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sábado, 22 de diciembre de 2012
Benedicto XVI indulta a su mayordomo causante de “Vatileaks”
viernes, 25 de mayo de 2012
Arrestan por espionaje al mayordomo del Papa Benedicto XVI
domingo, 4 de marzo de 2012
Crisis en el Vaticano. Disputa de poder en la cúpula de la iglesia

Por Elisabetta Piqué
Sin embargo, lo impensable ha ocurrido: desde fines de enero, una dramática fuga de cartas reservadísimas y documentos confidenciales, secretos, está sacudiendo al Vaticano. El goteo es constante, corrosivo. Y no se detiene. Para la mayoría de los expertos refleja una feroz lucha de poder, llena de intrigas, golpes bajos, conjuras, traiciones y disputas sordas y envenenadas que no se veían en el Vaticano desde el Renacimiento.
La primera crisis fue la del discurso de Ratisbona -cuando una clase magistral del Papa ofendió a los musulmanes-, la segunda fue cuando Ratzinger levantó la excomunión a cuatro obispos ultratradicionalistas lefebvrianos, entre ellos, el británico Richard Williamson, que había negado el Holocausto. Entonces, el mismo Papa admitió -en una histórica carta que les escribió en marzo de 2009 a los obispos de todo el mundo- que, con sólo navegar por Internet, cualquiera habría podido advertir que lo de Williamson iba a traer problemas. Algo que, en la curia romana, el gobierno central de la Iglesia, nadie había hecho. La tercera crisis fue la que se produjo a raíz de las denuncias por abusos sexuales contra menores por parte de integrantes del clero -problema heredado del pontificado anterior-, que el Papa demostró saber enfrentar con determinación y firmeza desde que estalló el escándalo en 2010.
Es un secreto a voces que este pastor salesiano de 77 años, "tifoso" de fútbol y no perteneciente al cuerpo diplomático -como fueron en los últimos años la mayoría de los secretarios de Estado-, jamás fue aceptado en la curia porque es un "outsider". Designado en 2006 en lugar del cardenal Angelo Sodano, en los últimos años Bertone italianizó aún más a la curia con designaciones de prelados de esa nacionalidad en cargos clave, algo que causó perplejidad.
Además de no haber evitado el escándalo Williamson, a Bertone se le cuestiona su injerencia en asuntos financieros relacionados con la Iglesia italiana.Y, según algunos, haber bloqueado un intento de "limpieza" en el gobierno central de la Iglesia, aquejado de típicos males de la política italiana: corrupción, nepotismo, favoritismos, negociados.
- Los primeros documentos que se filtraron, a fines de enero, y causaron gran revuelo fueron las cartas escritas por el entonces número dos del Governatorato y actual nuncio en Estados Unidos, Carlo María Viganó, al Papa y al mismo Bertone. En estas misivas, Viganó -que intentó sanear un sistema de licitaciones de lo más turbio en el seno del Vaticano- denunciaba "situaciones de corrupción y prevaricación" y campañas de difamación en su contra.
- Luego apareció un memo anónimo sobre una nueva ley del Vaticano contra el lavado de dinero, que sugería que ésta no sería retroactiva.
- Más tarde se hicieron públicos documentos que denunciaban que el IOR (Istituto per le Opere Religiose, también llamado "Banco del Vaticano") transfirió recientemente millones de euros a bancos extranjeros para evitar controles de parte de las autoridades italianas.
- Después dio la vuelta al mundo la carta anónima "estrictamente confidencial" enviada al Papa que hablaba de un supuesto complot en su contra. La epístola (que le hizo llegar el cardenal colombiano Darío Castrillón Hoyos a Benedicto XVI en enero) saca a la luz inquietantes declaraciones que habría hecho en un misterioso viaje a China el cardenal italiano Paolo Romeo, arzobispo de Palermo (Sicilia). Este no sólo habría dicho que "el Papa morirá en 12 meses", sino que habría hablado de una relación conflictiva entre Benedicto XVI y Bertone. Además, habría revelado que el Papa estaría trabajando para su sucesión, dejando al ex patriarca de Venecia y actual arzobispo de Milán, el cardenal Angelo Scola, como su candidato al trono de Pedro.
- También aparecieron dos memos, uno escrito por el cardenal Attilio Nicora, que encabeza una nueva Autoridad de Información Financiera del Vaticano, que cuestionaban recientes enmiendas a la ley antilavado.
- Hubo otros "leaks". El último fue hace unos días, cuando el diario de izquierda Il Fatto Quotidiano publicó otras dos cartas reservadas. La primera es la que Bertone le envió en marzo de 2011 al cardenal Dionigi Tettamanzi, ex arzobispo de Milán y papable en el cónclave de 2005, ordenándole, en nombre del Papa, que dejara su cargo de presidente del Istituto Giuseppe Toniolo. El Istituto Toniolo es uno de los mayores centros del poder del Vaticano, que controla el famoso hospital Gemelli de esta capital, la Universidad Católica y la editorial Vita, entre otros inmuebles. La segunda carta es la que Tettamanzi, indignado, le envió al Papa, preguntándole si la directiva de Bertone era realmente su voluntad. Más tarde Tettamanzi logró reunirse con el Papa, que anuló la orden de su "primer ministro".
"Estas cartas reflejan una situación inédita en el vértice de la Iglesia. El secretario de Estado usurpa cada vez más a menudo los poderes del Santo Padre y actúa con un estilo de jefe de empresa. Por otro lado, los cardenales más competentes, como Tettamanzi, y los monseñores más orgullosos, como Carlo Maria Viganó, se rebelan a los dictados de Bertone", escribió Marco Lillo, periodista de Il Fatto Quotidiano. "El resultado es un gobierno esquizofrénico que oscila entre autarquía y anarquía. Mientras Benedicto XVI se aísla en sus estudios y en la escritura de libros, a sus espaldas arrecia una lucha de poder sin exclusión de golpes que daña la autoridad moral de la Iglesia dentro y fuera de los muros vaticanos", agregó.
El "protegido" de Bertone
En la famosa carta reservada que el defenestrado Viganó le mandó al Papa, Simeon era acusado de calumnia. Es más: Simeon, que en una reciente entrevista negó ser hijo de Bertone, como se rumoreaba, "porque soy demasiado parecido a mi padre", es considerado el referente en el Vaticano del empresario Luigi Bisignani, lobbista que fue condenado recientemente a 1 año y 7 meses por estar detrás de la denominada P4, una asociación para delinquir a través de informes falsos que utilizaba para chantajear, ejercer presiones, estrechar relaciones y hacer negocios.
"No veo guerras en el Vaticano. Desmiento cualquier ruptura entre el Papa y Bertone o entre Bertone y el cardenal Angelo Bagnasco (presidente de la Conferencia Episcopal italiana)", dijo Simeon, el "protegido" de Bertone, en la misma entrevista.
En un artículo titulado "Cuántas son las divisiones detrás del Papa", el semanario Panorama destacó que, pese a sus 30 años en la curia y casi siete de papado, Benedicto XVI sigue siendo un "extranjero", por índole y por elección, ajeno a las acordadas de cardenales y a las alianzas con el poder temporal. El artículo identifica a los prelados "bertonianos", a los "sodanianos" (entre los cuales está el cardenal argentino Leonardo Sandri, prefecto para las Iglesias Orientales y mencionado como papable), a los "genoveses" que siguen al cardenal Piacenza, a los de la línea Bagnasco, el presidente de la CEI, a los "milaneses", encabezados por el cardenal Nicora, a los del Opus Dei, a los "jesuitas" y a los "focolarinos"...
"La fuga de noticias refleja una lucha de poder que se remonta a los tiempos de Juan Pablo II, que le dio demasiado espacio a diversos grupos de poder como los movimientos católicos, el Opus Dei, Comunión y Liberación, los Legionarios de Cristo, los neocatecumenales... Esta lucha no sólo tiene que ver con la sucesión del Papa, o con conflictos de poder en la curia, sino también con grandes negocios externos, como el control del hospital San Raffaele de Milán, que Bertone quiso controlar, pero que al final no pudo", indicó Ferruccio Pinotti, del Corriere della Sera.
Wauck, que admitió que hay un "malestar" generalizado en la curia, subrayó que si el blanco es realmente Bertone, la estrategia no está dando resultado: "Todo esto ha reforzado a Bertone, que se ha vuelto una víctima", apuntó. Además, este sacerdote norteamericano destacó las consecuencias negativas que el "VatiLeaks" está causando. "Desde el punto de vista de la comunicación interna es fatal: nadie le va a decir más nada a nadie porque no se sabe si al día siguiente va a salir en la prensa... Si fuera un obispo norteamericano, pensaría dos veces antes de escribirle una carta al Papa para plantear un problema", aseguró.
El goteo de los palacios continúa. Nadie sábe cuánto durará, ni sus consecuencias. Lo único que se sabe es que sólo el Papa tiene el poder para resolver esta situación cada vez más dramática, que recuerda las intrigas típicas del Renacimiento y que tanto daña la imagen de la Iglesia.
Cardenal
Mauro Piacenza
Prefecto de la congregación para el clero, lidera el sector de los genoveses
Cardenal
Angelo Bagnasco
CardenalPreside la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), de gran influencia
Tarcisio Bertone
Cardenal
Angelo Sodano
Ex secretario de Estado, lidera el sector que integra el argentino Sandri
Cardenal
Adolfo Nicolas
Es el Prepósito General de la Compañía de Jesús, el llamado "Papa Negro
domingo, 19 de febrero de 2012
“Vatileaks” sacan a luz una descarnada lucha de poder en torno al Papa

Un momento del consistorio, durante el cual se proclaman 22 nuevos cardenales en la basílica de San Pedro
Por Pablo Ordaz
La iglesia no se escapa del derribamiento del secretismo generado por el mundo cibernético
Cuentan que a Juan Pablo II le preguntaron en cierta ocasión: “Su Santidad, ¿cuánta gente trabaja en el Vaticano?”. A lo que el polaco Karol Wojtyla, Papa entre 1978 y 2005, contestó con ironía: “Más o menos, la mitad…”. Ahora ya sabemos —siguiendo una broma que en realidad no lo era ni lo es tanto— a qué se dedica la otra mitad. De unas semanas a esta parte, el Vaticano vive conmocionado por una serie de filtraciones de documentos secretos que han llevado al portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, a admitir que la Iglesia está sufriendo su particular Vatileaks. La publicación de una denuncia interna sobre corrupción y de un extraño complot para matar a Benedicto XVI dejan al descubierto las descarnadas luchas de poder ante la posible inminencia del fin de su papado. Aunque representante de Dios en la Tierra, Joseph Ratzinger es en realidad un hombre enfermo a punto de cumplir 85 años. En expresión de L’Osservatore Romano, “un pastor rodeado por lobos”.
Los lobos, aunque se vistan de púrpura, se excitan con la sangre. Y el pastor Ratzinger ya avisó hace dos años —en una entrevista de Peter Seewald convertida en libro— que “cuando un Papa alcanza la clara conciencia de no estar bien física y espiritualmente para llevar adelante el encargo confiado, entonces tiene el derecho y en algunas circunstancias también el deber de dimitir”. ¿Piensa Benedicto XVI dar un paso atrás coincidiendo con su 85 cumpleaños —el 16 de abril— o con el séptimo aniversario —tres días después— de su papado?
Tal vez solo él y Dios lo sepan, pero lo que sí parece estar muy claro es que, ante tal posibilidad, los candidatos a sucederle se han puesto a luchar como hombres para un puesto divino. Y, por afinar un poco más, como hombres italianos. Tanto los apellidos que ilustran esta historia de intrigas y golpes bajos como las armas elegidas para el duelo son puramente locales. Hay además una razón de peso. La silla de Pedro lleva siendo ocupada por un extranjero desde 1978. ¿No es hora de ya de que el Espíritu Santo vuelva su mirada hacia un cardenal italiano en la próxima reunión de la Capilla Sixtina?
La lucha de poder en el seno de la Iglesia se está dirimiendo —de forma inédita y dolorosa para muchos verdaderos hombres de fe— en las páginas de los periódicos. Como si se tratase de la última filtración sobre los zafios escándalos de Silvio Berlusconi. El primer golpe llegó con la divulgación, a través de un programa de televisión, de una carta del arzobispo Carlo Maria Viganò, actual nuncio en Estados Unidos, en la que le contaba al Papa diversos casos de corrupción dentro del Vaticano y le pedía no ser removido de su cargo como secretario general del Governatorato —el departamento que se encarga de licitaciones y abastecimientos—. Viganò, sin embargo, fue enviado lejos de Roma. La segunda filtración destapaba un supuesto complot para matar al Pontífice. El periódico Il Fatto Quotidiano publicó una carta muy reciente enviada a Benedicto XVI por el cardenal colombiano Darío Castrillón Hoyos en la que le contaba que el cardenal italiano Paolo Romeo, arzobispo de Palermo (Sicilia), había realizado un viaje a China durante el cual habría comentado: “El Papa morirá en 12 meses”. Pero no solo eso. Según la carta del obispo colombiano, escrita en alemán y bajo el sello de “estrictamente confidencial”, el arzobispo de Palermo se había despachado a gusto en China contando supuestos secretos del Vaticano tales como que el Papa y su número dos, Tarcisio Bertone, se llevan a matar y que Benedicto XVI estaría dejando todo atado y bien atado para que su sucesor al frente de la Iglesia fuese el actual arzobispo de Milán, el cardenal Angelo Scola.
¿Qué hay de verdad y de mentira en tales confidencias que ven la luz ahora? Tal vez nada a partes iguales. Quizás lo único cierto es que un sector de la curia vaticana, la casta de diplomáticos pontificios, considera que el actual Papa ha ido demasiado lejos al promover la transparencia en los dineros de la Iglesia y al cortar de un tajo la permisividad con los abusos a menores. Demasiado lejos y demasiado rápido para quien, a fin de cuentas, es un alemán de 85 años, enfermo y solo, perdido en un laberinto ajeno de intrigas y golpes bajos. Durante 26 años, reinó sobre el Vaticano un Papa polaco, experto en relaciones públicas. Desde hace siete, un introvertido Papa alemán. Da la impresión de que Italia ha iniciado la reconquista de la silla de Pedro.