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sábado, 6 de abril de 2024

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: DELULU FILOSOFIA DE LOS Z

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos




En esta era de las redes sociales, donde la comparación constante y la búsqueda de la aprobación externa son un tema medular, ha surgido una nueva filosofía que propone un giro atrevido: se le llama delulu. Y si jamás ha escuchado de ella es porque probablemente nunca entró a TikTok, pues ahí se ha popularizado este concepto, sobre todo en la Generación Z, que invita a abrazar la ilusión como herramienta para alcanzar la felicidad.

El término delulu deriva del adjetivo inglés "delusional", que significa "delirante" o "iluso". Su origen se remonta a las comunidades de fans del K-pop (música pop coreana), donde se utilizaba para describir a aquellos seguidores que tenían una conexión parasocial con sus ídolos, y que creían posible ser amigos o novios de esas celebridades.

Al principio, una década atrás, delulu tenía un tinte despectivo y se usaba como insulto dentro en la comunidad K-pop para referirse a ese comportamiento empecinado e iluso. Hoy, en cambio, delulu es algo positivo, una suerte de pensamiento positivo y autoconfianza. Al pensar positivamente, se cree que todo puede ser alcanzable, incluso lo inalcanzable. Así, ellos se están preparando mentalmente con mayor posibilidad de lograr sus objetivos. 

Eso puede personificarse en la tiktoker estadounidense Alexa Rae Smith, quien promueve el uso de afirmaciones positivas para lograr todo lo que uno se propone en la vida. Invita a soñar y a crear una realidad paralela con el poder de la mente.

“Tú creas tu propia realidad”, dice en un video. “Quiero que solo tengas pensamientos que estén en línea con lo que quieres vivir. Quiero que solo hables de tu vida como si vivieras en la realidad donde quieres estar”, dice Alexa. 

Un artículo reciente en la revista Fortune, publicación que no es precisamente para jóvenes, explica cómo algunos nuevos profesionales apuestan por la filosofía delulu para conseguir puestos de trabajo superiores a lo que les correspondería, ya sea por edad o por formación, simplemente delirando sobre sus capacidades ante sus empleadores. 

Si bien el delulu puede ser una herramienta útil para aumentar la confianza en uno mismo y mantener una actitud positiva, también ha recibido críticas. Algunos argumentan que puede fomentar la desconexión con la realidad y protegerse del dolor y la decepción. Además, puede ser que los jóvenes estén muy por encima de las expectativas reales que cada familia puede esperar de ellos y esto genere frustración, enojos y hasta un poco de vagancia, pues si las metas son irreales tardarán en poner los pies en la tierra".

 

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

 

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infanto-juvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

 

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

 

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

 

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

sábado, 1 de julio de 2023

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: REDES QUE MATAN

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos



Son tiempos difíciles para las mujeres. Al acoso físico, que no ha mermado, se le suma el acoso virtual, ejercido sobre todo a través de las redes sociales con mucha impunidad. A través de diversas plataformas en línea, las mujeres enfrentan ataques, acoso y violencia de género que afectan su bienestar, su seguridad y su participación activa en la sociedad digital. En fin, se trata de una forma más sencilla y cruel, pero sobre todo llena de variantes.

Se manifiesta de diversas formas, incluyendo el envío de mensajes de odio, amenazas, difamación, divulgación no consensuada de imágenes íntimas, suplantación de identidad y otros comportamientos abusivos. Va desde faltarnos al respeto si escribimos algo hasta el acoso con diferentes vulgaridades y amenazas basándose en el anonimato.


Hubo una época al iniciar el uso de estos medios digitales, alguien, un antiguo consultante, usaba diferentes perfiles para insultarme. Me amenazaba por el diagnóstico que había recibido de mi parte. Lo peor de todo fue que, sabedora de quién era, contacté a los padres y justificaron la conducta de su hijo sin darse cuenta que no había razón para la misma.

Por lo general, estos ataques son impulsados por la misoginia, el sexismo y la violencia de género arraigados en nuestra sociedad, y se intensifican en el entorno digital, donde la impunidad y el anonimato facilitan la perpetuación de este tipo de conductas.

A veces los profesionales tenemos que hablar de problemáticas que existen, pero nadie desea escuchar. He leído casos de pacientes que mataron al médico al decirles que padecía cáncer. También suelen mandar imágenes obscenas de sus miembros y muchos más, que gracias a Dios y mucho cuidado no he tenido que afrontar, pero sí algo que muchas mujeres y jóvenes que han nacido en esta época tuvieron que sufrir. Por eso se recomienda ser prudente. Lo que pones en las redes se propaga en instantes y permanece allí de por vida ante miles de ojos que ni siquiera conoces.

El libro Violencias de género en entornos virtuales, de Trinidad Donoso Vázquez, detalla algunos aspectos claves que ayudan a entender por qué las nuevas tecnologías son un terreno fértil para los acosadores: 1) accesibilidad (“facilita que cualquier persona pueda hacer un mal uso”); 2) anonimato (“aumenta la sensación de impunidad del delincuente”); 3) diversidad (”amplía el rango de posibilidades para ejercer la violencia”); 4) constancia (“posibilita una insistencia desconocida hasta ahora”); 5) ubicuidad (“no importa la distancia geográfica”); 6) potencia (“el control y acoso a través de internet posibilita al delincuente tomar control de las esferas pública y privada de la víctima”) y; 7) falta de control (“añade una sensación importante para la víctima al aumentar su sensación de angustia y otorgar más poder al delincuente”).

Ese acoso tiene consecuencias graves para las mujeres que lo experimentan. Puede afectar su salud mental, generando ansiedad, depresión y estrés postraumático. Además, daña su autoestima, su imagen corporal y su capacidad para participar libremente en espacios en línea. Muchas mujeres optan por abandonar las redes sociales y otros espacios digitales para protegerse, y eso tampoco está bien. Definitivamente, autocensurarse no es el camino. Pero ser precavidas es una buena receta, así que lo mejor es no compartir datos personales, no aceptar a cualquier desconocido como amigo digital y aprender a bloquear a abusivos.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

 

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infanto-juvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

 

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

 

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

 

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

domingo, 23 de abril de 2023

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

Tal como sucede en Terminator y también en otras películas de ciencia ficción, las computadoras empiezan a tener vida propia. Solo que ahora está ocurriendo en nuestra realidad. La inteligencia artificial (IA) ya convive con nosotros y algunas muestras, como el caso del ChatGPT, un sistema de chat basado en el modelo de lenguaje por Inteligencia Artificial GPT-3, nos generan tanto asombro como preocupación.

Todo esto nos asusta porque es algo desconocido y tememos ser desplazados por la tecnología. Para los muy religiosos es jugar con algo alejado de Dios, algo demoníaco que puede terminar mal. No es para menos. La inteligencia artificial ha ido evolucionando rápidamente y su impacto en nuestras vidas se hace cada vez más evidente. La IA se refiere a la capacidad de las máquinas para realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana, como la resolución de problemas, el aprendizaje y la toma de decisiones. Además, no reciben paga, no se cansan, no se quejan y un sinfín de ventajas en su mayoría.

A medida que la IA se vuelve más avanzada, es importante reflexionar sobre cómo nos afecta. Esto puede llevar a la pérdida de empleos, ya que la automatización y la eficiencia pueden hacer que ciertos trabajos sean redundantes. Además, la IA puede generar problemas éticos y de privacidad, ya que la información personal puede ser recopilada, analizada y utilizada sin nuestro conocimiento o consentimiento. También puede aumentar la brecha digital y la desigualdad social, ya que las personas con menos acceso a la tecnología pueden verse aún más marginadas.

Si muchos pensaban que robots y computadoras pueden acabar con miles de empleos (algo que ya ocurre en muchas fábricas con la automatización), la respuesta es sí. Hay muchos puestos de trabajo en peligro. Lo corrobora un estudio de arXiv que analiza las 20 profesiones con más probabilidades de desaparecer y ser sustituidas por una inteligencia artificial: ahí están desde profesores, jueces y hasta psicólogos. 

Aunque pocos lo plantean, también existen aspectos positivos. Los sistemas de IA pueden ayudarnos a automatizar tareas repetitivas, como la administración de correos electrónicos, la programación de citas o la organización de tareas diarias. También puede ayudar a personas con discapacidades a realizar tareas que de otra manera no podrían hacer. 

Al final, casi todo recaerá en la IA, confirmando que la dependencia de la tecnología cada vez nos hace más inútiles. Pero además, menos necesitados de otros humanos a quienes, sí teníamos recursos, podíamos delegar las tareas. Definitivamente, todo esto repercute en nuestra salud mental, creando pánico, ansiedad, angustia y una sensación inminente de desplazamiento.

Solo hay una cosa en la que una computadora nunca superará a un humano: los afectos… Sin embargo, mejor no decir nunca. Uno nunca sabe si en un futuro cercano será posible que alcancen tales niveles.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infanto-juvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

 

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

 

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

 

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

lunes, 15 de abril de 2019

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: TODO POR UN LIKE


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos
Hay algo mucho más grave que la adicción al teléfono o a las redes sociales: se trata de la obsesión por los likes y los follows.

Es cierto que a todos nos gusta sentirnos escuchados, aceptados y que la gente está atenta a lo que publicamos.

Suena normal, un like es la prueba de ello en las redes. Lo buscan también las marcas, que pretenden sumar “likes" o "me gusta" como forma de obtener un número grande de personas, ya que esto representa que más gente vea su producto en un sitio o red.

Esto puede llevar a las empresas a utilizar sus servicios para promocionar productos en sus publicaciones, pagando bastante bien por lo mismo, llegándose a dar el caso de personas que viven de esto. Un ejemplo son los community managers o los influencers, oficios que antes no existían.

Pero cuando hablamos de personas particulares, esa obsesión tiene otra lectura y puede ser peligrosa. Se trata de gente que solamente busca ser aceptada para alimentar su ego. Representa eso, la necesidad de aprobación que cuando es excesiva indica una falta de autoestima y una falta de control de la frustración. No son capaces de aceptar que -al igual que en la vida real-, “no somos monedita de oro para caerle bien a todo el mundo”. Postear una foto en Facebook o Instagram es el primer paso, el siguiente es ir verificando periódicamente - en algunos casos cada tres minutos- la cantidad de “me gusta” en una competencia por popularidad que se vuelve insana. Lo mismo ocurre con los follows, o seguidores. El más cool es el que más seguidores tiene…

Además, muchos abusan de las redes para decir lo que desean sin pensarlo mucho e incluso dañando con sus comentarios, que muchas veces caen en la vulgaridad.

El problema es que la vida social moderna se trasladó, en gran parte, a las redes. Por supuesto que se hace más fácil la interacción, no debemos preocuparnos por tomar el teléfono o salir a la calle para hacerlo. Es más, no necesitamos ni arreglarnos, ni lavarnos los dientes… A menos que pretendamos tomarnos una foto y lucir radiante, aunque para eso hay filtros que corrigen arrugas, dan color y arreglan imperfecciones. Resultado final: una persona irreconocible.

Por otro lado, es más sencillo dejar la "conversación" cuando ya no queremos estar comunicándonos e incluso evitar a alguien que no queremos ver ni saber nada de ellos.

Mucho más difícil es ignorarlos en la calle.

El mundo virtual también facilita el hecho de pretender ser lo que no somos. Siempre tratamos de impresionar a los demás y que lo nuestro sea lo mejor. En las redes, es más difícil ser descubiertos, cuestionados o desenmascarados, lo que nos permite tener un mundo artificial paralelo. Nuestra vida es color de rosa y todo lo que nos pasa es lo mejor ante todos los demás porque nosotros mismos controlamos la publicación.

Claro, lo nuestro es importante y sobretodo para nosotros mismos sin importar nada ni nadie más. Pero atención, aquí aparece el monstrito verde de la envidia, que en las redes es más fácil de provocar y además si conocemos a las personas que se descubra nuestra realidad.

Y ni se diga cuando alguien postea algo y a cambio no recibe lo esperado: le siguen sentimientos de tristeza, depresión y aislamiento, un efecto que algunos psicólogos llaman "depresión Facebook". A menor madurez y baja autoestima, mayor será la necesidad de encontrar la aprobación del resto.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

domingo, 27 de mayo de 2018

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: Inmortalidad, ¿pero a qué precio?


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos
 Dicen que a todos les llega la muerte. Incluso a la muerte. Eso sugieren, en una versión muy optimista del futuro, el ingeniero venezolano José Luis Cordeiro y el pionero tecnológico estadounidense David Wood en su flamante libro titulado La muerte de la muerte”. En él, los autores fijan una fecha, el año 2045, donde el ser humano se volverá casi inmortal. “La muerte será opcional a partir de ese año”, aseguran.

Todo esto, afirman, es que "gracias a los avances de la ciencia, seremos capaces de parar el proceso del envejecimiento y extender indefinidamente la esperanza de vida". Eso incluye "la medicina regenerativa, los tratamientos con células madre, las terapias genéticas, la impresión 3-D de órganos, la bioingeniería, la nanotecnología molecular, las drogas anti ansiedad o las hormonas de crecimiento..."

¿Se han puesto a pensar en eso? ¿Cómo reaccionaríamos si fuéramos inmortales? Creo que depende de las circunstancias de cada quien, y en mucha medida dependerá, como sucede ahora, de las clases sociales. Aquellos con dinero y posibilidades de disfrutar la vida, quizás encantados. Pero los pobres que no tienen trabajo o lo tienen extenuante y mal remunerado, no muy bien. Incluso arriesgaría a decir que tampoco sería un paraíso para los adinerados, ya que la vida se volvería monótona. No creo que las posibilidades de vivir y estar sanos estarían a la mano de cualquiera, porque los costos de la “inmortalidad” serían muy elevados y esto no haría más que extender la brecha entre ricos y pobres.  

Pero, suponiendo que todos tengan acceso a las tecnologías de rejuvenecimiento, imagino un ser humano diferente. Nuestra personalidad cambiaría por completo. Nuestros planes, por ejemplo, serían a plazos eternos. No tendríamos la misma ilusión por los logros, también algunos se volverían más irracionales e intrépidos para buscar el placer y hasta desbocarse. La idea de la inmortalidad les haría desafiar cualquier peligro, aun si fuera un capricho, como si se tratase de eternos adolescentes.

También cambiaría, por supuesto, nuestra relación con la religión. Quizás sea más sutil y/o banal, pues no tendríamos miedo de adónde iríamos al morir. Podría haber más laxitud en los fieles. También, se me ocurre, el trabajo se vería afectado, pues no habría relevos generacionales, al margen de que para esos años quizás los robots ya se hayan apoderado de todos los puestos de trabajo. Podrían crecer las tasas de mortalidad para deshacernos de los que ya viven mucho. No sé, la idea parece un poco descabellada y egoísta.

Imagino ese futuro tan moderno, tan tecnológico, que me da un poco de temor, porque la modernidad no siempre implica cosas buenas. Por otro lado, las oportunidades no llegan a todos por igual... He visto acá en el país personas sin zapatos y estamos en pleno siglo XXI, el mismo donde algunos lucen calzado Louis Vuitton de 10 mil dólares.

Por todo eso, no creo que en el 2045 se dé la muerte de la muerte. En todo caso será la inmortalidad de los millonarios. Y sí, tendremos una sobrepoblación de ricos y millonarios que puedan acceder a ese nivel de la salud. Habría también más competencia por los mercados que generan ganancias, ya que para disfrutar de la eternidad hay que ser cada vez más ricos y controladores.


Muchos, al final, no morirán de ninguna enfermedad sino de aburrimiento. Se me viene a la mente el caso reciente de un científico de 104 años que acaba de llegar a Suiza solicitando la eutanasia. ¿Cuál era su problema? Estaba aburrido de vivir. Claro, seguramente le pesan los años, tal vez no sería igual si conservara la vitalidad de la juventud. Aunque siempre hay jóvenes que se sienten vacíos y por eso caen en vicios, drogas, alcohol, retos y juegos absurdos. 
He leído de gente que pretende frenar los avances de la ciencia en determinado punto. Lo considero absurdo, más que frenarlos, lo que hay que hacer es regular sus usos y aplicaciones. Frenar la ciencia sería como frenar la imaginación en los niños, y eso lo mas hermoso que tenemos.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.