Por Compartiendo mi opinión
La fiesta de la Cruz de Mayo tiene sus antecedentes en la celebración precristiana conocida como Festividad de los Mayos (o Palo de Mayo, del inglés maypole), en la que se conmemoraba el tiempo medio de la primavera rindiendo cultos a la naturaleza. En especial, se festejaba adornando un árbol o erigiendo un tronco o tótem al que se le ponían adornos o flores, mientras se hacían danzas rituales y se cantaban o hacían recitaciones. Con la llegada del cristianismo, esta fiesta fue adaptada a la nueva fe, reemplazándose el tótem por la cruz cristiana. En algunos países se mantienen en forma paralela las festividades de la Cruz de Mayo y del Palo de Mayo.
Otra interpretación parece tener su origen en el hallazgo por Santa Elena de la cruz donde murió Cristo. La historia narra cómo el emperador Constantino I el Grande, en el sexto año de su reinado, se enfrenta contra los bárbaros a orillas del Danubio, en una batalla cuya victoria se cree imposible a causa de la magnitud del ejército enemigo.
Actualmente, la liturgia cristiana ha eliminado esta fiesta de su calendario, quedando unificada con la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, celebrada el 14 de septiembre, fiesta de origen similar.
En El Salvador el Día de la Cruz se celebra el tres de mayo, siendo esta fiesta el resultado de la fusión religiosa entre la celebración española de la Santa Cruz que tiene raíces en la conmemoración del hallazgo por Santa Elena de la Cruz de Cristo, en época del Emperador Constantino y el tributo indígena a la madre tierra y al dios Xipe Tótec.
Esta fiesta es una tradición religiosa y marca la llegada de la temporada lluviosa y el nacimiento de las flores y de los nuevos frutos en El Salvador.
La Celebración se inicia en la víspera del 3 de mayo, colocando una cruz de “palo de jiote”. Esta es adornada con papel de “china”, recortando en forma de “toallas, cortinas, cadenas, churritos”, con fruta de la estación como mangos, zapotes, nísperos, mameyes, jocotes, marañones, cuchamperes, naranjas, cocos, aguacates, paternas, piñas, matasanos, papaturros y además con flores de coyol (éstas últimas solo como adorno).
El ritual de adorar la cruz se hace en la propia casa o en cada casa ajena que se visita: Se arrodilla uno, se persigna (hace la señal católica de la Cruz), toma un fruto y se lo come.
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