Por Dra. Margarita Mendoza Burgos
En los primeros meses de noviazgo es muy común que los miembros de una pareja tiendan a mimetizarse. Es cierto que se sienten emocionalmente conectados y puede ser una forma inconsciente de fortalecer esa relación al crear un sentido de unidad. Sin embargo, también sucede que una de las partes termina acomodándose al otro, cediendo terreno con tal de complacerlo, e inevitablemente deriva en la pérdida de identidad.
Según especialistas, esa “una de las partes” normalmente es la mujer. Sucede, definitivamente que sí, pero es importante que la mujer sea madura, segura de sí misma y con criterio, ya que ella va a determinar, idealmente con la pareja, cómo criará a sus hijos si los hay, o al perro, en el hogar común.
Es importante ser siempre fieles a nosotros mismos. No perder los valores ni los principios por la necesidad de encajar o por miedo a la soledad. Eso sí, algo está cambiando, sobre todo en la medida que las mujeres se han vuelto seguras de ellas mismas, son profesionales y se desenvuelven en el mundo laboral con total naturalidad.
Como siempre y debido al machismo, la mujer se ha visto supeditada al hombre y en muchos casos complacerlos se vuelve un estilo de vida, pero afortunadamente eso evoluciona favorablemente. Ambos debemos conciliar ideas y trato, pero nadie es inferior ni esclavo del otro.
Se supone que nuestra pareja debe compartir bastante nuestro sentido moral, pero no necesariamente todas nuestras opiniones. De la misma manera, tampoco somos responsables de todo lo que la pareja diga ni tenemos la obligación de acuerparlo siempre...
Podemos disentir, y si no deseamos armar un problema en público podremos callar para luego conversar en la intimidad, pero definitivamente no asentir ni cargar con la responsabilidad del pensamiento ajeno. Por ejemplo, no tenemos por qué celebrar un comentario machista del cónyuge ni salir a justificar su actitud. Hay muchas parejas que sienten vergüenza cuando su esposo es incapaz de controlar el humor o su comportamiento en público exponiéndose a una situación por lo menos incómoda.
Precisamente eso es lo que hay que evitar. Hace algunas semanas hablábamos del término gaslight, que se utiliza para describir una forma de manipulación psicológica en la que una persona busca hacer que otra persona dude de su propia percepción, memoria o cordura. En cierto modo, el expresarse mal, vociferar o contradecir al otro puede ser causa de aislamiento social por vergüenza a compartir estos exabruptos o el maltrato en ambientes sociales.
Hay quienes creen que las mujeres que terminan una relación vuelven a sentirse ellas mismas, ya sin la necesidad de agradar ni adaptarse a nadie. Es que cuanto más sujetas al hombre han vivido, más han perdido su identidad. Otras se acomodan y le dan toda la responsabilidad a él cuando realmente están de acuerdo, pero prefieren que sea éste el que parezca más autoritario o agresivo.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
www.dramendozaburgos.com
Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infanto-juvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.