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domingo, 5 de agosto de 2012

Marilyn Monroe a 50 años de su muerte. Nadie como ella

Tomado de El País


Por Elsa Fernandez Santos

Un repaso a su vida a través de sus palabras

En 1954, con 28 años, Marilyn Monroe decidió escribir sus memorias. Recién casada con el jugador de beisbol Joe DiMaggio y en lo más alto de su popularidad, la actriz quería aclarar en primera persona las historias que circulaban sobre su infancia y adolescencia. El libro 'My story', publicado en España por Global Rhythm, quedó oculto en un cajón hasta doce años después de su muerte. Fuente directa de recuerdos y pensamientos de una mujer adelantada a su tiempo que nada tenía que ver con la rubia atolondrada que la había hecho célebre, el libro no solo recorre su biografía en primera persona sino que destila ese temblor tan característico de la actriz. Su infancia de mano en mano por culpa de una madre sin recursos, económicos primero, y mentales después; la violación de la que fue víctima de niña o su incesante búsqueda de una figura paterna sólo marcan el descarnado camino hacia un destino que ella misma intuyó en estas páginas: “Sí, había algo especial en mí y sabía de qué se trataba. Yo era el tipo de chica a la que encuentran muerta en su dormitorio con un frasco de somníferos en la mano". Este es un repaso a su vida a través de la voz que ella dejó en ese libro.

Una niña sin hogar

 “Las personas que yo creía mis padres tenían hijos propios. No eran mezquinos, simplemente eran pobres. No tenían mucho que ofrecer a nadie, ni siquiera a sus hijos, y no quedaba nada para mí. Tenía siete años, pero me tocaba trabajar en la casa. Lavaba platos, fregaba suelos y hacía recados. Mi madre apareció al día siguiente. Era una mujer muy guapa que nunca sonreía. La había visto a menudo, pero no sabía exactamente quién era. Cuando le dije 'Hola, mamá', me miró. Nunca me había dado un beso, nunca me había sostenido en sus brazos y apenas me había hablado. Por aquel entonces no sabía nada de ella, pero años más tarde me enteré de bastantes cosas. Cuando ahora pienso en ella, el corazón me duele el doble de lo que me dolía cuando era una chiquilla. Me duele por las dos".

El padre ausente




"Había un objeto en el apartamento de mi madre que siempre me fascinó. Se trataba de una foto colgada en la pared. No había otras imágenes en las paredes, sólo esta fotografía enmarcada. Siempre que iba de visita permanecía de pie mirando esa foto y conteniendo la respiración por miedo a que me ordenara que dejase de mirar. Había descubierto que la gente siempre me ordenaba que dejase de hacer lo que me gustaba. Esa vez me sorprendió mirando la foto, pero no me riñó. Por el contrario, me subió a una silla para que pudiera verla mejor. —Es tu padre —me dijo. Sentí tal emoción que casi me caí de la silla. Tener un padre, poder mirar su retrato y saber que yo le pertenecía era una sensación deliciosa. ¡Qué maravillosa fotografía! […] Fue mi primer momento de felicidad: encontrar la fotografía de mi padre. Siempre que recordaba cómo sonreía y la manera como se ladeaba su sombrero sentía cariño y no me sentía sola. Un año después de ver aquel retrato empecé a reunir un álbum de recortes y puse en él una foto de Clark Gable porque se parecía a mi padre, especialmente en la manera de llevar el sombrero y en el bigote".

La locura de Gladys



"Mi madre encontró otra pareja para que se ocupara de mí. Eran ingleses y necesitaban los cinco dólares semanales que iban conmigo. Además, yo era muy alta para mi edad y podía trabajar mucho. Un día nos visitó mi madre. Estaba en la cocina lavando platos. Permaneció de pie mirándome sin hablar. Cuando me volví, observé lágrimas en sus ojos y me sorprendió. —Voy a construir una casa para las dos —dijo—. Estará pintada de blanco y tendrá un patio detrás. Luego se fue. Era cierto. Mi madre se las arregló para conseguirlo, ahorró y pidió un préstamo. Construyó una casa. La pareja de ingleses y yo fuimos a verla. Era pequeña y estaba vacía, pero era hermosa y estaba pintada de blanco. Nos mudamos los cuatro".

Los abusos sexuales

"Más adelante descubrí qué era el sexo sin hacer ninguna pregunta. Casi tenía nueve años y vivía con una familia que alquilaba una habitación a un tipo llamado Kimmel. Era un hombre de aspecto serio: todos lo respetaban y lo llamaban señor Kimmel. Pasaba un día por delante de su cuarto cuando se abrió la puerta y me dijo con tranquilidad: —Pasa, Norma, por favor. Creía que iba a pedirme algún encargo. —¿Dónde quiere que vaya, señor Kimmel? —pregunté. —A ningún sitio —dijo cerrando la puerta; me sonrió y echó la llave—. Ahora no puedes salir —añadió como si estuviéramos jugando".

Un matrimonio fugaz

"Finalmente decidí que los chicos me perseguían porque era huérfana y no tenía padres que me protegieran o los ahuyentaran. Esta idea hizo que me volviera más fría con la cola de admiradores. Pero ni la frialdad ni el desdén ni el 'vete de aquí', el 'no me molestes', el 'no tengo la más mínima intención de besarte con los labios abiertos', ninguna de mis actitudes glaciales cambiaron el panorama. Los muchachos siguieron acosándome como si fuera un vampiro con una rosa entre los dientes. 


Las chicas eran otro problema, pero un problema que podía comprender. Con los años sentían cada vez más aversión hacia mí. Ya no me acusaban de robar peines, centavos o collares, ahora me acusaban de robar hombres. Tía Grace propuso una solución para mis penas: —Deberías casarte —me dijo. Me casé con Jim Dougherty. Fue como retirarse a un zoológico. 


El primer efecto que tuvo el matrimonio sobre mi persona fue el de aumentar mi desinterés por el sexo. Mi marido no se preocupaba o no se daba cuenta. Ambos éramos demasiado jóvenes para discutir abiertamente un tema tan embarazoso. De hecho, nuestro matrimonio fue una especie de amistad con privilegios sexuales. 


Más tarde descubrí que los matrimonios suelen ser eso, y que los maridos tienden a ser buenos amantes sólo cuando engañan a sus esposas. […] Lo más importante que conseguí con mi matrimonio fue acabar para siempre con mi condición de huérfana. Estoy agradecida a Jim por ello. Fue el paladín que me salvó de la falda azul y la blusa blanca".

Una chica solitaria para el Hollywood más desesperado


"El mismo instinto que conduce a un pato hasta el agua me llevó a los estudios fotográficos. Conseguí trabajo posando para anuncios y folletos publicitarios. El problema más serio era que también los fotógrafos buscaban trabajo. Encontrar un fotógrafo que me quisiera como modelo resultaba fácil, lo difícil era encontrar uno que me pagara con algo más que promesas. Pero conseguí el dinero suficiente para pagar el alquiler y una comida al día, aunque ésta en ocasiones era más bien escasa. Pero no importaba. 


Cuando eres joven y estás sana, un poco de hambre se puede soportar. Lo insoportable era estar sola. Cuando eres joven y estás sana, la soledad puede parecer más grave de lo que es. Cuando contemplaba la noche de Hollywood pensaba: 'Debe de haber miles de muchachas tan solas como yo que sueñan con convertirse en estrellas de cine. Pero no voy a preocuparme por ellas. Yo sueño más que nadie'. 


No hay que saber algo para soñar mucho. No sabía nada de interpretación. Nunca había leído un libro sobre el tema ni había intentado hacerlo ni lo había comentado con nadie. Me avergonzaba contarles mi sueño a las pocas personas que conocía. Les decía que esperaba ganarme la vida como modelo. 


Me dirigí a todas las agencias de modelos y encontré algunos trabajos. Cuando recuerdo aquel Hollywood desesperado, embustero y pedigüeño que conocí hace tan sólo unos años, me entra un poco de nostalgia. Era un lugar más humano que el paraíso primero soñado y luego encontrado. La gente que lo poblaba, los impostores y los fracasados, resultaban más llamativos que los hombres ilustres y los artistas famosos a quienes conocería muy pronto. Incluso los sinvergüenzas que me engañaban y me tendían trampas, me parecen personajes agradables y tiernos. 


Entre ellos estaba Harry, el fotógrafo, que me fotografiaba cuando tenía dinero para comprar los carretes de su cámara".

El deportista enamorado



"—Vi tu fotografía el otro día —dijo. —¿De qué película era? —pregunté. —No era una película —respondió—. Era una fotografía tuya en la página de deportes. Recordé la fotografía. El estudio me había mandado en una gira publicitaria a Pasadena donde cierto equipo de Chicago llamado The Sox se estaba entrenando para estar preparados para la sesión de béisbol del Este. Llevaba unos pantalones bastante cortos y un sujetador y los jugadores me subieron por turno en sus hombros y jugaron a cargar conmigo en sus espaldas mientras los del departamento de publicidad tomaban fotografías. —Imagino que te habrán hecho fotografías en giras publicitarias un montón de veces —le dije. —No exactamente —respondió DiMaggio—. La mejor fotografía que me han hecho en la vida ha sido con Ethel Barrymore o con el general MacArthur. Tú eres más guapa. La afirmación me hizo un efecto extraño. Había leído hojas y hojas acerca de mi buen aspecto y docenas de hombres me habían dicho que era bella. Sin embargo, era la primera vez que mi corazón había dado un brinco al oírlo. Sabía lo que esto significaba y empecé a tontear. Empezaba algo entre DiMaggio y yo. Siempre era bonito cuando algo empezaba, siempre era excitante. Pero siempre acababa siendo aburrido. Empecé a sentirme tonta conduciendo por Beverly Hills como un gato que merodeara".

La rubia más deseada


"La virtud de una chica es mucho menos importante en Hollywood que su peinado. Se te juzga por tu aspecto, no por lo que eres. Hollywood es un lugar donde te pagan mil dólares por un beso y cincuenta centavos por tu alma. Lo sé porque rechacé la primera oferta bastante a menudo y cobré siempre los cincuenta centavos". "—Querida señorita —dijo—. Venga y siéntese a mi lado. Era una voz encantadora, algo acolchada por el alcohol, pero muy distinguida. Me volví y vi a un hombre sentado en la escalinata. Tenía una copa en la mano. Su cara no era menos sardónica que su voz. —¿Se refiere a mí? —le pregunté. —Sí —dijo—. Perdone que no me ponga de pie. Me llamo George Sanders. —¿Cómo está usted? —le pregunté. —Imagino que también usted tiene un nombre —dijo frunciendo el ceño. —Soy Marilyn Monroe —le dije. —Me perdonará por no haber oído su nombre antes —dijo Sanders—. Siéntese... a mi lado. ¿Puedo tener el honor de pedirle que se case conmigo? —añadió con solemnidad—. El nombre, por si se le ha olvidado, es Sanders. Le sonreí y no respondí. —Naturalmente tiene ciertos reparos en casarse con alguien que es no sólo un extraño sino también un actor —dijo—. Puedo comprender sus dudas... sobre todo considerando lo segundo. Un actor no es exactamente un ser humano... pero en el fondo, ¿quién lo es? De pronto, la cara atractiva y mordaz de Sanders me miraba fijamente".

Foto: (CORDON PRESS)

En busca del hombre perfecto

"Nunca he podido sentirme atraída por un hombre que tuviera una dentadura perfecta. Un hombre con dientes perfectos siempre me ha hecho sentir extraña. No sé a qué se debe, pero tiene cierta relación con los hombres que he conocido y tenían dientes perfectos. No eran tan perfectos en todo lo demás. Hay otro tipo de hombre que nunca me ha gustado: el tipo al que le asusta ofenderte. Siempre acaban ofendiéndote de una manera peor que cualquier otro. Prefiero que un hombre sea un lobo y, si ha decidido insinuarse conmigo, que lo haga y acabe con ello". "El mayor inconveniente en el trato con hombres es que son demasiado parlanchines. No me refiero a intelectuales, que tienen muchas ideas e información acerca de la vida. Siempre resulta delicioso oír a estos hombres porque no fanfarronean. Los hombres que hablan por los codos y me aburren son los que hablan de su propia persona. Algunas veces se limitan a fanfarronear abierta e ininterrumpidamente. Se pasan una hora contándote lo muy ingeniosos que son y lo muy estúpida que es la gente que los rodea".

Foto:Marilyn Monroe and Arthur Miller en Connecticut. (CORDON PRESS)

"Pero no todo era completamente negro... aún no".

"Pero no todo era completamente negro... aún no. En realidad nunca lo es. Cuando eres joven y gozas de buena salud, el lunes puedes planear suicidarte y estar riendo de nuevo el miércoles. Después de unos cuantos días sintiéndome una desgraciada pensando que era un fracaso, algo venía nuevamente a mi corazón. No podía decirlo en voz alta, pero eran como voces que me estuvieran hablando: «Levántate, aún no has empezado, eres distinta, algo maravilloso te sucederá». Y en verdad sucedían cosas maravillosas en el fondo del mar... a pequeña escala".

Foto:La actriz hablando con los hermanos Robert F. y John F. Kennedy en una fiesta, despues de que ella cantara la cancion de 'Happy Birthday' a JFK (1962). (CORDON PRESS (CECIL STOUGHTON)

El desaliento final

"Tengo muchos hábitos sociales malos. La gente siempre me está dando lecciones a este propósito. Invariablemente llego tarde a las citas, en ocasiones con un retraso de dos horas. He intentado cambiar mi manera de ser, pero lo que me hace llegar tarde es algo fuerte... y demasiado agradable. Cuando debo ir a cenar a alguna parte a las ocho, me quedo tendida en la bañera durante una hora o más. Llegan las ocho y todavía sigo en la bañera. Voy echando perfumes en el agua y dejando que se vacíe el agua y llenando de nuevo la bañera con agua limpia. Olvido que son las ocho y mi cita para cenar. Sigo pensando y sintiéndome muy lejos. A veces conozco la verdad de lo que estoy haciendo. No es Marilyn Monroe la que está en la bañera sino Norma Jeane. Estoy dándole gusto a Norma Jeane. Solía tener que bañarse en el agua que habían utilizado seis u ocho personas. Ahora puede bañarse en agua tan limpia y transparente como el cristal. Y parece que Norma no tenga nunca suficiente agua limpia que huele a verdadera colonia".

Foto:Fotograma de 'Vidas rebeldes', su última película de 1962.

La vida de Marlyn Monroe en fechas

También conocida como: Norma Jeane Baker
Nombre de Nacimiento: Norma Jean Mortensen
Nacida: 1 de Junio de 1926, Los Angeles, CA
Fecha de fallecimiento: 4 de Agosto de 1962
Matrimonios: Jimmy Dougherty, Joe DiMaggio, Arthur Miller

Marilyn Monroe fue la personificación del glamour de Hollywood por excelencia. Su inmenso atractivo fue capaz de conquistar el mundo, pero a pesar de su belleza seductora y sus curvas voluptuosas, Marilyn fue mucho más que un símbolo sexual de los años 50. La aparente inocencia de su mirada junto a su innata sensualidad hizo de su imagen un ícono de admiración internacional por más de un siglo. Su vida fue el reflejo de su pasión y lucha personal. Hoy su espíritu brilla junto el prestigio de su inigualable imagen de legendaria diva de Hollywood.

La estrella de Hollywood, Marilyn Monroe, nació el 1ro de junio de 1926, con el nombre Norma Jeane Mortenson, siendo luego bautizada como Norma Jeane Baker. Su madre, Gladys Monroe, quien poseía modestos recursos financieros, sufría de problemas mentales. Su padre nunca fue conocido.

En busca de una vida más próspera para su hija, Gladys envió a Norma Jeane a vivir con una familia adoptiva. En 1935, luego de haber pasado por varias de ellas, Norma fue a vivir a un orfanato. Vivió en él hasta 1935. Luego, el 19 de junio de 1942, con 16 años, Norma Jean se casó con Jimmy Dougherty, un joven de 21 que había conocido mientras trabajaba en una planta ensambladura de aeronaves. La pareja se divorció en junio de 1946.

En 1944, Marilyn Monroe fue fotografiada mientras trabajaba por un periodista que realizaba un artículo sobre la contribución de las mujeres a la economía durante la guerra. El fotógrafo pidió su autorización para tomarle más fotos, y sin darse cuenta ella comenzó su carrera de modelo. En 1945, la belleza de Norma Jeane Dougherty se hizo inmensamente popular, apareciendo en la tapa de 33 de las más famosas revistas de la época. En 1946 ella da fin a su trabajo como operaria y se dedica tiempo completo a su carrera como modelo, teniendo un especial interés por la actuación.

El 23 de julio de 1946, Marilyn firmó contrato con 20th Century-Fox, por un salario de $125 a la semana. Poco tiempo después ella ya se hacía llamar Marilyn Monroe, tomando el apellido de su madre y el nombre de la conocida actriz Marilyn Miller. Su primera aparición en el cine fue pequeña, durante 1947, siendo en el filme "The Shocking Miss Pilgrim". Ella continuó tomando roles intrascendentes hasta 1950, cuando el thriller de John Huston, "Asphalt Jungle", le abrió las puertas a un pequeño pero importante papel. Su desempeño en "All About Eve", también en 1950, le generó aun más notoriedad.



El 14 de enero de 1954, Marilyn decidió embarcarse en un segundo casamiento. Esta vez con la súper estrella del baseball, Joe DiMaggio. Solo nueve meses después, el 27 de octubre de 1954, Monroe y DiMaggio se divorciaron. Durante una conferencia de prensa su abogado mencionó que el motivo de la separación fue "la incompatibilidad de sus carreras".

Luego de aparecer como un rostro bonito de Hollywood más en varios, filmes Marilyn comenzó a prepararse para dejar su imagen de "rubia despampanante" y dedicarse a la actuación de alto nivel. En 1956, comenzó a estudiar el arte escénica con el conocido maestro Lee Strasberg, Director del estudio Actor's Studio de New York. Durante el mismo año, Marilyn lanzó Marilyn Monroe Productions junto al fotógrafo Milton Green. Su nueva empresa produjo "Bus Stop" (1956) y "The Prince and the Showgirl" (1957), filmes que permitieron a Marilyn demostrar sus nuevas habilidades actorales.

El 29 de junio de 1956, Marilyn contrajo en matrimonio al dramaturgo Arthur Miller. El filme "The Misfits" fue escrito por él especialmente para Marilyn. Esta fue la última obra completa de Marilyn. Miller y Marilyn se divorciaron el día 20 de enero de 1961.


En 1962, Marilyn fue aclamada como la estrella más popular del mundo ("World's Most Popular Star" con la entrega del Globo de Oro (Golden Globe)con la entrega del Globo de Oro (Golden Globe), reafirmando su fama y reconocimiento internacional. El día 4 de Agosto del mismo año, con apenas 36 años de edad, Marilyn Monroe falleció mientras dormía en su casa de Brentwood, California. El mundo sufrió por su perdida. Su cuerpo fue sepultado en el Westwood Memorial Park, Corridor of Memories, 24, también de Los Angeles.

Marilyn Monroe apareció en 30 filmes dejando uno de ellos, "Something's Got to Give", sin ser completado. Pero ella fue mucho más que una estrella del cine. Su popularidad la transformó en un mito y leyenda de inmensa admiración. Actualmente el nombre e imagen de Marilyn Monroe son símbolos de belleza y glamour. Su espíritu sirve de inspiración para aquellos que luchan durante su vida en busca de la grandeza.

Vea mas imagenes de Marilyn:



1.  La vida lujosa de Lorelei Lee
Si 'Con faldas y a lo loco' era el epítome de la sensualidad y la inocencia, 'Los caballeros las prefieren rubias' (1953) presentaba a Marilyn como un 'sex symbol' inalcanzable. Una diva bañada en diamantes y con un lujosísimo vestido rosa creado por su gran amigo William Travilla. El vestido original (aunque algunos escépticos insisten en que era una copia porque el verdadero sería de lino en vez de fieltro para mantenerse rígido durante la actuación) se subastó en 2010 por más de 300.000 dólares.

1.  La chica de oro

William Travilla también firma el vestido lamé que Marilyn vistió en 1953 en 'Los caballeros las prefieren rubias'. La caída del vestido recuerda a las piezas de Fortuny y la presenta como una inalcanzable diosa griega. Los labios rojos y la melena platino completan una imagen para la posteridad.

2.  A sus pies

Marilyn Monroe llegó a tener más de 40 pares de zapatos hechos a medida por el italiano Salvatore Ferragamo, aunque nunca se llegaron a conocer en persona. El maestro solía confeccionarle decenas de modelos de corte clásico con un requisito en común: que tuvieran 15 centímetros de tacón. Un ejemplo perfecto son los salones rojos que llevó en 'Los caballeros las prefieren rubias' (1953).

3.  Vientos pícaros

Con un vestido de gasa blanco convenientemente levantado por el aire subterráneo del metro neoyorquino; así presentaba Marilyn Monroe la película 'La tentación vive Arriba' (1954). También de ese modo había dejado entrever las piernas en una de las escenas más recordadas de la cinta. Debbie Reynolds fue la propietaria de este icono de la historia del cine hasta 2011, cuando lo puso a subasta, con un precio final de más de cinco millones de dólares. El autor de la conocida pieza (blanca, voluptuosa y con un pronunciado escote nadadora) fue del diseñador William Travilla, que vistió a Monroe en ocho cintas. Las sandalias tienen el sello del italiano Salvatore Ferragamo.

4.  Cuerpo de escándalo

Ceil Chapman diseñó el vestido berenjena con el que Marilyn animó a las tropas en Corea en el año 1954, durante una de sus escalas de viaje de novios con Joe DiMaggio. Además de haber diseñado uno de los vestidos de novia de Elizabeth Taylor, en la película 'Mi semana con Marilyn' (2012) se rescataron algunos vestidos antiguos de esta creadora, de la que muchos dicen que era de las favoritas de Monroe.

5.  Al desnudo

Crucifix 2 (1962)' , una de las imágenes tachadas y descartadas de la última sesión de fotos de Marilyn Monroe, realizada por Bert Stern. / BERT STERN/TASCHEN




En 1956 el fotógrafo Cecil Beaton se encontró con Marilyn en una suite del hotel Ambassador en Nueva York. La sesión no tenía estilismo (ella traía tan solo un par de vestidos de su casa) y tampoco maquillaje (la actriz también se había ocupado de eso). Las fotos resultantes estaban a años luz de la imagen de 'sex symbol' clásica que tenía Marilyn. Fueron capturas sofisticadas, maduras y sensuales en la que los vestidos no constreñían ni encasillaban al personaje, lo más parecido a imaginársela vistiendo esas pocas gotas de Chanel Nº5 con las que se iba a la cama.

6.  Cuestiones de vestuario

Cuando en 1959 se presentó 'Con faldas y a lo loco', las críticas llovieron sobre Orry Kelly por haber creado unas prendas demasiado reveladoras para su protagonista femenina (amén del travestismo de sus dos protagonistas masculinos, Jack Lemmon y Tony Curtis) y la película se prohibió en Kansas y limitó en otros dos estados. Sin embargo, al final el diseñador Orry Kelly ganó el Oscar al mejor diseño de vestuario.

 

7.  Soplar las velas

Espalda al aire, un escote de vértigo y profusión de pedrería (la prenda llevaba cosidos más de 2.500 apliques). El vestido en tono champagne con el que Marilyn Monroe cantó, en 1962, el “Happy Birthday” más sensual de la historia al entonces presidente de Estados Unidos John Fitzgerald Kennedy (con el que se rumoreaba que había tenido un romance) era tan ajustado que se tuvo que cerrar cosiéndolo a su cuerpo. Estaba diseñado por Jean Luis, que también fue responsable del vestido negro que alzó a los cielos a Rita Hayworth en 'Gilda'. “Era imposible que [Marilyn Monroe] llevase ropa interior con este tipo de vestidos”, dijo Valentino en 2009, cuando la prenda festiva se subastó en Christie's, superando el millón de dólares en las pujas.

8.  De andar por casa

En los momentos en que Marilyn se convertía en Norma Jean, se vestía (y se dejaba fotografiar) con prendas tan mundanas como este batín de felpa firmado por una desconocida 'Catalina/Beach Blotter'. Se dice que es la última prenda que el mito vistió antes de su muerte, y permanece en la retina colectiva gracias a una conocida imagen que le tomó George Barris ese mismo año.

9.  Fundido en Pucci

A Marilyn le gustaba Emilio Pucci, y tenía camisetas y vestidos de él en todos los colores. A menudo elegía prendas básicas, sin demasiado estampado. Con una blusa verde del diseñador se la vio por última vez con vida, también con ella había ensayado el clásico "Happy Birthday Mr. President." El vestido que llevaba en el ataúd también era un modelo del diseñador, en tono verde pálido, que ya había usado en México. Decían que era su prenda favorita. En esta imagen, tomada en 1962 por George Barris, viste una blusa naranja de seda que posteriormente se subastaría por más de 10.000 dólares.

Fotos del Guardarropa de Marilyn Monroe

Mas fotos de Marilyn Monroe

Happy Birthday Mister President



miércoles, 11 de julio de 2012

The Rolling Stones cumplen 50 años de “rodar las piedras”

Tomado de El País 

Ron, Mick Jagger, Keith Richards y Charlie Watts 

Hoy Juves 12 de Julio se cumplen 50 años del debut de los Rolling Stones en el Marquee de Londres

Los miembros de ‘Mick Jagger and the Rollin’ Stones’ cobraron 20 libras por hacer de teloneros
Por Diego A. Manrique
Ocurrió tal día como hoy, hace medio siglo. Jueves 12 de julio de 1962 en el Marquee Club londinense, entonces situado en un sótano de Oxford Street, debutó un sexteto, anunciado como Mick Jagger and the Rollin’ Stones. No eran la atracción principal: servían de teloneros al vocalista Long John Baldry. Pero salieron airosos del compromiso y se repartieron veinte libras esterlinas.
Un viajero del futuro no habría tenido problemas en reconocerlos. Al menos, al trío de la primera línea: Mick Jagger al micrófono más dos guitarristas, Keith Richards y Brian Jones. Otro asunto sería la sección de ritmo: el bajista Dick Taylor, que alcanzaría cierta fama con los Pretty Things, y el baterista Mick Avory, que se integraría en The Kinks. Y el pianista Ian Stu Stewart, inmortalizado en la particular Historia universal de la infamia de la música pop como el leal compañero que fue fríamente expulsado de los Stones —"no da el tipo", sentenció el manager— pero se mantuvo a su lado como ayudante para todo.
Gracias al minucioso diario de Stu, sabemos el repertorio que tocaron aquella noche. Ni una sola canción propia: temas de Jimmy Reed, Elmore James, Muddy Waters (el nombre derivaba de su majestuoso Rollin’ stone) y, gran audacia, Chuck Berry. Interpretar piezas del padre del rock and roll suponía un sacrilegio en el mundillo en que estos chavales se movían: fanáticos del blues, coleccionistas pasados a los escenarios con espíritu misionero.
En realidad, los Rollin’ Stones (tardarían unos meses en añadir la g) nacieron como grupo satélite de las más prestigiosa agrupación de bluesmen del delta del Támesis: Blues Incorporated, donde Alexis Korner permitía a Jagger cantar algunos números. Cuando Blues Incorporated saltó a la BBC, los alevines se encargaron de algunos bolos menores, como las actuaciones de los jueves en el Marquee.

2008: Jagger, Ron Wood, Watts y Richards.

El jefe de aquellos Rolling Stones era Brian Jones, un pillo sexualmente precoz, que destacaba por saber tocar la guitarra con slide (un tubito de metal o un cuello de botella). Jones ponía los anuncios para buscar instrumentistas, defendía las virtudes del rhythm and blues en cartas a las revistas y se preocupó de meter al grupo en un estudio para grabar una maqueta.
Pero las miradas convergían en Jagger. En vez de estar tieso como un palo, como (equivocadamente) se imaginaba la gente a los bluesmen de Chicago, Mick sacudía tímidamente el trasero y movía los brazos, a veces tocando maracas. Los puristas torcían el gesto pero, maravilla, las chicas se sentían atraídas. El blues estaba de moda y los Rolling Stones no tenían inconveniente en animar las fiestas de algunos retoños de la alta sociedad.
Al fin y al cabo, Jagger era un sólido producto de la clase media. Tan buen estudiante, tan formal, que su padre, profesor de gimnasia, adelantó el dinero necesario para que los chicos pudieran alquilar unos amplificadores que les permitieran sonar decentemente en el Marquee. Por el contrario, Keith Richards parecía un proletario desubicado, digno de toda sospecha entre los fundamentalistas del blues: a él le atribuían esa debilidad por los tiempos rápidos, tan propios de los... gamberros.
Charlie Watts, que acudió al concierto del Marquee, asegura que lo pilló enseguida. Imitar a los músicos negros podía ser moralmente satisfactorio pero el riesgo —y la ganancia— residía en acercarse al inmenso público juvenil. Watts se había negado a juntarse a los Stones: trabajaba en una agencia publicitaria y se desahogaba tocando música más jazzística. Terminaría entrando en la banda en 1963, cuando ya se había incorporado un bajista serio y maduro, Bill Wyman.
Todavía les quedaba mucho por aprender: grabar discos, componer temas originales, enfrentarse a los estadounidenses. Obviamente, ninguno de ellos hubiera apostado por medio siglo de longevidad. Es tan inconcebible que ahora no saben muy bien cómo cerrar tan prodigiosa aventura: no necesitan el dinero y se arriesgan a hacer el ridículo. Este año, las altas esferas les tentaron para participar en los actos de los Juegos Olímpicos londinenses.
Pero los Rolling Stones son, siempre lo han sido, una maquinaria lenta, que requiere semanas de ensayos para volver a coger el punto. Si vuelven para despedirse, se asegurarían de hacerlo con la máxima dignidad. Presentando canciones nuevas y con todos los ases en la manga.
Cinco décadas de simpatía por el diablo
En 1962 forman la banda Brian Jones, Mick Jagger, Keith Richards, Ian Stewart, Geoff Bradford y Dick Taylor. Jones fue despedido en 1969 y falleció ese año. En 1975 ingresó Ron Wood.
En 1971 lanzan el single 'Brown sugar', Jagger se casa con Bianca Pérez-Mora y en 1972 se publica su 'Exile on main street.
1985 fue año de proyectos solistas. Afloran conflictos y muere el cofundador Ian Stewart, mediador entre Richards y Jagger.
En 1994 lanzan 'Voodoo lounge', que les vuelve a encumbrar.
Keith Richards publica en 2010 unas memorias en las que carga contra Jagger y resucita la eterna rivalidad.

jueves, 17 de mayo de 2012

Muere Donna Summer, reina de la música disco

Tomado de ABC


La cantante estadounidense, reina de la música disco, ha fallecido en Florida tras una larga batalla contra el cáncer

POR MANUEL DE LA FUENTE

La cantante estadounidense Donna Summer, «la reina de la música disco», ha fallecido en Florida a los 63 años, víctima de un cáncer de mama. «Esta mañana perdimos a Donna Summer Sudano, una mujer con muchas dotes, la mayor de ellas su fe», declaró su familia en un comunicado difundido a medios locales. 

La ganadora de cinco premios Grammy había tratado de mantener con discreción su enfermedad y seguía trabajando en un nuevo disco, según detalló al portal TMZ un allegado de la artista.

«Mientras lloramos su muerte, celebramos en paz su extraordinaria vida y su continuado legado. No puedo expresar realmente con palabras lo mucho que agradecemos sus oraciones y su amor por nuestra familia en este delicado momento», añadió la familia.
Summer nació el 31 de diciembre de 1948 en Boston y el portal TMZ asegura que murió en el estado de Florida.

Donna (Summer) e mobile

En 1977, en España, las discotecas eran propiedad casi exclusiva de losJuan Bau, Camilo Sesto, Pablo Abraira, y gran parte del personal no estaba para muchos bailes, enfrascados los unos con barbados cantautores, los otros poniendo la semilla de lo que sería la Nueva Ola Madrileña, o viajando a Londres para comprarse pantalones de cuadro escocés y unas cuantas cajas de imperdibles, que molaban más los de la City que los de Pontones.
Si ibas de pureta, lo que sonaba entonces en las discotecas norteamericanas solo podía parecerte una horterada, cuando no lisa y llanamente una ordinariez. Y la que ya empezaba a ser Reina de la Pista, Donna Summer, no escapaba a estas lindezas de rockeros de pro, de patilla, y La Elipa sí que flipa.
Aquellos ritmos, aquella sensualidad de serie B, aquellas exhibiciones corporales para sudar y resudar bajo las bombillas, no parecían tener mucho que ver ni con el pop de toda la vida, ni con el rock, ni con el folk, ni con ninguna música más o menos seria. Pero la música disco, la buena, que también la hubo (si una canción es buena el género importa poco, sea tango o sea rockabilly), como la que cantaba con convicción, sentimiento y carnalidad Donna Summer tampoco era un demonio surgido de la nada.

Música para perrear

Sencillamente fue una derivación acelerada del soul y, sobre todo, del funk, del más ácido Sam Cooke y del más tórrido James Brown. Música negrata salida del gueto como siempre, pero puesta al ritmo trepidante del final de los 70 y el agitado principio de los 80. Era, con un término más cercano, aunque cutrísimo, música para perrear, pero hecha y facturada como solo saben hacer por los Estados Unidos.
Entonces, a muchos nos parecía que lo que hacía Donna (y Gloria Gaynor a la que destronó) no valía para mucho más que para un calentón (generalmente de blancos) en el Studio 54 neoyorquino, o para ponérselo en el buga a todo trapo (y lo que no es trapo, sino algo más sustancioso) cuando se cruzaba el Puente de Brooklyn a toda pastilla para quemar la noche.


Sin embargo, Donna Summer, la reina del dance, la emperatriz de la disco, era una mujer de profundas convicciones cristianas, a la que su música, personalmente, no le debía decir mucho. Ni tampoco la noche (esa que confunde), ni la vida social. Hizo música discotequera porque probablemente se le puso primero a tiro (de hecho, influida por Janis Joplin comenzó en un grupillo psicodélico), pero habría podido triunfar como cantante de soul, como cantante de rock a lo Ronnie Spector, la ex Ronette, incluso, llana y sencillamente como artista de pop sin apellidos ni etiquetas, género al que se acercó cuando decidió dejar las pistas y los neones.

Calidad y modernidad

Hoy, que los años nos han expandido las entendederas musicales, las cosas no nos parecen exactamente igual. Una sesión de música disco sigue siendo algo que solo se traga con gusto en una pista de baile, o en tu habitación frente al espejo y soñando con el novio. Pero al escuchar y ver ahora a toda prisa algunos YouTubes de Donna no deja de sorprender la calidad y la modernidad con la que su música estaba cantada y concebida.
Vamos, que puede rechinarte Celine Dion, pero no la Summer. En la música popular lo que importa es que en su género, nos guste más o nos guste menos, algo sea lo mejor, esté bien hecho. Pueden no gustarte un pimiento los boleros, pero nunca podrás negar que Los Panchos los bordan. Puede repatearte las tripas la llamada música latina, pero en ella, Ricky Martin y Chayanne lo niquelan.
Eso era Donna Summer, la mejor en lo suyo. Que le pregunten a Madonna, a Kilye Minogue, a Beyoncé, a tantas chicas que ahora, un olvidado rincón de la Luisiana o de Chicago se ponen a todo trapo el «I feel love» y sueñan con que medio mundo les baile el agua.

La genial cantante norteamericana falleció de cáncer a los 63 años. Estaba en Florida e intentaba recuperarse y grabar un álbum. Dejó éxitos como "She Works Hard for the Money" y "This Time I Know It's for Real"

La genial cantante norteamericana falleció de cáncer a los 63 años. Estaba en Florida e intentaba recuperarse y grabar un álbum. Dejó éxitos como "She Works Hard for the Money" y "This Time I Know It's for Real"