Por Dra. Margarita Mendoza Burgos
“Dime con quién andas y te diré quién eres”. El dicho, por viejo, no pierde vigencia. Las compañías -malas y buenas- siempre son un factor fundamental en el comportamiento del ser humano por la influencia que generan.
El entorno de una persona, y esto incluye a amigos y círculo familiar, es clave. Lo pensaba mientras leía la noticia de los graves problemas adictivos de la cantante Demi Lovato, que tuvo que ser ingresada en una clínica de Los Ángeles después de que en una fiesta organizada en su propia mansión sufriera una sobredosis de heroína y quedara inconsciente.
El entorno de una persona, y esto incluye a amigos y círculo familiar, es clave. Lo pensaba mientras leía la noticia de los graves problemas adictivos de la cantante Demi Lovato, que tuvo que ser ingresada en una clínica de Los Ángeles después de que en una fiesta organizada en su propia mansión sufriera una sobredosis de heroína y quedara inconsciente.
Sobran ejemplos de famosos que acabaron mal: Michael Jackson, Whitney Houston, Amy Winehouse, etc.…
Definitivamente, las malas influencias pueden acabar en la muerte. Nuestros amigos suelen compartir nuestros gustos y viceversa, sobre todo a tempranas edades, pero cuando estos “gustos” se transforman en vicios o adicciones compartidas puede ser un problema, sobre todo porque en esa área no se madura lo suficiente.
Por intentar imitar al líder del grupo o tratar de ser parte de algo, a veces se hacen cosas indebidas. Es, también, una forma de ganar confianza dentro del círculo de amigos siendo más atrevidos que nadie.
Basta ver, por ejemplo, los recientes retos virales que desgraciadamente hasta muchos adultos, deseosos de fama y con poco sentido común, están copiando.
Uno de los roles de los padres es alejar estas malas influencias. A más temprana edad es más fácil: solo se le aleja del grupo y se les va introduciendo a otros.
Sin embargo, a mayor edad es más difícil y muchas veces imposible, por eso las rehabilitaciones pasan por "separar obligatoriamente" a los adictos en la misma y la recomendación es hacerlo de por vida”. Los padres deben dar mucho ejemplo, pero a veces ellos mismos también son adictos a las drogas.
Generar buenos hábitos y rutinas es una buena manera de esquivar el riesgo de las adicciones. Si por algo es que los jóvenes famosos como Demi Lovato terminan cayendo en la tentación de las drogas es por la vida desordenada que les impone el ritmo de la profesión: giras, viajes, sesiones eternas de grabación, fiestas.
Pero si los padres hubiesen tenido más presencia y conocieran mejor estos peligros, sería más fácil hacer el camino al estrellato sin estrellarse uno mismo.
También vemos bastantes ejemplos de esto, pero son menos publicitados. Actualmente empiezan a aparecer muchos reality shows que desprestigian la verdadera y buena comunicación entre padres e hijos y la convierten en algo de morbo, exageración y risa. Está bien educar con alegría, pero también con discreción y buen tino.
A veces no alcanza solo con la acción de los padres y se necesita a un especialista. El problema es que la mayoría de los padres creen ser expertos en la materia de la crianza solamente por el hecho de ser padres.
En general es algo más complicado y se requiere de un profesional, ya que cuando como padres somos parte del problema es más complicado tomar distancia y verlo de forma imparcial.
Todo el tiempo vemos celebridades en problemas de drogas. El episodio de Demi Lovato es simplemente el más reciente. Eso envía a los jóvenes un mensaje que puede ser interpretado de dos maneras diametralmente opuestas.
El primero es que si ella lo hace, está bien, es “cool”, y por lo tanto es digna de ser imitada. Por otro, si se le ve con más madurez, es una advertencia pública del mal efecto que causan las drogas, incluso si eres una persona famosa.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones
en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y
Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi
actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos
direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica
privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de
comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de
extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su
tradicional estigma.
Fui
la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en
ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente
he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas,
Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o
Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de
U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo
acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la
Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el
campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde
compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La
tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y
teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del
mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia
regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes
que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos
acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato
de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a
la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos,
porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más
convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su
vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el
ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo
adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy
absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que
cada persona es o va a ser en el futuro.