lunes, 3 de enero de 2022

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: AÑO NUEVO Y EL COVID

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

Al principio nos pareció algo lejano, algo que sucedía en una provincia china sin demasiada relevancia. No le dimos importancia. Pero de repente, como si se tratase de una onda expansiva, los contagios del Covid-19 se propagaron e invadieron cada rincón del planeta hasta transformarse en una pandemia de alcance global.

Hoy, casi dos años después, ya se habla de su evolución de pandemia a endemia. Es decir, una enfermedad que no será erradicada y que se volverá tan familiar como la gripe.

En otras palabras, debemos acostumbrarnos al Covid-19 para siempre. Así lo afirman las predicciones médicas científicas. Aún se desconocen las posibles nuevas mutaciones, pero así como nos sorprendieron las variantes Delta y Ómicron le seguirán otras, lo que significa que habrá más vacunas para las nuevas mutaciones. Tercera dosis, cuarta, probablemente quinta… Así hasta que todas las personas estén vacunadas -algo difícil por los movimientos anti vacunas- o hayan padecido la enfermedad, aunque ya se experimentaron casos de contagios por segunda vez. No obstante, las vacunas han probado ser altamente efectivas y reducen la letalidad a porcentajes muy bajos. 

Convivir con el Covid-19 implica adoptar algunos hábitos que pensamos que serían transitorios y que serán para siempre. Primero y principal, el uso de mascarillas. Eso que antes se lo veíamos a apenas algunos turistas japoneses para protegerse del smog hoy es de práctica universal y también llegó para quedarse. Lo mismo que la higiene profunda de manos o el uso de desinfectantes, además de mantener distancia social. Todo ello no necesariamente en casa, pero sí al salir y estar en otros ambientes. 

Deberemos acostumbrarnos a portar la cartilla de vacunación como si se tratase de nuestro pasaporte y estar preparados para someternos a tests invasivos que prueben que somos “negativos”. Por supuesto que la gente tiende a relajarse, sobre todo cuando las cifras de contagio están a la baja, con lo cual se necesitan campañas de concientización para mantenernos en alerta. 

Nadie estaba preparado para un panorama como este, con consecuencias tan letales y con cambios de hábitos tan repentinos al punto que para buscar algo parecido haya que remontarse hace un siglo atrás. Si bien muchos se han adaptado y conviven con la pandemia, también es cierto que el daño psicológico -por no mencionar el económico- ha sido grande después de meses de confinamiento obligatorio. 

Mucha gente lo ha tomado por mal, especialmente los oposicionistas. Son aquellos que están en contra de las vacunas y tratan de sumar adeptos. Precisamente los que no quisieron vacunarse son los que más están muriendo, ya que sin inmunización son víctimas fáciles de las nuevas variantes. Y todavía podría ser peor para ellos. 

Así como alguna vez el 11 de septiembre -con el atentado a las Torres Gemelas- nos cambió la forma de viajar y ahora ya nos acostumbramos que antes de abordar un avión hay que someterse a un exhaustivo control de seguridad, lo mismo sucederá con el Covid. Tendremos que convivir con él, habrá que vacunarse más veces y cada año, y se volverá una rutina que ya no cuestionaremos. A los niños se les vacunará según vayan creciendo y formará parte de un programa de vacunación como se hace para enfermedades como la poliomielitis, tuberculosis. Para los adultos, será igual como en muchos países cuando cada invierno todos reciben la vacuna contra la influenza.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

 

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

 

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

 

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

 

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. 

 

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

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