SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: SALUD MENTAL Y RELIGION
Algunas personas andan confundidas sobre
la compatibilidad entre salud mental y religión, basándose en que, aunque
aparentemente hay armonía en temas como la familia, valores universales, etc., no
siempre la hay en otros temas, como la planificación y el control demográfico
responsable, o la educación de la sexualidad (que no del sexo).
Religión y Salud Mental deberían ser
perfectamente compatibles. La religión, en el área espiritual, es la búsqueda
por parte del ser humano de respuestas a aquellas cuestiones que se escapan a
su capacidad, que son muchas, y aunque la ciencia vaya ofreciendo respuestas a
algunas o bastantes de ellas, creo que siempre habrá otras inalcanzables. Por
otra parte, las iglesias que las representan se constituyen en promotoras de
los valores que deben proporcionar el bienestar espiritual del ser humano.
En salud mental se busca el bienestar
psíquico, y se trabaja en el área
científica sobre las causas que dañan o que fortalecen la salud mental de las personas,
determinando con ello conductas y actitudes individuales. No se defienden
valores, sino factores que preservan y fortalecen la salud mental, lo que, en
definitiva, los convierte en valores, los cuales, supuestamente, deberían
coincidir con valores morales y espirituales propuestos por la religión, dado
que tanto religión como salud mental, buscan el bienestar humano, aunque en
algún aspecto pueda aparecer discrepancias entre una interpretación dogmática de los mismos por parte de unos y
el frío pragmatismo de otros. Creo que, en todo caso, entre ambos hay espacio
para una respuesta objetiva a los problemas reales de las sociedades actuales.
La religión responde a una necesidad
espiritual del ser humano, y, por tanto, dentro de su papel, es beneficiosa
para su salud mental. Sin embargo, desde el momento que una persona asume una
interpretación sensiblemente dogmática de la religión, bien sea impuesta por
una iglesia o por sí misma (fanatismo), de modo que se aparte con ello de la
realidad social y humana, puede empezar a generar conflictos mentales, desde
alteraciones leves hasta la autodestrucción. Ejemplos ha habido muchísimos,
tanto en la historia que nos han enseñado los libros, como en la reciente, y al
alcance de nuestra memoria. La religión suele verse subjetivamente, y a veces uno
mismo no tan fácilmente es capaz de discernir si es beneficio o es daño lo que
nos está haciendo nuestra forma de vivir la religión.
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