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sábado, 23 de junio de 2012

Policía de Nueva York aplica “paro y registro” a minorías raciales


Tomado de BBC Mundo 
 La política de paro y registro está dirigida a las minorías raciales, dicen los críticos

 Por William Márquez

La práctica de la policía en Nueva York de parar y registrar a transeúntes conocida por los medios en español como "paro y registro" (stop and frisk, en inglés) se ha incrementado exponencialmente y ha generado la reacción de organizaciones defensoras de los derechos civiles, políticos, funcionarios públicos y comunidades minoritarias en la ciudad.

Las autoridades aseguran que se trata de un programa para encontrar y decomisar armas ilegales -particularmente pistolas y revólveres- y hacer las calles de Nueva York más seguras.

Los críticos, sin embargo, acusan a la policía de concentrar sus esfuerzos sobre individuos de raza negra y latinos de apariencia "sospechosa", una práctica que los activistas consideran ilegal y discriminatoria.
El Departamento de Policía de Nueva York (NYPD, por sus siglas en inglés) tiene un manual de operaciones y un programa de entrenamiento que, según organizaciones comunitarias, no se han hecho públicos.

Aumento sin precedentes
La política de "paro y registro" se instituyó hace varias décadas en Nueva York pero en el último año, según datos recopilados de las autoridades por la Unión de Libertades Civiles de Estados Unidos (ACLU, por sus siglas en inglés), los incidentes se han incrementado en un 600%.

César Pérez
         Origen mexicano
            17 años
            Estudiante de secundaria
            Vive en un barrio latino de Nueva York
            Más de 10 paradas por la policía
"Soy un trabajador comunitario. La última vez que me pararon estaba yendo al trabajo, crucé la calle y me pararon dos policías y me arrojaron contra la pared.

Me requisaron y preguntaron si pertenecía a una pandilla. En eso llegaron dos patrullas más.

No se puede preguntar nada, ni por qué lo están haciendo porque se enojan y se pueden empeorar las cosas.

En otra ocasión estaba frente a mi escuela esperando a una amiga. Me pararon y me dieron una multa por invasión de propiedad. Tuve que ir ante un juez con una carta de la escuela para no pagarla.

Con mis amigos siempre decidimos no ir en un grupo de más de cuatro o cinco porque sabemos que nos van a parar."

"El programa está fuera de control", expresó a BBC Mundo Donna Lieberman, directora ejecutiva de la filial de ACLU en Nueva York.

"Ahora registra casi 700.000 paradas al año, mayoritariamente contra minorías y contra personas que son tan inocentes de toda culpa que a un 90% de ellas se les permite seguir su camino".

Lieberman explica que los datos vienen de la propia policía, conseguidos tras demandas legales entabladas por la organización de derechos civiles. Según estos, el porcentaje de latinos y afroamericanos detenidos bajo este programa es del 86% y la tasa de personas que resultan ser inocentes es del 87%.

La policía asegura que la medida se aplica en sitios con altos índices de criminalidad y que se está conteniendo el la delincuencia y manteniendo las calles más seguras y sin armas.

En mayo, el NYPD sostuvo que la medida está contribuyendo a que la ciudad se acerque a la menor tasa de homicidios en su historia. "Nueva York continúa siendo la más segura entre las ciudades grandes del país", expresó en un comunicado.

Pero la alta funcionaria de la ACLU alega que va más allá de toda lógica pensar que parar a gente inocente puede controlar el crimen.

"Nueva York continúa siendo la más segura entre las ciudades grandes del país"

Comunicado del Departamento de Policía de Nueva York, NYPD

"Han logrado decomisar apenas unas 500 a 700 armas al año, durante la última década. Sólo una de 700 paradas resulta en el decomiso de un arma", aseguró. "Así que los resultados no están reflejados en el incremento abrumador de paradas".

Es cierto que las autoridades están respondiendo a una solicitud de las comunidades afectadas por el crimen, pero Donna Lieberman explica que esa solicitud ha sido pervertida por el NYPD esas comunidades a algo que se asemeja a un estado policial.

"El estándar legal para que la policía pare y registre a alguien es si ellos sospechan si han estado involucrados en un crimen y solo pueden catear a alguien si creen que posee un arma y temen por sus vidas" aseguró.

Selección racial

Miles desfilaron por las calles de Nueva York contra la ley de paro y registro.

Más allá de que el "paro y registro" interfiera con un derecho fundamental del ciudadano estadounidense que protege el libre desplazamiento sin la interferencia del gobierno, lo que más resaltan los grupos defensores de los derechos civiles es que las personas no están siendo seleccionadas por cómo se comportan sino "por la zona en la que viven y por el color de su piel".

"Eso es racismo, es selección según el perfil racial, es actividad policial discriminatoria. Es ilegal y anticonstitucional", dijo Lieberman indicando que los incidentes no sólo ocurren desproporcionadamente con gente "de color" sino con mucha más frecuencia en los vecindarios latinos y afroamericanos.

Pero el comisionado de la Policía, Raymond Kelly, arguye que la desproporción está en la cantidad de comunidades minoritarias que logran proteger. Hablando para un medio estadounidense, señaló que 96% de las víctimas de armas de fuego son afroamericanos e hispanos, así que una reducción de esa violencia "lógicamente es equivalente a menos minorías" siendo víctimas.

Melissa Mark-Viverito, concejal del distrito 8 en Nueva York, un área predominantemente latina de la ciudad, dijo a BBC Mundo que la política ha impactado de manera muy negativa en su distrito.

"Lo que crea es un clima de antagonismo y no hace a nuestras comunidades más seguras porque nadie va a querer cooperar con las autoridades cuando estén investigando un crimen", comentó la funcionaria. Melissa Mark-Viverito, Concejal de Nueva York

Mark-Viverito advierte que se está creando una creciente división social y racial parecida a la brecha entre ricos y pobres que fomenta esa mentalidad, pero lo que más le preocupa es la "criminalización de toda una generación de nuestros jóvenes".

El temor es que un incidente de "paro y registro" puede enmarañar a una persona dentro de sistema judicial sin que tenga por qué estar allí, explicó.

Una vez dentro del sistema es más probable que termine con expediente judicial que afectará sus perspectivas laborales. Aunque no haya sentencia de cárcel tendrá que esperar en una celda antes de comparecer frente a un juez. El resultado es pérdida de trabajo, de estudio e interrupción de la vida familiar.

Donna Lieberman, del ACLU, añade que un paro y registro puede resultar en una multa que, muy probablemente, no será pagada, lo que desencadena otro proceso más grave y tal vez otro arresto. "El impacto es como una bola de nieve devastadora para jóvenes de color", dice.

Aunque no se han podido medir los efectos secundarios de esa medida de seguridad, la activista afirma que cada interrupción hace las cosas más difíciles para que una población -de por sí vulnerable- pueda superarse económica, social y psicológicamente.

Movilización

La concejal Mark-Viverito añade que también hay un efecto sobre las familias que temen por sus hijos en las calles, no sólo por la violencia criminal que pueda existir sino por la violencia a la que puedan estar sometidos por la policía.

Desestima todo lo que los padres le pueden enseñar a sus hijos sobre el comportamiento social porque el mensaje para los adolescentes es que no importa cuál es su comportamiento, la policía los va a parar y arrojar contra el suelo.

La concejal asegura haber tomado pasos para aumentar la conversación sobre el tema, utilizando las estadísticas de los últimos años y comparándolas con los resultados actuales.

"Hay que desafiar las razones que nos ofrece la administración y demostrarles que los resultados no concuerdan con la práctica", manifestó Mark-Viterito.

El domingo, 17 de junio, hubo una movilización multitudinaria por las calles de la ciudad que terminó frente a la residencia del alcalde, Michael Bloomberg, para solicitar la suspensión de la práctica.

El alcalde respondió diciendo que era menester asegurarse de que los paros y registros eran conducidos de manera apropiada y con respeto, pero que "no abandonaremos una estrategia que sabemos salva vidas".

La conecjal Mark-Viverito está proponiendo legislación a nivel municipal y estatal para forzar un cambio de política en la ciudad y, a nivel federal, ha llevado una apelación al Departamento de Justicia para que se realice una investigación.
"Estamos extendiendo la voz a todo el país pues lo que pasa en Nueva York suele utilizarse como modelo en otras ciudades y hay que evitar que esta práctica se repita en otras ciudades", concluyó.

Tray Ranale

            Afroamericano
            20 años
            Estudiante
            Vive en un barrio de estrato bajo, vencindario negro y latino
            30-40 paradas por la policía

"La primera vez me enfurecí, pero no podía hacer nada porque les daba razón para que me arrestaran.

Otra vez fue en Año Nuevo, íbamos con unos amigos a celebrar y nos detuvo la policía encubierta y nos preguntaron: '¿Dónde esconden las armas?'

Me tengo que vestir diferente, caminar diferente, cambiar de actividades por miedo a que me paren y me arresten".

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Policía británica pone a prueba nueva arma antidisturbios

Tomado de BBC Mundo

El arma puede proyectar un "muro de luz" de tres metros cuadrados

La policía británica pondrá a prueba un nuevo láser que deja temporalmente ciegas a las personas.

Se llama SMU 100, cuesta US$38.900 y es capaz de proyectar una especie de "muro de luz" de tres metros cuadrados.

Diseñado por un comando de la Marina Real, se ideó originalmente para combatir a piratas en Somalia.

Sus fabricantes informaron que un equipo de la policía probará el aparato, que podría ser utilizado en un futuro en disturbios callejeros.

Nuevas tácticas

Tras los altercados que dieron lugar el pasado verano a saqueos y enfrentamientos violentos con las fuerzas de seguridad en Reino Unido, la policía británica ha estado trabajando en desarrollar nuevas tácticas y armas.

Aunque las porras y el gas lacrimógeno funcionan bien a corta distancia, se dice que este láser puede ser disparado desde unos 500 metros.

"El sistema dará a la policía un elemento disuasorio visual. Si no puedes ver algo no puedes atacarlo", explicó Paul Kerr director en jefe de la compañía Photonic Security Systems, diseñadora del aparato.

Como mirar al Sol

Según detalló Kerr, el impacto visual de este rayo láser puede ser comparado con el de mirar directamente al sol.

Aunque el efecto cegador es temporal, la policía va a probarlo con ánimo de evaluar si ocasiona algún efecto secundario.

En caso de descartarse cualquier riesgo, el asunto pasará a manos de la Secretaría de Interior, que sería la encargada de dar el visto bueno para su uso.

No es la primera vez que se emplean rayos láser par cegar a la gente temporalmente.

Las tropas británicas y estadounidenses emplean armas similares en Afganistán, con el fin de proteger a sus patrullas de potenciales ataques.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Marisol Valles, la joven jefe de la policía mexicana en Chihuahua

Agencias Noticiosas

Con su nombramiento como una de las Jefas de Policía más joven del mundo, a sus veinte años Marisol Valles dirige la seguridad de una de las ciudades más violentas del mundo. La joven jefe de policía se ha convertido en una celebridad mundial por el alto riesgo al que está sometida en el cargo que desempeña.

Tiene 20 años y es la “sheriff” de Praxedis G. Guerrero, municipio aledaño a Guadalupe Distrito Bravo, Chihuahuaun pueblo cercano a la violenta Ciudad Juárez.

En España la llaman la mujer más valiente del mundo, aunque ella confiesa que “Miedo sí hay, miedo siempre habrá, pero nosotros queremos lograr en el municipio la tranquilidad y la seguridad”, asegura la estudiante de Criminología en entrevista periodistíca.

El municipio de Praxedis G. Guerrero, con menos de 10,000 habitantes, se localiza a 80 kilómetros de la zona fronteriza que colinda con el condado de Hudspeth, Texas, y con la urbe más peligrosa del país: Ciudad Juárez.

Según cifras oficiales, en el estado de Chihuahua han muerto más de 2,500 personas por la violencia en la entidad.

Desde que decidió convertirse en sheriff del pueblo , Marisol Valles no se aparta del teléfono atendiendo llamadas y concediendo entrevistas a medios de países de los que jamás ha oído hablar. Todos quieren saber por qué aceptó el cargo, si tiene miedo, qué medidas tomará o qué dice su familia. “Venga usted a las nueve”, se escucha al otro lado de la línea. Y hay que darse prisa porque así, a primera vista, Marisol tiene todas las fichas para morir en menos de 24 horas.

Es joven, es mujer y es jefa de policía de Práxedis, un pequeño municipio de Chihuahua en el centro del Valle de Juárez, una región en el epicentro de la guerra que sostienen los sicarios de Vicente Carrillo, jefe del Cartel de Juárez, y del Chapo Guzmán, jefe del Cartel de Sinaloa. Una de las zonas más violentas del mundo, donde la estadística dice que si apuestas al rojo, como Marisol, nunca sale negro.

“Claro que tengo miedo, todos tenemos miedo ahorita, pero necesitamos que el miedo no nos venza. Me arriesgué porque quiero que mi hijo viva en una comunidad diferente a la que hoy tenemos. El miedo siempre existe. Todo el mundo tiene miedo, es muy natural, pero no temo atentados”, explica en una oficina que tiene tres balazos en el cristal. Un lugar tan austero y miserable como el pueblo.

Alcanza con recordar el día que tomó posesión de su cargo como jefa de la policía, para saber que Marisol era de otra pasta. También cuando rechazó la escolta que le ofreció el gobierno, “porque mi trabajo estará enfocado en el rescate social”, contestó. Para darse cuenta de la dimensión de sus palabras basta decir que octubre terminó en el Valle de Juárez como el mes más sangriento, del año más sangriento, del México más sangriento desde la Revolución. Lo confirma su antecesor en el cargo, acribillado de 9 disparos , o los 18 policías que estaban a sus órdenes, la mitad asesinados y la otra mitad declarados en deserción cuando la cabeza de uno de ellos apareció en una hielera.

Tiene un bebé de 7 meses y está terminando la tesis para licenciarse en criminología en la universidad de Ciudad Juárez, que es algo así como hacer un master de literatura francesa en la Sorbona. Pertenece a una familia humilde que la apoya en todo, que le gusta arreglarse y tras los anteojos esconde una sonrisa tan dulce que parece llegada de otro paisaje. Cuando aceptó el cargo de sheriff sólo quedaban dos policías, así que decidió crear un equipo de policías sólo con mujeres.

“Porque me siento mejor con ellas. Son más humildes, más sencillas y conocen mejor cómo se lleva una casa y lo que es una familia. Queremos que averigüen los problemas de la gente”. Y da sus motivos: “¿Usted a quién abriría antes la puerta de su casa? ¿a una mujer o a un hombre?, ¿a una mujer armada o desarmada?”, pregunta al periodista, que no abriría ni a su familia la puerta de casa si viviera en este polvoriento lugar.

A mediados de octubre, como si fuera una película de vaqueros, esta joven de 20 años, con sus largas y barrocas uñas rosas abrió las puertas de la cantina para decir “aquí estoy yo” y hacer lo que ningún hombre se atrevía: asumir la jefatura de la policía de un municipio de 3.400 habitantes situado a 75 kilómetros de Ciudad Juárez, en la frontera con Estados Unidos.

La versión oficial dice que Ciudad Juárez se ha convertido en el epicentro de una guerra por el control de una de las plazas más sabrosas en la ruta del narcotráfico. Desde aquí, casi en el centro geográfico de los más de 3.000 kilómetros de frontera entre México y EEUU, es fácil distribuir la droga hacia cualquier punto del país vecino.

La realidad sin embargo es que México arde por los cuatro puntos cardinales y Ciudad Juárez es uno más de los focos rojos de la guerra entre y contra el narco emprendida por el presidente Felipe Calderón al llegar al poder.

Calderón sacó casi 40.000 soldados a la calle y agitó un avispero que amenazaba ya con dejar fuera del control del Estado gran parte del norte del país. Una guerra que se come cada vez más parte del PBI y que ha dejado en cuatro años casi 30.000 muertos , la gran mayoría sicarios de corta edad y dedo rápido pero también, cada vez más, estudiantes y familias a las que soldados y carteles confundieron con enemigos.

Marisol ha rechazado la escolta y tampoco quiere llevar armas “porque sin pistola en el bolso me siento más segura”, explica. Así que cuando se vayan los periodistas y lleguen los mismos de siempre, sólo encontrarán para repeler el ataque, la sonrisa más tímida y limpia del Valle Juárez.

Temen más violencia tras la muerte de un capo

Con el silencio de las balas llegaron las felicitaciones y el parte de guerra enviado desde el campo de batalla y que da cuenta de la dimensión del enfrentamiento que se libró el viernes en la ciudad de Matamoros para capturar a Ezequiel Cárdenas Guillén, alias “Tony Tormenta”. Seis meses de seguimiento, 10 horas de tiroteos con armas largas y granadas, 660 militares, tres helicópteros y 17 vehículos... Y un balance no menos sangriento: 8 muertos (más de 40 según la prensa de Estados Unidos), entre ellos el líder del cartel del Golfo, varios heridos y un periodista abatido mientras cubría el intercambio de ráfagas entre soldados y sicarios.

Pocas horas después de que se conociera la muerte de Tony Tormenta, el presidente de EE.UU., Barack Obama, llamó a su homólogo mexicano, Felipe Calderón, para felicitarlo por la operación y “reafirmar su apoyo” en esta lucha contra el “narco”.

Ayer la Armada explicó que cuando los soldados lograron rodear a Tony Tormenta, llegaron refuerzos del cartel del Golfo que rompieron el cerco y prolongó durante muchas horas la batalla en el centro de la ciudad de Matamoros. El hombre por quien el gobierno de EE.UU. ofrecía una recompensa de 5 millones de dólares, había estado a punto de volver a escabullirse.

Pero el parte de guerra habla de ocho muertos y también de un periodista abatido, Carlos Guajardo, redactor del periódico Expreso de Matamoros, que recibió 20 tiros cuando se desplazaba en su coche.

Ahora el cartel del Golfo, en plena guerra con sus antiguos socios los Zetas, queda bajo el control de El coss, antiguo socio de Tony Tormenta en la dirección. El gobierno teme más violencia en la frontera ante el cambio en la cabeza.