domingo, 28 de agosto de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LA LIBERTAD Y EL BURKINI



       No Es un conflicto que se esté dando en El Salvador, ni veo probable que vaya a darse; pero es que a veces siento la necesidad de hablar de algo que no tenga que ver con El Salvador, porque hablar de El Salvador me agota tanto como hablarle a la pared, cuando veo que, de todos modos, ni para atrás ni para adelante. Bueno, eso es lo que solía ver, porque ahora veo que para atrás sí. Y no solo me agota, sino que me produce tristeza; así que voy a trasladarme lejos.

       El conflicto del burkini se da fundamentalmente en Europa, donde la población inmigrante de origen musulmán es más abundante. Para los no familiarizados con el concepto, explico que el burkini es como comúnmente se está llamando a esta prenda de baño diseñada particularmente para mujeres musulmanas, y, como es fácil suponer, el término viene de la fusión de “burka” y “bikini”. Como la cultura musulmana manda que la mujer debe tener todo su cuerpo tapado en público, era muy difícil para estas mujeres disfrutar de las playas o piscinas como cualquier mujer occidental, teniendo que usar su aparatosa vestimenta tradicional. Además, el uso de la misma es vista como símbolo de opresión machista y religiosa (aunque es más de lo primero que de lo segundo), lo que en Europa es inaceptable, y en Francia, incluso prohibido.

       Siendo esto así, a alguien se le ocurrió diseñar una prenda de baño que ofreciese suficiente comodidad, y, al mismo tiempo, tapase todo el cuerpo. El invento parece haber tenido aceptación entre la población femenina musulmana porque permite acercarse al disfrute del baño en público, sin faltar al precepto cultural del cuerpo tapado, y, supuestamente, sin incumplir la prohibición del burka. Aparentemente es un pasito adelante en la integración de la mujer musulmana en la cultura occidental.

O al menos, esa debió ser la intención, porque en los liberales países europeos, y en particular en la super liberal Francia, donde la población musulmana es muy numerosa, y donde ya era controvertida la prohibición desde hace unos años del burka en los espacios públicos, no lo ven de la misma forma, sino que ha sido interpretado como una reafirmación de los restrictivos valores de la cultura musulmana en medio del país ícono de la libertad, del “vive y deja vivir”, y una estrategia para violar la mencionada prohibición. Y este conflicto cultural ha alcanzado otro punto culminante cuando miembros de las fuerzas de seguridad han despojado, o hecho despojarse a unas mujeres de su burkini en una playa; no todo, sino parte de él, claro.

Resulta más que contradictorio que en el país de la libertad esa libertad exista solo para los valores de la mayoría, y no para los de la minoría no tan minoritaria. Las autoridades francesas defienden que lo que prohíben no es una vestimenta en sí, sino la opresión y falta de libertad que esa prenda simboliza, según su apreciación. Puede que tengan razón en la misma, y derecho a luchar contra la falta de libertad en su país, pero usar la falta de libertad para ello me suena muy contradictorio. Es como pegarle a un hijo para “enseñarle” que no debe pegar a sus compañeros. Las estrategias que usan en el país de la libertad son similares a las que usan en países islámicos de sobra conocidos por restrictivos. Los extremos se tocan.

La libertad es un concepto un tanto subjetivo; demasiado subjetivo diría yo. La libertad no se impone; la libertad se siente; se vive. Y no se siente o se vive por el simple hecho de que te la den, ni mucho menos por el hecho de que te la impongan. Las autoridades del país pionero de la libertad deberían saberlo muy bien, pero no lo saben. La libertad se educa desde que se nace, o desde que se es pequeño; y solo en esas condiciones se es capaz de usar, de sentir y de vivir con plenitud y de hacer adecuado uso de ella.

En la medida en que una persona haya sido educada por más tiempo en la falta de libertad más difícilmente sabrá integrarse después a la misma. Muchas mujeres musulmanas envidian la libertad que disfrutan las occidentales, pero pocas se atreven a probarla aunque la tengan en la mano; incluso no muchas transmitirán a sus hijas eso que está ahí pero que no conocen. Miedo a lo desconocido. Que te impongan algo, aunque sea la libertad, no deja de ser una imposición más a las que la mujer musulmana ya está acostumbrada… solo que a la libertad ni siquiera está acostumbrada.
Puede que Francia tenga su derecho a tratar de combatir preceptos culturales trasnochados, pero esa no es la forma. Partiendo de que la libertad se educa desde pequeños, hay que educar en las escuelas y tener paciencia y esperar al menos una generación. Y tomando en cuenta que en muchos casos la educación en la escuela entrará en fuerte conflicto con la educación en el hogar, que tratará de perpetuar dichos valores, no hay garantía de que la siguiente generación sea capaz de vivir y sentir la libertad; algunas mujeres sentirán una gran inseguridad. La integración será completa en la segunda generación. O eso, o el conflicto social.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.


Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 

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