Tomado
de The Wall Street Journal
John Gotti, de la familia
Gambino, en la Corte Suprema de Nueva York, en 1990.
La mafia de Nueva York baja su perfil, pero mantiene
su poder
Por Sean Gradiner y Pervaiz Shallwani
Durante
más de dos décadas, las cinco familias del crimen organizado en Nueva York
enfrentaron juicios y sentencias facilitadas por leyes federales más robustas y
colaboraciones más frecuentes de sus principales miembros con el gobierno.
Esos
años de marcado declive crearon la percepción de que la mafia de la Gran
Manzana estaba a punto de extinguirse. Pero las fuerzas del orden y los
expertos en el tema dicen que las cinco familias, aunque reducidas, están lejos
de desaparecer. Han sobrevivido, señalan los especialistas, por su persistencia
y habilidad para adaptarse.
"No
sé si diría que la Cosa Nostra es lo que fue en su apogeo pero para nada creo
que ha desaparecido", afirma Richard Frankel, agente especial a cargo de
la división criminal de la oficina de Nueva York del FBI.
Frankel,
que supervisa las escuadras de crimen organizado del FBI en Nueva York, cree
que la Cosa Nostra de la ciudad ha resurgido de manera sigilosa y que hoy tiene
más poder que en varios años.
A
pesar de las olas de procesos judiciales, cada una de las cinco familias
mafiosas —Genovese, Gambino, Luchese, Bonanno y Colombo— "siguen vivas y
cada una sigue teniendo su jerarquía", apunta John Buretta, un ex fiscal
federal que dirigió la división de crimen organizado para la oficina del fiscal
de Estados Unidos en Brooklyn.
Una
reciente condena que pone de manifiesto el poder perdurable del crimen
organizado, según las autoridades, es la detención el 23 de enero de Vincent
"Vinnie" Asaro en relación al robo en 1979 de US$6 millones en
efectivo y joyas de un avión de Lufthansa en el aeropuerto John F.
Kennedy, en Nueva York.
El
reconocido capitán de 78 años de la familia Bonano y cuatro otros reconocidos
miembros del clan fueron acusados de dirigir una empresa de préstamos usureros,
extorsión, apuestas y homicidios desde 1969 —nueve años antes del robo en
Lufthansa— hasta hoy. Los acusados se han declarado no culpables.
Las
cinco familias ya no son la principal preocupación criminal del gobierno
federal de Nueva York. El contraterrorismo y otras redes criminales —como los sindicados
organizados rusos, balcánicos, asiáticos y africanos que generalmente coexisten
de manera pacífica y algunas veces colaboran con las cinco familias— han
alejado a los investigadores de La Cosa Nostra, señala Frankel.
Hace
años, la FBI tenía un escuadrón dedicado a cada familia. Ahora hay dos: C-5,
que supervisa a los Genovese, Bonnano y Colombo, y el C-16, asignado a los
Gambino y los Luchese. Una auditoría de 2010 realizada por la Oficina del
Inspector General del Departamento de Justicia halló que después del 11 de
septiembre de 2001, el crimen organizado era la sexta prioridad del FBI después
del terrorismo, el espionaje, los delitos cibernéticos, la corrupción de
autoridades públicas y la protección de los derechos civiles.
El
número de detectives del departamento de la policía de Nueva York (NYPD, por
sus siglas en inglés) ha disminuido en 2.000 oficiales desde 2002, y se
encuentra actualmente en 5.000. Ha habido una reducción general de detectives y
escuadrones especiales incluyendo del crimen organizado, anota Michael
Palladino, presidente del sindicato de detectives del NYPD. Sin embargo, en los
últimos tres años la cantidad de detectives que investigan el crimen organizado
ha permanecido estable. NYPD no respondió a un pedido de comentarios.
A
medida que los investigadores del crimen organizado disminuyeron, la mafia se
adaptó a las técnicas investigativas de las autoridades. Hoy en día, la mafia
ha regresado a sus raíces y ha intentado hacerse lo más invisible posible,
dicen expertos y autoridades.
Por
ejemplo, la familia Genovese, que tradicionalmente ha sido la más grande,
poderosa y secreta, ahora probablemente emplea a un panel rotante de líderes
que dirigen los asuntos del día a día para evitar que un solo jefe sea
identificado por los procuradores, señala Buretta. Otras familias criminales
utilizan un modelo de "jefe callejero" en que los pandilleros menos
conocidos acatan las órdenes de los líderes encarcelados, dijo.
Las
familias del crimen organizado de hoy en día son además menos territoriales y
más abiertas a la colaboración que los mafiosos de las décadas anteriores,
indicó el inspector John Denesopolis, el comandante de la división de crimen
organizado de NYPD. "Mientras estén ganando, ya no les preocupa
tanto".
Otra
tendencia en alza en los últimos años, señala Denesopolis, es que las familias
mafiosas imitan las tácticas de restricción de información de las células
terroristas: un grupo de la familia no está consciente de los crímenes que
realiza otro grupo del mismo clan.
Lo
que no ha cambiado mucho desde los años 30 son los delitos pilares de las cinco
familias: los préstamos usureros, la extorsión, las apuestas, los narcóticos y
la infiltración en los sindicatos laborales, afirma Frankel.
Cientos
de miembros admitidos a las cinco familias siguen detrás de estas empresas.
Además, hay varios miles de asociados criminales adicionales, anota
Denesopolis.
Los
agentes de seguridad pública dicen que hay un factor a su favor: la creciente
frecuencia con que los soldados y líderes están rompiendo el juramento de
Omertà, una promesa de fidelidad a la familia y la aceptación de un código de
honor que incluye un voto de silencio en caso de captura.
Recientemente
un detective jubilado del NYPD que trabajó contra el crimen organizado por más
de 20 años, indicó que los mafiosos de antes seguían las reglas "al pie de
la letra" y nunca le hablaban a él o a sus compañeros tras ser arrestados.
"Con estos chicos jóvenes, las reglas son solo sugerencias", dijo.