“Abismo fiscal”: Enseñanza parlamentaria para El Salvador
Por Luis E. Montes
El nuevo
año trajo buenas noticias para las familias de clase media en Estados Unidos.
Después de más de 2 meses de negociación, el Congreso aprobó la medida que entre
los puntos más importantes: extiende los actuales niveles de tributación para
las familias que ganan hasta $450,000 al año, incrementa la participación del
pago de los trabajadores al Seguro Social en dos puntos, extiende los
beneficios para millones de desempleados y congela los aumentos de salarios
para los miembros del Congreso. Tanto republicanos como demócratas
votaron por la medida y nadie pone en tela de juicio la motivación del voto de
los legisladores. ¿Por qué es diferente en la Asamblea Legislativa de El
Salvador?
La
aprobación se dio con el voto de 45 senadores republicanos y más de 80
representantes del mismo partido en la cámara baja del Congreso. El segundo al
mando de la bancada republicana en la cámara, Eric Cantor, votó diferente al Portavoz
y máximo líder republicano, John Boehner. (Dato curioso ya que el Portavoz
de la Casa de Representantes rara vez vota a menos que desee enviar un mensaje
inequívoco a la bancada). Influyentes cabilderos como Grover
Norquist “dejaron en libertad” a los miembros del partido para apoyar la
medida. Norquist es famoso por hacer firmar a los candidatos una “promesa” de
votar en contra de cualquier incremento tributario. En el folklore salvadoreño
sería similar a aquel “pagaré” del que se escucha hablar entre los diputados
areneros.
En la mayoría de cámaras
legislativas en Estados Unidos y en países con democracias maduras, votos
disidentes son comunes y no asustan a nadie. Mucho tiene que ver con la manera
que los representantes son elegidos. Si bien corren bajo bandera partidaria,
los candidatos representan distritos específicos, se encargan de recaudar
sus propios fondos (donde es legal) y corren en gran medida campañas
independientes. Nada de pantomimas como el voto por cara en El Salvador. Si bien
ese esfuerzo fue bueno en principio, los resultados demuestran que no han sido
suficientes para cortar el verticalismo partidario y la dependencia, mejor
dicho sumisión, a las dirigencias partidarias.
El caso más reciente sobre
ese tipo de situaciones se dio con la aprobación del presupuesto general del
2013 del país centroamericano. 4 diputados del partido opositor ARENA
decidieron votar a favor del presupuesto en franca oposición a línea ordenada
por la dirigencia conocida como el COENA. Inmediatamente, se empezaron a
escuchar voces acusatorias que interpelaban las intenciones y motivos de los
legisladores. Las historias urbanas no se hicieron esperar: la de un
hombre cargando un maletín negro, promesas de demandas ante fiscalía y alegatos
de compra de voluntades fueron la comidilla del día por varias semanas. A casi
tres meses de la votación, todo quedó en tinta de noticia y lo único que cambió
fue la composición de la bancada arenera; de 33 bajaron a 29.
Al preguntarle a varios
representantes republicanos si la votación ponía en peligro el liderazgo de
Boehner ya que 150 miembros, alrededor del 65% la bancada de su partido,
votaron en contra de la medida que apoyó tan sólo dos días antes de su propia
reelección de líder de la cámara baja, inmediata y enfáticamente respondieron
que NO y explicaron que parte del liderazgo del Portavoz se basa en la libertad
que Boehner da a sus miembros para votar por los intereses de sus representados
y sus distritos y no por los intereses de la dirección partidaria o la línea
doctrinaria de su partido.
Razones doctrinarias
sobraban. Los analistas de la Oficina de Revisión de Presupuesto calculan que
la medida costará alrededor de $330 mil millones en el 2013 y cerca de $ 4
billones en la próxima década pero el riesgo de recesión económica era aún
mayor y con ello el costo político que acarrearían los republicanos.
Ojalá la gerontocracia, mal llamados máxima dirigencia política
salvadoreña, despierte y tome nota del pragmatismo político de Boehner quien a
pesar de su virulenta retórica, ayer le ganó una partida al ala más radical de
su partido y sobretodo al Tea Party.
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@LuisMontes