sábado, 25 de marzo de 2023

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR. REHACIENDO LA VIDA DESPUES DEL DIVORCIO

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

El divorcio puede ser un proceso emocionalmente agotador y estresante para cualquier persona, independientemente de su género. Sin embargo, hay algunos problemas específicos que las mujeres sufren más a la hora de rehacer su vida.

Para las mujeres es más complicado debido al estigma machista. He oído comentarios como “con esta no hay problema, pues no hay compromiso”, algo muy vulgar y despiadado, pero así suelen hablar algunos de las mujeres. Y no solo los hombres, tristemente, pues alguien me comentó que el machismo se escribe con M de mamá. Es cierto. Nosotros los educamos y perpetuamos el machismo.

 

Un tema clave es entender cuánto tiempo debe pasar para empezar a tener otra relación. Si bien no hay una cifra específica, ambos deberían esperar hasta resarcir las heridas, tanto de ellos como de los hijos y un poco el resto de la familia.

 

Una vez que una mujer ha tenido tiempo para procesar sus emociones, puede comenzar a centrarse en la creación de una nueva vida para sí misma. Aunque parezca increíble, en muchos casos la principal preocupación no es encontrar una nueva pareja sino abordar el aspecto económico. Muchas mujeres dependen de sus esposos para mantener un estilo de vida determinado, por lo que el divorcio puede dejarlas con incertidumbre financiera.

 

También es importante el modo en que se produjo el divorcio. Una cosa es “cuando el amor se acaba”, que puede ser algo que se va viendo en el proceso de una relación deteriorada. Otra es cuando hay infidelidad de por medio y es pillado, ya que se trata de algo abrupto, inesperado. Puede darse también por maltrato, desinterés en aportar económicamente y con la crianza de los hijos, drogas, alcoholismo, maltrato, abuso o violación de algún hijo.

 

El divorcio, y en consecuencia el hecho de rehacer la vida, es más complicado cuando hay hijos de por medio, ya que eso obliga a seguir manteniendo cierta relación con la otra parte por temas de manutención y tenencia. Además, es probable que los hijos tengan la última palabra a la hora de aceptar o no la nueva pareja de mamá o papá.

 

Es fundamental que la pareja nueva realmente acepte y se comprometa con estos hijos. No es fácil, pero ellos serán parte de la otra pareja hombre o mujer. Como el hígado al cuerpo;  en este caso corazón y cerebro deben aceptar a estos hijos nuevos.

 

Después del divorcio, es común que la autoestima de la mujer se vea afectada. Por lo tanto, es esencial enfocarse en actividades que la hagan sentir bien consigo misma, como el ejercicio, la meditación o el cuidado de ella misma. Esto la ayudará a aumentar su confianza y a sentirse mejor consigo misma.

 

Según datos de la Oficina de Censos de Estados Unidos, el 12 por ciento de los hombres y el 13 por ciento de mujeres se habían vuelto a casar por segunda vez. Y el 3 por ciento de ambos vuelve a contraer matrimonio por tercera o más veces. Otros, en cambio, rehacen sus vidas sin necesidad de oficializar esa relación en un registro civil o una iglesia.

 

En países tan grandes como este (Estados Unidos) eso es más posible, pero a más pequeño y tercer mundista, más difícil será, para ellas.

 

En el caso de las mujeres, es inevitable el miedo a poder volver a fracasar en otra relación. El divorcio les pesa más porque han sido víctimas del machismo y lo pensarán dos veces antes de aventurarse a otro nuevo matrimonio. Sin embargo, a pesar de que el divorcio puede ser un proceso difícil, también es una oportunidad para que las mujeres reinventen sus vidas y creen un futuro más brillante para sí mismas. Al centrarse en su bienestar emocional y físico, su situación financiera y sus relaciones interpersonales, las mujeres pueden construir una nueva vida satisfactoria y exitosa después del divorcio.


Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

 

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infanto-juvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

 

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

 

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

 

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

sábado, 11 de marzo de 2023

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR. CUANDO DAR LIBERTAD A LOS HIJOS

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

Una de las grandes dudas que acecha a los padres es cómo manejar la libertad que le dan a sus hijos. No es fácil saber cuándo darle alas y cuándo ser precavidos. El tipo de libertad será variable a medida que los niños crezcan y vayan alcanzando su madurez, pero en el camino hay una enorme gama de matices que podrían confundirnos.

La manera más sencilla de medir su desarrollo es procurar que muchas de las cosas en que normalmente les ayudamos, ellos las vayan haciendo por sí solos. Eso, además de hacerlos más responsables, los volverá más seguros de sí mismos.

Por ejemplo, se recomienda que desde que el niño nace dejarle que establezca su rutinas, sobre todo si éstas son bastantes adecuadas. Así debe ocurrir en las diferentes etapas de su vida. Cuando empieza a comer, irlo dejando poco a poco hacerlo por él mismo. Igual, años después, a la hora de cómo vestirse y elegir su vestuario. Eso le da autonomía por un lado y responsabilidad por otra. 

Con la edad, todo va cambiando. Se supone que las libertades irán acordes con las necesidades del niño y el grado de madurez que vaya adquiriendo con la educación autosuficiente que le vamos creando. Por supuesto, esto no quiere decir que serán niños militarizados, pues hay que ser flexibles también y escucharlos mucho.

Entre los 12 y los 15 años empezarán a necesitar más autonomía y salir más, ya sea solos o con amigos. Será fundamental que los padres contribuyan a desarrollar esa madurez con actividades cotidianas en casa. Un ejemplo es darles responsabilidades como colaborar con algunas tareas hogareñas o manejar el dinero con criterio.

Más allá de que creamos que ya son autosuficientes, los permisos deben ser graduales. Se les puede dar la libertad de salir, pero sabiendo dónde van, con qué compañía y saber si en dicho lugar habrá algún encargado adulto. Lo ideal es ir paso a paso: el primer día podemos llevar a nuestro hijo a su destino y recogerlo después; la segunda vez dejarle estar fuera por más tiempo y el tercer día permitir que vaya él solo. 

Dependerá mucho del contexto, de la ciudad y el país donde vivamos. Pero desgraciadamente cada vez hay más países donde no debemos perder de vista a nuestros hijos, cada vez hay menos lugares seguros.

Puede ocurrir que el padre y la madre no coincidan en los permisos a otorgar a sus hijos. Es normal que uno de los dos sea más flexible y otro más duro. Lo ideal es no discutir estas cosas delante de los hijos y tratar de encontrar un consenso antes de hablar con ellos. Además, hay que pensar que no somos infalibles y que aun con consenso algo negativo puede ocurrir y sin ser necesariamente culpa del padre que más propició ciertas libertades. 

Esto nos hace estar alerta todo el tiempo, y si bien no hay que llegar al extremo de rastrear sus movimientos con una app con GPS, sí es bueno estar en contacto con ellos a través de mensajes de WhatsApp, por ejemplo. La tecnología puede ser de gran ayuda, no para efectuar un control estricto que pueda molestar a nuestros hijos pero sí para no perder contacto. 

A medida que los padres van viendo el grado de responsabilidad de sus hijos, los permisos pueden aumentar. Pero para eso es importante la sinceridad a la hora del diálogo entre ambos. Siempre es bueno recordarles el dicho: “Una vida para construir la confianza y un minuto para perderla".

Traicionar la confianza de un padre es lo peor que le puede suceder a un hijo. Serán los padres que deberán juzgar el grado del error y de la intención con el que cometió para aplicar un castigo, que normalmente consiste en perder parte de los privilegios y las libertades que se tenían antes del paso en falso.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

 

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infanto-juvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

 

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

 

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

 

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.