Por Compartiendo mi Opinión
En Argentina pocos conocen su nombre, sin embargo los expertos
aseguran que el país sudamericano le debe a este europeo lo que se ha
convertido en uno de sus productos más redituables y más emblemáticos: el vino
malbec.
Michel Aimé Pouget era un ingeniero agrónomo francés nacido en
1821, que a mediados del siglo XIX emigró a Chile. Allí conoció a Domingo
Faustino Sarmiento, un visionario político, educador, periodista y militar
argentino que estaba exiliado en el país andino.
Según el mito, en 1852 Sarmiento (que en 1868 se convertiría en
uno de los presidentes más emblemáticos de Argentina) contrató a Pouget para
desarrollar el cultivo de uvas en la provincia occidental de Mendoza.
El francés habría traído al país una serie de variedades europeas
hasta entonces inexistentes en Argentina, como el cabernet sauvignon, el pinot
noir, y la que luego se convertiría en la uva más popular de Argentina: el
malbec.
Así, este hombre de nombre desconocido, se convirtió en el
"padre" de una industria vitivinícola que actualmente genera cerca de
US$2.500 millones.
El reconocimiento a Pouget es tal que a partir de 2011 Argentina
decidió homenajearlo cada año con una celebración especial, conocida como el
Día Mundial del Malbec.
Este festejo se conmemora cada 17 de abril porque fue ese día, en
1853, cuando se presentó oficialmente el proyecto para crear la Quinta
Agronómica de Mendoza -la primera escuela de agricultura del país- donde Pouget
fundaría los cimientos de la vitivinicultura argentina.
Hoy se celebra en todo el mundo la cepa insignia de la industria
vitivinícola argentina.
Mitos y verdades sobre
su origen y su crecimiento en el país.
A pesar de que la mayoría de los argentinos no sabe quién fue Pouget,
entre los expertos del vino es una leyenda.
"En la escuela de sommeliers te enseñan que él trajo la
primera cepa de malbec a Argentina", cuenta a BBC Mundo Nigel Tollerman,
un inglés que se mudó a Buenos Aires hace una década y fundó la empresa de
"delivery" de vinos, 0800-VINO.
Pero a pesar de lo que se cuenta, la realidad es un poco
diferente.
"No es cierto que Pouget trajo la primera cepa de malbec. Los
vinos europeos llegaron a Argentina de la mano de los inmigrantes españoles,
italianos y franceses que trajeron las semillas", aseguró el empresario
Alberto Arizu.
Arizu es un hombre que sabe de vinos argentinos: es el presidente
de Wines of Argentina, una entidad que representa a 215 bodegas locales y se
dedica a promocionar los vinos argentinos en el mundo, con aval del Estado.
Fue Wines of Argentina la que impulsó la celebración del Día
Mundial del Malbec, un festejo que, con ayuda de la Cancillería argentina, este
año se extenderá a más de 40 países.
Según Arizu, si bien Pouget no fue el primero en traer el malbec,
sí fue responsable del éxito que tuvo esa cepa en Argentina.
"En la Quinta Agronómica Pouget investigó las distintas
variedades de semillas y descubrió que el malbec era particularmente apto para
el suelo argentino, en particular en Mendoza", señaló.
Mientras que el malbec crecía en Argentina, en el sudoeste de
Francia -donde se originó- sufría un declive desastroso, por culpa de las
plagas y una gran inundación.
150 años después de la llegada de Pouget Argentina se convertiría
en el principal productor de malbec del mundo y esa cepa se ha convertido en su
uva insignia.
Negocio millonario
En la actualidad, el malbec representa el 50% de las exportaciones
de vino argentino, que en 2011 generaron US$1.000 millones para el país.
También es la variedad más bebida por los locales, que consumen el
72% de la producción total de vinos del país.
Según el diario estadounidense The Wall Street Journal, en el
mundo el malbec es considerado un "sinónimo de vino argentino".
El país tiene 31.000 hectáreas dedicadas a cultivar esta variedad,
más que cualquier otra nación.
Pero ¿por qué tuvo tanto éxito esta cepa francesa en suelo
argentino?
Aunque parezca ilógico, la ventaja principal que tiene Argentina
es la baja fertilidad y la sequedad de sus suelos, en particular en Mendoza,
una zona árida al pie de los Andes.
"El malbec crece mejor en zonas desérticas, su principal
enemigo es el agua", explicó Arizu.
Según Tollerman un segundo factor que beneficia enormemente a Argentina
es la gran amplitud térmica: en la región de la cordillera en un sólo día la
temperatura puede variar unos 20ºC.
"Eso es muy importante para madurar la uva", señaló el
sommelier.
"La dispersión térmica explica por qué el malbec argentino es
de mucha mejor calidad que las variedades que se producen en otras partes del
mundo", agregó.
Como ejemplo citó el caso de Chile -el principal productor
sudamericano de vinos- que por su cercanía al mar tiene menos amplitud térmica.
Según los productores argentinos del malbec este tipo de vino
tiene un enorme potencial de crecimiento, ya que en la actualidad es mucho
menos conocido que otras variedades como el cabernet sauvignon o el
merlot.
A pesar de ser menos famoso, las ventas del vino argentino han
aumentado a pasos agigantados: según Tollerman, entre 2007 y 2011 las
exportaciones del malbec crecieron en un 94%.
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