Por Dra. Margarita Mendoza Burgos
En tiempos de Covid-19 es muy frecuente que cuando nos conectamos a la computadora para hacer teletrabajo o participamos de una teleconferencia nuestros oídos se vuelvan más sensibles y descubramos ciertos ruidos molestos que interfieren nuestra participación en plataformas como Zoom, Teams o Skype.
Sin duda que nos fastidiará si el vecino ha organizado una fiesta y tiene la música a todo dar, si el perro de al lado no deja de ladrar o si por la ventana se filtran los bocinazos que genera un enjambre de tránsito, pero hay otros ruidos, aparentemente imperceptibles, que pueden ser muy dañinos para la salud.
Se les llama “ruidos negros”. Provienen principalmente de aires acondicionados, refrigeradoras y otros electrodomésticos que emiten infrasonidos a los que hay que prestarles atención. Son, como lo indica una investigación publicada en la revista International Journal of Occupational safety and Ergonomics, "frecuencias acústicas menores a 20 Hz que sentimos como ligeras vibraciones o percibimos como zumbidos, y cuya energía es absorbida por nuestro organismo".
Esto puede provocar desorientación, ansiedad, fatiga, pánico, alteraciones cardíacas, espasmos intestinales, náuseas, vómitos, ilusiones ópticas e incluso puede llegar hasta la pérdida de conocimiento.
La solución, por el momento, pasa por interesarse más en el tema y hacer conciencia. El mismo informe sugiere ciertas medidas arquitectónicas, como la ubicación estratégica de estos equipos de climatización y ventilación por ser emisores de infrasonidos y bajas frecuencias de sonido audible, de manera que afecten lo menos posible a los habitantes del hogar.
Eso sí, los gobiernos deberían proponer regulaciones, especialmente en la anchura de los edificios y que sean menos permeables a los sonidos, pero también controlando mejor el tránsito e integrar vegetación que absorba los infrasonidos y reduzca la contaminación acústica.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario