jueves, 27 de febrero de 2014

Cosa Nostra de NY se ha adaptado en tamaño y métodos a los nuevos tiempos

Tomado de The Wall Street Journal
John Gotti, de la familia Gambino, en la Corte Suprema de Nueva York, en 1990.
La mafia de Nueva York baja su perfil, pero mantiene su poder

Por Sean Gradiner y Pervaiz Shallwani

Durante más de dos décadas, las cinco familias del crimen organizado en Nueva York enfrentaron juicios y sentencias facilitadas por leyes federales más robustas y colaboraciones más frecuentes de sus principales miembros con el gobierno.

Esos años de marcado declive crearon la percepción de que la mafia de la Gran Manzana estaba a punto de extinguirse. Pero las fuerzas del orden y los expertos en el tema dicen que las cinco familias, aunque reducidas, están lejos de desaparecer. Han sobrevivido, señalan los especialistas, por su persistencia y habilidad para adaptarse.
"No sé si diría que la Cosa Nostra es lo que fue en su apogeo pero para nada creo que ha desaparecido", afirma Richard Frankel, agente especial a cargo de la división criminal de la oficina de Nueva York del FBI.
Frankel, que supervisa las escuadras de crimen organizado del FBI en Nueva York, cree que la Cosa Nostra de la ciudad ha resurgido de manera sigilosa y que hoy tiene más poder que en varios años.
A pesar de las olas de procesos judiciales, cada una de las cinco familias mafiosas —Genovese, Gambino, Luchese, Bonanno y Colombo— "siguen vivas y cada una sigue teniendo su jerarquía", apunta John Buretta, un ex fiscal federal que dirigió la división de crimen organizado para la oficina del fiscal de Estados Unidos en Brooklyn.
Una reciente condena que pone de manifiesto el poder perdurable del crimen organizado, según las autoridades, es la detención el 23 de enero de Vincent "Vinnie" Asaro en relación al robo en 1979 de US$6 millones en efectivo y joyas de un avión de Lufthansa  en el aeropuerto John F. Kennedy, en Nueva York.
El reconocido capitán de 78 años de la familia Bonano y cuatro otros reconocidos miembros del clan fueron acusados de dirigir una empresa de préstamos usureros, extorsión, apuestas y homicidios desde 1969 —nueve años antes del robo en Lufthansa— hasta hoy. Los acusados se han declarado no culpables.
Las cinco familias ya no son la principal preocupación criminal del gobierno federal de Nueva York. El contraterrorismo y otras redes criminales —como los sindicados organizados rusos, balcánicos, asiáticos y africanos que generalmente coexisten de manera pacífica y algunas veces colaboran con las cinco familias— han alejado a los investigadores de La Cosa Nostra, señala Frankel.
Hace años, la FBI tenía un escuadrón dedicado a cada familia. Ahora hay dos: C-5, que supervisa a los Genovese, Bonnano y Colombo, y el C-16, asignado a los Gambino y los Luchese. Una auditoría de 2010 realizada por la Oficina del Inspector General del Departamento de Justicia halló que después del 11 de septiembre de 2001, el crimen organizado era la sexta prioridad del FBI después del terrorismo, el espionaje, los delitos cibernéticos, la corrupción de autoridades públicas y la protección de los derechos civiles.
El número de detectives del departamento de la policía de Nueva York (NYPD, por sus siglas en inglés) ha disminuido en 2.000 oficiales desde 2002, y se encuentra actualmente en 5.000. Ha habido una reducción general de detectives y escuadrones especiales incluyendo del crimen organizado, anota Michael Palladino, presidente del sindicato de detectives del NYPD. Sin embargo, en los últimos tres años la cantidad de detectives que investigan el crimen organizado ha permanecido estable. NYPD no respondió a un pedido de comentarios.
A medida que los investigadores del crimen organizado disminuyeron, la mafia se adaptó a las técnicas investigativas de las autoridades. Hoy en día, la mafia ha regresado a sus raíces y ha intentado hacerse lo más invisible posible, dicen expertos y autoridades.
Por ejemplo, la familia Genovese, que tradicionalmente ha sido la más grande, poderosa y secreta, ahora probablemente emplea a un panel rotante de líderes que dirigen los asuntos del día a día para evitar que un solo jefe sea identificado por los procuradores, señala Buretta. Otras familias criminales utilizan un modelo de "jefe callejero" en que los pandilleros menos conocidos acatan las órdenes de los líderes encarcelados, dijo.
Las familias del crimen organizado de hoy en día son además menos territoriales y más abiertas a la colaboración que los mafiosos de las décadas anteriores, indicó el inspector John Denesopolis, el comandante de la división de crimen organizado de NYPD. "Mientras estén ganando, ya no les preocupa tanto".
Otra tendencia en alza en los últimos años, señala Denesopolis, es que las familias mafiosas imitan las tácticas de restricción de información de las células terroristas: un grupo de la familia no está consciente de los crímenes que realiza otro grupo del mismo clan.
Lo que no ha cambiado mucho desde los años 30 son los delitos pilares de las cinco familias: los préstamos usureros, la extorsión, las apuestas, los narcóticos y la infiltración en los sindicatos laborales, afirma Frankel.
Cientos de miembros admitidos a las cinco familias siguen detrás de estas empresas. Además, hay varios miles de asociados criminales adicionales, anota Denesopolis.
Los agentes de seguridad pública dicen que hay un factor a su favor: la creciente frecuencia con que los soldados y líderes están rompiendo el juramento de Omertà, una promesa de fidelidad a la familia y la aceptación de un código de honor que incluye un voto de silencio en caso de captura.
Recientemente un detective jubilado del NYPD que trabajó contra el crimen organizado por más de 20 años, indicó que los mafiosos de antes seguían las reglas "al pie de la letra" y nunca le hablaban a él o a sus compañeros tras ser arrestados. "Con estos chicos jóvenes, las reglas son solo sugerencias", dijo. 

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