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miércoles, 13 de julio de 2011

Restaurante Versailles corazón del exilio cubano en Miami cumple 40 años

Tomado de BBC Mundo

El restaurante Versailles de Miami (Florida) celebró esta semana su 40 aniversario como centro neurálgico de la comunidad cubana en Estados Unidos.

Pero además de por sus platos tradicionales cubanos, como la "ropa vieja" o el "cortadito", un café muy cargado y con mucha azúcar, este local es conocido por ser espacio de debate político entre los disidentes cubanos residentes en Miami.

Todo esto ha hecho del restaurante de la familia Valls un reclamo turístico que atrae a cientos de visitantes cada año y en el restaurante elegido por algunos presidentes de Estados Unidos para comer cuando visitan Miami.

Vea cómo se celebró su 40 aniversario en este video de Lorena Arroyo de BBC Mundo.




EFE lo reportó así

El popular restaurante Versailles de Miami celebra su aniversario 40 como centro neurálgico del exilio, baluarte de la cocina criolla y visita obligada para políticos que quieren cortejar a la comunidad cubana en Florida, reporta EFE.

Ubicado en la Calle Ocho, eje del barrio de la Pequeña Habana, el Versailles y sus famosos pastelitos de guayaba y café bien cargado forman parte esencial de la historia y la vida cotidiana de los cubanos de Miami.

El establecimiento ha devenido elemento sentimental de los cubanoamericanos de la ciudad, quienes, en su interior de aire exageradamente kitsch y grandes espejos versallescos, intercambian confidencias y chismes y, entre burlas y discusiones, hacen cábalas sobre el fin del castrismo.

Muchos, sin embargo, prefieren formar corrillos en la calle, junto a la ventana por la que las camareras despachan café.

Es sobre todo en tiempo de elecciones cuando los políticos se acercan al local para mostrar su simpatía hacia la comunidad cubana en el exilio, su cultura y la causa de la libertad en la Isla. Así lo hicieron en pasadas campañas electorales Mike Huckabee, Mitt Romney o John McCain.

Presidentes estadounidenses como Ronald Regan, George W. Bush o Bill Clinton han apreciado los sabores de la cocina del Versailles.

"Obama va a tener que venir también. Me han dicho que viene", dice a EFE entre risas Felipe Valls hijo, de la familia propietaria del local, quien cree que es muy probable que el presidente estadounidense visite el restaurante el próximo año.

"El mismo Clinton, demócrata, que no tuvo mucho voto cubano, vino aquí a dar las gracias a los que le habían votado", relata, y recuerda la comida que prepararon para el exmandatario y su comitiva, a base de lechón asado, moros y yuca.

"Revisaron los techos, las cámaras frigoríficas, la cocina... y hasta un tipo probó antes la comida que se preparó para el banquete", comenta Vals, hijo de Felipe Vals, quien a sus 78 años mantiene aún el local bajo su batuta.

Con orgullo, constata que lo que empezó siendo un pequeño establecimiento ha ido "creciendo durante años y expandiéndose hasta convertirse en algo más que un restaurante: en un centro social y cultural para todos los cubanos".

"Los cubanos miran el Versailles como una extensión de Cuba en Estados Unidos", dice Valls, y define categórico que el establecimiento es un "símbolo, un emblema de la cubanía aquí en Miami".

El restaurante "ha atendido durante cuatro décadas a miles de cubanos, desde abuelos a nietos", que se encuentran aquí con "parte de la cultura cubana perdida" cuando salieron de la Isla, apunta.

Para celebrar las cuatro décadas del Versailles, la familia Valls cobrará este martes los mismos precios que ofrecía al comienzo: El bistec de res (palomilla) a 3,25 dólares, el picadillo a la cubana a 1,95, el arroz con pollo a 2,25, y el popular sandwich cubano a 1,45. Un café cubano oscuro y bien cargado, 20 centavos.

Preguntado si la eventual muerte de Fidel Castro afectará el día a día del negocio, Valls dice que la familia tiene un plan de contingencia previsto, aunque no espera una "situación caótica o violenta, sino de celebración". Añade que "muchos medios, como CNN o Univisión, han reservado ya bajo contrato plazas de estacionamiento" para sus unidades móviles.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Revolución en Miami: Destituyen al alcalde por subir impuestos

El alcalde y una comisionada del condado destituidos en un referéndum por la abrumadora mayoría de una población indignada ante la subida de impuestos

JUAN-JOSÉ FERNÁNDEZ

La Revolución de Miami triunfó abrumadoramente. El futuro político del condado al que pertenece la capital turística de la Florida no está muy claro todavía, pero sí quedó meridianamente diáfano el furor popular personalizado en sus políticos . El alcalde, Carlos Álvarez, y una de las comisionadas, Natacha Seijas, fueron destituidos en un referéndum con casi el 90% de los votos en contra.

Fue un resultado histórico e insólito, sin precedentes en funcionarios locales, y que sólo recuerda en el país a la destitución del gobernador de California, Greg Davis, en 2003. Esta decisión sienta un precedente y abrir un cascada por la que caigan otros políticos como fichas de dominó. "Muchos a estas horas han entrado en pánico" dijeron al unísono dos antiguos ediles tras conocer el batacazo de sus colegas.

La subida de impuestos que propuso Álvarez en septiembre de 2010, y aprobada por los comisionados, fue la gota que derramó el vaso de la paciencia de los ciudadanos. En plena crisis económica de una zona profundamente deprimida aunque su superficie parezca destilar glamour, el acuerdo fue un insulto y el principio de un camino imparable de la ira. Álvarez dijo que la subida era para mantener los servicios sociales, pero aumentó también a niveles obscenos los sueldos a los funcionarios, entre ellos a sus antiguos compañeros policías.

Norman Braman, acaudalado empresario dueño de una cadena de concesionarios de automóviles, se puso a la cabeza de la manifestación y con un millón de dólares logró recoger más de 100.000 firmas, el doble de las necesarias para convocar un referéndum revocatorio. Braman ya llevaba años indignado con la corrupción política del Condado. De los comisionados que votaron a favor de la subida de impuestos, únicamente Seijas fue incluida en el referéndum y sólo gracias al coraje popular en su distrito, sin apenas medios.

Tanto Álvarez como Seijas trataron desde diciembre de parar el referéndum en los tribunales, pero no lo consiguieron y acabaron de enfadar a sus críticos y a cavar las fosas para enterrar sus cargos.

El Condado de Miami Dade tiene casi dos millones y medio de habitantes, el más poblado de la Florida y uno de los mayores del país. Los resultados superaron todas las encuestas, que días antes ya daban por seguras las destituciones de Álvarez y Seijas, pero no por tanto margen. Un 88,09% contra Álvarez y un 87,80% contra Seijas, pero siempre con uno de los porcentajes misérrimos de participación habituales en las elecciones locales de Miami. Sólo un 16,94%. Votaron 205.355 personas de 1.212.205 con derecho al sufragio. Ahí radica uno de los graves problemas del sistema, que ha permitido amiguismos y ganar puestos hasta con un 8% de participación.

"Hoy es el primer día de un nuevo día", comentó Braman, que quiere un cambio más profundo, no sólo de personas, aunque ha repetido que no aspira a ningún cargo. Ha operado como el instrumento millonario preciso en las elecciones estadounidenses y su idea es que los futuros alcaldes se alejen del despilfarro, la corrupción y miren por los ciudadanos.

Comisionada Natacha Seijas, destituída junto al alcalde de Miami

"Ha sido un honor y un privilegio servir a esta comnidad durante 25 años", señaló Álvarez en un comunicado de despedida tras su derrota. Los primeros 22 como policía y los últimos tres como alcalde fuerte, denominación que se le dio al cargo para el que fue elegido con auténtico fervor popular y máximos poderes. Pero pasó del todo a la nada, de una forma parecida al gobernador Davis, sin llegar a cumplir su cuarto año de mandato.

Posiblemente el viernes se certifiquen oficialmente los resultados y se abrirá entonces un plazo entre 30 y 45 días con dos opciones. Que la comisión nombre un alcalde interino para el año de mandato que le faltaba a Álvarez, o elegir uno nuevo en una elección especial, más democrática, pero que costaría varios millones de dólares más. Ya hay varios candidatos, pero en la crisis enorme que vive Miami, caminando por el filo de la navaja de tener que mantener un presupuesto y los servicios sin ingresos claros, más bien parecen paracaidistas en busca de fama al borde del precipicio.