La Organización Mundial de la Salud
(OMS) es clara en sus recomendaciones: “Para que el crecimiento, el desarrollo
y la salud de un niño sean óptimos, hay que alimentar a los lactantes
exclusivamente con leche materna durante los seis primeros meses de vida”.
Además, aclara que se entiende por “lactancia materna exclusiva” no
proporcionar al lactante ningún alimento ni bebida que no sea la leche materna,
ni siquiera agua.
¿Qué sucede luego de esos seis
primeros meses? Pues la OMS sugiere que después de esos 180 días se empiece a
dar a los lactantes alimentos complementarios. Sin embargo, muchas madres
deciden seguir amamantando a sus niños por un tiempo mucho más prolongado.
Entonces surge la pregunta: ¿Hay un límite para amamantar niños?
No debería de pasar de los dos años
-combinado con otro tipo de alimentos-, pero se dan algunos casos de madres que
prefieren hacerlo hasta más mayores, incluso hasta los 7 años. En otros, como
mi caso personal, fue poco tiempo. Lo más importante son los primeros meses,
para que el recién nacido pueda recibir el calostro y así obtener inmunidad de
parte de las defensas de la madre.
Aquellas madres que extienden
demasiado el período de lactancia corren, en mi opinión, un riesgo, y más aún
si esto ocurre en un país machista como El Salvador. Es que el niño, si es del
sexo masculino, se va sintiendo como “machito" y domina a su antojo a su
madre, no solo física, sino también mentalmente. Cuando yo daba consultas en el
Hospital de Niños Benjamín Bloom tuve algún caso de niños que llegaban,
literalmente, pegados de la teta de la madre. Venían a consultar por problemas
de conducta, y no miento en decir que se pavoneaban como machos y se acercaban
a la madre a mamar... Hay que tener en cuenta que los niños ya tienen dentadura
y deben comer alimentos sólidos también.
Aquellas madres que llevan el período
de lactancia al extremo tienen sus argumentos. Dicen que “la leche materna es
mejor que cualquier otro alimento” y que además promueve el vínculo entre madre
e hijos. También que ayuda a prevenir los embarazos, aunque eso no es tan
cierto: varias madres han quedado encinta dando de mamar... También otros dicen
que ayuda a bajar de peso. Pero al igual que la anterior, esta teoría no tiene
fundamento. Eso sí, en lugares de escasos recursos y donde escasean los
alimentos, la leche materna pasa a ser la mejor opción.
Ahora veamos el tema de otro ángulo.
Amamantar a los niños después de cierta edad también está mal visto
socialmente, y mucho más si se lo hace un público. En Europa, por ejemplo, se
ha creado una asociación para apoyarse mutuamente entre madres que adhieren a
la lactancia materna prolongada. En Estados Unidos ha habido un debate
muy grande y en algunos lugares es prohibido dar de mamar en público,
independiente de la edad de los niños. Acá es común ver en las mujeres de
menores recursos sacarse el pecho en público y dar de mamar… En el estado de
Georgia, Estados Unidos, está prohibido por la ley, ya que dar el pecho a un
niño mayor de dos años a la vista de otros es un delito equiparable a un acto
indecente o de provocación sexual.
Mi sugerencia, por tratarse de algo
personal, es la madre debería cubrirse con una mantilla en dicho momento. Es lo
más práctico, esto es lo que yo hacía y me permitía compartir con la gente y
atender a mis hijos al mismo tiempo, ya que eran dos y casi todo el día, al
principio, pasaba alimentándolos. Teorías, argumentos y nuevas tendencias
siempre habrá, pero mi consejo es seguir las recomendaciones de la OMS. No hay
nadie más autorizado que este organismo en materia de salud.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones
en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y
Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi
actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos
direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica
privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de
comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de
extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su
tradicional estigma.
Fui
la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en
ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente
he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas,
Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o
Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de
U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo
acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la
Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el
campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde
compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La
tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y
teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del
mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia
regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes
que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos
acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato
de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a
la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos,
porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más
convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su
vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el
ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo
adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia
en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.