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miércoles, 15 de agosto de 2012

Uribe versus Chávez: la eterna batalla verbal


Tomado de La Voz de América
Álvaro Uribe asegura que al final de su segundo mandato encontró pruebas sobre la presencia de la guerrilla colombiana en Venezuela

Un nuevo episodio se suma a la ya legendaria pelea entre el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y el expresidente colombiano, Álvaro Uribe Vélez, quienes amanecieron confrontándose luego de que Uribe afirmara que al final de su mandato, encontró pruebas sobre la existencia de las Fuerzas Armadas y Revolucionarias de Colombia (FARC) en Venezuela.

"Ante esto yo tenía dos opciones: quedarme callado o hacer un operativo militar en Venezuela, pero me faltó tiempo", comentó Uribe.

Al ser preguntado por estas afirmaciones, el presidente venezolano, Hugo Chávez, dijo que al ex mandatario colombiano "le faltaron cojones"  y no tiempo, para intervenir a Venezuela militarmente y combatir a los  presuntos guerrilleros, que se esconden en su país.

En medio de una conferencia de prensa, Chávez denunció que “detrás de Uribe estaba actuando la extrema derecha imperial” para armar una guerra en la región.

Chávez afirmó que durante el Gobierno de Uribe siempre hubo una amenaza en Caracas de que Venezuela sería atacada, y agregó que Uribe era un “manipulador” y “mentiroso compulsivo” que busca “descarrilar” los vínculos entre los dos países.

Este miércoles, Uribe no aguantó la respuesta de Chávez y, como es frecuente en él, desde muy temprano arremetió contra el gobernante en su cuenta de Twitter diciendo: “hoy como antes insulta a distancia, de frente se desmayaba, le temblaban las piernas y perdía el color”.

"Por miedo a las FARC no los capturaba y a nosotros nos decía que los sacáramos de Venezuela como hicimos con Granda", tuiteó el  colombiano.

Venezuela y Colombia rompieron relaciones en el 2010, luego de que Uribe presentó ante la OEA, pruebas de que las FARC y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), conspiraban desde el país vecino, al parecer gracias a Chávez.  

Sólo con la llegada de Juan Manuel Santos a la presidencia de Colombia, las relaciones entre los dos países se restauraron, creando cinco comisiones binacionales para hallar soluciones a problemas comunes.

viernes, 13 de julio de 2012

Pablo Escobar quiso entregarse. Gobierno colombiano no aceptó sus condiciones


Tomado de Verdadabierta.com
 La tregua fallida de Escobar, según el FBI

Pablo Escobar intentó en varias ocasiones hacer una tregua con el Estado colombiano. Varios informes del FBI - entre 1989 y 1990- cuentan que a cambio de entregarse pedía que le dejaran su fortuna, pero el gobierno Barco se arrepintió.

Fueron varias las veces que Pablo Escobar intentó negociar con diferentes gobiernos su entrega. Pero aunque estos acercamientos se hicieron por debajo de la mesa, agentes y oficiales de Estados Unidos estaban al tanto de éstas.

Así se desprende de un memo confidencial enviado por el FBI en junio de 1990 en el que revela detalles hasta ahora desconocidos de hasta dónde llegaron esas negociaciones. Durante la etapa final del gobierno del liberal Virgilio Barco, el capo del narcotráfico propuso entregarse, pero a cambio de que su fortuna no fuera tocada. El FBI sabía de las negociaciones y al parecer el gobierno de George Bush padre bloqueó la tregua.

En el cable, agentes del FBI le cuentan a sus superiores que el Gobierno del entonces presidente Barco estaba en negociaciones con Pablo Escobar a través de intermediarios, cuyos nombres fueron borrados de los archivos. VerdadAbierta.com consultó varios textos periodísticos de la época y funcionarios de esa administración que confirmaron esos acercamientos clandestinos y señalaron que el arquitecto Santiago Londoño White fue el intermediario entre Escobar y el gobierno de esa época.

Lo inaudito de este acuerdo es que se dio después de que Escobar asesinara a varios candidatos a la Presidencia, entre ellos al político liberal Luis Carlos Galán, y que desatara la peor ola terrorista de la historia de Colombia a finales de los ochenta y comienzos de los noventa.

Lo revelador de este memo es que no parte de chismes, sino de una entrevista con una persona cercana a Pablo Escobar, quien explicó detalles de la crisis interna por la que atravesaba el Cartel de Medellín, y la división que causó dentro esta organización criminal la decisión del narcotraficante de continuar con la brutal guerra contra el Estado.

La fuente le contó a agentes del FBI que Escobar estaba dispuesto a desmantelar y desmovilizar su organización, dejar el narcotráfico, a cambio de no ser extraditado, pero que su única exigencia para hacerlo era que el Gobierno colombiano le permitiera a su familia mantener su fortuna.

Esta persona le contó a agentes de inteligencia en Bogotá que Escobar alcanzó a entregar algunas "cocinas", pero que después de la visita a Cartagena del presidente George Bush en febrero de 1990, el Gobierno colombiano se “echó para atrás".

Desde entonces, dice el informe, a Escobar “no le ha importado nada y está fuera de control y desmoralizado. Se ha vuelto más agresivo en lugar de débil en resolución”, añade. “Su pensamiento es menos racional. En el pasado era más calculador y consideraba las consecuencias. Ahora reacciona como fiera enjaulada”.

Para ese momento, Escobar se había dedicado exclusivamente a su "guerra" estratégica y había dejado el negocio a sus segundos, quienes manejaban la producción, el transporte y las ventas. El FBI consideraba que el capo estaba dispuesto a negociar si el Gobierno (de Barco) mantenía su palabra como le habían hecho saber sus intermediarios.

El FBI consideraba que Escobar había perdido el control y que su círculo de amistades se había reducido a un tercio, producto de las bombas y los asesinatos. "Muchas personas en Antioquia están cansadas de la guerra, algunos están deseando que Escobar sea asesinado para poner fin a la guerra", dice el informe desclasificado.

La presión constante de ser fugitivo también afectó negativamente la salud del capo. Informantes del FBI aseguraron que los efectos de la persecusión se vieron reflejados en "nerviosismo, aumento de peso, pérdida de concentración, ansiedad y gastritis". Otro informe del 25 de junio de 1990 resumió su condición : “su salud se está deteriorando. La persona amable y sociable del pasado ha desaparecido”.

Escobar mantuvo una vida reservada, y a pesar de que circulaban versiones de que estuviera en los EEUU o en otros países, el FBI tenía la confianza de que se mantendría en Colombia: “Sobre todo en Antioquia, donde lo conocen y lo temen; el tiene el control y goza su protección. En un país extranjero, podría ser detenido como cualquier otro colombiano.”

Ese temor también se extendió a sus colegas en el cartel de Medellín que terminaron dándole la espalda. Un memo de agentes en Bogotá explicaba que, aunque él controlaba el Cartel de Medellín, muchos de sus aliados no apoyaron su guerra contra el Gobierno y por eso algunos de ellos se entregaron a las autoridades o decían que se había "ido solo”. Con el paso de tiempo, Escobar, contaban los agentes del FBI, hizo alianzas con grupos más débiles y varias de sus operaciones las trasladaron fuera del país.

Otro cable de septiembre de 1990, relata lo que conocieron de la masacre cometida por el cartel de Medellín contra el de Cali a las afueras de Candelaria, Valle, que al parecer iba dirigido contra Helmer 'Pacho' Herrera, y en el que murieron 18 personas, como una retaliación contra ese grupo de narcotraficantes por haberse aliado con agentes del estado para perseguirlo y asesinarlo.

Varias fuentes le contaron al FBI que el Cartel de Cali estaba negociando con otros grupos, entre ellos las Autodefensas del Magdalena Medio, para asesinar a Escobar y que incluso le pusieron precio a su cabeza.

"Las Autodefensas responsabilizan a Escobar de poner en riesgo sus operaciones en el Magdalena Medio y lo señalan de ser el responsable de numerosas muertes y secuestros en contra de miembros de la organización", explica el cable, a lo que agrega que el Cartel de Cali está dispuesto a pagar 3 millones de dólares por eliminar(sic) a Escobar.

De hecho, un año antes de estos informes, el 15 de diciembre de 1989, agentes del FBI en Bogotá entrevistaron a un sicario del Cartel de Medellín, quien hizo varias revelaciones de la manera en la que Pablo Escobar estaba preparándose para arremeter contra el Gobierno ante la cacería que se había desatado para capturarlo y extraditarlo.

El sicario, cuyo nombre omiten, contó que Escobar estaba furioso por la "aparente" colaboración entre el Gobierno de la época y el Cartel de Cali para "barrerlos".

El último informe de los documentos de Escobar, del final de febrero de 1993, indicó la persistente debilidad del capo y su Cartel de Medellín. Ese mes, el grupo contra Escobar `Los Pablitos´ bombardeó una finca del capo y uno de sus depósitos, un ataque que destruyó su colección de pinturas y coches antiguos.   

“Esta oficina opina que Escobar va a encomendar la seguridad de … sólo a aquellas personas que están cerca de él y todavía totalmente de confianza por él”, dijo el documento.

El 2 de diciembre de 1993, un día después de su cumpleaños, Escobar cayó en un operativo del llamado Bloque de búsqueda, en el que años mas tarde paramilitares aseguran que participaron. Del “zar multimillonario” a “fiera enjaulada”, fue asesinado sobre un techo en Medellín.

Otro intento de entrega
La prensa colombiana en los primeros días de mayo de 1984 dedicaba gran parte de su contenido al tema del tráfico de drogas: los allanamientos de las propiedades de los narcos, el tratado de extradición, las hipótesis del asesinato de Lara Bonilla, las nuevas medidas que proponía el gobierno de Betancur para luchar contra el narcotráfico. Mientras todo esto ocurría, en Panamá, en el lujoso Hotel Marriot, Pablo Escobar y Jorge Luis Ochoa se reunieron con el ex presidente  Alfonso López para, a través de él, hacerle una propuesta a Belisario Betancur. Cuando la prensa filtró esta noticia, fue un escándalo que indignó a los colombianos.

Sucedió la tarde del 4 de mayo, en el encuentro de casi una hora participaron López, Santiago Londoño White, Pablo Escobar y Jorge Luis Ochoa. El ex presidente estaba en Panamá como observador de las elecciones a presidencia de ese país; los capos, en cambio, estaban escondidos de la justicia colombiana que los buscaba en el Chocó, por el asesinato de Lara Bonilla.

Según narra Fabio Castillo en el libro Los jinetes de la cocaína, “Escobar manifestó que los narcotraficantes estarían dispuestos a entregar sus laboratorios, sus flotas aéreas, sus rutas y sus conexiones de distribución en Estados Unidos y a someterse a la justicia colombiana para que fueran juzgados y sancionados con base en las pruebas que existieran en su contra. Agregó también que estarían dispuestos a regresar sus capitales a Colombia. La única solicitud que hacían a cambio de todo esto era que la extradición no fuera aplicada con retroactividad sino a partir del momento de esa entrega. En otras palabras que narcotraficante que exportara un gramo de ahí en adelante podía ser extraditado automáticamente”.

López, encargado de llevarle el mensaje al presidente Betancur, le explicaría años más tarde a el periódico El Tiempo, cómo lo contactaron los capos: “Estaba en Panamá, durante la elección de Ardito Barletta, con otro grupo de invitados que servíamos de verificadores del proceso electoral, cuando de repente apareció Santiago Londoño White quien fue a plantearle a Felipe, mi hijo, que si yo les podía conceder una entrevista a los que habían sido acusados del asesinato de Lara Bonilla, que querían hacerme una propuesta para transmitírsela al Gobierno. Llamé a Belisario y le dije: ¿Tú quieres que yo los oiga o no? Escúchalos a ver de qué se trata -me contestó- y después me cuentas. Tan pronto terminé la entrevista con Escobar y los Ochoa llamé a Belisario y le dije sintéticamente: lo que están ofreciendo es una capitulación. Yo me voy a Miami a descansar, si quieres, mándame a una persona de tu confianza para indicarle cómo es la cosa. Y entonces me mandó a Bernardo Ramírez”.

Bernardo Ramírez,  ministro de Comunicaciones del gobierno Betancur se reunió varias semanas después con López en Panamá: “en algún momento, y porque se trataba de saber algo más del crimen del 30 de abril, lo mismo que de conocer de fondo lo que buscaban los señores de la entrevista en Panamá, se pensó que el procurador Carlos Jiménez Gómez, independiente del Ejecutivo y vocero de la sociedad podría hacer nuevos contactos” dijo Ramírez a El Tiempo.

Jiménez viajó de inmediato a Panamá para reunirse con los jefes del narcotráfico. En el libro Los Jinetes de la cocaína se relata que el ex procurador viajó en una avioneta de los Londoño White acompañado de “quien fuera, paradójicamente, su delegado para la lucha antinarcóticos, Jaime Hernández Salazar, y dos particulares”.

Como resultado de esa reunión, se redactó un proyecto de memorando de seis páginas que se entregó al presidente Betancur. Este hecho se filtró en la prensa y El Tiempo reveló la noticia de estos encuentros. El escándalo fue fulminante para el acuerdo que pretendieron los capos.

Ante la polémica, la oficina de prensa de la Casa de Nariño decidió echarse para atrás y publicó una declaración que expresa: “la reunión de López con algunos extraditables, en 1984, en Panamá se hizo sin conocimiento de Betancur y sin su autorización”.

En su libro, Castillo revela que el documento tiene en las dos primeras páginas una nota dirigida al presidente y que en el resto de páginas se planteó dos momentos para el desmonte del narcotráfico. Al final, tenía unas sugerencias para terminar con la extradición a Estados Unidos, al menos por los delitos anteriores al acuerdo.

Juan Guillermo Ríos, periodista de cabecera de López, reveló el documento, pero le suprimió un párrafo en el que aparece comprometido el nombre del ex presidente.

Ese párrafo lo rescata Castillo en su publicación: “El doctor Alfonso López Michelsen, ex presidente de la República, aceptó recibirnos en los primeros días del mes (mayo) en Ciudad de Panamá y su gestión de buena voluntad, eminentemente patriótica al llevar nuestro mensaje de entrega y paz al gobierno que usted preside, llegó a feliz etapa en el momento en el cual el señor procurador general de la Nación, doctor Carlos Jiménez Gómez, nos recibió personalmente en los últimos días del presente mes (también mayo)".

Años después de la reunión en el Hotel Marriot, esta polémica puso a sus protagonistas -Alfonso López, Bernardo Ramírez, Carlos Jiménez y Belisario Betancur-, a publicar distintas versiones de lo que fue unos de los muchos intentos desesperados de los mafiosos para salvarse de la justicia norteamericana. Intentos fallidos que desbocaron lo que los narcos temían y que terminaron con la vida del gran jefe. 

miércoles, 4 de julio de 2012

FBI desclasifica expediente de Pablo Escobar Gaviria

Tomado de VerdadAbierta.com
Pablo Escobar y su campaña proselitista para la más alta magistratura colombiana

El FBI acaba de desclasificar más de mil páginas de archivos secretos sobre Pablo Escobar, que revelan cómo le siguieron los pasos desde que empezó a lavar dólares en EE.UU hasta que se convirtió en el terrorista más perseguido en Colombia.
Mientras en los sectores populares de Medellín, Escobar era un mecenas que construía barrios, se metía en los basureros y se hacía pasar por un Robin Hood, en Estados Unidos ya se le relacionaba con el tráfico de drogas.
Así lo confirma el primer informe del FBI sobre Escobar, realizado el 30 de marzo de 1984, cuando en Colombia el narco incursionaba en política como suplente del representante a la Cámara, Jairo Ortega, por el movimiento Alternativa Popular, que lideraba Alberto Santofimio Botero.

Para saber más sobre Escobar, agentes del FBI con sede en Newark, pidieron una autorización a sus superiores con el fin de desplegar una investigación que incluía interceptaciones telefónicas y agentes encubiertos que se harían pasar por vendedores de drogas o por hombres dispuestos a lavar dinero para Escobar.

La operación la bautizaron: “Pablo Escobar: Tema de estupefacientes” pero se cambió a “Operación Piscis” cuando el proyecto creció en su alcance.
Por razones de seguridad, muchos de los nombres y detalles en los documentos a los que tuvo acceso Verdadabierta.com fueron tachados y por eso no es posible ver toda la información de algunas páginas. 
Las identidades de los cómplices de Escobar, por ejemplo, son limitadas a “hombres blancos” sin antecedentes penales.

Sin embargo, aparecen descripciones del capo a lo largo de los documentos. Su entrada en la base de datos criminal del FBI señala: “Pablo Emilio Escobar Gaviria; Fecha de Nacimiento: 1 de diciembre de 1949; pelo negro; ojos marrones; anteojos; Ocupación: Senador; Alias : Pablo Escobar Carilla-Gariria, ‘Pablito’, ‘Emilio Gaviria’, Los Pablos Associates”.

En dos cartas al director del FBI, agentes federales citaron un artículo de Time Magazine en el cual Escobar se burla de la comparación entre él y las FARC: “Se me puede acusar de ser un narcotraficante, pero decir que estoy del mismo nivel que la guerrilla, así que realmente me duele la dignidad de persona”.

Otras descripciones lo califican como “el tercer hombre más rico del mundo”, “el narcotraficante más importante del mundo” o simplemente “un narcotraficante con sede en Colombia”.

En Colombia también empezaron los señalamientos. Mientras Escobar ganaba notoriedad en política, ese mismo año apareció el primer artículo periodístico publicado por el diario El Espectador, en el que lo relacionaban con el tráfico de drogas.

Su nombre, al igual que el de narcotraficantes como Gonzalo Rodríguez Gacha, los hermanos Fabio, Jorge Luis y Juan David Ochoa, Carlos Ledher Rivas, entre otros, estaban asociados a la creación de un grupo de justicia privada conocido como Muerte a Secuestradores (Mas), que le declaró la guerra a las guerrillas de las Farc y el M-19 por el secuestro de Marta Nieves Ochoa, hermana menor de los Ochoa. 

Este grupo es considerado en Colombia como uno de las primeras organizaciones paramilitares del país financiada con dineros del narcotráfico.Por su parte, en Estados Unidos, Escobar ya empezaba a ser referenciado como el máximo líder del Cartel de Medellín.
Pablo Escobar en sus inicios como jalador de carros. 

Pablo Escobar y sus lavanderías

En ese primer informe, un agente del FBI explica que recibió información en la que se vincula al capo con un complot para sacar dólares desde los EE.UU y varios países de Suramérica a bancos extranjeros. La fuente identifica a Escobar como el dueño de “varias empresas en los EE.UU, incluso varias lavanderías y lavaderos de autos”.

Al parecer, de allí empieza a acuñarse el término “lavado de dólares”, porque en ese momento el delito -o la referencia que se hace de él- era el de transporte ilegal de moneda.En los dos primeros documentos publicados por el FBI sobre Escobar, lo identifican como “el rey de drogas del mundo”, “un zar multimillonario de cocaína” y el líder de un plan para importar cantidades de cocaína no especificadas a los EE.UU y blanquear dinero.

“Dado la información proporcionada por nuestra fuente de Newark (Nueva Jersey), es muy probable que los señalados estén participando en el blanqueo de dinero ilegal de drogas”, dice un informe del 11 de abril de 1984, enviado al director del FBI.
Otro memorando del 10 de agosto de 1984 menciona que Escobar había sido recientemente acusado por un gran jurado federal de Miami en un caso de contrabando de cocaína y por eso era clasificado como fugitivo.
El mismo memorando hace hincapié en la necesidad de ampliar la operación, pidiendo los fondos para cubrir dos agentes especiales y material para chuzar a varios sospechosos de ser aliados o testaferros de Escobar en Nueva York y Miami.

Ante esa solicitud, el Gobierno Federal aprobó una operación encubierta: “Dada la información contenida en su solicitud, además que la otra información que he recibido sobre esta actividad clandestina, estoy seguro que está diseñado para llevar a cabo la detección y persecución de los delitos contra los EE.UU”, declara el jefe de la sala de crimen organizado, en una carta.
Esta investigación duró tres años y con ella se logró la detención de 220 narcotraficantes y la incautación de más que 5.000 kilos de cocaína. Aunque no lograron capturar a Escobar, la operación fue una de las más exitosas contra los narcotraficantes en la historia de los EE.UU.

En otro cable fechado el 19 de diciembre de 1984 y remitido al cuartel general del FBI, la Embajada de Estados Unidos en Bogotá hizo un análisis de la situación que para ese momento enfrentaba Pablo Escobar y las posibilidades de extradición.
Según los documentos secretos, el principal problema para las autoridades federales de ese país era que el narcotraficante tenía inmunidad parlamentaria.Sin embargo, el entonces ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, revelaría el prontuario delictivo de Escobar, por lo que el capo ordenó asesinarlo.

Tras la muerte de Lara (ocurrida el 30 de abril de 1984 en Bogotá), el Congreso promovió el 26 de octubre de 1983 un debate tras el que Escobar perdería su inmunidad por ser señalado como el autor del asesinato del ministro, con lo que se dejaron las puertas abiertas para que el gobierno norteamericano pidiera su extradición.
Entonces, el gobierno de Belisario Betancur anunció que extraditaría a cualquier colombiano que estuviera involucrado en el tráfico de drogas, lo que desataría una de las peores oleadas de violencia por parte de Escobar y sus aliados contra el Estado colombiano.

La embajada norteamericana en Colombia informó en ese cable que “este multimillonario colombiano” había perdido su inmunidad por la muerte de Lara, pero aseguró que esa vinculación “no hace automáticamente susceptible a Escobar de ser extraditado a los Estados Unidos”, y explicó que la Cámara de Representantes estaba a la espera de una solicitud de extradición y “no sólo de una solicitud de detención provisional”.

Según el cable, “la Embajada presentó al Gobierno colombiano una solicitud de detención provisional de Escobar el 26 de julio de 1984”. También, que la “Embajada no ha recibido instrucciones para buscar la extradición de Escobar a los EE.UU”.
Al evaluar la situación de ese momento, la Embajada expuso varios escenarios en su análisis.El primero de ellos tenía que ver con la captura de Escobar en el país. “En caso de que sea detenido en Colombia por el asesinato de Lara, se precipitaría una batalla legal que probablemente duraría hasta el final del mandato de Escobar como representante (a la Cámara) suplente”.
Otro escenario que contemplaban era hacer una captura en otro país: “Si Escobar es detenido en un tercer país, una petición del gobierno de Estados Unidos para su extradición es probable que compita con una solicitud de extradición de Escobar a Colombia”.

Después del asesinato del ministro Lara Bonilla, empezó la cacería a Escobar, por lo que los esfuerzos de las autoridades de Estados Unidos se orientarían a armar un expediente sólido que permitiera su extradición.

La División de Newark del FBI propuso entonces una gran operación encubierta contra Pablo Escobar y su organización, que incluía la interceptación de comunicaciones, con el fin de “aportar pruebas y testimonios” a la justicia norteamericana.
La operación fue descrita en el cable del 7 de marzo de 1985. En ese documento se indica que habría una infiltración a la organización de Escobar, específicamente para investigar las operaciones de blanqueo de dinero proveniente de actividades del narcotráfico y la importación y distribución de narcóticos. “Newark propone que esa investigación puede llevarse a cabo utilizando el actual personal del Newark a un costo mínimo”.

Escobar, preocupado por dinero en EE.UU.

Una de las mayores preocupaciones de Escobar que revelan los cables desclasificados del FBI, era el dinero que tenía en Estados Unidos. Son varios los cables en los que se indica su ansiedad por sacar esos recursos y llevarlos a otro lugar.
El tema fue abordado el 18 abril de 1985 en un cable enviado por agentes de Newark a la Dirección del FBI. En el documento se hace referencia a un posible escenario que se estaría configurando para esa época y que podría afectar el lavado de activos en Estados Unidos, pues Pablo Escobar quería sacar su dinero.

En relación al lavado de dinero, el FBI era consciente que parte de esos recursos “suministrados por los traficantes de cocaína colombianos emanan directamente de Pablo Escobar, cuya importancia en el comercio de la cocaína es bien reconocida”. Al parecer, el movimiento de dinero sería una práctica ilegal que violaría normas del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

El deseo de Escobar de sacar el dinero de ese país sería aprovechado por el FBI, que una vez enterado del asunto y ya infiltrada esa empresa criminal, proyectó una operación para involucrar al capo del Cartel de Medellín en delitos federales.
La idea era involucrarlo en un movimiento financiero de grandes proporciones utilizando “instrumentos financieros” que le permitieran al narcotraficante colombiano sacar el dinero de Estados Unidos, llevarlo a otro país y consignarlo en una cuenta que estaría bajo su control.
¿Operaciones encubiertas para sacarlo del país?

Un cable fechado el 22 de mayo de 1985 da cuenta de una operación encubierta a través de la cual se buscaba que Pablo Escobar montara un laboratorio de cocaína en República Dominicana. 
Para ello enviaron a un hombre desde Filadelfia, Estados Unidos, a hacerle la propuesta. “Desde entonces ha estado negociando en Colombia con los representantes de Escobar”, advierte el cable.

De acuerdo con la información obtenida por la División Newark, el propósito de ese viaje era convencer a Escobar de "establecer" una operación de procesamiento de cocaína en República Dominicana y para seducirlo se dijo que esa operación estaría protegida por alguien que “mantiene contactos de alto nivel dentro del Gobierno”.
Sin embargo, el cable no da cuenta del resultado de esa propuesta, que estuvo monitoreada en Bogotá por funcionarios de la DEA. Al parecer, el propósito era buscar la manera de sacar a Pablo Escobar del país, para capturarlo.

Para la época de la propuesta, el presidente de República Dominicana era José Salvador Omar Jorge Blanco, quien gobernó ese país entre los años 1982 y 1986.
Compra controlada de cocaína
Por último, los cables también arrojan información sobre operaciones del FBI tendientes a identificar a miembros de la organización de Pablo Escobar asentados en Estados Unidos. Para ello diseñaron operaciones de compras controladas de cocaína, asunto que fue apoyado por la División Newark, pues considerada que esa estrategia “conduzca directamente a los miembros del cártel de Pablo en la sede de Florida, con quienes se debe negociar en los Estados Unidos”.

Si bien los investigadores eran conscientes de que ese tipo de compras no los llevaría hasta Escobar, se podría establecer la capacidad que tenía esa organización para proveer grandes cantidades de cocaína a los supuestos compradores.
Con esas compras controladas, la División del FBI en Newark consideraba que “daría lugar a otros delitos punibles y reforzaría la investigación en curso de Newark sobre la conspiración de narcóticos, gracias a la demostración de la estrecha relación con los colombianos”.
Además, la estrategia -consideraban los investigadores- “aumentaría su credibilidad con el cártel de Escobar”, lo que podría derivar en un interés “renovado de los colombianos por consumar el lavado de dinero”.

Espere en próxima entrega "La tregua frustrada de Pablo Escobar"

domingo, 3 de junio de 2012

Pablo Escobar Gaviria revive en las pantallas en una telenovela

Tomado de Semana.com

Pablo Escobar, un genio del mal

Autopsia de la carrera criminal del hombre que le declaró la guerra al Estado colombiano y casi la gana.*

La obsesión por Pablo Escobar parece no morir nunca. A casi 20 años de su muerte, la decisión del Canal Caracol de hacer una serie sobre su vida ha hecho reaparecer todos los fantasmas. Y como Colombia es un país joven, casi la mitad de la población no tiene más de 30 años, para ese segmento más que una telenovela lo que hay es una clase de historia. Los directivos de Caracol asumieron un gran riesgo al embarcarse en este proyecto. Fue tanto el daño que el jefe del cartel de Medellín le hizo al país que no se descartaba una reacción negativa a la realización de este seriado. Sin embargo, las primeras reacciones han sido más bien favorables. Los colombianos parecen reconocer que Escobar, para bien o para mal, es parte de la historia, y que para esta no se repita es mejor conocerla que ignorarla.
Que Escobar era un genio del mal nadie lo duda. Si no hubiera escogido el camino del crimen hubiera podido ser un multimillonario. El imperio económico que creó, a través de sangre y plomo, movía más de 100.000 millones de dólares al año. Esto lo logró cuando apenas sobrepasaba los 30 años y no tenía más experiencia que haber sido un ‘jalador’ de carros en Rionegro (Antioquia). El negocio era tan ilegal como complejo. La cadena comenzaba con la compra de la hoja de coca en Bolivia y Perú, para llevarla luego a los laboratorios de las selvas colombianas. De ahí se pasaba a la exportación no solo hacia Estados Unidos, sino hacia Europa y el Oriente. Y eso no era lo más complicado: había que regresar al país con los bolsillos llenos de dólares sin que las autoridades se dieran cuenta. Esto requería una operación de lavado de divisas que de por sí desvelaría a cualquier gurú financiero. 


Pero sus ejecutorias como cerebro empresarial palidecen frente a su hoja de vida en el crimen. Pablo Escobar Gaviria fue el primer particular en la historia que le declaró la guerra a un Estado, y solo la perdió en diciembre de 1993 cuando la Policía lo baleó en un tejado de Medellín. Al Capone era un gánster talentoso y llegó a controlar la ciudad de Chicago a través de la intimidación y el soborno. Pero de ahí a pensar que le declarara la guerra a Roosevelt y pusiera en jaque a las instituciones norteamericanas hay un trecho enorme. A Capone, el hombre que ha inspirado la mitad de las películas de la mafia, en toda su carrera solo le detectaron 24 asesinatos. Según las autoridades colombianas, Escobar es responsable directa o indirectamente de no menos de 5.000 homicidios. No es sino recordar que en el año en que pagó 2 millones de pesos por cada policía muerto, la cifra de uniformados asesinados se acercó a 1.000. 

Su personalidad tenía una franja mesiánica que hacía que no creyera sino en sí mismo. Irradiaba autoridad incuestionada entre sus subalternos e infundía terror sin límites entre sus enemigos. También despertaba entre los suyos pasiones que rayaban en el fanatismo. En una grabación interceptada por los servicios de seguridad, el jefe del cartel de Medellín le dice a su interlocutor que tiene “locos y esquizofrénicos” que están dispuestos a hacerse matar por él. Concretamente, una vez que estaba indignado con el diario El Tiempo, afirmó que tenía pilotos kamikaze dispuestos a estrellar una aeronave contra el edificio de esa casa editorial. No en vano el ‘suicidazo’ entró a formar parte del lenguaje de los sicarios.

Muchas decisiones que tomó en la vida desafiaron toda lógica y fueron directamente en contra de sus intereses. El asesinato de Rodrigo Lara, por ejemplo, lo sacó del mundo de zoológicos y jets privados en el que vivía y lo puso en una clandestinidad sin familia y sin futuro. Cuando las cosas estaban relativamente calmadas, el asesinato de Luis Carlos Galán desató una guerra sin cuartel en su contra que incluía extradición, hostigamiento y confiscación de bienes. Posteriormente, cuando la ola de terror había llevado al Congreso a estar a punto de eliminar la extradición a través de una reforma constitucional, la voladura del avión de Avianca canceló el proceso.

Su sangre fría y su crueldad sobrepasan los límites de la imaginación. El primer incidente judicial que se conoció tuvo lugar en 1974. Según Fabio Castillo en su libro Los jinetes de la cocaína, el 11 de septiembre de 1974, Escobar fue interceptado por una patrulla de la Policía al timón de un Renault 4. Al ser interrogado por el origen del vehículo, Escobar dijo que se lo habían prestado y dio nombres de dos personas. Esas dos personas dijeron que Escobar se lo había robado. Pocos días después los dos aparecieron muertos, con lo cual el proceso quedó sin testigos. 

El AVIÓN DE AVIANCA Se dice que le puso una bomba para matar sólo a una persona, y mató a 110.

Si esta fue su primera ficha judicial, la segunda fue aun más impresionante. En 1976, Escobar había pasado del negocio del robo de carros al de la cocaína. El jefe seccional del DAS, Carlos Gustavo Monroy Arenas, detectó que se estaba montando una organización de narcotraficantes encabezada por Pablo Escobar y su primo Gustavo Gaviria, quienes importaban la droga del Ecuador y luego la exportaban a Estados Unidos. El jefe del DAS decidió montarles un operativo y envió a dos de sus agentes encubiertos. El contacto se produjo y esa misión permitió que tanto Escobar como su primo, después de un intento frustrado de sobornar a las autoridades, fueran detenidos. Poco tiempo después habrían de aparecer los cadáveres del director del DAS de Antioquia; de Monroy Arenas, el jefe seccional, y de los dos agentes encubiertos que participaron en el operativo. 

Años después, en junio de 1983, El Espectador, en su campaña contra el narcotráfico, publicó este episodio. A los pocos días, cinco hombres armados mataron al celador del Palacio Nacional de Medellín, donde funcionaban los juzgados, y luego quemaron los archivos donde reposaba ese expediente. A raíz de todo esto, el juez 11 Superior de Medellín, Gustavo Zuluaga Serna, dictó auto de detención contra Escobar y su primo Gustavo Gaviria. Al día siguiente de esto, la esposa del juez fue interceptada en su automóvil por cuatro hombres armados que la encañonaron, la bajaron del carro y lo echaron a rodar por un precipicio diciéndole: “La próxima vez no la dejamos bajar”. Tres años después, el 30 de octubre de 1986, Zuluaga murió acribillado.

Después de estos dos primeros episodios, Pablo Escobar fue acusado de infinidad de crímenes violentos. Según su prontuario, no pocas veces cometió dos asesinatos en un mismo día. El propio Luis Carlos Galán fue asesinado en la tarde, pero en la mañana también había mandado matar al comandante de la Policía de Antioquia, Franklin Quintero. En otras épocas hubo un atentado importante cada semana. Entre el asesinato de Galán y la bomba de El Espectador pasaron apenas dos semanas. Entre la bomba del avión de Avianca y la bomba del DAS solo diez días. Entre esta y el secuestro de Álvaro Diego Montoya, hijo del secretario general de la Presidencia, otros diez, y así sucesivamente. Su crimen más horrible, por innecesario, fue el asesinato de Enrique Low Murtra. Este firmó extradiciones cuando fue ministro de Justicia y para protegerlo fue enviado como embajador a Suiza, donde pasó unos años. Durante este tiempo la guerra del capo contra la extradición había producido tantos muertos que la Constituyente de 1991 había tomado la decisión de eliminar la extradición para parar el baño de sangre. A pesar de que había una mayoría abrumadora a favor de esta medida, Escobar decidió ordenar el asesinato de Low Murtra ocho días antes de la votación para recordarles a los constituyentes que las cosas con él eran en serio. Una semana después la extradición fue prohibida por norma constitucional y el jefe del cartel de Medellín se entregó al día siguiente en la cárcel de La Catedral. 

Esa cárcel la había mandado hacer él, a su medida, en terrenos de su propiedad. No fue sino más tarde que el país y el mundo se enteraron de que era más bien un club campestre con tantos lujos que los subalternos de Escobar se entregaron voluntariamente para acompañarlo. Desde allí, él seguía dirigiendo el negocio del narcotráfico y ordenando asesinatos. 
Un día en un arrebato de furia se le fue la mano. Sus lugartenientes en el negocio de la coca eran los Galeano y los Moncada. A Escobar le dio porque ellos se estaban quedando con una tajada de los ingresos superior a la que él permitía. Por esto, los citó a una cumbre en La Catedral en donde fueron asesinados por sus sicarios. Las versiones que han salido a flote sobre esta masacre son horripilantes. Se ha dicho, inclusive, que algunos de los cadáveres fueron cocinados y servidos a los perros como comida. 

Cuando la desaparición de los Moncada y los Galeano fue pública y se filtró que habían sido asesinados en la cárcel de su jefe, el gobierno de César Gaviria tomó la decisión de intervenir. Era un escándalo mundial que el preso más famoso del mundo tuviera ese control y esa capacidad de acción sobre su sitio de reclusión. Cientos de uniformados fueron enviados para trasladar al capo a una cárcel de verdad. Como La Catedral no tenía rejas, él y su gente se escaparon simplemente caminando por la parte de atrás. 

Escobar, desde la clandestinidad, intentó a toda costa volver a negociar su entrega. Sin embargo, el escándalo de La Catedral hacía imposible llegar a cualquier arreglo. El gobierno, por dignidad, ya no tenía alternativa diferente a perseguirlo hasta el final. Para esto buscó el apoyo de Estados Unidos, que contribuyó con asesores y la más alta tecnología. A esta cacería humana se sumaron los Pepes, Perseguidos por Pablo Escobar. Este grupo de vengadores estaba integrado por el cartel de Cali, los sobrevivientes de los Moncada y los Galeano, y todos los mafiosos con los que Escobar había tenido diferencias. Asediado, recurrió al terrorismo y a poner bombas. Pero el círculo se cerraba gradualmente y, mientras las autoridades se acercaban, los Pepes destruían o mataban a todo lo que oliera a Escobar. 


EL FINAL Acribillado sobre un tejado terminó la vida del hombre que cambió la historia del país.

Para salvarse, su mujer y sus hijos trataron de salir de Colombia. Ningún país los recibía y un avión en que se embarcaron fue devuelto a El Dorado. De ahí fueron llevados al Hotel Tequendama, donde fueron recluidos mientras se definía su suerte. Escobar los contactó telefónicamente y, durante esa conversación, las máquinas de triangulación del bloque de búsqueda lograron ubicar exactamente la casa donde se encontraba en un barrio de Medellín. Los uniformados irrumpieron inmediatamente y después de dar de baja al sicario que lo acompañaba, el criminal más buscado del mundo cayó baleado en un tejado de la capital antioqueña. Así terminó la vida del hombre que cambió la historia del país en los últimos años del siglo XX, cuya leyenda negra tiene hipnotizados a los colombianos en frente de los televisores en la actualidad.

*Esta es una versión actualizada del artículo publicado por SEMANA cuando las autoridades dieron con el jefe del cartel de Medellín.