Agencias Noticiosas
Londres - Comparada con sus hermanas mayores de Japón, China o Dubai, "The
Shard" es casi una enana. Con sus 310 metros de altura, el nuevo
rascacielos londinense se convertirá en la torre más alta de Europa, aunque su
trono le durará poco: en Moscú pronto acabarán las obras de la Mercury City
Tower, que tendrá 332 metros.
El edificio más alto del
mundo, el "Burj Khalifa" de Dubai, mide 828 metros, pero para la
ciudad a orillas del Támesis "The Shard" es mucho más que un
rascacielos: "Es un extraordinario símbolo de la determinación de Londres
de superar la recesión y emprender la senda del crecimiento económico",
dijo el alcalde Boris Johnson.
"The Shard"
fue diseñado en 2009 por el arquitecto italiano Renzo Piano, tiene forma de
pirámide y toma su nombre de la cúpula, que parece una astilla. Ya desde un
principio, el proyecto fue objeto de polémica: en medio de la crisis económica
y financiera, parece osado construir una gigantesca torre de cristal justo
frente al parqué de la City.
"'The Shard' es
claramente un monumento a la riqueza y el poder ahora fuera de control",
escribe Jonathan Jones en el diario "The Guardian". "Grita con
deslumbrante arrogancia que el dinero es quien gobierna". El edificio,
exquisitamente equipado, albergará viviendas de lujo, un hotel y oficinas. Y
los tiburones financieros que residan en sus 72 plantas habitables podrán
contemplar desde lo alto la pobreza de la ciudad, añade el rotativo.
"'The Shard' quizá
incluso nos haga el favor de visibilizar lo que de otra forma ocultaría el
arte", escribe Jones. Tampoco gustó que, nuevamente, el emirato de Qatar
fuera el principal inversor del proyecto. Los jeques del país árabe están
detrás de numerosas construcciones, desde los almacenes Harrods a exposiciones
en la Tate Modern, mientras Londres sigue empantanada en la crisis.

"Para nosotros,
'The Shard' y todo lo que representa es un símbolo de las inversiones de Qatar
aquí en Londres." Un simbolismo que no se vio ensombrecido por el hecho de
sólo estuviera allí el príncipe Andrés, hijo de la reina Isabel II y antiguo
embajador comercial del gobierno. Un puesto que tuvo que abandonar debido a las
críticas de que se rodeaba de ricos políticamente cuestionables o incluso
delincuentes y que había vivido por encima de sus posibilidades.
Con todo, el alcalde
Johnson tiene grandes esperanzas puestas en "La astilla". "Esta
deslumbrante incorporación al skyline de Londres será un gigantesco imán
comercial, que atraerá de forma masiva a empresas y ofrecerá posibilidades de
trabajo a miles de personas", afirmó. El primer ministro de Qatar, Sheij
Hamad bin Yasim al Thani, declaró que el proyecto es un símbolo de "la
sólida y consistente relación" entre Qatar y Reino Unido. Finalmente, por
supuesto, también es cuestión de gusto.
Al estadounidense
Bradley Garret le gustó tanto el rascacielos que el año pasado lo escaló en
secreto. "Tenía que subir", dijo entonces. "The Shard" es
alabado especialmente por su resplandeciente fachada de cristal, que pese a la
fuerza del edificio desprende cierta ligereza. Una obra maestra del diseño,
afirman muchos.
Sin embargo, hay quienes sostienen
que no encaja para nada con la imagen de la ciudad debido a su situación junto
al London Bridge, rodeado de históricos edificios bajos. Para el príncipe
Carlos de Gales, cuyo desprecio por la arquitectura moderna es conocido,
"The Sherbe" es como un mosquito zumbón. Ya lo dejó claro:
"Parece un salero gigantesco."