martes, 9 de agosto de 2016

Mi versión de lo que ocurrió en la historia un día como hoy 9 de Agosto

Compilado por Luis Montes Brito
Un día como hoy 9 de Agosto de 1173 en Italia se inicia la construcción de la Torre de Pisa. Con información de Historia y Biografías, imagen de 4ever.eu. Cuando los ciudadanos ricos de Pisa encargaron la construcción del campanario, su intención era crear un símbolo de su poder. El resultado, sin embargo, fue contrario: la torre inclinada se convirtió en un modelo del carácter pasajero, tanto de la arquitectura como del poder. La construcción del campanario para la catedral de la ciudad toscana de Pisa se encargó al arquitecto Bonanno Pisano e inició un día como hoy 9 de agosto de 1173. Este se propuso erigir un campanario en forma de columna y separado de la iglesia. No obstante, muy pronto se observó que los cimientos de la torre eran demasiado débiles, lo cual provocó que empezara a inclinarse (en un primer momento se ladeó unos 5 cm. hacia el sudeste) tras la conclusión de los primeros tres pisos. La causa del torcimiento de la obra era el inestable subsuelo sobre el que se estaba levantando la torre. Pisano temió que su fama de arquitecto se viera afectada y mandó parar las obras. Casi 100 años más tarde, Giovanni di Simone se arriesgó a reanudar la edificación e intentó compensar la inclinación de la torre construyendo verticalmente los cuatro pisos que faltaban. Las consecuencias fueron catastróficas, pues el campanario seguía inclinándose. Di Simone se dio cuenta de su error y ordenó detener de nuevo las obras por más que el lugar donde debían colocarse las campanas no estuviera construido. En 1298 se midió una desviación de la plomada de 1,43 m, y en 1360 esta cifra ya había aumentado a 1,63 m. Con todo. Tommaso Pisano se decidió a continuar la construcción del campanario y a terminar la obra. Para ello, dispuso el claro de forma vertical sobre el edificio inclinado. En 1372, la torre del campanario quedaba lista para su inauguración. En los siglos sucesivos, la inclinación de la torre se ralentizó. Se supone que el peso de la misma —unas 14.500 toneladas— terminó por compactar el suelo, lo cual permitió cierta estabilización del edificio. En el año 1835, el arquitecto Alessandro Gherardesca realizó un primer intento de rehabilitación; para ello eliminó el blando suelo lodoso y lo sustituyó por una base de mármol. En 1350 la inclinación era de 1,40 metros, en 1817 de 3,80 metros y en 1993 de 4,47 metros. Tras las obras la inclinación de la torre retrocedió a los 4,10 metros en 2001 y de ahí a los actuales 3,99 metros. El resultado fue desastroso, ya que en lugar de proporcionar mayor solidez a la torre, la acción de Gherardesca provocó un nuevo ladeo. En 1918, la desviación de la plomada era ya de 5,1 metros. Hasta 1990, la inclinación de la torre fue aumentando de 1 a 1,2 mm. anuales. Ante la imposibilidad de revertir esta situación y por motivos de seguridad, el símbolo de la ciudad Pisa fue cerrado a los visitantes el 7 de enero de 1990. El gobierno italiano ha emprendido numerosas medidas para la conservación de este singular monumento. Así, en los años 1994 y 1995, se colocaron en la parte norte de la torre 690 toneladas de plomo en forma de barras y a modo de contrapeso; su fijación se realizó mediante la inserción de una serie de anclas enterradas en el suelo, a 40 m. de profundidad. Hasta el momento, la medida funciona, por lo que se ha podido detener la inclinación de la torre. Por el contrario, otros intentos de estabilización, corno inyecciones de hormigón en los cimientos o la congelación del suelo, han resultado un fracaso. En 1998, se aseguró la parte norte de la torre mediante dos cables de acero de 100 metros de largo y 4 toneladas de peso cada uno. La torre tiene 55 metros de altura, pero sus cimientos sólo tienen 3 de profundidad. Entre el mes de febrero de 1999 y junio de 2001 se puso en práctica una nueva técnica. En los cimientos de la parte norte se insertaron una serie de tubos que debían permitir la extracción de 30 toneladas de tierra con la máxima seguridad y, a continuación, enderezar la columna unos 50 cm. La nueva técnica dio unos resultados magníficos, de manera que en la actualidad la torre presenta una inclinación moderada, aproximadamente la que tenía hace unos 250 años. A pesar de que es posible que nunca “adopte” la posición vertical por completo, su situación actual puede considerarse como absolutamente estable. El “paciente” está fuera de peligro y podrá sobrevivir sin problemas durante los próximos 2000-3000 años. El 16 de junio de 2001, se abrió de nuevo el acceso al público, ya que no existe riesgo alguno en la subida a este campanario de 55 metros de altura. Incluso las siete campanas pueden volver a repicar. CURIOSIDAD: Si alguien creía que la Torre Pisa seguía siendo la torre más inclinada del mundo, pues está equivocado, ahora la torre más inclinada del mundo se encuentra en Alemania, en un pequeño pueblo llamado Suurhusen, ubicado en la Baja Sajonia. La torre de Suurhusen tiene un grado de inclinación de 5,07 grados mientras que la Torre de Pisa tan sólo tiene un grado de inclinación de 3,97 grados. La torre forma parte de una iglesia cualquiera y de hecho, era una iglesia corriente hasta que ésta empezó a separarse de la nave principal, inclinándose poco a poco.
Un día como hoy 9 de Agosto de 1884 la ciudad de San José, Costa Rica, se convierte la primera ciudad de América Latina en poseer iluminación pública eléctrica y la tercera en el mundo después de Nueva York y París. Con información de La Nación por Diego Arguedas Ortiz. Un día como hoy 9 de Agosto de 1884 se encendieron por primera vez las bombillas eléctricas del alumbrado público de San José, ciudad que dice ser la tercera del mundo que tuvo esta tecnología. Hacia 1884, San José era un puñado de cafetales desperdigados por un valle y sin siquiera un teatro que hiciera de joya de la corona. Era un pueblo iluminado con canfín, cabecera de una provincia con apenas 50.000 habitantes. Ahí, en ese potrero en penumbras, dos hombres pusieron a trabajar una pequeña planta hidroeléctrica. Para hacerlo, desviaron unas cañerías que alimentaban una pileta destinada a refrescar a los bueyes que llegaban a la capital. El primer capítulo de la electricidad en Costa Rica puede resumirse en eso: dos tipos robándole agua a una boyada para encender 25 bombillas. Costa Rica era entonces un país joven donde se permitían las quijotadas. El primer cargamento de bananos había salido de puerto Limón cuatro años antes con destino a Noruega y, durante el resto de la década, se inaugurarían la Biblioteca Nacional, el Liceo de Costa Rica y el Colegio de Señoritas. La ambiciosa reforma educativa de 1886 era todavía un proyecto que se paseaba en unas cuantas mentes. A ese rincón regresó, en 1882 y tras un viaje a Estados Unidos, el costarricense Manuel Víctor Dengo, a quien la Universidad de Santo Tomás le había otorgado unos años atrás el primer título de ingeniero mecánico del país. Venía de ver la luz tranquila que ofrecía la estación eléctrica de Pearl Street, instalada por Thomas Edison en Nueva York. Tras volver a Costa Rica, Dengo seguramente miró por muchas noches las lámparas de hierro alimentadas con canfín, ubicadas a 50 metros una de otra, que un encargado llegaba a encender a diario con una mecha en llamas. Debió de ser así porque, en julio de 1882, el gobierno le concedió el derecho exclusivo de desarrollar en el país la luz eléctrica. Así empezó el camino eléctrico en Costa Rica: un poco de antojo, otro de envidia, un manojo de emprendedurismo y un piñazo de ganas. Dengo se alió con el guatemalteco Luis Batres, quien era el del dinero y los contactos, y juntos fundaron la Compañía Eléctrica de Costa Rica. Claro, en tiempos donde no existía Amazon, ni Aerocasillas, ni DHL para pedir un paquete por envío aéreo urgente (carajo, no había ni siquiera aviones) las cosas caminaron lento. En algún momento entre 1882 y 1884, llegó un extravagante pedido a las oficinas de la compañía Thompson–Houston en la avenida Wester, Lynn, Massachusetts. Un lugar llamado Costa Rica necesitaba una rueda Pelton de 75 caballos de fuerza, un dinamo de 50 kilowatts y 25 lámparas de arco abiertos. Muchas gracias y no se olvide de mandar factura. ¿Primeros? ¿Segundos? ¿Terceros? El hecho: un día como hoy 9 de agosto de 1884, cuando estaba anocheciendo, los emprendedores pusieron a trabajar la planta, ubicada diagonal a la esquina noreste de la antigua Fábrica Nacional de Licores. Desde ahí hasta el Parque Central, se esparció la luz en un parpadeo. El mito: San José fue la tercera ciudad del mundo en tener alumbrado público, luego de Nueva York y París. Suena comprensible. En 1884, comunicarse era complicado y mantenerse al día era asunto para iluminados. El teléfono tenía apenas ocho años de haber sido patentado en Estados Unidos y amores y enemistades se tramitaban por carta. Era impensable que la Municipalidad de San José tuiteara: “Esta noche inauguramos el sistema eléctrico #tercerosenelmundo”. El hashtag hubiera sido útil. Es sencillo determinar que San José no estuvo en el podio histórico de las ciudades que primero tuvieron alumbrado público, pues existe un grupo numeroso que adquirió esa tecnología antes de 1884. El reto es saber cuál fue la primera. ¿Wabash, Indiana, en 1880? ¿Lyon, Francia, en 1855? ¿Londres en 1878? ¿Kimberly, Sudáfrica, en 1881? ¿Nueva York en 1882? “Todas esas fechas aseguran, a su manera, que fueron la primera ciudad en tener alumbrado eléctrico público. El problema entonces se traslada a definir qué se considera una instalación exitosa”, explica Ernest Freeberg, doctor en Historia, profesor en la Universidad de Tennessee y autor de un libro sobre la historia de la electricidad. El caso de Lyon parece haber sido una travesura pasajera de los ingenieros franceses Lacassagne y Thiers. Newcastle, Inglaterra, hace también un reclamo tímido: Sir Joseph Wilson Swan instaló una lámpara en 1879. Pero, ¿apenas una lámpara? Descartado. Cleveland dice que iluminó su parque central en 1879. Ah, pero solo el parque. Wabash, es cierto, iluminó el 31 de marzo de 1880 todo el pueblo con cuatro gigantescos focos colocados sobre el edificio municipal, pero, a ver, era un poblado diminuto de 320 habitantes, dice Freeberg. Londres, con el viaducto Holborn, el 13 de diciembre de 1878, es una candidata fuerte. También Kimberly, Sudáfrica, que documentó ampliamente su iluminación el 1.° de septiembre de 1882. Tres días después, se inauguró la planta de Pearl Street, en Nueva York. Y así debe haber muchas por el mundo que escapan de esta revisión, por lo que hacer una lista definitiva es complejo. ¿Y París? Bueno, en la capital francesa se iluminaron temporalmente dos calles para la Exposición Universal de 1878 y, necesariamente, para la Exposición Internacional de Electricidad de 1881. No es sorpresa que le llamen la Ciudad de las Luces. Sorprende, sí, que no haya habido instalaciones estables. En América Latina tampoco ganamos. Santiago de Chile y la ciudad de Campos, en Río de Janeiro, Brasil, encendieron su alumbrado eléctrico público en 1883. Pero fuimos terceros. Pioneros. El sistema nacional era sencillo, pero ingenioso. El Gobierno les dio a Dengo y Batres una subvención mensual de 200 pesos por cinco años y ellos se comprometieron a proveer el mejor sistema moderno tras firmar un contrato con la Municipalidad de San José. Los hombres optaron por la producción hidráulica y para esto se valieron de una caída de agua de 15 metros que sobraba en los tanques de cañería y que alimentaba hasta entonces la pileta de los bueyes. El sistema llegó a suplantar los viejos faroles de canfín que desde 1841 iluminaban las noches josefinas. Para su inauguración –¿se habrá visto un acontecimiento semejante en aquellos años?–, el presidente Próspero Fernández salió a su balcón en el Palacio Presidencial y las multitudes curiosas llegaron de Alajuela, Cartago y Heredia. De un pronto a otro, pasadas las 6 p.m., las 25 lámparas instaladas sobre postes de madera se encendieron. La gente reunida tuvo dos grandes reacciones. Primero, un grito colectivo de asombro y después, pasado el susto inicial, incredulidad. “Las calles por donde iban colocando los postes y se tendían los alambres, eran sitio de obligada romería para todos y algunos llegaban manifestando sus dudas porque, a lo mejor, los tales alambres eran huecos, como finísimos tubos, por los cuales circulaba el canfín de los faroles”, escribe el cronista Alberto Quijano en su libro Costa Rica ayer y hoy , de 1940. La reacción era similar a la que había provocado el alumbrado eléctrico en otros países. Durante la exposición que hicieron en Lyon Lacassagne y Thiers en 1855, la Gazette de France reportó que “las señoritas se cubrían con sus sombrillas, no como tributo a los inventores, sino para protegerse de los rayos de ese misterioso y nuevo sol”. En Newcastle, en 1878, los pobladores se aglutinaron para ver la solitaria lámpara en la calle Mosley. En 1884, fueron muchos los que llegaron a ver la única ciudad iluminada entre Estados Unidos y Chile. Durante varios años, el país mantuvo un lugar de privilegio y las naciones vecinas que se fueron uniendo (México en 1887, Panamá en 1889 o Colombia en 1890) debieron conformarse con saber llegar. Terceros o no, queda el mérito de que Dengo y Batres lograron encender San José en pleno reinado del canfín y antes de que lo hicieran muchas capitales europeas. Es un punto alto en la historia del país, pero ningún cronista relata si el 10 de agosto de 1884, mientras ambos celebraban, los bueyes que llegaban a San José habrán arrugado la cara, perplejos, al encontrar semivacía la pileta donde cada mañana acostumbraban refrescarse.
Un día como hoy 9 de Agosto de 1936 Juegos Olímpicos de Berlín: Jesse Owens gana la cuarta medalla de oro y se convierte en el primer estadounidense que gana cuatro oros en una Olimpiada. Con información de ABC por Israel Viana. El 25 de mayo de 1935, fue el día en el que Jesse Owens dejaba de ser un joven y desconocido atleta negro que trabajaba en una gasolinera, y cursaba segundo en el instituto, para convertirse en una estrella mundial del atletismo. En tan sólo 45 minutos batía cuatro récords mundiales durante una competición estatal celebrada en Michigan. Y lo hacía descansando sólo entre nueve y 15 minutos entre prueba y prueba: 100 metros lisos (9,4 segundos), salto de longitud (8,13 metros), 220 yardas (20,3 segundos) y 220 yardas vallas (22,6 segundos), convirtiéndose en la primera persona que bajaba de los 23 segundos en esta última prueba. Este acontecimiento, considerado por muchos como una de las más grandes proezas del atletismo de todos los tiempos, fue el paso previo que sirvió a Owens para lanzarse a la conquista de los Juegos Olímpicos de Berlín, donde, a besa de medallas, desacreditaría las teorías de un Hitler que quería demostrar con aquella cita mundial la supremacía aria. Owens, que en 1935 tenía 22 años, llegó a su primera carrera en Michigan con un fuerte dolor de espalda que venía arrastrando desde hacía tres semanas. Pero estaba acostumbrado a sufrir. Owens, al borde de la muerte Desde pequeño lucía un cuerpo raquítico y era propenso a la enfermedad. «Nadie hubiera dicho entonces que aquel muchachito enclenque y enfermizo, que a los siete años estuvo al borde de la muerte por una neumonía, se convertiría andando los años en uno de los mejores atletas de todos los tiempos», contaba ABC con motivo de su muerte, el 31 de marzo de 1980. Hasta que sus padres no se trasladaron a Ohio, el pequeño Jesse no había dejado de trabajar en el campo recolectando algodón. Una vez en Ohio, Owens pudo cambiar el campo por la escuela y mejorar su alimentación, pero aún conservaba su cuerpo enclenque. A raíz de eso, sus compañeros de clase le apartaban de los juegos y él, para no aburrirse, se dedicaba a dar vueltas y más vueltas al campo de beisbol. El deporte, una vía de escape. Cuando su profesor de gimnasia, Charles Ripley, le vio correr, le dijo: «Dentro de unos años serás el mejor atleta del mundo». Y no se equivocó. Jesse había encontrado en el deporte una válvula de escape a su condición de negro, que tantos problemas conllevaba en Estados Unidos por aquel entonces. Por eso, cuando llegó a Ann Arbor, aquel dolor de espalda no mermó sus ganas infinitas de competición y de olvidarse de los trabajos que tenía que realizar por aquellos años para llevar dinero a una familia pobre de 8 hermanos. La actuación de aquel día le valió a Jesse el sobrenombre de «El antílope de ébano» y una plaza en los Juegos Olímpicos de Berlín. Hitler, que sabía que el mundo le miraba, quiso demostrar que los arios eran una raza genéticamente mejor preparada que cualquier otra. Los primeros días, el führer se mostraba exultante de felicidad ante los triunfos alemanes, que aplaudía con entusiasmo. Pero llegó el turno de aquel atleta negro y pobre que había sorprendido a todos unos años antes. Una a una mientras aumentaba el cabreo del líder nazi, Owens consiguió cuatro medallas de oro, batiendo otros cuatro records mundiales. El führer no aplaudía las medallas de Owens y sí las de los atletas blancos. Cuando un miembro del comité le advirtió de que sería conveniente de que aplaudiera a todos por igual o a ningún atleta, Hitler optó por no aplaudir a nadie. Un día como hoy 9 de Agosto de 1936 Jesse Owens se convertía en el primer estadounidense en ganar cuatro medallas de oro en las mismas olimpiadas: 100 metros lisos, carrera de relevos de 4x100 metros, 200 metros lisos y salto de longitud, como reseñaba en un pequeño apéndice ABC en 1936. Un record que no se volvió a ocurrir hasta la llegada de Carl Lewis. Un Hitler enfurecido en la entrega de la cuarta medalla de oro a Owens, Hitler, atónito y enfurecido, se limitó a abandonar el estadio, según cuentan, para no verse obligado a estrechar la mano del atleta negro. Owens siempre quitó hierro a esta anécdota histórica de la que dice que no se enteró. «Cuando volví a mi país natal, después de todas las historias sobre Hitler, no pude viajar en la parte delantera del autobús. Volví a la puerta de atrás. No podía vivir donde quería. No fui invitado a estrechar la mano de Hitler, pero tampoco fui invitado a la Casa Blanca a dar la mano al Presidente», asegura sin embargo Jesse Owens años después. Un Owens que, después de los juegos, tuvo además que volver a su trabajo de botones en el hotel Waldorf-Astoria, organizar espectáculos en los que corría contra caballos o lanzarse a montar una lavandería con un socio que terminó estafándole para seguir sacando a su familia adelante.
Un día como hoy 9 de Agosto de 1945 en Nagasaki, Japón, Estados Unidos realiza el segundo lanzamiento atómico contra civiles en la Historia. Con información de BBC Mundo. Las nubes se abrieron poco antes de las 11:02 de la mañana de un día como hoy 9 de agosto de 1945 y eso le permitió al bombardero de a bordo fijar visualmente el blanco. Fue 500 metros encima de una cancha de tenis, a medio camino entre un arsenal y una fábrica de acero, que se produjo la detonación. Unas 74.000 personas, en su mayoría civiles, murieron como resultado del acto. Era el segundo ataque nuclear de la historia. El primero con una bomba de plutonio. Era Nagasaki. Una explosión que le agregó una nueva y dolorosa herida a la conciencia de la humanidad. Pero, décadas después, el evento a menudo es visto nada más como un apéndice de otro evento terrible que se produjo tres días antes. El 6 de agosto EE.UU. había lanzado el primer ataque nuclear de la historia, contra otra ciudad japonesa: Hiroshima. Y desde entonces lo que hizo la "Fat Man" –como habían bautizado a la bomba de Nagasaki– ha estado un poco la sombra de lo que hizo su hermana de Hiroshima: la "Little Boy". Una sombra que tiene forma de hongo nuclear. Una prueba de ese olvido es que muchos saben que "Enola Gay" era el nombre del avión que dejó caer la bomba sobre Hiroshima. Pero muy pocos han oído hablar de aquel que lanzó su carga mortal sobre Nagasaki. Le decían "Bockscar". El artefacto nuclear, por su parte, medía poco menos de 3,5 metros de largo, pesaba 4.050 kilogramos (unas 9.000 libras) y un poder equivalente a 22 kilotones de TNT, más poderoso que el de Hiroshima. Pero lo de "Fat Man" ("Hombre Gordo") era también una referencia a Winston Churchill, en ese entonces el primer ministro inglés. Advertencia. El mundo apenas empezaba a tratar de asimilar lo de Hiroshima, cuando supo que un segundo artefacto nuclear había sido detonado encima de otra ciudad japonesa. "Fuerzas estadounidenses lanzaron una bomba atómica sobre Nagasaki, el segundo ataque de este tipo contra Japón en tres días", informó, hace más de 70 años, la BBC. "La bomba fue lanzada en paracaídas desde un bombardero estadounidense B29 a las 1102 hora local", decía el reporte. "Explotó a una altura de aproximadamente 1.625 pies (500 metros) sobre el suelo y se cree que destruyó completamente la ciudad, ubicada en el lado oeste de la isla japonesa de Kyushu", se informó. En realidad, la bomba destruyó aproximadamente el 30% de la ciudad, sede del conglomerado empresarial Mitsubishi y uno de los principales puertos del país. Y ese mismo 9 de agosto, el presidente estadounidense Harry S. Truman también habló por radio. Pero no mencionó directamente la bomba de Nagasaki. "Los gobiernos británico, chino y de Estados Unidos le dieron al pueblo japonés suficiente advertencia de lo que le esperaba. Especificamos las condiciones generales para su rendición", empezó el mandatario su mensaje. "Nuestra advertencia fue desatendida, nuestros términos rechazados. Desde entonces los japoneses han visto lo que nuestra bomba atómica puede hacer. Pueden adivinar lo que hará en el futuro", advirtió. Para mientras, aviones estadounidenses dejaban caer más de tres millones de panfletos advirtiendo a los japoneses que las bombas atómicas serían empleadas "una y otra vez" a menos que dejaran de combatir. Y cinco días después Japón se rindió incondicionalmente. Rendición. Hay sin embargo historiadores que sostienen que, más que la amenaza de nuevas bombas atómicas, fue la declaración de guerra de la Unión Soviética –que envió tropas a Manchuria un día antes del ataque contra Nagasaki– la que aceleró la decisión. "Era bastante obvio que los japoneses estaban listos para rendirse", le dijo a BBC Mundo el profesor de la Universidad de California en Santa Bárbara, Tsuyoshi Hasegawa, quien suscribe esta tesis. Y a muchos –incluyendo algunos que justifican el lanzamiento de la bomba sobre Hiroshima como una forma de forzar el fin de la guerra– les cuesta entender por qué EE.UU. no esperó un poco más antes de lanzar un segundo artefacto nuclear. "No fue una estrategia militar, sino simplemente un experimento", dijo en 2005 uno de los sobrevivientes, Teruo Ideguchi. Y no es el único que piensa que si EE.UU. decidió seguir adelante, fue para poder probar una bomba de plutonio y compararla con el efecto del artefacto alimentado con uranio empleado en Hiroshima tres días atrás. Una forma todavía más terrible de estar a la sombra de aquella primera explosión.
Un día como hoy 9 de Agosto de 1974 el expresidente de los Estados Unidos Richard M. Nixon abandona la Casa Blanca en helicóptero después de dimitir debido al escándalo “Watergate”. Acosado por el escándalo Watergate, sospechoso de haber obstruido a la Justicia que investigaba el caso y acusado de ocultar información negándose a entregar las cintas clave que él mismo había grabado en la Casa Blanca, Richard M. Nixon cedió finalmente a la presión del Congreso estadounidense, y de gran parte de la opinión pública. “Al tomar esta medida, –dijo aquella noche del 8 de agosto de  1974 – espero que se haya acelerado el inicio del proceso de curación que tan desesperadamente necesita Estados Unidos”. Era otra muestra de su arrogancia: si de algo debía curarse Estados Unidos era de la “enfermedad Nixon”. Esa noche también anunció que su renuncia se haría efectiva al día siguiente. Quiso el azar que la decisión de renunciar se produjera exactamente seis años después de que Nixon y quien fuera su vicepresidente, Spiro Agnew, fueran nominados como candidatos de los republicanos para las elecciones de 1968, que Nixon ganó. Fue reelecto en noviembre de 1972, cuando ya estaba en marcha la investigación por el caso Watergate. Richard Milhous Nixon, el trigésimo séptimo presidente de Estados Unidos, dimitió un día como hoy 9 de Agosto de 1974 acorralado por el escándalo Watergate que nubló una gestión, calificada en otros áreas, por algunos, como notable considerando los difíciles tiempos en que ejerció. "Por la presente renuncio al cargo de presidente de EEUU", se indicaba en la nota que a las 11.35 AM de un día como hoy  viernes 9 de agosto de 1974 recibió el secretario de Estado, Henry Kissinger, horas después de que el mismo Nixon anunciara su decisión con un mensaje televisado pasado en directo al público la noche anterior. Cuando había cumplido 2.026 días de gestión presidencial y le restaban dos años y medio del mandato para el cual había sido reelegido en noviembre de 1972 con el 56 por ciento de los votos, Nixon tomó un helicóptero en el Jardín Sur de la Casa Blanca y voló al ostracismo. La opinión pública y el sistema político reaccionaron con alivio y el bochorno del escándalo fue atemperado por la continuidad del proceso constitucional cuando el vicepresidente Gerald Ford juró al mediodía de ese mismo viernes. En los últimos años de su vida, Nixon reconstituyó parcialmente su imagen como "estadista venerable" especialmente en el área de la política internacional, antes de fallecer en Nueva York el 22 de abril de 1994, a los 81 años de edad, cuatro días después de un infarto. Las semillas de su destrucción política las sembró durante su primer mandato presidencial, cuando a mediados de 1970 aprobó una expansión de las operaciones de espionaje político dentro del país a cargo del Buró Federal de Investigaciones (FBI), la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y otras agencias de lo que ahora se denomina "seguridad nacional". En septiembre de 1971, una cuadrilla de "fontaneros" -así nombrados porque tenían la tarea subrepticia de tapar las fugas de información del Gobierno- entró ilegalmente en las oficinas del psiquiatra de Daniel Ellsberg, exfuncionario del Pentágono. Pocos meses antes, el diario The New York Times había empezado la publicación de documentos del Pentágono sobre la guerra de Vietnam, "filtrados" por Ellsberg. En junio de 1972, en la campaña presidencial en la cual Nixon buscaba la reelección, otros "fontaneros" entraron ilegalmente en las oficinas del Comité Nacional del Partido Demócrata en el edificio de oficinas, apartamentos y hotel de Watergate. Los intrusos fueron detenidos y lo que esa noche pareció como una mera nota policial se transformaría en uno de los escándalos mayores de la historia de Estados Unidos cuando la pertinaz labor de los periodistas y el instinto político de los demócratas en el Congreso mostraron la vinculación entre los "fontaneros" y la Casa Blanca. Desde el principio Nixon negó haber tenido conocimiento de esas operaciones, mientras su gestión incluía una visita histórica a China, golpes militares en Uruguay y Chile, la guerra de Yom Kippur, el embargo petrolero árabe y la contienda global con la URSS. Nixon, que había sido vicepresidente con Dwight Eisenhower entre 1953 y 1961, fue asimismo quien puso en marcha la diplomacia secreta que en 1973 sacaría de Vietnam las tropas de combate de EEUU tras una guerra que desgarró a la sociedad, con más de 58.200 muertos norteamericanos, y erosionó el prestigio mundial de Washington. Tras una visita a Moscú, durante la cual se reunió con el secretario general del Partido Comunista, Leonid Brezhnev, Nixon negoció y firmó el primer pacto integral de límites a las armas nucleares estratégicas de ambas superpotencias, y un tratado que prohibió el desarrollo de sistemas para interceptar misiles. En la política interna, Nixon tuvo iniciativas que indigestarían a los republicanos conservadores de 2014: la creación de la Agencia de Protección Ambiental, la Ley de Aire Limpio, la Agencia de Seguridad y Salud Laboral, los esfuerzos para completar la integración racial en la educación y el apoyo a una enmienda constitucional sobre igualdad de derechos de las mujeres. Todo ello quedó velado por la obstinación con que la Casa Blanca negó durante dos años las vinculaciones con el espionaje político. El "Watergate" se transformó, también, en hito en la historia del periodismo: dos reporteros del The Washington Post, Bob Woodward y Carl Bernstein, recibieron el encargo de cubrir el incidente y sacaron a luz las conexiones entre los intrusos de Watergate, la Casa Blanca y una madeja de actividades clandestinas del Gobierno. Las investigaciones culminaron cuando el Comité Judicial de la Cámara de Representantes aprobó la acusación contra Nixon y el Supremo ordenó a la Casa Blanca que entregara grabaciones incriminatorias. Antes de que se pusiera en marcha el proceso formal contra Nixon, éste se convirtió en el primer presidente de EEUU y único hasta ahora que ha dimitido. Veinticinco funcionarios de su gobierno fueron enjuiciados y varios de ellos cumplieron sentencias, mientras Nixon logró el indulto (perdón) del presidente Ford, lo que, a su vez, le costó a Ford la derrota en las elecciones de 1976. Más detalles sobre el escándalo Watergate.  Esta sección está  basada en la publicación de Néstor Galicia, en la Prensa Libre. El caso se remonta al 17 de junio de 1972, cuando cinco hombres entraron al cuartel general del Partido Demócrata,   en el edificio Watergate, en Washington. Su objetivo era reparar  unos  micrófonos espías que habían sido colocados tres semanas antes y sustraer documentos que pudieran arruinar la campaña de Nixon, quien buscaba su reelección. El escándalo fue dado a conocer por Bob Woodward y Carl Bernstein, periodistas del diario The Washington Post, quienes revelaron detalles de las escuchas ilegales promovidas por el presidente contra la oposición demócrata en la campaña electoral de 1972, y además lo acusaron de congelar las investigaciones. Por el caso fueron juzgados los cinco capturados. Luego, el Tribunal Supremo le exigió a Nixon las 64 grabaciones telefónicas que demostraban su implicación  en la trama. La Comisión de la Cámara de Representantes votó a favor de un proceso de destitución por obstrucción a la justicia, abuso de poder y violación de derechos constitucionales. Sin embargo, antes de que se iniciara el proceso  Nixon renunció. Misteriosa fuente. La investigación fue guiada por una fuente anónima a la que llamaron  “Garganta profunda”, nombre de una popular película porno de la época. Este personaje reveló detalles confidenciales de la trama en la que se vio involucrado el gobernante y que desembocó en su renuncia. Los reportajes que The Washington Post publicó entre 1972 y 1973 son considerados un hito en la investigación periodística y le valieron un premio Pulitzer. El nombre de Garganta profunda fue un misterio durante más de 30 años, hasta  mayo de 2005, cuando se reveló  que Mark Felt, segundo al mando del FBI, fue el responsable de las filtraciones. Filtraciones continúan. Los informantes y piratas informáticos continuaron poniendo en jaque al Gobierno de Estados Unidos en años recientes. Muestra de ello fueron las revelaciones del portal de internet Wikileaks, fundado por Julian Assange en 2008 y que dio a conocer miles de documentos militares secretos  y cables diplomáticos. Esta información fue filtrada por el soldado Bradley Manning, hoy conocido como Chelsea Manning, quien fue condenado y posteriormente liberado. El actual presidente estadounidense, Donald Trump, ha sido criticado y comparado con Nixon por haber despedido en 2017 al director del FBI, James Comey, quien lideraba una investigación sobre  posible injerencia rusa en la campaña electoral de 2016.
Un día como hoy 9 de Agosto de 1986 en Knebworth Park, Inglaterra, ante más de 120.000 espectadores, la banda británica de rock Queen realiza su último concierto con sus integrantes originales, antes de la muerte del vocalista Freddie Mercury en 1991. Knebworth Park fue la última presentación de Queen, celebrada un día como hoy 9 de agosto de 1986 en el parque más grande de Inglaterra, el Knebworth Park. El evento formó parte del Magic Tour, y a ella asistieron 120,000 personas, el total de las entradas se vendieron 2 horas. Brian May, guitarrista y cofundador de Queen, declaró que sólo unos cuantos segundos de este recital fueron grabados profesionalmente por Doro Productions, por lo que el concierto jamás iba a ser lanzado oficialmente. Brian Harold May, Comendador de la Orden del Imperio Británico (CBE), nacido en Hampton, Londres, Inglaterra, el 19 de julio de 1947, es un músico y astrofísico británico. Es conocido mundialmente por ser guitarrista, compositor, vocalista y en ocasiones tecladista de la exitosa banda británica. Compuso muchos de los grandes éxitos de Queen, y utiliza una guitarra eléctrica hecha por él mismo, llamada Red Special. Es considerado uno de los guitarristas más grandes y originales de la historia. Queen se embarcó en el Magic Tour para tocar en los estadios al aire libre de Europa. El grupo ensayó más de lo normal para este tour. En la gira se utilizó el escenario más grande y la plataforma de luces más extensa de la carrera del grupo, además de una pantalla gigante en Mannheim, Wembley y Knebworth, que era la pantalla más grande que había en Reino Unido en esa fecha. Una de las citas más señaladas del tour fueron las dos fechas, 11 y 12 de julio, que realizaron en el estadio de Wembley en Reino Unido ante unas 72.000 personas cada noche, vendiéndose las entradas en solo seis horas. El rodaje de ambos conciertos se realizó con quince cámaras, además de un helicóptero para capturar tomas aéreas. La segunda noche se publicó en varios formatos años después. El concierto de Budapest, celebrado el 27 de julio, fue filmado por Mafilm, empresa que realizaba filmaciones del gobierno, que también grabó a modo de ensayo el concierto de Colonia una semana antes, aunque este se borró para volver a usar las mismas cintas en Budapest. Emplearon todas las cámaras de 35 mm que había disponibles en Hungría para registrar el recital. Sería publicado en VHS el 16 de febrero de 1987 bajo el nombre de Live in Budapest. El Magic Tour fue visto por más de 1 millón de personas, siendo 400.000 en el Reino Unido, récord de audiencia en el país entonces. Esta fue también la última gira de Queen con Freddie Mercury. En diciembre del mismo año, Queen publicó Live Magic, su segundo disco en vivo, en el que compilan versiones extraídas de los conciertos de Wembley, Budapest y Knebworth. Freddie Mercury, nació en Farrokh Bulsara, en Stone Town, Zanzíbar, Tanzania, África, el 5 de septiembre de 1946, fue un célebre cantante, compositor y músico británico de origen parsi e indio, conocido por haber sido el fundador y vocalista de la banda de rock Queen. Murió de una bronconeumonía complicada por el sida en Kensington, Londres, Reino Unido, el 24 de noviembre de 1991, solo dos días después de comunicar oficialmente que padecía esta última enfermedad. En 2008, la revista estadounidense Rolling Stone lo colocó en el puesto 18 en su lista de los 100 mejores cantantes de todos los tiempos, mientras que Classic Rock, al año siguiente, lo consideró el mejor cantante de rock de la historia. Freddy Mercury realizó su último concierto un día como hoy 9 de agosto de 1986.

Un día como hoy 9 de Agosto de 1995 en el volcán Chichontepec, Departamento de San Vicente, El Salvador, a las 20:14, se estrella el vuelo de Aviateca 901; se considera el peor accidente aéreo de la historia de ese país. El avión, que volaba de Miami a San Salvador, chocó contra el volcán de San Vicente o Chichontepeq (también se escribe Chinchontepeq), estrellándose a media altura de su ladera norte, ubicado en el Departamento de San Vicente, zona Paracentral de El Salvador. El Chinchontepeq tiene una altura de 2.180 metros. El lugar es El Salvador, la fecha es un día como hoy, miércoles, nueve de agosto del año 1995, el acontecimiento es un accidente aéreo que por sus consecuencias fatales se convirtió en el peor en toda la historia del país. Los hechos ocurrieron cuando el avión Boeing 737-200 se comunicaba con la torre de control del Aeropuerto Internacional de El Salvador para anunciar su arribo. Las condiciones climatológicas no eran adecuadas para el aterrizaje, según los controladores aéreos, de modo que se le pidió al piloto a cargo del vuelo 901 Aviateca desviar la ruta y retrasar su llegada a la terminal aérea hasta nuevo aviso. Según información recopilada por esta casa editorial con base a las transcripciones de la conversación entre el piloto y la torre de control, rescatadas gracias al hallazgo de la caja negra del avión, se le pidió al piloto cambiar la dirección pero se le confundió primero preguntándole si se desviaría hacia el norte o hacia el sur y luego preguntando si lo haría hacia la izquierda. El piloto decidió girar hacia la izquierda y continuó su ruta hasta estrellarse con el volcán Chinchontepec. Se le había pedido al piloto que se reportara cuando estuviera a 15 millas de distancia del aeropuerto, sin embargo el reporte nunca ocurrió. A consecuencia del choque del avión con el volcán fallecieron 58 pasajeros, 6 tripulantes y un mecánico. Según la lista de vuelo, en el avión viajaban 12 guatemaltecos, seis nicaragüenses, seis costarricenses, seis estadounidenses, cuatro mexicanos, dos daneses, un suizo, un español, un argentino, dos brasileños, un alemán y un coreano. El Boeing 737 se estrelló contra las faldas del volcán San Vicente, o Chichontepec, a eso de las 20 Horas locales del miércoles (02H00 GMT), cuando comenzaba su aproximación al aeropuerto internacional de Comalapa, 40 kms al suroeste de la capital. Entre las víctimas se encontraba el embajador de Brasil en Nicaragua y su esposa, identificados como Genaro y Magdalena Mocciolo, según confirmó la cancillería brasileña.

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