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sábado, 13 de enero de 2024

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: COSMETICOREXIA

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

 

En las últimas décadas, la búsqueda de la belleza y la perfección física ha alcanzado niveles insospechados. La presión social, los estándares de belleza irracionales y la omnipresencia de imágenes retocadas en los medios de comunicación han contribuido al surgimiento de fenómenos preocupantes.


Uno de ellos, sin duda es la cosmeticorexia. Este término, derivado de la unión de "cosmético" y "anorexia", describe una obsesión desmedida por la estética corporal, que puede tener consecuencias negativas tanto para la salud mental como física de quienes la padecen. 

Dicha obsesión por el uso de cosméticos, incluso cuando no tengamos necesidad de utilizarlos, preocupa aún más por un detalle: la edad de inicio está bajando y en los adultos el exceso en el uso de productos está llegando a límites cuestionables. 

En este caso, la tecnología ha contribuido a empeorar la situación, ya que no solo abarca el uso de cosméticos, si no también intervenciones quirúrgicas. La belleza aspirada suele ser idealizada y hasta impersonal, pues pueden verse personas que parecen copias unas de otras, eliminando rasgos característicos que hacían a alguien especial y le daban personalidad.

Un buen ejemplo es el caso de la actriz Jennifer Grey, que saltó a la fama por protagonizar la película Dirty Dancing (1987). Grey, que tenía una nariz grande, decidió hacerse una rinoplastia para “mejorar su aspecto” y así conseguir mejores papeles. El resultado fue un desastre, y no porque el cirujano haya hecho un mal trabajo. Pero el cambio fue tan grande que ya nadie le reconocía, ni siquiera sus compañeros actores.

"Entré al quirófano siendo una celebridad y salí siendo anónima. Fue como entrar en un programa de protección de testigos o ser invisible", contó la actriz tras el desastroso resultado. Pues Grey reconoció que esperaba cambiar su apariencia, pero no hasta el punto de que destruyera su carrera porque nadie reconocía ya a la chica de Dirty Dancing. Perdió su nariz original y con ella se fue su encanto. 

Actualmente vemos niñas y niños de 7 y/o 10 años pidiendo a sus padres operaciones de este tipo, del mismo modo que se han incrementado las compras de cosméticos para dicha edad. Realmente el ser humano es vanidoso per se, pero actualmente se busca una perfección insana, más aún con las imágenes creadas con inteligencia artificial, que son perfectas. Y como digo, se prefiere apariencia a transmisión de carácter con nuestros rasgos.

Las plataformas digitales exhiben constantemente cuerpos "perfectos" y rostros impecables, creando estándares irreales que alimentan la inseguridad y la insatisfacción personal. La presión para cumplir con estos estándares puede llevar a una búsqueda obsesiva de procedimientos estéticos, incluso a riesgo de la salud.

Por lo tanto, es importante que los padres empiecen a darse cuenta que tal vez se han quedado cortos en la educación. Si desde pequeños les indicas a tus hijos del cuidado del cuerpo sano, buena alimentación, higiene e incluso uso de cremitas para el cuerpo - ya no se diga antisolares-, no pensarán tanto en ponerse exceso de maquillaje. Es clave hablarles de la importancia de la cara limpia para evitar comedones, espinillas, infecciones y en la boca; caries. 

Si bien esto ha sido común, se está desbordando en los últimos tiempos por la excesiva exposición que tenemos en las redes sociales y por lo poco que como padres hemos podido lograr al obviar estas pláticas por considerarlas de adultos.

La cosmeticorexia es un fenómeno preocupante que refleja la presión social y cultural desmedida en torno a la estética. Abordar este problema requiere un esfuerzo conjunto de la sociedad, los medios de comunicación, la industria de la belleza y los individuos. Al promover la aceptación personal, la diversidad y la salud mental, podemos trabajar hacia una sociedad que valore la belleza en todas sus formas y dimensiones

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

 

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infanto-juvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

 

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

 

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

 

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

sábado, 25 de marzo de 2023

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR. REHACIENDO LA VIDA DESPUES DEL DIVORCIO

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

El divorcio puede ser un proceso emocionalmente agotador y estresante para cualquier persona, independientemente de su género. Sin embargo, hay algunos problemas específicos que las mujeres sufren más a la hora de rehacer su vida.

Para las mujeres es más complicado debido al estigma machista. He oído comentarios como “con esta no hay problema, pues no hay compromiso”, algo muy vulgar y despiadado, pero así suelen hablar algunos de las mujeres. Y no solo los hombres, tristemente, pues alguien me comentó que el machismo se escribe con M de mamá. Es cierto. Nosotros los educamos y perpetuamos el machismo.

 

Un tema clave es entender cuánto tiempo debe pasar para empezar a tener otra relación. Si bien no hay una cifra específica, ambos deberían esperar hasta resarcir las heridas, tanto de ellos como de los hijos y un poco el resto de la familia.

 

Una vez que una mujer ha tenido tiempo para procesar sus emociones, puede comenzar a centrarse en la creación de una nueva vida para sí misma. Aunque parezca increíble, en muchos casos la principal preocupación no es encontrar una nueva pareja sino abordar el aspecto económico. Muchas mujeres dependen de sus esposos para mantener un estilo de vida determinado, por lo que el divorcio puede dejarlas con incertidumbre financiera.

 

También es importante el modo en que se produjo el divorcio. Una cosa es “cuando el amor se acaba”, que puede ser algo que se va viendo en el proceso de una relación deteriorada. Otra es cuando hay infidelidad de por medio y es pillado, ya que se trata de algo abrupto, inesperado. Puede darse también por maltrato, desinterés en aportar económicamente y con la crianza de los hijos, drogas, alcoholismo, maltrato, abuso o violación de algún hijo.

 

El divorcio, y en consecuencia el hecho de rehacer la vida, es más complicado cuando hay hijos de por medio, ya que eso obliga a seguir manteniendo cierta relación con la otra parte por temas de manutención y tenencia. Además, es probable que los hijos tengan la última palabra a la hora de aceptar o no la nueva pareja de mamá o papá.

 

Es fundamental que la pareja nueva realmente acepte y se comprometa con estos hijos. No es fácil, pero ellos serán parte de la otra pareja hombre o mujer. Como el hígado al cuerpo;  en este caso corazón y cerebro deben aceptar a estos hijos nuevos.

 

Después del divorcio, es común que la autoestima de la mujer se vea afectada. Por lo tanto, es esencial enfocarse en actividades que la hagan sentir bien consigo misma, como el ejercicio, la meditación o el cuidado de ella misma. Esto la ayudará a aumentar su confianza y a sentirse mejor consigo misma.

 

Según datos de la Oficina de Censos de Estados Unidos, el 12 por ciento de los hombres y el 13 por ciento de mujeres se habían vuelto a casar por segunda vez. Y el 3 por ciento de ambos vuelve a contraer matrimonio por tercera o más veces. Otros, en cambio, rehacen sus vidas sin necesidad de oficializar esa relación en un registro civil o una iglesia.

 

En países tan grandes como este (Estados Unidos) eso es más posible, pero a más pequeño y tercer mundista, más difícil será, para ellas.

 

En el caso de las mujeres, es inevitable el miedo a poder volver a fracasar en otra relación. El divorcio les pesa más porque han sido víctimas del machismo y lo pensarán dos veces antes de aventurarse a otro nuevo matrimonio. Sin embargo, a pesar de que el divorcio puede ser un proceso difícil, también es una oportunidad para que las mujeres reinventen sus vidas y creen un futuro más brillante para sí mismas. Al centrarse en su bienestar emocional y físico, su situación financiera y sus relaciones interpersonales, las mujeres pueden construir una nueva vida satisfactoria y exitosa después del divorcio.


Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

 

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infanto-juvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

 

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

 

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

 

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

sábado, 11 de marzo de 2023

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR. CUANDO DAR LIBERTAD A LOS HIJOS

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

Una de las grandes dudas que acecha a los padres es cómo manejar la libertad que le dan a sus hijos. No es fácil saber cuándo darle alas y cuándo ser precavidos. El tipo de libertad será variable a medida que los niños crezcan y vayan alcanzando su madurez, pero en el camino hay una enorme gama de matices que podrían confundirnos.

La manera más sencilla de medir su desarrollo es procurar que muchas de las cosas en que normalmente les ayudamos, ellos las vayan haciendo por sí solos. Eso, además de hacerlos más responsables, los volverá más seguros de sí mismos.

Por ejemplo, se recomienda que desde que el niño nace dejarle que establezca su rutinas, sobre todo si éstas son bastantes adecuadas. Así debe ocurrir en las diferentes etapas de su vida. Cuando empieza a comer, irlo dejando poco a poco hacerlo por él mismo. Igual, años después, a la hora de cómo vestirse y elegir su vestuario. Eso le da autonomía por un lado y responsabilidad por otra. 

Con la edad, todo va cambiando. Se supone que las libertades irán acordes con las necesidades del niño y el grado de madurez que vaya adquiriendo con la educación autosuficiente que le vamos creando. Por supuesto, esto no quiere decir que serán niños militarizados, pues hay que ser flexibles también y escucharlos mucho.

Entre los 12 y los 15 años empezarán a necesitar más autonomía y salir más, ya sea solos o con amigos. Será fundamental que los padres contribuyan a desarrollar esa madurez con actividades cotidianas en casa. Un ejemplo es darles responsabilidades como colaborar con algunas tareas hogareñas o manejar el dinero con criterio.

Más allá de que creamos que ya son autosuficientes, los permisos deben ser graduales. Se les puede dar la libertad de salir, pero sabiendo dónde van, con qué compañía y saber si en dicho lugar habrá algún encargado adulto. Lo ideal es ir paso a paso: el primer día podemos llevar a nuestro hijo a su destino y recogerlo después; la segunda vez dejarle estar fuera por más tiempo y el tercer día permitir que vaya él solo. 

Dependerá mucho del contexto, de la ciudad y el país donde vivamos. Pero desgraciadamente cada vez hay más países donde no debemos perder de vista a nuestros hijos, cada vez hay menos lugares seguros.

Puede ocurrir que el padre y la madre no coincidan en los permisos a otorgar a sus hijos. Es normal que uno de los dos sea más flexible y otro más duro. Lo ideal es no discutir estas cosas delante de los hijos y tratar de encontrar un consenso antes de hablar con ellos. Además, hay que pensar que no somos infalibles y que aun con consenso algo negativo puede ocurrir y sin ser necesariamente culpa del padre que más propició ciertas libertades. 

Esto nos hace estar alerta todo el tiempo, y si bien no hay que llegar al extremo de rastrear sus movimientos con una app con GPS, sí es bueno estar en contacto con ellos a través de mensajes de WhatsApp, por ejemplo. La tecnología puede ser de gran ayuda, no para efectuar un control estricto que pueda molestar a nuestros hijos pero sí para no perder contacto. 

A medida que los padres van viendo el grado de responsabilidad de sus hijos, los permisos pueden aumentar. Pero para eso es importante la sinceridad a la hora del diálogo entre ambos. Siempre es bueno recordarles el dicho: “Una vida para construir la confianza y un minuto para perderla".

Traicionar la confianza de un padre es lo peor que le puede suceder a un hijo. Serán los padres que deberán juzgar el grado del error y de la intención con el que cometió para aplicar un castigo, que normalmente consiste en perder parte de los privilegios y las libertades que se tenían antes del paso en falso.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infanto-juvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

 

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

 

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

 

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

sábado, 19 de noviembre de 2022

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EDUCACION EN TIEMPOS MODERNOS

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

 

Ser padres siempre es un reto, pero ese desafío cada vez es más difícil según pasan las generaciones, ya que las responsabilidades aumentan. Antes todo era más simple… Sin embargo, ahora se nos ha ido de las manos la maternidad y la paternidad. 
Esto ya se veía desde los consejos del Dr. Benjamin Spock, aquel pediatra estadounidense que opinaba que a los hijos “no había que pegarles ni con el pétalo de una rosa”, como lo inmortalizó en su más célebre publicación: El libro del sentido común del cuidado de bebés y niños, publicado (1946). 

Además, los roles de padre y madre ya pueden ser intercambiables, más desde que muchos trabajos han pasado a realizarse de forma virtual. También hay que sumar que ahora ambos padres desean compartir tanto la crianza o educación como la parte económica de un hogar. En ese sentido, los papás aportan gran cantidad de la parte emocional que antes era ejercido casi totalmente por las madres. 

Todo esto, y más desde la irrupción de la pandemia, nos ha movido el piso y nos ha obligado a replantearnos algunas fórmulas que creíamos fijas. Quedamos desubicados, pues ya no son adecuados los aspectos aprendidos por los ejemplos de nuestros progenitores, y no tenemos muy claro cuáles son las formas actuales de ejercer la paternidad.

Probablemente no hayan cambiado las prioridades, pero sí se han incrementado las responsabilidades de los padres.

Mientras que antes era suficiente con alimentarlos y educarlos, ahora la lista de obligaciones incluye enseñarles inteligencia emocional, alimentación sana y otros aspectos que antes no contaban. 

El éxito en esa educación más sofisticada que nos imponen los nuevos tiempos dependerá, como siempre, de los mismos padres. Y la clave será el ejemplo que demos: nada de lo que intentemos transmitir permeará en nuestros hijos si no lo ven reflejados en nuestros actos. También, por supuesto, puede ser importante recurrir a profesionales. La imagen de alguien más adecuado o maduro ante un niño o adolescente como un experto en determinada materia puede ser muy útil. 

Definitivamente hay nuevos lineamientos, con elementos tan “modernos” como comunicación y democracia a la hora de poner reglas y disciplina, lo mismo que utilizar el consenso en el uso de los castigos y sanciones. 

En medio de este nuevo desafío para los padres, la tecnología tiene mucho para decir con sus aspectos positivos y negativos. Por un lado, debemos limitarla en nuestros hijos para no generar dependencia, tarea nada fácil ya que ellos conocen más y mejores formas de lidiar con nuestras reglas, y la mayoría de veces sin que nos enteremos. Se estima que 95% de los niños de 10 años han accedido a internet en alguna ocasión sin ningún control por parte de un adulto.

Por otro, la tecnología, si se le da un buen uso, hace que nuestros hijos sean más independientes al buscar acceso a la realidad o a temas que no se atreven a preguntar. Sin embargo, aun así, como padres tenemos que ser reguladores del tipo de información que consumen y separar la falsa de la verdadera, mucho mas en estos tiempos de “fake news”. 

Más que nunca, el desafío de los padres modernos no es nada sencillo. Algo es seguro: cada generación llega más formada a la paternidad. Pero a veces ni siquiera eso es suficiente para garantizarnos ser buenos padres.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infanto-juvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

 

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

 

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

 

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. 

 

domingo, 9 de octubre de 2022

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: TIEMPO CON LOS HIJOS

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos 
Hay veces, y cada vez con más frecuencia, no nos alcanzan las 24 horas del día para hacer todo lo que queremos y/o debemos. El trabajo nos consume la mayor parte del tiempo, y más si hay que hacer horas extras. El tráfico nos quita vida y las reuniones innecesarias e improductivas nos consumen valiosos minutos además de nuestra preciada paciencia. Todo eso, más el tiempo reservado para ver la serie que nos tiene atrapados, la hora en el gimnasio o lo que invertimos viendo las redes sociales nos da un déficit importante. Allí se nos va nuestro día sin darnos cuenta que no hemos dedicado tiempo para estar con nuestros hijos. 
Por supuesto que es difícil encontrar tiempo para estar con ellos, pero tampoco imposible. A muchos padres no les agrada realmente estar con los hijos, sobre todo a los hombres. Sin embargo, es clave para aprender a construir relaciones con otras personas.

Recuerdo que yo tenía que trabajar para sacar a flote a mi familia, pero tuve la fortuna de tener casa y oficina en el mismo lugar, lo cual me permitía verlos en cualquier momentito libre que tenía. También les puse un teléfono solo para ellos y les llamaba desde la oficina, de manera que siempre me sintieran presente.  

Como madre, los sábados los llevaba al cine, ya que al padre no le gustaba. Mirábamos películas de niños y disfrutábamos en familia completa luego. Recuerdo tantas veces que salía corriendo del consultorio aun cuando la gente no me dejaba, ya que seguían haciendo preguntas en la sala de espera. Eran mis grandes momentos, lo mismo que ir a La Palma. Ya más grandecitos y en vacaciones largas, preferí empezar a hacerlos viajar y así aprendieron incluso otros idiomas como el francés y algo de alemán. 

Es importante que los niños sientan el compromiso de los padres. Yo tenía una empleada a la que le ponía por escrito todo lo que había que hacer. Eso incluía menús quincenales para que ellos no se aburrieran. Había noches de pupusas y brownies cada quince días, y casi siempre lo hacíamos en la terraza con alegría y procurando poner música bonita y que a ellos les agradaba , como la de " Titanic" y hablando de noticias y dejándoles opinar. 

No está mal programarles muchas actividades, sobre todo si los padres pasan muy ocupados, pero tienen que ser actividades que a ellos les agraden. También es bueno intercambiar cosas de rutina con otras sorpresivas. A veces se trata de improvisar y dar sorpresa… También tuve la suerte de tener buenas amistades que se los llevaban los fines de semanas largos cuando yo tenía que trabajar. En la mayoría de los casos el tiempo de familia que se comparte es poco, y encima no siempre es de calidad. Es decir, el poco tiempo que se comparte no se aprovecha. En vez de utilizar ese espacio para educarlos y dialogar, generalmente solo se habla de banalidades. 

En ese sentido, puede que las estadísticas engañen. Una investigación publicada recientemente concluye que las madres y los padres de los EE. UU. de hoy dedican al menos tantas horas a la semana al cuidado de sus hijos como lo hacían los padres hace cuatro décadas, durante una era que, en la imaginación popular, era una era dorada de unión familiar. Sin embargo, cantidad de tiempo no es igual a calidad, y en la actualidad hay más elementos distractores que conspiran en la fluidez de la relación familiar, más allá de que estén juntos. 

Una de las consecuencias de pasar poco tiempo en familia es no sentir amor verdadero, además de generar un enorme vacío. Para peor, vendrán malos amigos que llenarán esos espacios y esas platicas, pero de mala manera. También provocará que formemos seres solitarios y con baja autoestima. Por supuesto que hay niños más sociables que otros, pero la socialización y el compartir en familia es fundamental para elevar autoestima y afrontar mejor la presión de grupo. 
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
www.dramendozaburgos.com 

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infanto-juvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España. 

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma. 

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador. Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. 

Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades. La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. 

De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad. 

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. 

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

martes, 31 de agosto de 2021

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR. TRANSICIONES FAMILIARES: LA ADOLESCENCIA

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

No hay momento más difícil para los padres que el tiempo en que ven que sus hijos empiezan a independizarse. Obviamente, esto no significa dejar el hogar familiar -esa es otra etapa que llegará después- sino el comienzo de la complicada transición entre la niñez y la adolescencia.    

Como padres, por lo general nos resistimos a ese momento.

 

Es que nuestra vida se centra en el éxito de ellos y la mayoría de las veces no lo realizamos   hasta que ya inician el paso de la etapa prepuberal a la adolescencia, y ya entonces es un poco tarde para tratar de establecer límites consensuados y cierta madurez en la toma de decisiones. 

 

De los 10 años en adelante, los niños ya no escuchan solamente a los padres, si no que también siguen el ejemplo y la guía de sus iguales. 

 

Empiezan a ser más rebeldes y razonan menos, porque actúan más de acuerdo al grupo que les rodea. 

 

Se trata de una etapa de cambio permanente, cambios físicos, de humor, de gustos, de amistades.

 

Por eso es importante que desde que son pequeños los padres deben tratar que las decisiones sean consensuadas, aunque al final terminen por ser ellos, los padres; los que tendrán la última palabra.

 

Hay que tratar de hacerlos razonar y dejarles elegir frente a unas cuantas propuestas de nuestra parte. En la medida que se dialoga y comparte con ellos, es más fácil conocerlos.

 

Lo cual ocurre en esos momentos de la vida en común:  juegos,  comidas, al hacer las tareas, cuando se les lleva al colegio. Que son oportunidades para dialogar, exponer nuestros puntos de vista y conocer los de ellos, valorar  sus debilidades y flaquezas , su control de la frustración   de manera de poder tomar decisiones consensuadas que sabemos podrán ser llevadas a cabo y no metas imposibles. 

 

Sobrellevar esa transición es todo un reto, especialmente porque es la edad donde muchos hijos empiezan a cuestionar el modelo paterno. Cuando no se hace la transición de la forma explicada, los padres entran en pánico y reaccionan muchas veces con poco criterio y excesiva rigidez, algo que tampoco es bueno. 

 

Intenten no invadir su espacio y respetar su intimidad, ya que es bastante normal que quieran alejarse un poco.

 

La fórmula es el diálogo, pero con niños más rebeldes y a veces con otros problemas aparejados tanto en el nivel escolar como social, puede ser requerida la intervención de una persona neutral. En ese caso, debería ser alguien fuera del núcleo familiar.

 

Es clave apoyarse en profesionales bien experimentados y, en su defecto, en alguna figura de autoridad, aunque  no recomiendo que sea un representante religioso sino más bien una persona laica con valores.

 

En síntesis, alguien respetado tanto por los padres como por los hijos.  

 

En realidad, debemos confesar que nos cuesta mucho admitir los cambios -físicos, de gustos y de actitudes- en nuestros hijos. No estamos preparados a la idea que ellos son seres que pasarán por nuestras vidas, pero no son posesión nuestra: serán del mundo y harán su propio camino.  

 

En ese sentido, cuanto más se hayan criado en independencia y libertad -no confundir con libertinaje- , se sientan bien aceptados por los padres de acuerdo a los valores familiares compartidos, más cercanos serán que si  tratan de mantenerlos unidos solo en base a rigidez, disciplina y muchas veces dinero.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

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Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

 

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

 

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. 

 

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 

sábado, 5 de junio de 2021

SALUD MENTAL, LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR. HIJOS NO DESEADOS : NO MAS

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos


Childfree. Esa es la palabra.

 

Está en el diccionario de Oxford desde el año 1913 y se refiere concretamente a aquellas parejas que deciden, por voluntad propia, no tener hijos. 

 

No obstante, el término navegó en el mar del ostracismo por casi sesenta años, hasta que en 1973 la revista Time lo revivió con un artículo.

 

Y pasaron otros cuarenta años para que la misma revista, en 2013, desarrollara ampliamente el tema y le dedicara la portada. Cada vez son más las parejas childfree, que en la traducción sería algo así como “libre de hijos”, casi del mismo modo que productos se promocionan como “sugar free” o “gluten free”.

 

Así como hay muchos matrimonios en el mundo que están impedidos de tener hijos por una cuestión de infertilidad e invierten miles de dólares en diversos métodos de fecundación, también están aquellos que siendo completamente aptos deciden no procrear. 

 

Una parte de las nuevas generaciones ha adoptado esta postura, argumentando razones varias: que el mundo está demasiado mal como para seguir sobre poblándolo, que no quieren ataduras o simplemente que prefieren adoptar. 

 

Hace un par de años, el tema volvió a cobrar relevancia cuando un muchacho de la India llamado Raphael Samuel, 27 años, intentó denunciar a sus padres por haberle engendrado sin consultarle, al mismo tiempo que anunciaba una campaña Stop Making Babies (Dejen de tener bebés), un movimiento antinatalista, cuyos defensores lamentan haber nacido. 

 

Samuel y sus seguidores no son los únicos que sostienen esta postura. Probablemente el máximo exponente de esta filosofía es el escritor sudafricano David Benatar, que en su libro Mejor no haber existido: El daño de venir al mundo (2017) explica que “mientras gente buena hace lo posible para evitar el sufrimiento de sus hijos, unos cuantos se han dado cuenta de que la única forma que garantiza prevenir todo sufrimiento de sus hijos es no traerlos al mundo en primer lugar”.

 

Además de la razón proteccionista, también pueden existir otros argumentos menos filosóficos y sí más prácticas.

 

Una pareja sin hijos generalmente disfruta más de viajar y hacer todas aquellas actividades que de otra forma se dificultan, incluso estudiar y obtener maestrías. Si de verdad hay amor, se mantendrán unidos de todos modos más allá de procrear o no. También es cierto que los hijos unen y ayudan a fortalecer una pareja. Por el contrario, cuando los hijos no representan un pegamento, la pareja se disuelve sin demasiadas consecuencias.   

   

“Haber sido arrojado a la existencia no es un beneficio, sino que siempre es un mal”, opina Benatar.

 

En cierto modo tiene razón: solo la certeza de la muerte ya es un dolor inevitable para todos los seres humanos. De sumar adeptos, esta corriente podría beneficiar a los niños que se encuentran en orfanatos, sobre aquellos miembros con intenciones de adoptar; y, por supuesto, al medio ambiente.

 

Sin embargo, bajar el índice de natalidad global no necesariamente representa un gran progreso en sí mismo, dependerá del caso. Es que desgraciadamente la natalidad baja más de forma proporcional a la educación, que también tiene relación con el poder adquisitivo de forma inversa.

 

Solo si se lograse reducir la natalidad exagerada en los estratos más desfavorecidos notaríamos la diferencia, y eso es bastante difícil. 

 

Según estudios, las parejas que han decidido no tener hijos tienen un nivel educativo mayor, más posibilidades de ser empleadas en trabajos medios y altos, viven en zona urbana, son menos religiosos, menos tradicionales y menos convencionales.

 

Y esto lo reafirma el economista David Foot, de la Universidad de Toronto, quien ha probado que cuanto mayor es el nivel educativo de una mujer, es menos probable que tenga hijos.

 

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

 

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

 

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

 

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

 

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. 

 

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.