sábado, 24 de septiembre de 2022

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: HABLEMOS DE BEBER Y DROGAS CON NUESTROS HIJOS

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

Entre los 13 y los 14 años, la mayoría de los adolescentes de América Latina reconoce que ha probado por primera vez una bebida alcohólica. El promedio es más o menos similar al de otras partes del mundo, sin importar demasiado los controles por restricción de edad en los diferentes países, ya sea para la compra o el consumo del alcohol. Las cifras, obviamente, asustan. 
Si bien para muchos representa una declaración de rebeldía, un acto de “jugar a ser mayor de edad” y no pasa de eso, para otros es el inicio de un tortuoso camino a la adicción. Es que a esa edad el cerebro es muy vulnerable. Además, el sistema nervioso central, aún en desarrollo, no puede asumir sin interferencias la ingesta de una sustancia que lo deprime y lo daña. Y entonces el adolescente entra en un laberinto lleno de falsos pasajes que no conduce a otra cosa que a la perdición. 

Por eso es tan importante la gestión de los padres. Lo ideal es que durante la adolescencia nuestros hijos no consuman alcohol, nada. Realmente cuando más tarde en empezar, mejor. Sin embargo, eso sería lo ideal. Pero es muy probable que ellos empiecen antes a interactuar con la bebida, y más aún si lo han visto en nuestro hogar o son presionados -directa o indirectamente- por su círculo de amigos.

Más allá de si se beba o no en la casa, los padres deben abordar el tema con sus hijos desde muy niños y explicar las consecuencias. Mucho más, si en la familia hay bebedores compulsivos con antecedentes y que pueden haber provocado accidentes, intoxicaciones y un sinfín de casos más. Se debe hablar claro, dar ejemplos y conocer a los amigos de sus hijos. 

Recuerdo el caso del hijo de una profesora de inglés que tuve. Ella y sus hijos vieron una cartelera que decía “The Hangover”, !pero se puso de todos los colores cuando el hijito le preguntó por el significado de esa palabra!

Muchos recurren al alcohol para vivir experiencias nuevas, sobre todo porque el consumo excesivo desinhibe y es todo una tentación para aquellos más tímidos. Pero bajo esos efectos uno tiende a incurrir en conductas violentas e impulsivas. Según estudios, el consumo de alcohol en adolescentes “se correlaciona con la aparición de problemas familiares, problemas afectivos, problemas relacionales en su entorno y hasta de rendimiento académico”.

Hay otros que recurren al alcohol como símbolo de estatus. Cada vez es más común el caso de jóvenes que entran en la universidad, se intoxican con alcohol y sus compañeros, lejos de ayudarlos lo abandonan a su suerte.

Tarde o temprano comenzarán a beber, es parte de la naturaleza humana y disfrutar de una cerveza o de una copa de vino no está mal, pero es clave que lo haga con moderación y sin presiones. 

Antes era más probable que los adolescentes hombres bebieran y consumieran alcohol de manera excesiva y peligrosa que las mujeres de su misma edad. Ahora, esa relación se ha revertido. El consumo de alcohol ha disminuido más en los últimos años entre los chicos adolescentes que entre las chicas. 

Según la Organización Mundial de la Salud, casi 3 millones de personas en todo el mundo mueren como consecuencia del consumo de alcohol cada año, y los fallecimientos relacionados con el alcohol constituyen el 5% de la pérdida total de vidas en el mundo. De esa cifra, el 13,5 % de las muertes anuales corresponden a jóvenes. 

Aquí es importante la educación que uno haya recibido. Y cuanto más directos los padres hayan sido respecto a este tema -lo mismo que sucede con las drogas-, más posibilidades habrá de generar conciencia de la problemática. También influyen las amistades, pero si se le ha educado bien, ellos sabrán elegir mejores amigos y se alejarán de los focos nocivos.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

 

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infanto-juvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

 

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

 

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

 

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. 

 

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

sábado, 10 de septiembre de 2022

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LOS NIÑOS Y LA MUERTE

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

 

Si abordar el tema de la muerte es ya de por sí traumático para cualquiera, cuando se trata de explicarlo a niños o adolescentes se vuelve todavía más complicado. Sin duda es algo difícil de abordar, principalmente porque la incertidumbre es total. Nadie sabe por seguro qué pasa cuando morimos.

Podemos matizar usando eufemismos como "irnos”, “cambiar de cancha”, “mudarse”, “adelantarse en el camino” o apelar al "cielo", pero al final sabemos que la persona que muere hará falta por siempre. 

En el caso de los niños, se les debe explicar de forma sencilla. Debemos abordarlo con tranquilidad, pero también con valor. Se trata de no mentirle a los niños, que deben entender que no se volverá a ver vivo al que parte. Es más fácil hacerlo cuando ocurre con una mascota o con una persona no tan cercana, porque lo afrontará con más serenidad y le ayudará a comprender mejor. Si se trata de un hermano o un padre, la explosión de sentimientos pueden distorsionar todo. 

Aun así, los niños -y en algunos casos los adolescentes- perciben la muerte como algo transitorio y no tienen tan clara la idea de una partida total de este mundo. A veces, a esa edad, existe la magia de pensar que como en las películas o los cuentos la muerte es reversible y el abandono del cuerpo no es tan real. 

Sin embargo, más allá de cómo se aborde, siempre dolerá y generará desconcierto, por eso las religiones tratan de darle un sentido más esperanzador y alegre, ya que se plantean un retorno a la vida como ángeles o seres de luz, incluso hasta la resurrección en un futuro. En otras palabras, la religión nos da fe y esperanza en un mundo mejor después de la muerte. Pero todo se sustenta en la fe, ya que nada ha sido probado. 

A pesar de que la muerte se trata en los colegios tanto en las clases de ciencia como de religión, las primeras aproximaciones deben de ser dadas por los padres y el entorno familiar expresándonos con sencillez, sinceridad y aplomo para luego elaborar el duelo. 

En ese sentido, las muertes se pueden dividir en dos y las reacciones ante éstas difieren bastante. Por un lado están las muertes esperadas, aquellas que ocurren en una persona bastante mayor que ha completado su ciclo de vida, como podría ser un abuelito, o que atraviesa una enfermedad terminal y ha sido desahuciada. Es importante ir preparando al niño explicándole la gravedad de la situación, sin mencionar la muerte, pero avisando que la enfermedad es muy grave. 

Y por otro están las inesperadas o repentinas, que ocurren en la infancia, la adolescencia o en la edad adulta y llegan por sorpresa. Las últimas son las que más pueden marcar a un niño. Transmitir nuestra incredulidad y nuestro shock les ayuda a entender que todos, niños y adultos, necesitan un tiempo para asimilar lo ocurrido. 

Hay una estadística que es demoledora: se calcula que cuando un niño llega a los 18 años, ha presenciado cerca de 18.000 muertes en cuentos, películas, videojuegos o libros, por lo tanto tiene cierta familiaridad con el concepto. Pero es diferente cuando de la ficción se pasa a la realidad.

La primera experiencia directa de un niño con la muerte suele tener un impacto muy fuerte, más allá de que lo exprese o no con lágrimas. Puede que le genere miedo por su propia mortalidad, de perder a un padre o un hermano. Expresan este miedo enfermándose, con mal humor, con problemas para comer o dormir y con desinterés por los estudios. 

Por tratarse de un tema tan complejo, es probable que no tengamos todas las respuestas para sus inquietudes y no está mal admitirlo ante ellos. En todo caso debemos explicar que se trata de un hecho natural y que todos pasaremos por ello en algún momento, pero que mientras tanto hay una viva para disfrutar.
 

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

 

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infanto-juvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

 

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

 

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

 

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. 

 

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.