sábado, 1 de julio de 2023

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: REDES QUE MATAN

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos



Son tiempos difíciles para las mujeres. Al acoso físico, que no ha mermado, se le suma el acoso virtual, ejercido sobre todo a través de las redes sociales con mucha impunidad. A través de diversas plataformas en línea, las mujeres enfrentan ataques, acoso y violencia de género que afectan su bienestar, su seguridad y su participación activa en la sociedad digital. En fin, se trata de una forma más sencilla y cruel, pero sobre todo llena de variantes.

Se manifiesta de diversas formas, incluyendo el envío de mensajes de odio, amenazas, difamación, divulgación no consensuada de imágenes íntimas, suplantación de identidad y otros comportamientos abusivos. Va desde faltarnos al respeto si escribimos algo hasta el acoso con diferentes vulgaridades y amenazas basándose en el anonimato.


Hubo una época al iniciar el uso de estos medios digitales, alguien, un antiguo consultante, usaba diferentes perfiles para insultarme. Me amenazaba por el diagnóstico que había recibido de mi parte. Lo peor de todo fue que, sabedora de quién era, contacté a los padres y justificaron la conducta de su hijo sin darse cuenta que no había razón para la misma.

Por lo general, estos ataques son impulsados por la misoginia, el sexismo y la violencia de género arraigados en nuestra sociedad, y se intensifican en el entorno digital, donde la impunidad y el anonimato facilitan la perpetuación de este tipo de conductas.

A veces los profesionales tenemos que hablar de problemáticas que existen, pero nadie desea escuchar. He leído casos de pacientes que mataron al médico al decirles que padecía cáncer. También suelen mandar imágenes obscenas de sus miembros y muchos más, que gracias a Dios y mucho cuidado no he tenido que afrontar, pero sí algo que muchas mujeres y jóvenes que han nacido en esta época tuvieron que sufrir. Por eso se recomienda ser prudente. Lo que pones en las redes se propaga en instantes y permanece allí de por vida ante miles de ojos que ni siquiera conoces.

El libro Violencias de género en entornos virtuales, de Trinidad Donoso Vázquez, detalla algunos aspectos claves que ayudan a entender por qué las nuevas tecnologías son un terreno fértil para los acosadores: 1) accesibilidad (“facilita que cualquier persona pueda hacer un mal uso”); 2) anonimato (“aumenta la sensación de impunidad del delincuente”); 3) diversidad (”amplía el rango de posibilidades para ejercer la violencia”); 4) constancia (“posibilita una insistencia desconocida hasta ahora”); 5) ubicuidad (“no importa la distancia geográfica”); 6) potencia (“el control y acoso a través de internet posibilita al delincuente tomar control de las esferas pública y privada de la víctima”) y; 7) falta de control (“añade una sensación importante para la víctima al aumentar su sensación de angustia y otorgar más poder al delincuente”).

Ese acoso tiene consecuencias graves para las mujeres que lo experimentan. Puede afectar su salud mental, generando ansiedad, depresión y estrés postraumático. Además, daña su autoestima, su imagen corporal y su capacidad para participar libremente en espacios en línea. Muchas mujeres optan por abandonar las redes sociales y otros espacios digitales para protegerse, y eso tampoco está bien. Definitivamente, autocensurarse no es el camino. Pero ser precavidas es una buena receta, así que lo mejor es no compartir datos personales, no aceptar a cualquier desconocido como amigo digital y aprender a bloquear a abusivos.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

 

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infanto-juvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

 

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

 

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

 

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

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