
Los
conflictos existen siempre; son inevitables. No existe matrimonio en el que no
haya conflictos; lo que sí sucede a veces es que los conflictos se reprimen,
pretendiendo con ello responder a un utópico modelo de matrimonio perfecto con
el que muchas personas han sido educadas. La existencia de conflictos no
significa que haya crisis, siempre y cuando los conflictos se resuelvan
adecuadamente. Entre los conflictos graves que más comúnmente dan lugar a crisis,
están la intromisión de los familiares en la vida conyugal, la disparidad de
intereses o de valores, la discrepancia de criterios respecto a los hijos, y,
por supuesto, las infidelidades, y el maltrato físico o verbal.
La no resolución de los conflictos, aun cuando no sean
graves, puede dar lugar a crisis. Algunos de los conflictos graves son de
difícil resolución, e inevitablemente conducirán a una crisis seria. La
represión interna de conflictos también puede dar lugar a crisis, cuyos
síntomas también tienden a reprimirse. Las crisis tienden a separar el
matrimonio en primera instancia, y será en función de cómo se maneje esa crisis
que lo separará definitivamente, o por el contrario lo fortalecerá, o bien
supondrá simplemente un “stand-by” hasta que llegue la siguiente crisis, como
también sucede comúnmente.
Resolver un conflicto no necesariamente significa
“hacer las paces” y olvidarse del asunto sin más. Es más que probable que las
razones que provocaron ese conflicto se repitan y provocarán un nuevo
conflicto, y otro y otro. Se puede hacer las paces numerosas veces, pero la
repetición del conflicto significa que no ha habido una resolución real, y
tenderá a provocar una crisis, tal vez una crisis seria.
Es común también que una de las partes sea más “hábil”
que la otra para hilvanar argumentos y exponerlos y manejarlos con poco rigor,
incluso frente a terceras personas, pretendiendo tener siempre la razón. Ello
indica una escasa o nula reflexión sobre las posibles razones de la otra parte.
Si ello se repite con frecuencia, estará generando una distancia, una grieta,
tal vez más real que aparente, que puede tener consecuencias imprevisibles,
pero nada buenas.
Los conflictos son únicos; esto es, cuando hay un
conflicto sobre la mesa, solo ese conflicto debe estar ahí, o bien otros que
tengan una relación muy directa e inmediata con él. Poner sobre la mesa otros
conflictos pasados ya resueltos no debe hacerse; no tiene otra interpretación
más que la falta de razón en el conflicto actual.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General
y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia,
obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde
1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es
el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la
colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en
ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la
necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra
infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas
especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado
también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir,
Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador.
He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la
atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de
reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El
Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008
resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional
con otras actividades.
La tecnología actual me ha
permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy
consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo
cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque
esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en
ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos.
Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato de orientar cada vez más mi
profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones
familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años
de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el
desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy
fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió
en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se
independizó, e incluso después.
Estoy
absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que
cada persona es o va a ser en el futuro.
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