Agencias
Noticiosas
Benedicto XVI prometió lealtad al futuro papa
Benedicto XVI prometió ‘respeto y obediencia’ al futuro papa durante un encuentro con los cardenales celebrado en el Vaticano el último día de su pontificado.
La elección del nuevo papa, un proceso lleno de protocolos
§ El camarlengo se convierte temporalmente en el líder de la
iglesia.
§ El derecho de elegir al pontífice, reservado a los cardenales
menores de 80 años.
§ Los cardenales no pueden postularse de motu propio para ser papa, aunque sí pueden
votarse a sí mismos.
Este próximo lunes 4 de marzo se producirá la primera reunión de cardenales para iniciar la sucesión del papa Benedicto XVI, que este
jueves ha vivido su último día de papado. Será el primer paso para
la elección de un nuevo pontífice, un proceso lleno de protocolos que una
institución con dos mil años de historiacomo
la Iglesia mantiene casi intactos,
más allá de que en esta ocasión la sucesión sea consecuencia de una renuncia "por falta de fuerzas" y no de un fallecimiento.
Estos son algunos de loselementos más destacados y llamativos en la elección de la
máxima figura de la Iglesia católica.
§ El camarlengo. Se convierte temporalmente en el líder interino de la Iglesia. Benedicto
XVI nombró en 2007
como camarlengo a su número dos, el cardenal italiano Tarcisio
Bertone. Bertone, de 78 años, que compatibiliza el puesto con el de
Secretario de Estado, se encuentra a cargo de la administración de los
bienes y derechos temporales de la Santa Sede durante el periodo de Sede
Vacante. Apasionado del deporte y en especial del fútbol, ha retransmitido
varios partidos para alguna televisión local italiana.
§ Sellan el apartamento papal. El apartamento papal y el ascensor que lleva al mismo se han
sellado pocos minutos después de que Benedicto XVI haya dejado de ser papa. La
normativa vaticana prevé que tras la muerte o, en este caso, renuncia del papa,
el apartamento papal del Vaticano tiene que quedar libre y es sellado hasta que
haya sucesor. Benedicto XVI se ha trasladado a la residencia de Castel Gandolfo, a
una treintena de kilómetros al sur de Roma.
§ El Anillo del Pescador y el
sello de Plomo. La pieza dorada que se entregó a
Benedicto XVI no será destruida en esta ocasión por el camarlengo, será
anulada. Para ello, se rasgará con una raya o una cruz con el fin de que quede
"inutilizable", según ha confirmado el portavoz del Vaticano,
Federico Lombardi. El Anillo del Pescador es utilizado por el Obispo de Roma
durante su pontificado y su nombre proviene del antiguo oficio de pescador del
apóstol San Pedro. Lo mismo ocurrirá con el sello de plomo, con el que se
certifican los documentos eclesiásticos más importantes.
§ Sede Vacante. La renuncia de Benedicto XVI abre un periodo llamado de 'Sede
Vacante' (trono vacante), a partir del cual dejarán sus funciones todos los
jefes de los dicasterios (los ministerios) de la Curia Romana, el gobierno de
la Iglesia. Este viernes, el Vaticano imprimirá un sello especial que se
utilizará durante la Sede Vacante.
§ Congregaciones generales. Se convoca por carta a los cardenales, tengan o no derecho
a voto, para que viajen a Roma y empiecen a discutir sobre el nombramiento del
nuevo papa. La primera reunión, este lunes 4 de marzo.
§ Cónclave. Durante las congregaciones generales se fija la fecha del
cónclave. La constitución apostólica 'Universi Domici Gregis' fijaba un plazo
de 15 a 20 días desde la declaración de 'sede vacante'. Sin embargo, Benedicto
XVI publicó un decreto que permite anticipar la fecha si todos los cardenales
electos están presentes en Roma. Se especula que podría iniciarse el 11 de
marzo.
§ Electores. El derecho de elegir al nuevo pontífice corresponde sólo a los
cardenales menores de 80 años, y el número máximo es de 120. En esta ocasión
serán 116 debido a la renuncia del cardenal Julius Riyadi Darmaatmadja,
arzobispo emérito de Yakarta (Indonesia), de 79 años, por motivos de salud. En
el anterior cónclave, en 2005, fueron 117.
§ Sistema. Los cardenales se recluyen en el Vaticano, sin que puedan tener
ningún tipo de contacto con el exterior. La votación tiene lugar en la Capilla
Sixtina y para que haya nuevo papa debe haber algún cardenal que obtenga dos
tercios de los sufragios. En la tarde del primer día, se realiza el primer
escrutinio, que se repite en los tres días siguientes, dos veces por la mañana
y dos por la tarde. Si al cabo de tres días no ha habido consenso, se convoca
un día para el retiro y la oración de los cardenales. Se puede llegar hasta la
vigésimo primera votación, tras la cual, si no hay acuerdo, la elección se
reducirá a los dos cardenales más votados, que no tendrá derecho a voto. Hay
que recordar que los cardenales no pueden postularse de motu propio para ser papa, aunque sí pueden votarse
a sí mismos.
§ Fumata negra y blanca. Después de cada votación las papeletas se queman en una especie
de chimenea impregnadas con un producto químico. Si el resultado del escrutinio
es negativo, el humo que saldrá al exterior será negro. Por el contrario, si el
resultado es positivo, el humo será blanco. En ese momento la gran campana de
la Basílica de San Pedro empieza a redoblar.
§ ¿Con qué nombre quiere ser
llamado? Una vez elegido, el nuevo papa
responde a dos preguntas: ¿Acepta su elección canónica como Soberano Pontífice?
y ¿Con que qué nombre quiere ser llamado?. Si responde positivamente a la
primera pregunta, se convierte en papa y arzobispo de Roma. Luego pasa a una
habitación anexa, llamada 'sala de las lágrimas' porque muchos pontífices
lloraron en ella al tomar conciencia de la importancia del cargo. El nuevo papa
se pone entonces una de las tres sotanas blancas (de tallas distintas)
preparadas por el sastre oficial del Vaticano.
§ Habemus Papam (tenemos Papa). Es la frase con la que el protodiácono, el
cardenal diácono de más alto rango, anuncia la noticia desde el balcón de la
Basílica de San Pedro. En la actualidad es el francés Jean-Louis Tauran, de 67
años.
§ Urbi et Orbe (a la ciudad y al mundo). Es la tradicional bendición con la que
se inicia el papado. Normalmente se imparte durante el año el Domingo de Pascua
y el día de Navidad. Era la fórmula habitual con la que empezaban las proclamas
del Imperio Romano.