sábado, 11 de marzo de 2023

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR. CUANDO DAR LIBERTAD A LOS HIJOS

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

Una de las grandes dudas que acecha a los padres es cómo manejar la libertad que le dan a sus hijos. No es fácil saber cuándo darle alas y cuándo ser precavidos. El tipo de libertad será variable a medida que los niños crezcan y vayan alcanzando su madurez, pero en el camino hay una enorme gama de matices que podrían confundirnos.

La manera más sencilla de medir su desarrollo es procurar que muchas de las cosas en que normalmente les ayudamos, ellos las vayan haciendo por sí solos. Eso, además de hacerlos más responsables, los volverá más seguros de sí mismos.

Por ejemplo, se recomienda que desde que el niño nace dejarle que establezca su rutinas, sobre todo si éstas son bastantes adecuadas. Así debe ocurrir en las diferentes etapas de su vida. Cuando empieza a comer, irlo dejando poco a poco hacerlo por él mismo. Igual, años después, a la hora de cómo vestirse y elegir su vestuario. Eso le da autonomía por un lado y responsabilidad por otra. 

Con la edad, todo va cambiando. Se supone que las libertades irán acordes con las necesidades del niño y el grado de madurez que vaya adquiriendo con la educación autosuficiente que le vamos creando. Por supuesto, esto no quiere decir que serán niños militarizados, pues hay que ser flexibles también y escucharlos mucho.

Entre los 12 y los 15 años empezarán a necesitar más autonomía y salir más, ya sea solos o con amigos. Será fundamental que los padres contribuyan a desarrollar esa madurez con actividades cotidianas en casa. Un ejemplo es darles responsabilidades como colaborar con algunas tareas hogareñas o manejar el dinero con criterio.

Más allá de que creamos que ya son autosuficientes, los permisos deben ser graduales. Se les puede dar la libertad de salir, pero sabiendo dónde van, con qué compañía y saber si en dicho lugar habrá algún encargado adulto. Lo ideal es ir paso a paso: el primer día podemos llevar a nuestro hijo a su destino y recogerlo después; la segunda vez dejarle estar fuera por más tiempo y el tercer día permitir que vaya él solo. 

Dependerá mucho del contexto, de la ciudad y el país donde vivamos. Pero desgraciadamente cada vez hay más países donde no debemos perder de vista a nuestros hijos, cada vez hay menos lugares seguros.

Puede ocurrir que el padre y la madre no coincidan en los permisos a otorgar a sus hijos. Es normal que uno de los dos sea más flexible y otro más duro. Lo ideal es no discutir estas cosas delante de los hijos y tratar de encontrar un consenso antes de hablar con ellos. Además, hay que pensar que no somos infalibles y que aun con consenso algo negativo puede ocurrir y sin ser necesariamente culpa del padre que más propició ciertas libertades. 

Esto nos hace estar alerta todo el tiempo, y si bien no hay que llegar al extremo de rastrear sus movimientos con una app con GPS, sí es bueno estar en contacto con ellos a través de mensajes de WhatsApp, por ejemplo. La tecnología puede ser de gran ayuda, no para efectuar un control estricto que pueda molestar a nuestros hijos pero sí para no perder contacto. 

A medida que los padres van viendo el grado de responsabilidad de sus hijos, los permisos pueden aumentar. Pero para eso es importante la sinceridad a la hora del diálogo entre ambos. Siempre es bueno recordarles el dicho: “Una vida para construir la confianza y un minuto para perderla".

Traicionar la confianza de un padre es lo peor que le puede suceder a un hijo. Serán los padres que deberán juzgar el grado del error y de la intención con el que cometió para aplicar un castigo, que normalmente consiste en perder parte de los privilegios y las libertades que se tenían antes del paso en falso.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

 

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infanto-juvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

 

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

 

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

 

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

sábado, 25 de febrero de 2023

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR. DIVORCIO, SI O NO

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

Cada vez con más frecuencia vemos parejas que se divorcian. En algunos países, las cifras son alarmantes. En España, por ejemplo, el índice es del 57%. En Portugal, 64%. Estos son solo dos casos a nivel global de cómo terminan las crisis matrimoniales. Y eso sin contar con otros casos donde la pareja termina separada pero no acaba en divorcio ya sea porque no estaban casados o porque la ruptura se dio, pero no terminó reflejada en un documento oficial. 

El dicho “hasta que la muerte los separe” pronunciado en el altar no siempre se da. La separación llega antes que la muerte, y abundan los factores. 
 

¿Inevitablemente toda crisis debe terminar en divorcio? Está claro que no. Depende, en cierta medida, del origen de la mala relación de pareja. Muchas veces es posible superar los problemas con la ayuda de un experto y buena voluntad, pero si esta última no existe de ambas partes todo será más difícil. No alcanzará con el amor que dicen profesar uno a otro.

 

Hay situaciones que resultan insalvables y que la separación es la única vía posible, como en el caso de maltrato o abuso de la pareja o los hijos. Si el abuso es físico y/o sexual no hay otra alternativa que la separación absoluta. Lo mismo ocurre con casos donde uno de los integrantes de la pareja tiene problemas graves de alcoholismo y no pueda manejarse socialmente, peor si consume drogas. También aplica para ludópatas, ya que el juego dinamita la relación de pareja y además puede repercutir en pérdidas económicas importantes. 

 

Diferente es el caso de maltrato sutil o psicológico  de pareja o de los hijos , que podría  tener solución. Ante una situación así,  lo primero que se  tiene que hacer es admitir la situación y no negarla. A partir de ahí, puede consultar con amigos cercanos y familiares para gestionar emocionalmente la situación pero definitivamente se debe  consultar a un psicólogo o profesional adecuado; ya que la terapia ofrece herramientas para combatir el maltrato y ayudara a mejorar la autoestima dañada.

 

Sin embargo, el tema que genera más debate y opiniones más diversas es la infidelidad. ¿Debe perdonarse o es causal inmediata de divorcio? El abanico es amplio. Por un lado están los que no soportan un engaño amoroso y un “desliz” de su cónyuge es suficiente motivo de separación. Otros, en cambio, son más flexibles y otorgan “una segunda oportunidad” y buscan ayuda terapéutica para salir adelante. Pero de nada servirá eso si alguna de las dos partes no tiene la voluntad de cambiar.

  

Tampoco parece ser igual si la infidelidad la comete el hombre o la mujer. La tendencia es, en cierto modo, aceptar lo del hombre como algo propio de su naturaleza de macho, algo que a la mujer obviamente no se le permite. No son pocos los casos de las mujeres que aun sabiendo de las aventuras amorosas de sus esposos, prefieren mirar hacia otro lado -hacerse del ojo pacho dirían los salvadoreños- con el fin de mantener la armonía de la familia. Aceptan tácitamente una convivencia hogareña, pero sin sexualidad ni contactos afectivos (muchas veces hasta duermen en camas separadas) por el bien común, el de los hijos y para evitar el “qué dirán”. 

 

Sin embargo, ocultar tras una fachada esa falsa vida matrimonial no siempre es fácil, especialmente en lugares de escasa población, donde todos conocen a todos y uno queda expuesto con mucha facilidad.  

 

Un aspecto importante es la sexualidad. Muchas mujeres aceptan la infidelidad de un marido cuando ambos son añosos, ya que consideran que ya no pueden darle lo que su esposo necesita en cuanto a su apetito sexual. Pero más allá de que eso arruine el matrimonio, también es perjudicial para la salud. Por andar de machos, de infidelidad en infidelidad a veces hasta contraen enfermedades que hasta sin querer o mucho contacto físico pueden transmitir,  y no solamente las enfermedades venéreas reconocidas como sífilis y gonorrea sino incluso el VIH. 

 

Algo que sí puede frenar un divorcio son los hijos, especialmente cuando éstos son pequeños. Si bien el cuidado de ellos implica un alto grado de estrés, el nivel de tolerancia entre los integrantes de la pareja puede aumentar para no perjudicarlos. Sin embargo, para otros matrimonios la llegada de un hijo es el principio del fin: las dinámicas del hogar se modifican por completo y las rutinas que llevaba cada miembro de la pareja se alteran. Todo queda en un segundo o tercer plano, entre ellos la vida de pareja. Y eso, si no se gestiona bien, también puede terminar con un final amargo.


Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

 

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infanto-juvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

 

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

 

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

 

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

sábado, 28 de enero de 2023

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR. EL MEJOR ROL DE LOS ABUELOS

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

En este mundo tan frenético donde padres y madres muchas veces trabajan en horarios extendidos, la ayuda de los abuelos en la crianza de los hijos se vuelve poco menos que inevitable. Sin embargo, que los abuelos hagan de padres no es lo más conveniente. Salvo raras excepciones, los abuelos tienden a consentir a sus nietos ya que no sienten la necesidad de educarlos y mucho menos de ponerle límites.
Si la razón por la que los niños quedan a cargo de los abuelos es por la falta de tiempo de los padres -ocupados en actividades laborales a tiempo completo-, una buena opción es escolarizar a los niños más temprano. Eso es preferible a dejar la crianza y cuidado a los abuelos. Por supuesto que los abuelitos tendrán sus momentos para consentir y darles amor a sus nietos, pero no puede ser “una fiesta eterna" para los nietos. 

Es que los roles de los padres y los abuelos son muy diferentes. En el caso de que no haya otra alternativa, los papás deben dejar claro a los abuelos qué tipo de educación quieren para sus hijos, de lo contrario solo conseguirán niños malcriados y hasta groseros con sus propios padres.

Con bastante frecuencia podemos observar el conflicto entre padres y abuelos por las discrepancias sobre cómo se educa a los hijos. Sin embargo, los progenitores no siempre lo expresan públicamente. A veces una pareja se siente incapaz de objetar algo a sus padres porque sabe que les están ayudando en lo que pueden. 

Al principio, y ante las circunstancias ya mencionadas, los propios padres confían en las capacidades de sus propios progenitores como educadores. Sienten que ese vínculo puede ser positivo para los pequeños. Sin embargo, desconocen el lado negativo y cuando lo descubren muchas veces es demasiado tarde. 

Un estudio realizado por los doctores Oliver W. Edwards y Vincent E. Mumford, publicado por la International Journal of Sociology and Social Policy, muestra que los niños que crecen en hogares con salto generacional, tienen más problemas emocionales y de comportamiento, menos años de escolarización y más problemas de aprendizaje. A su vez, los abuelos que crían a sus nietos tienden a experimentar niveles elevados de estrés que afectan negativamente su bienestar social, emocional y físico.

Además, un sondeo realizado en el C.S Mott Children's Hospital, en Michigan, reveló datos interesantes sobre la salud infantil. Consultaron a 2,016 padres con hijos menores de 18 años y les preguntaron acerca del papel de los abuelos en la vida de sus hijos. La fuente más común de conflicto entre abuelos y padres en cuanto a los nietos es la disciplina: el 57% de los padres que indicaron haber tenido desacuerdos dijeron que estos fueron a causa de problemas de comportamiento. El 40% de los padres que indicaron haber tenido desacuerdos dijeron que se debieron a que los abuelos eran demasiado tolerantes con los nietos.

Lo mejor, como ya se ha dicho, es que padres y abuelos conserven sus roles tradicionales. Los primeros, a cargo de la educación de sus hijos; los segundos, mimando y consintiendo a sus nietos. Ambos aspectos, lejos de contraponerse, se complementan y le dan un equilibrio a la armonía familiar.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

 

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infanto-juvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

 

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

 

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

 

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

sábado, 24 de diciembre de 2022

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR. CANCER Y DIALOGO CON TU HIJO

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

Probablemente no haya momento más difícil en la vida de los padres que comunicarle a su hijo que tiene una enfermedad terminal como el cáncer. Es imposible estar preparado para eso por más inteligencia emocional que se tenga. Sin embargo, de cómo abordar ese tema desde el arranque puede depender la forma de afrontar todo el proceso. Un dato para tener en cuenta: cada año se diagnostica cáncer a aproximadamente 280.000 niños de entre 0 y 19 años.

La comunicación debe ser objetiva y clara, pero sobre todo sincera. Dependerá, por supuesto, de la edad de ellos y se debe de contestar sus preguntas. No debemos adelantarnos mucho, pero sí en dejar puertas abiertas al diálogo. Algo muy importante es que no lloremos o adoptemos caras de tragedia, más bien la actitud debe ser de comprensión, consuelo y acompañamiento. Tampoco denotar lástima y menos hacerles sentir que le tenemos lástima. Es importante hablar de lucha y esperanza, pero no basada en falsedades.

El proceso comunicativo debe empezar con el médico, que informa del diagnóstico a los padres. Ellos deben asimilar la situación para después trasladarla al joven paciente. El médico es el encargado de dar un informe completo, con total sinceridad y sin rodeos, de manera que los padres conozcan toda la verdad y se vuelvan más proactivos en todo el desarrollo y en las diferentes etapas de la enfermedad.

Según la edad del niño será la forma de comunicarlo. A medida que es mayor puede participar más activamente en su proceso. A medida que lo vamos asimilando, tanto padres como hijos pequeños o adolescentes irán haciendo más preguntas. Lo mismo conforme a que las etapas vayan sucediendo, incluyendo los tratamientos y las expectativas o pronósticos según el tipo de cáncer.

Algo fundamental es aclararles que el cáncer no es por su culpa o por haberse portado mal. Además, explicarles que la enfermedad no se contagia con un beso o con un abrazo, y que no deben alterar sus rutinas en la medida de lo posible. Eso sí, es preciso contarles de algunos de los efectos que producirá el tratamiento, ya sea quimioterapia o radioterapia. El más común es la pérdida de cabello.

La palabra cáncer es tan fuerte, y más pronunciada por los padres a un hijo, que no es necesario mencionar que se trata de una enfermedad terminal que puede acabar en la muerte. 

De alguna idea la sola palabra ya está asociada a eso, por lo cual dentro del proceso de tratamiento irán surgiendo esas pláticas, pero no hay que apresurarse sino ir haciéndolo a medida que el cáncer avance y dependiendo de la efectividad del tratamiento. 

Es importante evitar sentimientos de compasión hacia el hijo enfermo. Si tenemos lástima y nuestra actitud hacia ese hijo es muy diferente a los otros niños o miembro de la familia, él lo percibirá. Hay que ir poco a poco, apoyado en lo que digan los médicos, pues hay tipos de cáncer que avanzan más rápido y entonces el proceso comunicativo debe acelerarse.
 
Dependiendo de los casos, puede ser de mucha ayuda la colaboración de un psicólogo o un sacerdote, y no solo para el que padece la enfermedad sino para los padres y el resto de la familia. La fe es importante porque da fortaleza mental, pero no debemos descansar sólo en ella porque algunos pueden pensar que solo con la fe se van a curar. El apoyo psicológico también es fundamental porque permite afrontar esta dura batalla con entereza y no derrumbarse mentalmente.


Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

 

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infanto-juvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

 

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

 

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

 

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

sábado, 3 de diciembre de 2022

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR. PANDEMIA MORTAL: HEROINA, COCAINA Y FENTANILO

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

 

“Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos”, escribió alguna vez Confucio. No hay mejor frase para graficar la dependencia que puede generar la cocaína, el fentanilo y otras drogas pesadas en el ser humano. 
La cocaína, probablemente uno de los estupefacientes más famosos, es una droga bastante adictiva, por lo cual se cae fácilmente en ella. Su duración en el cuerpo ronda las seis horas y produce una euforia total: una sensación de felicidad plena, pero cada vez va causando más deterioro en el cuerpo y la mente.

En cambio el fentanilo tiene una vida de dos horas en el cuerpo, pero la euforia es menor. Además produce somnolencia y náuseas. Su corto efecto comparado con la cocaína lo hace más adictivo, ya que requiere volver a utilizarlo luego de solo dos horas. Por otro lado, al ser de fácil fabricación y contrabando, se está popularizando rápidamente; y al ser tan adictivo se consume más, lo cual puede provocar una sobredosis mortal. 

Se estima que aproximadamente uno de cada seis norteamericanos (el 15 por ciento de la población) ha probado la cocaína al llegar a los 30 años de edad y el 7 por ciento la ha probado antes de haberse graduado de la escuela secundaria. 

La única forma de evitar el uso de forma radical es mantener una vida sana y alejada de las tentaciones. Al ser tan adictivas, los que las comercializan tratan de "meterlas" a los individuos sin que se den cuenta para luego tener clientes cautivos. Sin embargo, al menos que alguien las ponga en una forma enmascarada, la mejor forma de evitarlas es alejarse de los lugares y personas donde se consumen. En cambio, aquellos que la prueban por jugar o por experimentar serán presa fácil de la adicción. Es más valiente rechazarlas que consumirlas.

Una vez adictos, el proceso de salida es muy complicado. Solo se logra con abstinencia total o con la ayuda de fármacos creados en laboratorios con efectos similares pero menos graves y controlados que las drogas en sí. Hay que recordar que gran parte de la adicción es una compulsión mental, por lo cual no solo debe desintoxicar el cuerpo sino trabajar también en la mente del consumidor.

El tratamiento para la adicción y abuso de opioides incluye medicinas, terapia de consejería y asesoramiento y terapia asistida por medicamentos que contiene medicinas, consejería y terapia conductual. Además, tratamiento residencial, hospitalario y el alejarse de los sitios que se frecuentaban al consumir y claro de los amigos y personas que consumen.

Pero nada de esto va a funcionar si no hay una verdadera intención de salir del problema, por eso no siempre en los centros de rehabilitación se consigue mejorar. Si el drogadicto no está convencido de querer cambiar, poco se puede hacer. Puede existir un doble enganche: el corporal y el mental. Si un paciente no desea realmente cambiar es difícil ver resultados positivos. Y con una autoestima tan baja y unas vidas tan desestructuradas es poco el deseo que les ata a permanecer sobrios. Por eso se recomienda cambiar de ambiente y amistades. En ese sentido, una buena compañía puede ser clave para tratar de instaurar un sentido a su vida y sentirse útiles y valiosos.

Para no llegar a situaciones extremas, es fundamental que este tema sea abordado en familia desde temprana edad en vez de ocultar la realidad. El flagelo de las drogas y sus consecuencias debe ser explicado claramente a medida que los hijos crecen... Incluso, un baño de realidad es llevarlos en auto por los lugares donde los drogadictos deambulan como zombies, sin hogar y mendigando, para tener real dimensión de los efectos que producen los estupefacientes. Tampoco está mal comentar noticias como muertes por sobredosis de jóvenes, sobre todo si a nuestro alrededor están ocurriendo.

Siempre es mejor prevenir que lamentar… Además de la cocaína, también es un peligro la heroína. Su uso crónico mediante inyección provoca la aparición de venas cicatrizadas o colapsadas, infecciones bacterianas de vasos sanguíneos, abscesos y otras infecciones de la piel y tejidos blandos, y enfermedades hepáticas, cardíacas y renales que pueden terminar en la muerte. Además, llega un momento en que toda la vida del adicto gira únicamente alrededor de la búsqueda, obtención y consumo de la heroína. 

Por su parte, el fentanilo provoca efectos que incluyen felicidad extrema, aletargamiento, náuseas, confusión, estreñimiento, sedación, tolerancia, adicción, depresión respiratoria o paro respiratorio, pérdida del conocimiento, coma y muerte. Las cifras son contundentes: más de 150 personas mueren cada día por sobredosis relacionadas con opioides sintéticos como el fentanilo.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

 

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infanto-juvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

 

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

 

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

 

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

sábado, 19 de noviembre de 2022

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EDUCACION EN TIEMPOS MODERNOS

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

 

Ser padres siempre es un reto, pero ese desafío cada vez es más difícil según pasan las generaciones, ya que las responsabilidades aumentan. Antes todo era más simple… Sin embargo, ahora se nos ha ido de las manos la maternidad y la paternidad. 
Esto ya se veía desde los consejos del Dr. Benjamin Spock, aquel pediatra estadounidense que opinaba que a los hijos “no había que pegarles ni con el pétalo de una rosa”, como lo inmortalizó en su más célebre publicación: El libro del sentido común del cuidado de bebés y niños, publicado (1946). 

Además, los roles de padre y madre ya pueden ser intercambiables, más desde que muchos trabajos han pasado a realizarse de forma virtual. También hay que sumar que ahora ambos padres desean compartir tanto la crianza o educación como la parte económica de un hogar. En ese sentido, los papás aportan gran cantidad de la parte emocional que antes era ejercido casi totalmente por las madres. 

Todo esto, y más desde la irrupción de la pandemia, nos ha movido el piso y nos ha obligado a replantearnos algunas fórmulas que creíamos fijas. Quedamos desubicados, pues ya no son adecuados los aspectos aprendidos por los ejemplos de nuestros progenitores, y no tenemos muy claro cuáles son las formas actuales de ejercer la paternidad.

Probablemente no hayan cambiado las prioridades, pero sí se han incrementado las responsabilidades de los padres.

Mientras que antes era suficiente con alimentarlos y educarlos, ahora la lista de obligaciones incluye enseñarles inteligencia emocional, alimentación sana y otros aspectos que antes no contaban. 

El éxito en esa educación más sofisticada que nos imponen los nuevos tiempos dependerá, como siempre, de los mismos padres. Y la clave será el ejemplo que demos: nada de lo que intentemos transmitir permeará en nuestros hijos si no lo ven reflejados en nuestros actos. También, por supuesto, puede ser importante recurrir a profesionales. La imagen de alguien más adecuado o maduro ante un niño o adolescente como un experto en determinada materia puede ser muy útil. 

Definitivamente hay nuevos lineamientos, con elementos tan “modernos” como comunicación y democracia a la hora de poner reglas y disciplina, lo mismo que utilizar el consenso en el uso de los castigos y sanciones. 

En medio de este nuevo desafío para los padres, la tecnología tiene mucho para decir con sus aspectos positivos y negativos. Por un lado, debemos limitarla en nuestros hijos para no generar dependencia, tarea nada fácil ya que ellos conocen más y mejores formas de lidiar con nuestras reglas, y la mayoría de veces sin que nos enteremos. Se estima que 95% de los niños de 10 años han accedido a internet en alguna ocasión sin ningún control por parte de un adulto.

Por otro, la tecnología, si se le da un buen uso, hace que nuestros hijos sean más independientes al buscar acceso a la realidad o a temas que no se atreven a preguntar. Sin embargo, aun así, como padres tenemos que ser reguladores del tipo de información que consumen y separar la falsa de la verdadera, mucho mas en estos tiempos de “fake news”. 

Más que nunca, el desafío de los padres modernos no es nada sencillo. Algo es seguro: cada generación llega más formada a la paternidad. Pero a veces ni siquiera eso es suficiente para garantizarnos ser buenos padres.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

 

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infanto-juvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

 

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

 

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

 

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. 

 

sábado, 5 de noviembre de 2022

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: INSULTOS

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

Los insultos son elementos aprendidos, igual que el caló, caliche, vulgarismos o expresiones idiomáticas. Algunos niños las dicen simplemente como desahogo, sobre todo si son inquietos, ansiosos y/o simplemente malcriados y maleducados. Otros recurren a los insultos como una forma de defenderse de un adulto al que consideran está pasando por sobre sus derechos o es abusador. 
También tienen mucho que ver las influencias. Muchos niños suelen copiar palabras de otras personas a las que admiran, como puede ser un padre o un hermano mayor. Y cada vez es más común que adopten malas palabras que usan los youtubers de moda. A veces, incluso, sin saber bien su real significado. 

Es importante predicar con el ejemplo. De nada sirve que un adulto corrija al menor y le explique cómo debe comportarse, si luego su manera de actuar contradice esas indicaciones. Si el mayor usa los insultos de manera habitual contra otras personas o hacia el propio niño, será inevitable que el pequeño imite sus modales y formas.

En este tema, es importante que los padres no tomen un rol represivo. A los hijos debe permitírseles el comunicar su disgusto, pero de forma más racional y menos grosera, dependiendo de sus edades. Es bueno que sepan que su mensaje pierde fuerza al hacerlo conjuntamente con estas expresiones rudas y malsonantes. Por eso es importante no festejar ni reír cuando, aunque sea de forma simpática, un menor utilice expresiones inapropiadas. 

En ese sentido, hay niños que solo necesitan el aprendizaje correcto, lo cual es relativamente sencillo de subsanar. Pero existen otros a los que se les dificulta el control de sus impulsos. En esos casos deben ser evaluados para comprobar si no tienen algún otro problema de la conducta y/o del aprendizaje para tratarlos de forma global. Esto es interdisciplinariamente e intersocialmente: hogar, escuela y sociedad. 

Según un estudio realizado en Inglaterra, el 86% de los padres coincide en que los niños de 2 a 12 años maldicen más hoy que cuando ellos mismos eran niños. Además, esa misma investigación revela que el 54% de los padres dice que su hijo ha maldecido frente a ellos, aunque el 20% no cree que el niño haya entendido el significado de la palabra.

Como padres, es necesario ponerle frenos a estos problemas de impulsividad; y cuanto antes, mejor. Esto puede tener otras manifestaciones tempranas, como llorar y no satisfacerse con nada, especialmente cuando son recién nacidos y lloran sin parar. También podría observarse en niños que no superan etapas de frustración durante el desarrollo, como caerse al dar primeros pasos y en vez de levantarse y seguir, llorar sin consuelo como signo de impotencia. 

Por eso es fundamental aprender a gestionar la frustración en buenos modos. Es importante revisar que todo esté bien: alimentación, cambio de pañales e higiene, ciclos de sueño cuando son recién nacidos. Si desde entonces ya muestran signos de frustrarse con facilidad, es necesario acudir al pediatra para evaluaciones. Este profesional será también quien lleve cuenta de su desarrollo paulatino y si están adecuados o no.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

 

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infanto-juvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

 

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

 

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

 

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.