto considerando los altos índices de mortalidad materna, embarazos adolescentes precoces, violencia sexual y de género contra las mujeres, las niñas y las adolescentes, y la necesidad de construir relaciones humanas basadas en el respeto de todas y todos.

Una mirada histórica al proceso poblacional paraguayo

Acorde a un resumen elaborado por la oficina local del UNFPA en Paraguay, estos son los principales hitos históricos referidos al proceso poblacional paraguayo:

1570: Primer relevamiento poblacional durante la Colonia, realizado por el geógrafo López de Velazco, casi 30 años después de la Fundación de Asunción.

1630-1680: Despoblamiento de varias localidades del Paraguay a causa de las incursiones bandeirantes.


1682: Crecimiento de las villas, partidos y pueblos “paraguayos” que albergan a fines del siglo XVIII el 72% de la población total.

1700: Comienza el proceso de expansión poblacional de Paraguay a lo largo del litoral del río Paraguay, en los valles del interior y en los yerbales del nordeste.

1782: El censo realizado a pedido del Gobernador Melo de Portugal arroja una población total de 96.630 habitantes.

1846: A pedido del Obispo Basilio López se lleva a cabo el primer registro demográfico fidedigno del período independiente, anterior a la Guerra de la Triple Alianza. La población totalizaba 233.394 personas.

1865-1870: Guerra de la Triple Alianza; muere casi el 40% de la población preexistente en 1846.

1886: El censo realizado por una Oficina General de Estadística, contabilizaba a la población paraguaya en 239.774 habitantes distribuidos en la capital y otros veinte distritos electorales. A efectos de compensar el subregistro, la Oficina adicionó un 10% a la cifra censada, dando como población total del país 263.751 habitantes.

1899-1900: A través de un Informe de Población, el Ministerio del Interior comunica los datos de un relevamiento hecho bajo la dirección de M. Benítez, en el cual se había registrado “nominalmente” a 433.103 personas en los veinte distritos del interior y unas 51.719 en la capital. Estimaba, además, la existencia de unos 50.000 habitantes en el Chaco, las guarniciones militares, las colonias agrícolas y los yerbales, con lo que la población total se elevaría a algo más de medio millón de personas.

1913-1915: Período de emigración por causas económicas y políticas hacia las provincias fronterizas de Argentina y Brasil.

1932-1935: Guerra del Chaco. Durante el conflicto con Bolivia murieron entre 30.000 a 40.000 jóvenes y adultos paraguayos.

1947: La revolución civil de ese año originó la gran emigración por motivos políticos hacia Argentina y Uruguay, estimada en más de cien mil personas.

1950: Primer censo realizado bajo criterios técnicos internacionales, totalizaba a la población de Paraguay en 1.328.452 habitantes.

El informe Estado de la Población Mundial es una publicación anual del UNFPA que busca llamar la atención de los países frente a los retos sociodemográficos, a fin de contribuir a superar la pobreza, garantizar los derechos de jóvenes, mejorar la salud sexual y reproductiva, y abogar por la igualdad.

Un joven de 21 años, estudiante de ingeniería fue el captor de Kadafi

Tomado de El País

Yo capturé a Kadafi, Omram Yuma Shaban

Cuatro rebeldes relatan a EL PAÍS cómo descubrieron y apresaron al dictador libio en una alcantarilla de Sirte. "Cuando le vi gateando, pensé: '¿cómo el rey de reyes podía estar ahí como una rata?". Otro recuerda cómo le apuntó, mientras Gadafi decía: "¿Qué pasa? ¿Qué pasa?". Como trofeo guardan la pistola de oro del sátrapa. Se la quitaron antes del linchamiento

POR JUAN MIGUEL MUÑOZ

Tímido y de apariencia enclenque, Omram Yuma Shaban se presenta con tres de sus compañeros de armas vistiendo la misma ropa que lucían el 20 de octubre, la fecha que nunca podrán olvidar. Inmediatamente, como si desearan ofrecer pruebas de que su historia es irrefutable, colocan sobre una mesa su más preciado botín: dos pistolas, una de ellas de oro; una bota de cuero negro made in London y una gorra militar. Omran enseña los trofeos con una mueca de orgullo y una tenue sonrisa. Estudian

te de ingeniería eléctrica de 21 años, no es de los rebeldes libios más aguerridos, aquellos shabab (muchachos) que se lanzaron al combate contra las tropas de Muamar el Gadafi en los primeros instantes de la revuelta que nació en Bengasi, y que dos días después, el 19 de febrero, se contagió a Misrata. Es un joven tranquilo de 21 años, de voz débil y ligeramente aguda, que solo a mediados de abril decidió sumarse a los insurgentes de Libia. Su ciudad estaba siendo cruelmente atacada. "Me uní a la revolución porque los soldados de Gadafi empleaban en Misrata los métodos más sucios. En marzo, en mi barrio, cualquier hombre que salía de casa era detenido; mataban a niños, violaban a mujeres...", comenta imperturbable. El jueves de la semana pasada alcanzó la gloria ante un desagüe repleto de desperdicios en Sirte, la ciudad natal del tirano. "No creía lo que veían mis ojos. Nadie pensaba que Gadafi estaba ahí. Es muy difícil describir mis sensaciones. Pero ahora creo que capturé al mayor terrorista del mundo, después de Osama bin Laden", explica Omran, ahora sí, más sonriente.

"Capturé al mayor terrorista del mundo, después de Osama bin Laden", dice uno de los rebeldes que lo encontró

Resulta muy difícil hallar a algún libio que hubiera preferido el juicio al dictador. La mayoría lo prefiere muerto

"Los 'shabab' de Misrata han sido muy agresivos. Fue una venganza. No se les puede controlar", dice un coronel rebelde Sirte no será prioritaria en la reconstrucción. Y aunque lo fuera, tardaría mucho en recuperar la normalidad

Se ve con nitidez a los dos que dicen ante la cámara de un móvil que acabaron con Gadafi. No debería costar localizarlos

En Misrata perecieron en una hora cuatro personas por los disparos al aire para celebrar la muerte del dictador

Las últimas horas del dictador, el autoproclamado hermano líder, el rey de reyes, comenzaron alrededor de las ocho de la mañana del día 20. "Recibimos información de que un convoy de 50 vehículos se estaba desplazando desde el barrio 2 de Sirte. Sabíamos que Mutasim, el hijo de Gadafi, estaba en la ciudad porque mucha gente que había huido nos comentaba que lo habían visto, y al mismo tiempo supimos que la OTAN atacaba a esa hora la caravana", narra Omran.

Ahmed Ghazal, empleado de una empresa de hostelería de 21 años; Nabil Darwish, dueño de un taller mecánico, de 25; Salem Bakir, comerciante de 28 años, y tres milicianos más acompañaban al futur

o ingeniero eléctrico en la vigilancia de la zona donde el ataque de la OTAN convirtió en chatarra calcinada una docena de coches. Los soldados gadafistas se dispersaron en un intento de fuga tan desesperado como inútil, y los siete shabab se esmeraron en rastrear la árida zona mientras decenas de rebeldes se sumaban a la búsqueda. "Los militares se escondían en la cercana estación eléctrica y en los árboles. Hubo duros combates, pero matamos a muchos de ellos y a otros los apresamos. Los soldados de Gadafi se dividieron; unos querían entregarse y otros prefirieron luchar", relata Omran, quien, como sus colegas de comando, parece huidizo, hombre de pocas palabras con el extranjero.

A 200 metros del amasijo de hierro del convoy -los cadáveres en descomposición permanecieron seis días en el lugar-, se

extienden dos conductos de cemento bajo una carretera que sirven para evitar inundaciones. Fue la última distancia que recorrió a pie el dictador en este espacio abierto, con muy escasa vegetación, un pésimo lugar para descubrir un escondite. "En un extremo de las tuberías, uno de los 15 soldados ahí guarecidos levantaba la bandera blanca, pero al otro lado de la carretera, a solo 20 metros, los gadafistas seguían disparando. 'Nuestro líder está aquí', gritó de repente el soldado dispuesto a rendirse. Pero no imaginábamos ni por un momento que ese líder era Gadafi", prosigue su relato.

Aniquilados algunos de los uniformados y rendidos a los rebeldes otros militares de los más leales al antiguo régimen, Salem Bakir se aproximó a la salida de la tubería. Fue el instante decisivo, el que esperaban ansiosos desde el 17 de febrero la gran mayoría de los libios, el que todos en este país árabe a

seguraban que tarde o temprano acabaría por llegar.

"Durante toda mi vida" prosigue Bakir, "cuando veía el convoy de docenas de vehículos que trasladaba a Gadafi desde Trípoli a Sirte, pensaba que era un rey o alguien sobrehumano. Yo le vi el primero cuando ya estaba fuera de la tubería y a dos metros de mí. Me quedé conmocionado y paralizado. Pero toqué el Corán que llevo en el bolsillo, y eso me dio fuerzas para chillar: '¡Aquí está Gadafi!, ¡aquí está Gadafi!' Le dije que soltara su arma tres veces, pero no lo hizo. Y él me dijo: '¿Qué pasa?, ¿qué pasa?, ¿qué pasa?".

Omran, que manejaba en ese instante una ametralladora, saltó de la camioneta sobre el cuerpo ya ensangrentado del sátrapa, metro y medio por debajo del asfalto. "Yo estaba viendo al otro lado de la tubería que los militares dejaban fusiles en el suelo, pero aún los tenían en las manos y podían disparar. Me dio

miedo. Entonces me abalancé sobre Gadafi y le quité una de las pistolas, la que no es de oro. No sé de dónde me salió la fuerza", cuenta Omran. Grupos de sublevados condujeron sus camionetas a toda velocidad hacia el lugar. Ahmed Ghazal, el empleado de hostelería, recuerda: "Cuando le vi gateando y mirando con la cabeza ladeada, pensé: '¿Cómo el rey de reyes podía estar ahí como una rata?' Esa imagen me acompañará todas las noches de mi vida cuando me vaya a dormir. Recogí su bota y su gorra". Y minutos después, en pleno tumulto, entre alaridos de alegría y proclamas de Alla uh Akbar (Dios es grande), el macabro espectáculo del linchamiento, las patadas y bofetadas contra el déspota indefenso y aturdido que rue

ga clemencia mientras es vapuleado. Muchos rebeldes grabaron la brutal agresión con sus teléfonos móviles.

Un reguero de sangre, tal vez del dictador, todavía pinta el pavimento de la carretera desde la que partió una ambulancia con Gadafi como paciente, o como reo al que se iba a ajusticiar. Cientos de nombres de guerrilleros y de sus ciudades de origen están escritos en el cemento que bordea la salida de los conductos. Como lo están dos fechas que quedarán reflejadas en los libros de historia y marcadas de manera indeleble en la memoria de todo libio. Lucen en tinta roja en la pared de la cercana central eléctrica: 17 de febrero, día del nacimiento de la revuelta, y 20 de octubre de 2011, fecha de la muerte del caprichoso gobernante.

No se sabe con precisión cuá

ndo ni quién le descerrajó los balazos en la cabeza y en el abdomen a Gadafi, aunque al menos dos insurrectos se vanaglorian de haber asesinado al dictador. Lo cierto es que el viernes 21 de octubre, los cadáveres de Gadafi, de su hijo Mutasim, y de su ministro de Defensa, el general Abu Baker Yunes Yaber, eran expuestos en la cámara frigorífica del mercado central de Misrata. Cuatro días pudieron los libios comprobar in situ que el tirano -42 años después del golpe de Estado que derrocó al rey Idris, pospuesto en una ocasión porque en marzo de 1969 ofrecía un recital en Bengasi la afamadísima cantante egipcia Um Khultum- era historia. Cuando un par de días después de la batalla de Sirte arreciaron las críticas de var

ias ONG internacionales al Gobierno rebelde por las violentas circunstancias del deceso -los Gobiernos occidentales no han puesto precisamente el grito en el cielo-, fueron cuidadosos los milicianos a la hora de colocar la cabeza de Gadafi ladeada hacia su izquierda para ocultar el tiro en la sien, y también de tapar con una manta el orificio de bala que Mutasim presentaba en la garganta.

Y es que si los preceptos islámicos que prescriben la sepultura a las 24 horas de la muerte no fueron

respetados por los devotos milicianos misratíes, mucho menos se iban a preocupar por la protección de los derechos humanos, cuya violación han padecido tantos libios de modo tan flagrante. Ahora se anuncia una investigación sobre el presunto asesinato a sangre fría -por mucho que los ánimos fueran ardientes- de Gadafi y Mutasim, que aparece en otras grabaciones charlando con rebeldes, herido levemente, fumando y bebiendo agua. Sea cual fuera el resultado de esas pesquisas, resulta muy difícil encontrar a algún libio que hubiera preferido el juicio al dictador. La mayoría dice abiertamente, emulando el gesto de disparar, que lo prefieren muerto. No debería costar demasiado localizar a los dos individuos que afirman ante la cámara de un teléfono móvil haber acabado con la vida de Gadafi. Se les ve con toda nitidez.

En toda Libia explotó el jolgorio tras conocerse el acontecimiento. Cientos de miles de entre los seis millones de hombres y mujeres que pueblan Libia, incluidos niños y niñas, celebraron en las plazas y calles la desaparición de quien les ha amargado la existencia durante cuatro décadas de arbitrariedad, en las que frecuentar una mezquita podía bastar para purgar seis años de cárcel, como le sucedió al piloto de líneas aéreas Mohamed Darwish, que acudía habitualmente al templo de su barrio en Trípoli porque se quedó sin empleo tras el embargo a la aviación comercial que Estados Unidos impuso a Libia en la década de los ochenta del siglo pasado.

Pero si hay una ciudad en la que la algarabía fue desbordante, esa es Misrata. Cuentan los lugareños de esta ciudad de 400.000 habitantes aproximadamente -sin censo ni estadísticas, los cálculos son en Libia muy complicados- que solo en una hora murieron cuatro personas, víctimas de los disparos al aire de

los enfervorecidos combatientes que expulsaron a los soldados y mercenarios gadafistas el 24 de abril tras una atroz carnicería de dos meses. Porque el 19 de febrero murió el primer mártir, a los que Gadafi tildaba de "ratas". Era Jaled Mustafá Abu Shajma, nacido en 1968. Cuatro días después cayó la primera granada sobre Misrata. Cerca de 3.000 vecinos -cientos de ellos civiles inocentes- han perecido solo en esta localidad. Sus fotografías se observan ahora junto a una copia del certificado de defunción de Gadafi en el improvisado museo de la guerra, situado en la calle Trípoli devastada por las explosiones, y donde también se yergue la escultura metálica del puño que aplasta el avión de Estados Unidos, un símbolo del poder de Gadafi que los luchadores de Misrata transportaron a su ciudad desde Bab el Azizia, el bastión del autócrata en la capital, una vez que a finales de agosto conquistaron Trípoli. El arrojo de los milicianos de Misrata fue crucial. Ahora se enorgullecen de ser los primeros -los compañeros de Zintán, en las montañas de Nafusa, en el oeste libio compiten en valentía- que quebraron el triple muro de cemento de ese baluarte del régimen.

Tiene fama Misrata de ciudad emprendedora, de contar con avispados hombres de negocios, y de no haber dado un paso atrás en la contienda. Incluso los sordomudos, presentes el viernes en una celebración multitudinaria, se unieron a la desigual pelea. Sedik el Fituri, empresario de 52 años, posee una compañía de grúas y de camiones de transporte pesado. Ha gastado 400.000 dinares (unos 220.000 euros) en una guerra en la que se transformó en comandante de una brigada. Todo su material ha resultado dañado sin remedio. "Lo he perdido todo, pero soy feliz. El 6 de marzo, los militares de Gadafi entraron en Misrata y los matamos a casi todos. Les tendimos trampas en las que cayeron porque no conocían la ciudad. Ese día supieron que aquí había un ejército. Unos 50.000 hombres empuñaron las armas. Escucha... Mi esposa, cuando veía a mis hijos descansando o durmiendo en casa, les decía: 'Tomad las armas, levantaos e id a luchar'. Ingeniosos, cuando el enemigo parapetó francotiradores en los edificios en el campo de batalla de la calle Trípoli, los rebeldes colocaron pilas con luces en perros y gatos para que los francotiradores dispararan y poder así localizarlos. Solo en Zintán y en Misrata hemos combatido desde el primer día. Aquí preferimos morir a retroceder. Además de los fallecidos, tenemos 40.000 heridos, 1.000 personas han sufrido amputaciones, y 100 han quedado ciegos. En Bengasi, sin embargo, detuvieron la guerra muy pronto, y eso permitió a los gadafistas concentrarse en atacarnos a nosotros. Misrata ha sido la ciudad más castigada", apunta El Fituri con un deje de amargura hacia los compatriotas de la cuna de la rebelión.

Es ese cruento asedio medieval a la ciudad lo que ha propiciado la venganza también despiadada de las milicias de Misrata en Sirte, la aldea beduina en la que nació hace 69 años Gadafi, quien pretendió convertirla en capital del país y en puerto franco. En ella construyó el centro de convenciones Ouagadougou, un faraónico complejo ahora hecho trizas en el que se celebraron cumbres de la Unión Africana. Y aunque muchos libios denuncian que se construían viviendas a sabiendas de que nadie iba a vivir en ellas, con la única pretensión de otorgar a la localidad una apariencia de grandeza, el respaldo al dictador era abrumadoramente mayoritario en Sirte. Y si ahora son pocos -Abdelaziz al Farjani es uno de ellos- los que chillan "Muamar, Muamar" alzando los brazos con los puños cerrados, imitando al dirigente derrocado, es porque la ciudad presenta un panorama fantasmagórico. El éxodo ha sido total. No hay agua, ni luz, ni comida. Sus 80.000 habitantes se han fugado al desierto o a Sabha, 700 kilómetros al sur de Trípoli. Personas cargando colchones en camionetas, rumbo a sus jaimas en el Sáhara, es la imagen más frecuente estos días.

Que la destrucción en Sirte no tiene parangón en Libia lo admite incluso el comandante El Fituri. Da la bienvenida al barrio 2, el distrito desde el que partió el último convoy de Gadafi, una pintada rebelde: "Sirte, la nueva Leptis", reza el escrito en alusión a las espléndidas ruinas romanas de Leptis Magna, ubicadas un centenar de kilómetros al oeste de Misrata. La casa de Al Farjani es solo un ejemplo. Los boquetes de los proyectiles la han machacado con saña. Ningún edifico se ha librado. Los lugareños comparan Sirte con Grozni, la capital chechena destruida por el Ejército ruso en la década de los noventa. El panorama en varias calles es, efectivamente, muy similar. Algunas mezquitas están desechas y su minarete ha sido desmochado; las estaciones eléctricas, también; las escuelas arrasadas saltan a la vista tanto como los hospitales saqueados. En una semana se recogieron de las calles y de entre los escombros unos 400 cuerpos. El jueves todavía apestaba a muerto en la avenida 1 de septiembre, fecha del golpe que aupó al poder al dictador.

En Sirte, claro está, los roedores son quienes se alzaron contra la tiranía. "Los milicianos son ratas. Aquí respaldábamos a Gadafi, que dormía cada noche en una casa diferente. Cuando cayó Trípoli, vino aquí, pero no sabemos exactamente cuándo", señala Ibrahim, un estudiante de medicina de 20 años a las puertas de un hospital que ya no lo parece. Aunque se tratara de su ciudad natal, ningún experto militar se explica por qué el tirano eligió Sirte para refugiarse tras su huida de la capital. Es una ratonera. Pero la prefirió al más seguro desierto. Muchos aluden a su mentalidad y aducen que el carácter de quien viajaba al extranjero con sus jaimas a cuestas para sentirse como en casa jugó un papel decisivo. Siempre prometió Gadafi que jamás abandonaría su país y que moriría en Libia, fueran cuales fueran las circunstancias. Y cumplió su palabra.

Desde el 15 de septiembre, el cerco a Sirte fue completo. El coronel Abderrahim al Agili, natural de Bengasi, es uno de los jefes rebeldes que atenazaron esta población por el flanco oriental. "Es difícil saber", explica, "cuántos milicianos han combatido porque vinieron grupos de muchos lugares. Pero alrededor de 15.000 rodeamos la ciudad. La mayoría de los 80.000 habitantes de Sirte se han ido al desierto, hacia el sur. Al oeste no van porque está Misrata. Es cierto que los shabab de Misrata han sido muy agresivos. Fue una venganza. No se les puede controlar". Sorprende la naturalidad con que los insurrectos admiten los desmanes cuando se les pregunta por el evidente pillaje. En la gran avenida del 1 de septiembre no queda una tienda sin asaltar. "Es verdad que muchos milicianos robaron en los comercios", reconoce en un espléndido inglés el estudiante de ingeniería Ahmed Meshri, miliciano durante los últimos meses. Dice, con la boca pequeña, que se buscará y castigará a los culpables. Pero da la impresión de que no cree sus palabras. La orgía violenta durante las últimas jornadas de la batalla de Sirte estremece.

No se repararía en ello si no lo explicara el melenudo Abdelmulá Saleh, otro declarado partidario del coronel Gadafi, en la recepción del devastado hotel Mahari, en cuyo césped frente al Mediterráneo fueron hallados 53 cadáveres tiroteados, muchos de ellos maniatados. Saleh apunta a las manchas negras en una pared enyesada que da al vestíbulo, bajo una barandilla de la primera planta. "¿Sabes lo que es? Son marcas de los zapatos de los ahorcados, de sus pataleos antes de morir. Los colgaron con esa manguera roja de bomberos", cuenta indignado. "También encontramos hombres degollados en una mezquita y decenas de muertos en el hotel", añade enojado, antes de hacer una distinción que comparten las escasas personas que pululan por la población.

Los vecinos de Sirte atribuyen el monopolio de los crímenes a los insurrectos de Misrata. El treintañero Abdelhamid, semblante muy serio, no disimula el rencor que guarda hacia los luchadores de la ciudad situada 240 kilómetros al oeste. También admira al dictador y comprende el precio que se paga en toda guerra. Es dueño de un comercio de artículos de fotografía en la que no queda nada. Es la norma: todos los establecimientos tienen un aspecto desolador. "Los guerrilleros de Bengasi, mía, mía", explica con una expresión libia que significa perfecto. "Fueron", agrega Abdelhamid, "combatientes justos. No hicieron nada horrible". Los pocos ciudadanos que continúan en la ciudad, inundada varias de sus calles por las cañerías reventadas, rumian su desgracia. Unos pocos cientos de hombres barren calles de escombros, retiran farolas caídas de la calle principal y cables de alta tensión de los suelos de la periferia, al tiempo que saludan -a la fuerza ahorcan- a los rebeldes que patrullan la ciudad.

Jaled observa los tremendos destrozos en el bloque de viviendas en el que residía. Su madre espera en las escaleras. El camión cargado de enseres está listo para partir destino al destierro. "Nos vamos a Samsum, a unos 150 kilómetros al sur de aquí. Viviré en una tienda. Lo peor es que no podremos regresar a Sirte hasta que no se reparen todos los destrozos. Si todo se arregla, volveré". Sabe Jaled que largo lo fía. Que en un país arrasado por una guerra de ocho meses, Sirte no va a ser la prioridad en la reconstrucción. Y aunque lo fuera, los daños son de tal magnitud que pasará mucho tiempo antes de que todo pueda volver a la normalidad. Por no hablar de la reconciliación, uno de los objetivos declarados de las nuevas autoridades, una misión que se antoja una tarea de titanes.

Hassan al Osta, un economista de Misrata, es de la opinión de Fathi Terbil, el abogado defensor de las víctimas de la más célebre matanza del régimen, la perpetrada en junio de 1996 en la prisión tripolitana de Abu Salim, cuando 1.270 presos, muchos de ellos activistas políticos, fueron acribillados y despedazados con granadas y ametralladoras en los patios de la cárcel. "La violencia de ahora provocará que la gente deteste la revolución", declaró días atrás Terbil, también miembro del Consejo Nacional Transitorio, el organismo rector del alzamiento. "Los saqueos en Sirte son algo inaceptable porque por cosas de este tipo nos levantamos contra Gadafi", corrobora Al Osta.

Y mientras Sirte, Zlitan y Bani Walid, feudos del régimen depuesto, son ahora ciudades despobladas, Misrata vive una celebración permanente, solo teñida por la seriedad que impone la visita al museo de la guerra, un escaparate al aire libre de granadas, tanques, proyectiles de todo calibre... Los desfiles militares, en los que marchan las camionetas con las armas montadas, uno de los símbolos de la rebelión, se suceden un día sí y otro también; los helicópteros sobrevuelan la ciudad con la nueva bandera tricolor (la monárquica verde, negra y roja) colgando de sus tripas; se entregaran diplomas, flores y un Corán a los familiares de cada una de las víctimas rebeldes, cuyos nombres se leen uno a uno; los niños posan para ser inmortalizados con los fusiles de sus padres; los pilotos de guerra que rechazaron obedecer las órdenes del dictador y volaron hacia Malta o lanzaron las bombas sobre el desierto son vitoreados; las ambulancias, los camiones de bomberos, incluso los vehículos de recogida de basuras, son aplaudidos por los misratíes. Y los insurrectos armados bailan dando palmadas y cantando en la base militar, a 10 kilómetros de Sirte, desde la que organizaron el asedio. El estribillo, que rima en árabe, viene a decir: "Quien hiere a Misrata recibirá fuego. Gadafi, espera, espera, en Misrata te pondremos bajo tierra". -

Elecciones municipales en Colombia se desarrollaron con tranquilidad

Agencias Noticiosas

Ministro del Interior dio parte positivo: solo se presentaron ocho hechos violentos en el país.

Los centros electorales para las regionales de este domingo en Colombia cerraron a las 4:00 p.m. en una jornada calificada de "tranquila" por los observadores y las autoridades.(Vea galería de la travesía de los electores que cruzaron la frontera colombo-venezolana para votar).

"Sentimos la satisfacción de una jornada transcurrida en normalidad. Sólo se presentaron ocho incidentes (violentos). Pero frente a las expectativas que había, es muy satisfactorio que se haya garantizado la seguridad para el libre ejercicio del voto", declaró el ministro del Interior, Germán Vargas Lleras.

La alcaldesa designada de Bogotá, Clara López, también dio un parte parte positivo de la jornada.

Destacó que los bogotanos pudieron votar tranquilamente, pese a que se tuvieron que imponer 69 comparendos por uso de celulares en puestos de votación, 41 comparendos por entregar propaganda política y siete casos de personas que sufrieron problemas de salud en los puestos de votación.

Poco después del mediodía, el Gobierno tenía registrados al menos siete hechos violentos frente a los 21 de las elecciones de esta misma naturaleza de 2007.

"El porcentaje de disminución en comparación con las elecciones de 2007 es del 86 %", informó el ministro del Interior, Germán Vargas Lleras. Adicionalmente se presentaron centenares de denuncias por delitos electorales como el traslado de votantes, compra de votos, presión sobre los electores, proselitismo callejero y usurpación de identidades.

Pero en una buena parte de las ciudades, entre ellas Bogotá, las elecciones transcurrieron en calma e incluso en un ambiente festivo, pese a la lluvia que acompañó la jornada en buena parte del país.

Estos comicios contaron con la presencia de 61 observadores internacionales de la Organización de Estados Americanos (OEA).

La jornada comenzó con un mensaje del presidente Juan Manuel Santos, quien a primera hora invitó a la ciudadanía a acudir masivamente a las urnas "para derrotar a los violentos y derrotar la corrupción".

Pero a lo largo de la mañana se fueron conociendo los hechos de violencia, ocurridos, según el ministro del Interior, en las localidades de Leiva, departamento de Nariño, Betoyes (Arauca), La Hormiga (Putumayo), Toribío (Cauca), El Castillo (Meta), Aguadas (Caldas) y Florida (Valle).

Pero para la Misión de Observación Electoral, una ONG colombiana que supervisa el proceso, fueron al menos nueve las acciones de violencia, incluida la desactivación de un artefacto en un vehículo en Norte de Santander.

El caso más grave tuvo lugar en Arauca, departamento fronterizo con Venezuela, en el que en un ataque a la caravana de vehículos en la que viajaba el vicepresidente de la Cámara de Representantes, Albeiro Vanegas Osorio, murió su conductor Ariel Delgadillo, alcanzado por disparos. Y en una carretera del sur del país, en el departamento del Caquetá, perdieron la vida en combates con el Ejército tres guerrilleros de las Farc

En las localidades de Leyva, en el departamento de Nariño y en El Tarra, Norte de Santander, estallaron sendos artefactos cerca de puestos de votación, sin que se registraran víctimas en ninguno de los casos.

Y en otros lugares hubo hostigamientos de rebeldes, amenazas directas a candidatos y suspensiones momentáneas de los comicios, superadas luego, por denuncias de irregularidades y se registraron algunos traslados de algunas decenas de las más de 91.000 mesas de votación, por razones de seguridad, según las autoridades.

Para las elecciones de este domingo estaban convocados 30,66 millones de ciudadanos; y de ese total 14,75 millones eran hombres y 15,93 millones, mujeres. Miles de ciudadanos, sin embargo, no alcanzaron a ejercer su derecho por cuanto llegaron muy tarde a los lugares de votación.

Para estos comicios estaban inscritos más de 100.000 candidatos aspirantes a alguno de los 18.242 cargos o escaños en disputa.

Apenas cerradas las mesas comenzaron los escrutinios y se espera que los resultados consolidados sean divulgados hacia las 7:00 p.m.

Estas elecciones estuvieron precedidas por el asesinato de 41 candidatos y la presión de los grupos de extrema derecha e izquierda sobre las campañas electorales.

Algo más de 30,6 millones de colombianos estaban habilitados para elegir por un periodo de cuatro años a 1.102 alcaldes, 32 gobernadores, 418 diputados departamentales, 12.063 concejales municipales y 4.627 ediles, bajo la estrecha vigilancia de 330.000 miembros de las fuerzas del orden.

Sexo mañanero es beneficioso para la salud afirma estudio

Tomado de Entremujeres.com


Tomado de Entremujeres.com

Tener relaciones al despertar mejora la calidad de vida, ayuda a adelgazar y aumenta las sensaciones eróticas. ¿Tenés fiaca? ¿Te da vergüenza? Consejos para relajarte y gozar.

Una investigación de la Queen´s University de Belfast, en Londres, concluyó que el sexo matutino mejora la calidad de vida y el funcionamiento de los órganos del cuerpo. Para obtener los beneficios, sugieren practicarlo al menos tres veces por semana.

El estudio, publicado en la revista New Scientist, se hizo en el 2008 pero todavía anda dando vueltas en la Web. Parece que el público quiere saber: ¿conviene tener relaciones en cuanto nos despertamos?

“El sexo por la mañana tiene varias particularidades, todas a favor”, confirmó a Entremujeres el doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo.

“El cuerpo está más descansado y, por lo tanto, mejor dispuesto para el encuentro. Durante el sueño se producen distintos procesos fisiológicos que ´limpian la mente´ de las impurezas o residuos que se generan durante el día. Las capacidades mentales están más despejadas, con más capacidad para la concentración y el registro mayor de las sensaciones eróticas y las fantasías. Además, si durante la noche se tuvieron sueños eróticos, hay más deseo”, enumera.


Los 5 beneficios

El estudio británico definió las causas por las que el “mañanero” mejora nuestra salud:

1 − Aumenta las defensas

El sexo matutino genera anticuerpos que se encargan de la función inmunológica y nos protegen frente al ataque de los microorganismos patógenos.

2− Protege el corazón

Tener sexo al despertarnos previene las enfermedades cardiovasculares, mejora la circulación sanguínea, reduce la presión y disminuye el riesgo de infarto.

3− Ayuda a bajar de peso

Quema unas 300 calorías por hora, lo que sirve para perder y mantener el peso corporal. Además, por ser un buen ejercicio, disminuye el riesgo de diabetes, fortalece los huesos, articulaciones y músculos y alivia dolores crónicos como la artritis o la migraña.

4.− Nos pone lindas

El orgasmo aumenta los niveles de estrógeno y hormonas directamente relacionados con el brillo y la suavidad de la piel. También es un aliado para la salud del pelo.

5.− Aumenta los niveles de testosterona

Al practicar sexo matutino, los hombres tienen un beneficio extra: producen más testosterona. Eso los ayuda a fortificar los huesos y prevenir la osteoporosis.

¿Te da vergüenza? ¡Liberate!

Muchas mujeres no queremos tener sexo a la mañana porque nos disgusta nuestro aspecto. Y es entendible: estamos despeinadas, sin maquillaje y… ¡Ni siquiera nos lavamos los dientes!

Pero nada debería impedir el placer. “Los olores corporales son estimulantes. Recordemos que por higiene y pudor hemos aprendido a ocultarlos, pero son un componente que remite al encuentro más animal", opina Ghedin.

Además, según el sexólogo, el mañanero permite ser menos convencional y con menos inhibiciones. No tiene que ir precedido de las clásicas pautas de "quién toma la iniciativa" o "lo hacemos cuando estemos más tranquilos". El sexo mañanero no permite excusas o pudores: gusta o no gusta.

Obama y Rousseff los líderes mejor evaluados. Ortega y Castro los peores

Tomado de RFI

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, es el líder mejor valorado por los latinoamericanos, mientras que el gobernante de Nicaragua, Daniel Ortega, y el exmandatario cubano Fidel Castro ocupan el último lugar, según la encuesta "Latinobarómetro 2011" publicada en Santiago

En la evaluación a sus líderes, los latinoamericanos no castigaron a los todos mandatarios de izquierda, explicó a RFI la directora del sondeo Marta Lagos. Prueba de ello es que el segundo lugar lo ocupó la presidenta de Brasil Dilma Russelff quien obtuvo una nota de seis. Los presidentes de Ecuador, Paraguay, Uruguay y Perú fueron igualmente bien calificados por los encuestados.

Disímiles también las notas para los presidentes de derecha. El chileno Sebastián Piñera es el mandatario menos popular en América Latina tras una brusca caída de su respaldo el último año, desde 55% a 28%, mientras que el colombiano Juan Manuel Santos es el más popular con 75%.

El rasero con el que los latinoamericanos evaluaron a sus líderes fueron la concentración del poder político y económico, afirma Marta Lagos. La gente considera que la riqueza está mal distribuída y que no se gobierna para el bien del pueblo. Esas son las razones que explican « la patada que le dan muchos pueblos a sus gobernantes este año», concluye la directora de Latinobarómetro.