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lunes, 27 de marzo de 2017

Hoy 27 de marzo se celebra el Día Mundial del Teatro

Por Compartiendo mi Opinión
El teatro conmueve, ilumina, incomoda, perturba, exalta, revela, provoca, transgrede. Es una conversación compartida con la sociedad. El teatro es la primera de las artes que se enfrenta con la nada, las sombras y el silencio para que surjan la palabra, el movimiento, las luces y la vida.

El Día Mundial del Teatro fue creado en 1961 por el Instituto Internacional del Teatro (ITI). Se celebra anualmente el 27 de marzo por los Centros ITI y la comunidad teatral internacional. 

Varios eventos teatrales nacionales e internacionales son organizados para conmemorar esta ocasión. Uno de los más importantes es la circulación del Mensaje Internacional del Día Mundial del Teatro a través del cual, por invitación del ITI, una figura de talla mundial comparte sus reflexiones sobre el tema del Teatro y una Cultura de Paz. 

El primer Mensaje Internacional del Día Mundial del Teatro fue escrito por Jean Cocteau (Francia) en 1962. Primero fue en Helsinki, y luego en Viena, en el 9º Congreso Mundial del ITI en junio de 1961 que el Presidente Arvi Kivimaa propuso en nombre del Centro Finlandés del Instituto Internacional de Teatro que un Día Mundial del Teatro sea instituido. 

La propuesta, respaldada por los centros escandinavos, se realizó por aclamación. Desde entonces, cada año el 27 de marzo (fecha de la apertura de 1962 del "Teatro de las Naciones" temporada en París), el Día Mundial del Teatro se celebra en muchas y variadas formas por los Centros Nacionales del ITI de los cuales en la actualidad hay casi 100 en todo el mundo. 

Cada año, una figura sobresaliente en el teatro o una persona excepcional en corazón y espíritu de otro campo, es invitada a compartir sus reflexiones sobre el teatro y la armonía internacional. 

Lo que se conoce como el Mensaje Internacional se traduce en más de 20 idiomas, leído por decenas de miles de espectadores antes de las presentaciones en teatros de todo el mundo e impreso en cientos de diarios. 

Colegas en el ámbito audiovisual dan una mano fraternal, más de cien estaciones de radio y televisión que transmiten el Mensaje a los oyentes en todos los rincones de los cinco continentes.»

viernes, 29 de abril de 2016

Hoy 29 de abril se celebra el Día Internacional de la Danza

Por Compartiendo mi opinión
Hoy 29 de abril se celebra el Día Internacional de la Danza fue establecido por la Unesco en 1982, atendiendo a una iniciativa del Comité Internacional de Danza, perteneciente al Instituto Internacional de Teatro (ITI/UNESCO). 

Para celebrar la danza, se eligió el 29 de abril, por ser el natalicio de Jean-Georges Noverre, virtuoso bailarín francés y profesor de ballet, innovador y estudioso de este arte, maestro considerado como creador del ballet moderno.

Cada año desde 1982 se celebra el Día Internacional de la Danza el 29 de abril, como una forma de atraer la atención sobre el arte de la danza. También se busca reunir a todos aquellos que han elegido la danza como medio de expresión para que, traspasando las barreras culturales, políticas y étnicas, celebren la danza y su universalidad.

Cada año, la Unesco solicita a una personalidad reconocida de este arte, que redacte un mensaje que después es difundido mundialmente. 

Ese día las compañías y escuelas de danza, organizaciones y particulares, llevan a cabo actividades dirigidas a una audiencia fuera de su ámbito habitual. 

Es un día de fiesta que celebran todos los países del mundo con espectáculos especialmente dedicados a la danza a través de: clases abiertas, ensayos al aire libre, conferencias, exposiciones, publicaciones en diarios y revistas, bailes populares, programas en radio y TV, espectáculos callejeros, entre otros.

viernes, 15 de abril de 2016

Hoy 15 de abril se celebra el Día Mundial del Arte

Por Compartiendo mi opinión
Hoy 15 de abril se celebra el Día Mundial del Arte en recordación del natalicio de Leonardo da Vinci, hombre creativo por excelencia, y tiene como objetivo que todas las artes, de forma gratuita, lleguen a la comunidad, en las calles, parques, museos, jardines, teatros, instituciones culturales, e interactúen con la comunidad creando una gran fiesta mundial.

La celebración fue promovida por la Asociación Internacional de Artes Plásticas (AIAP), una organización no gubernamental asociada a la Unesco que declaró el recordatorio por unanimidad, durante su XVII Asamblea General en la que se conoce como la Declaración de Guadalajara, iniciativa aprobada unánimemente por las delegaciones de las 5 Regiones Culturales de la UNESCO, asistentes a la XVII Asamblea General y Congreso de la AIAP en Guadalajara, México, el 5 de abril de 2011.

La Asociación Internacional de Artes Plásticas (AIAP) fue creada en 1954 bajo los auspicios de esta Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que lucha porque se establezcan políticas a favor de los derechos de los artistas; promueve la instauración de acuerdos internacionales que tiendan a favorecer el trabajo creador, así como los intercambios de artistas y sus obras entre los países miembros.

Su sede está en París y engloba las cinco regiones culturales: Europa, Asia-Pacífico, Países Árabes, Latinoamérica y el Caribe y África.

El Día Mundial del Arte busca que las exposiciones de pintura, instalaciones, música, conciertos, ballet, poesía, literatura, cuentacuentos, teatros, puedan ser apreciadas por todos.

Mensaje del Día Mundial del Arte

“Celebremos el Día Mundial del Arte, hagamos lucir y enaltezcamos al Arte, llevemos en nuestra piel el orgullo de nuestras Culturas cuyas bellezas artísticas no consisten sencillamente en representar una cosa bella, sino en la bella representación de una cosa”.

martes, 12 de mayo de 2015

Integrantes de la Orquesta Sinfónica Juvenil Don Bosco mostraron en WDC la cara positiva de la juventud salvadoreña

Tomado de La Voz de América
Jóvenes salvados por la música visitan Washington
La Orquesta Sinfónica y el Coro Juvenil Don Bosco está integrado por jóvenes salvadoreños en riesgo de las escuelas públicas en los sectores del país más afectados por la violencia.

Hace menos de cuatro años nació un proyecto que no encontró mejor forma para rescatar a los jóvenes en riesgo que a través de la música.
Fue así que gracias a la Fundación Salvadoreña Educación y Trabajo (Edytra) en cooperación con el Banco Mundial y el gobierno de Japón se dio vida a la Orquesta Sinfónica y el Coro Juvenil Don Bosco de El Salvador.
Este proyecto está orientado a prevenir la violencia juvenil en los barrios más afectados del país centroamericano.
La Orquesta Sinfónica Juvenil Don Bosco, es parte del sueño del padre José María Moratalla para compartir el arte en todas las esferas sociales del país.

“Este programa es muy beneficioso para estos muchachos porque lo primero que hace es quitarles tiempo libre. Luego con una capacitación integral se produce un mejoramiento en el rendimiento escolar y un cambio positivo de conducta”, explica uno de los fundadores y director de la orquesta y coro, Daniel Ernesto Ayala.
Como cuenta Ayala a la Voz de América, a través de esta iniciativa los niños y jóvenes descubren una pasión por el arte que los lleva a considerar la música como medio de vida.
Ayala también dijo que este proyecto ha permitido revalorar el arte entre la comunidad salvadoreña porque no solo está destinado a prevenir la violencia sino también a rescatar la identidad del pueblo.
Como parte del programa, La Orquesta Sinfónica y el Coro Juvenil Don Bosco cumplió uno de sus sueños al visitar la capital de Estados Unidos y ofrecer un recital en el Kennedy Center, escenario donde se presentan las mejores orquestas del mundo.
En esta oportunidad viajó a Washington solo una muestra representativa de 150 niños porque en total la orquesta está integrada por 200 miembros y el coro por 300 niños y jóvenes, entre los 8 y los 21 años.
“En total se benefician del programa en El Salvador más de 1.000 niños y jóvenes vulnerables porque no solo contamos con el proyecto musical sino también con otros de índole educativos, como nuestro instituto obrero empresarial donde estos jóvenes reciben entrenamiento y capacitación laboral”, finaliza Daniel Ernesto Ayala.
  

lunes, 23 de febrero de 2015

González Iñárritu brilló en los Oscar. Aprovechó triunfo para pedir el gobierno que México merece

Tomado de La Jornada
Que haya en México “el gobierno que nos merecemos”: González Iñárritu
Los Angeles. La entrega de los Óscar esta noche tuvo un giro político en el último instante, cuando el mexicano Alejandro González Iñárritu, cuya película Birdman ganó cuatro premios, abogó por que en México “podamos encontrar y tener el gobierno que nos merecemos”.

El realizador pidió que los mexicanos que trabajan en Estados Unidos sean tratados con dignidad. "Ruego que sean tratados con la misma dignidad y respeto que los que vinieron antes y construyeron esta increíble nación de inmigrantes", dijo.

Unos segundos antes, el actor estadunidense Sean Penn, encargado de anunciar el premio a la mejor película, sugirió en tono sarcástico el conflicto migratorio. “¿Quién le dio a este hijo de puta una tarjeta verde?”, dijo Penn, aludiendo al documento de residencia permanente en Estados Unidos.

González Iñárritu tomó al vuelo el sentido de las palabras de Penn y dijo que quizás el año próximo el gobierno estadunidense “le pondrá reglas de inmigración” a la Academia. “¿Dos mexicanos? Eso es sospechoso”...añadió el cineasta, en alusión a Alfonso Cuarón, su compatriota ganador del Oscar en 2014.

Más adelante, el realizador dijo que quería “tomar un segundo para dedicarle este premio a mis compatriotas en México”.

“Ruego para que podamos encontrar y tener el gobierno que nos merecemos”, señaló González Iñárritu. “Y la generación que está viviendo en este país (Estados Unidos)...puedan ser tratados con el mismo respeto y dignidad que la gente que llegó antes y ayudó a construir este país de inmigrantes”

A través de su cuenta de Twitter, el presidente Enrique Peña Nieto felicitó a González Iñárritu por el merecido reconocimiento a su "trabajo, entrega y talento. ¡Felicidades! México lo celebra junto contigo”, escribió el mandatario luego de que se anunciara el premio al mejor guión original.

"Birdman", del mexicano Alejandro González Iñárritu, ganó esta noche cuatro premios Óscar, al mejor director, al mejor guión original, mejor película, y la mejor fotografía, otorgado a Emmanuel Lubezki, de un total de nueve nominaciones.

En la categoría como mejor película, la cinta dirigida por Iñárritu venció a "El gran hotel Budapest", "Francotirador", "The Imitation Game", "Selma", "Teoría del todo" y "Whiplash".

"El arte verdadero, la expresión individual verdadera como el trabajo increíble de los directores nominados no puede compararse, no puede ser etiquetado y no puede ser vencido", dijo el cineasta de 51 años al recibir el premio por mejor guión original, que escribió junto con Nicolás Giacobone, Alexander Dinelaris y Armando Bo, y se impuso a Richard Linklater por "Boyhood", Bennett Miller por "Foxcatcher", Wes Anderson por "Gran Hotel Budapest" y Morten Tyldum por "The Imitation Game".

Este es el primer Oscar para el mexicano de 51 años, nominado en tres ocasiones y que por primera vez incursiona en la comedia. Las dos candidaturas previas fueron por el drama "Babel", del 2006, como mejor película y director.

Lubezki, segundo Óscar en dos años

Emmanuel Lubezki obtuvo el galardón a la mejor fotografía por su trabajo en "Birdman".

Este es el segundo Óscar para Lubezki, quien apenas en 2014 se alzó con la estatuilla por fotografía en la cinta "Gravity",dirigida por Alfonso Cuarón.

Al escuchar su nombre el artista mexicano abrazó a Alejandro González Iñárritu, director de "Birdman", en el pasillo y luego lo elogió al recibir su estatuilla de manos de Jessica Chastain.

"Esto es extraordinario", dijo Lubezki, apodado Chivo. "Quiero compartir especialmente este premio con mi amigo Alejandro González Iñárritu, por su curiosida, su pasión y su amistad".

El presidente Enrique Peña Nieto no tardó en felicitar a Emmanuel Lubezki por su premio Óscar a la mejor fotografía.

A través de su cuenta de Twitter, el mandatario escribió: “ ¡Felicidades a Emmanuel Lubezki por ese merecido Óscar! Su trabajo de fotografía en 'Birdman' es extraordinario”.

sábado, 11 de octubre de 2014

Jacqueline Roque la más importante musa de Picasso

Tomado de The Wall Street Journal

Jacqueline detrás de la cámara con Picasso, 1957, es una de las fotos de David Douglas Duncan. David Douglas Duncan.

Picasso y Jacqueline Roque: el maestro y la musa

Por Carol Kino

CUANDO SE PIENSA EN PICASSO, es imposible no imaginar a las mujeres que amó, atormentó y pintó, como Fernande Olivier, cuyos rasgos distorsionados se asocian con el cubismo temprano; o Dora Maar, pintada a menudo llorando; o Marie-Thérèse Walter, cuyo rostro y cuerpo fueron tan violentamente desgarrados por el artista durante su período surrealista. “Para mí sólo hay dos tipos de mujeres: diosas y felpudos”, le dijo a Françoise Gilot, su compañera de la posguerra, según cuenta ella en Mi vida con Picasso, su libro de memorias de 1964.
Desde la muerte de Picasso en 1973, las obras que emergen de estas relaciones —y las apasionantes historias detrás de ellas— han sido objeto de innumerables exposiciones en museos y galerías. Sólo en los últimos tres años, la Gagosian Gallery ha montado en Nueva York —con John Richardson, el biógrafo de Picasso— dos exposiciones bien recibidas: Picasso y Marie-Thérèse: El amor loco, en 2011, y Picasso y Françoise Gilot en 2012. El 28 de octubre, la galería inaugurará Picasso y la cámara, curada por Richardson, que también se ocupó de las anteriores exposiciones.
Pace Gallery, de Nueva York, que también ha presentado varias muestras de Picasso, dedicará ahora una extensa exposición de dos galerías a sus obras centradas en Jacqueline Roque, la menos célebre y más controversial de las amantes del artista. Roque, una morena divorciada 45 años menor que Picasso, se convirtió en su segunda esposa en 1961. Su relación duró más de 20 años, hasta la muerte de Picasso a los 91, por lo que Jacqueline resultó ser su consorte y musa de mayor duración. Sin embargo, ha inspirado pocas exposiciones. La última fue en 2006, en el Kunstmuseum Pablo Picasso, de Münster, Alemania.
Eso se debe en parte a que las creaciones tardías de Picasso han sido tratadas con frecuencia como irrelevantes y de mal gusto. Décadas después de su muerte, las obras de sus años con Jacqueline empiezan a ser altamente cotizadas. Pace, que desde 1981 ha organizado ocho exposiciones con los últimos trabajos del artista, aspira a presentar un retrato de la mujer que, a pesar de todo lo que se dijo de ella, fue sin duda el amor más importante de Picasso. En un ensayo de 1988, Richardson calificó los últimos años de Picasso como ‘L’Époque Jacqueline’.

La obra de ese período “es tan libre y llena de amor”, dice Carmen Giménez, curadora del Museo Guggenheim y experta en Picasso. 

Cabeza de mujer, 1960

“Jacqueline creó un oasis de paz para él. Eso no sucedió antes”.
La escasez de exposiciones relacionadas con la época de Jacqueline también puede obedecer al papel ambiguo que jugó en la vida de la familia y entre los amigos de Picasso. Jacqueline desarrolló una reputación de ser manipuladora, avara y confabuladora, empezando por el momento en que se interpuso entre Picasso y Gilot. Una vez instalada en La Californie, la espléndida villa del artista en Cannes, Jacqueline protegía celosamente la intimidad de Picasso, obstaculizando el contacto hasta con sus hijos y nietos para que pudiera concentrarse en el trabajo. Tras la muerte de Picasso, Jacqueline se aisló durante tres años, y sólo salió de su reclusión para batallar con los herederos del artista por la disposición de sus bienes.

En 1986, todavía sacudida por el dolor de la pérdida del hombre al que llamaba Monseigneur, Jacqueline se suicidó con una pistola en su castillo Notre-Dame de Vie, en Mougins, sumándose a la larga lista de amigos íntimos de Picasso que murieron trágicamente: Marie-Thérèse, quien se ahorcó en 1977; Paolo —el hijo que Picasso tuvo con su primera esposa, la bailarina Olga Khokhlova—, que murió alcoholizado en 1975; y Pablito, el hijo de Paolo, que ingirió lejía después de que Jacqueline le prohibiera la entrada al funeral de su abuelo.

La relación de la pareja, y la expresión de esfinge con que Jacqueline fue representada en más de 125 obras, cobrarán vida de nuevo en la doble exhibición de Pace, titulada Picasso and Jacqueline: The Evolution of Style (Picasso y Jacqueline: la evolución del estilo), del 31 de octubre hasta el 10 de enero de 2015. Las exposiciones abarcarán todo tipo de medio, desde la pintura y la escultura, hasta los dibujos, las cerámicas y los grabados. Sólo un puñado de esas obras estará a la venta.
“Hay más retratos de Jacqueline que de cualquier otra mujer en la vida de Picasso”, dice Arne Glimcher, fundador de la Pace Gallery. “La amplitud de la interpretación de su imagen es asombrosa. Hemos seleccionado las obras que representan a todos estos momentos, desde que se conocieron, cuando él la dibuja como Ingres, hasta el final de su vida, cuando su obra se caracterizó por el expresionismo salvaje. Podemos apreciar la transformación de su estilo tardío sólo a través de estos retratos de Jacqueline”.
Glimcher ha trabajado cinco años en la preparación de la exposición, junto con Catherine Hutin, la hija de Jacqueline, que vive en París y tiene casi 70 años. Hutin vivió con la pareja y heredó una gran parte del patrimonio de Picasso tras la muerte de su madre. Aunque Hutin no era hija de Picasso, Glimcher señala que “vivió con él más tiempo que cualquiera de sus otros hijos y lo vio trabajar en sus obras más que cualquier otra persona, con la excepción de Jacqueline. Ella conoce su trabajo al derecho y al revés”, afirma Glimcher.
La mayoría de las pinturas y esculturas se expondrá en la sede de Pace en Chelsea, situada en el número 534 de la calle 25th West, mientras que el grueso de los grabados estará en su otro local, ubicado en el número 32 de la calle 57th East. También se incluyen fotografías tomadas por David Douglas Duncan, el fotoperiodista de la revista Life que comenzó a fotografiar a la pareja en 1956 tras una visita imprevista en La Californie, donde retrató a Picasso en la bañera. Poco después, el artista le concedió carta blanca para que los captara con su lente durante el resto de su vida. Las 56 fotografías de la exposición muestran a la pareja durante sus momentos juntos: caminando, hablando y hasta tomados de la mano justo después de casarse en secreto. 
Perfil de mujer, Jacqueline, 1969. David Douglas Duncan.

Duncan, que tiene 98 años y aún vive cerca de Cannes, tiene un temperamento irascible y poca paciencia para los críticos de Jacqueline. “¡Al diablo con ellos!”, dice. “Ella cerró la maldita puerta para mantener fuera a la gente. Gracias a ella, él probablemente vivió 15 años más”.
El affaire comenzó en 1952 cuando Picasso, entonces de 72 años y uno de los personajes más célebres de Francia, conoció en un taller de cerámica en Vallauris a Jacqueline, que tenía 27 años. El artista hacía sus cerámicas allí, donde ella trabajaba de vendedora. A pesar de que aún vivía con Gilot, Picasso cortejó a Jacqueline, dibujando una paloma blanca con tiza en las paredes de su casa y enviándole rosas rojas. Los amigos del artista no la consideraban “a la altura” de ser su consorte, recuerda Richardson en El aprendiz de brujo, su libro de 1999 sobre sus años en el círculo íntimo de Picasso.
 Jacqueline y Picasso bailando en el estudio. David Douglas Duncan.

Cuando Gilot, que no parecía haberse dado cuenta de la nueva relación sentimental, dejó a Picasso un año más tarde, Jacqueline sufrió los intentos de la pareja por reconciliarse, así como los romances del artista con otras mujeres. Al final, prevaleció sobre las demás, en gran parte debido a su servil devoción al maestro. En palabras de la historiadora de arte Barbara Rose, colaboradora del catálogo de exposición de Pace: “Ella pensaba que él era Dios y él pensaba que era Dios. Los dos estaban enamorados de él”.
Tal vez por eso Picasso se volvió aún más prolífico de lo habitual durante los años que pasaron juntos. Jacqueline descuidaba alegremente a su hija para administrar la casa, supervisar la vida social del artista y pasar horas en el estudio. Cautivado a su vez por su perfil clásico, sus ojos almendrados y sus exóticos rasgos, Picasso incorporó a Jacqueline en sus reelaboraciones de maestros franceses y españoles como Ingres, Manet y Velázquez, que lo obsesionaron en sus años finales.

Una pintura de 1954, Jaqueline con un chal negro, la representa envuelta en un chal que parece un hiyab y sonriendo enigmáticamente. Es una interpretación moderna del óleo La dama del armiño, de El Greco. Ese mismo año, Picasso se inspiró en la costumbre de Jacqueline de acuclillarse para incorporar su forma en una serie de 15 cuadros que deconstruyen Mujeres de Argel, la obra de Eugène Delacroix de 1834.

Jacqueline también aparece en 1970 como la representación sexualizada en estilo cubista de Almuerzo sobre la hierba, la obra de Manet de 1863, y los grabados eróticos conocidos como Suite 347, de 1968, en los que Picasso muestra a Rafael y su modelo La Fornarina haciendo el amor. También esculpió la imagen de Jacqueline en bronce y chapa pintada, y la dibujó leyendo, jugando con sus hijos, acariciando a su gato y en simple contemplación. Pese a su caracterización sexual o agresiva, las obras también están infundidas por una calidad serena y alegre. La representación de ese amor yace con ellos en su tumba conjunta en Vauvenargues, su château en Provenza. En el funeral de Jacqueline, Duncan metió una foto en su ataúd: tomada en 1962, aparece sentada con Picasso en la escalinata de La Californie, con su retrato pintado por el artista detrás de ellos. Acurrucados y riendo, esperan que la pintura se seque. 

sábado, 19 de julio de 2014

Artistas Salvadoreña Tatiana Cañas gana Mención de Honor

Tomado de Diario El Mundo

Árboles de vida, Tatiana Cañas

Salvadoreña gana Mención de Honor en premio centroamericano

Tatiana Cañas ganó una Mención de Honor del premio “Centroamérica unida con sus bosques contra el cambio climático”.
La artista salvadoreña Tatiana Cañas, quien participó junto a Mauricio Mejía y Juan Pablo Urbina, en el certamen “Centroamérica unida con sus bosques contra el cambio climático” ganó el pasado martes una Mención de Honor por su obra “Árboles de vida”.

A través del Programa Regional Reducción de Emisiones por Degradación y Deforestación de Bosques en Centroamérica y República Dominicana, la Agencia de Cooperación Internacional Alemana (GIZ) en coordinación con la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD) entregaron a la artista plástica salvadoreña la Mención de Honor y dos premios más. El primer premio fue para el guatemalteco Jorge Corleto, quien ganó con su pintura “Stop it, ya no rapes el planeta”, mientras que el segundo premio fue para la artista costarricense Deirdre Hyde con su obra “Manglar en un tormenta”.
El jurado compuesto por el arquitecto Rafael Alas, el doctor Laszlo Pancel y el doctor Juan Fernando Villafuerte seleccionó, además de los ganadores, a la artista salvadoreña por su obra “Árboles de vida”. Una pintura mixta de óleo y acrílico que representa, según la artista, la vida eterna a medida que los árboles envejecen y pierden sus espirales.


“Estas obras pretenden ser un medio de sensibilización y concientización a las sociedades de la región centroamericana para detener la destrucción de los bosques y desarrollar acciones que conlleven a un buen manejo de los mismos”, afirmó Laszlo Pancel, miembro del jurado.
Según Pancel, la GIZ está comprometida en apoyar iniciativas que busquen la protección de los bosques.

martes, 15 de abril de 2014

Leonardo Da Vinci su vida, su obra, sus aportes

Texto tomado de Biografía y Vidas


Nació en 1452 en la villa toscana de Vinci, hijo natural de una campesina, Caterina (que se casó poco después con un artesano de la región), y de Ser Piero, un rico notario florentino. Italia era entonces un mosaico de ciudades-estados como Florencia, pequeñas repúblicas como Venecia y feudos bajo el poder de los príncipes o el papa. El Imperio romano de Oriente cayó en 1453 ante los turcos y apenas sobrevivía aún, muy reducido, el Sacro Imperio Romano Germánico; era una época violenta en la que, sin embargo, el esplendor de las cortes no tenía límites.

A pesar de que su padre se casó cuatro veces, sólo tuvo hijos (once en total, con los que Leonardo acabó teniendo pleitos por la herencia paterna) en sus dos últimos matrimonios, por lo que Leonardo se crió como hijo único. Su enorme curiosidad se manifestó tempranamente, dibujando animales mitológicos de su propia invención, inspirados en una profunda observación del entorno natural en el que creció. Giorgio Vasari, su primer biógrafo, relata cómo el genio de Leonardo, siendo aún un niño, creó un escudo de Medusa con dragones que aterrorizó a su padre cuando se topó con él por sorpresa.

Consciente ya del talento de su hijo, su padre lo autorizó, cuando Leonardo cumplió los catorce años, a ingresar como aprendiz en el taller de Andrea del Verrocchio, en donde, a lo largo de los seis años que el gremio de pintores prescribía como instrucción antes de ser reconocido como artista libre, aprendió pintura, escultura, técnicas y mecánicas de la creación artística. El primer trabajo suyo del que se tiene certera noticia fue la construcción de la esfera de cobre proyectada por Brunelleschi para coronar la iglesia de Santa Maria dei Fiori. Junto al taller de Verrocchio, además, se encontraba el de Antonio Pollaiuollo, en donde Leonardo hizo sus primeros estudios de anatomía y, quizá, se inició también en el conocimiento del latín y el griego.

Juventud y descubrimientos técnicos


Era un joven agraciado y vigoroso que había heredado la fuerza física de la estirpe de su padre; es muy probable que fuera el modelo para la cabeza de San Miguel en el cuadro de Verrocchio Tobías y el ángel, de finos y bellos rasgos. Por lo demás, su gran imaginación creativa y la temprana maestría de su pincel, no tardaron en superar a las de su maestro: en el Bautismo de Cristo, por ejemplo, donde un dinámico e inspirado ángel pintado por Leonardo contrasta con la brusquedad del Bautista hecho por Verrocchio.

El joven discípulo utilizaba allí por vez primera una novedosa técnica recién llegada de los Países Bajos: la pintura al óleo, que permitía una mayor blandura en el trazo y una más profunda penetración en la tela. Además de los extraordinarios dibujos y de la participación virtuosa en otras obras de su maestro, sus grandes obras de este período son un San Jerónimo y el gran panel La adoración de los Magos (ambos inconclusos), notables por el innovador dinamismo otorgado por la maestría en los contrastes de rasgos, en la composición geométrica de la escena y en el extraordinario manejo de la técnica del claroscuro.

Florencia era entonces una de las ciudades más ricas de Europa; sus talleres de manufacturas de sedas y brocados de oriente y de lanas de occidente, y sus numerosas tejedurías la convertían en el gran centro comercial de la península itálica; allí los Médicis habían establecido una corte cuyo esplendor debía no poco a los artistas con que contaba. Pero cuando el joven Leonardo comprobó que no conseguía de Lorenzo el Magnífico más que alabanzas a sus virtudes de buen cortesano, a sus treinta años decidió buscar un horizonte más prospero.

Primer período milanés

En 1482 se presentó ante el poderoso Ludovico Sforza, el hombre fuerte de Milán por entonces, en cuya corte se quedaría diecisiete años como «pictor et ingenierius ducalis». Aunque su ocupación principal era la de ingeniero militar, sus proyectos (casi todos irrealizados) abarcaron la hidráulica, la mecánica (con innovadores sistemas de palancas para multiplicar la fuerza humana), la arquitectura, además de la pintura y la escultura. Fue su período de pleno desarrollo; siguiendo las bases matemáticas fijadas por León Bautista Alberti y Piero della Francesca, Leonardo comenzó sus apuntes para la formulación de una ciencia de la pintura, al tiempo que se ejercitaba en la ejecución y fabricación de laúdes.

Estimulado por la dramática peste que asoló Milán y cuya causa veía Leonardo en el hacinamiento y suciedad de la ciudad, proyectó espaciosas villas, hizo planos para canalizaciones de ríos e ingeniosos sistemas de defensa ante la artillería enemiga. Habiendo recibido de Ludovico el encargo de crear una monumental estatua ecuestre en honor de Francesco, el fundador de la dinastía Sforza, Leonardo trabajó durante dieciséis años en el proyecto del «gran caballo», que no se concretaría más que en una maqueta, destruida poco después durante una batalla.

Resultó sobre todo fecunda su amistad con el matemático Luca Pacioli, fraile franciscano que en 1494 publicó su tratado de la Divina proportione, ilustrada por Leonardo. Ponderando la vista como el instrumento de conocimiento más certero con que cuenta el ser humano, Leonardo sostuvo que a través de una atenta observación debían reconocerse los objetos en su forma y estructura para describirlos en la pintura de la manera más exacta. De este modo el dibujo se convertía en el instrumento fundamental de su método didáctico, al punto que podía decirse que en sus apuntes el texto estaba para explicar el dibujo, y no éste para ilustrar a aquél, por lo que Da Vinci ha sido reconocido como el creador de la moderna ilustración científica.

El ideal del saper vedere guió todos sus estudios, que en la década de 1490 comenzaron a perfilarse como una serie de tratados (inconclusos, que fueron recopilados luego en el Codex Atlanticus, así llamado por su gran tamaño). Incluye trabajos sobre pintura, arquitectura, mecánica, anatomía, geografía, botánica, hidráulica, aerodinámica, fundiendo arte y ciencia en una cosmología individual que da, además, una vía de salida para un debate estético que se encontraba anclado en un más bien estéril neoplatonismo.

Aunque Leonardo no parece que se preocupara demasiado por formar su propia escuela, en su taller milanés se creó poco a poco un grupo de fieles aprendices y alumnos: Giovanni Boltraffio, Ambrogio de Predis, Andrea Solari, su inseparable Salai, entre otros; los estudiosos no se han puesto de acuerdo aún acerca de la exacta atribución de algunas obras de este período, tales como la Madona Littao el retrato de Lucrezia Crivelli. Contratado en 1483 por la hermandad de la Inmaculada Concepción para realizar una pintura para la iglesia de San Francisco, Leonardo emprendió la realización de lo que sería la celebérrima Virgen de las Rocas, cuyo resultado final, en dos versiones, no estaría listo a los ocho meses que marcaba el contrato, sino veinte años más tarde. La estructura triangular de la composición, la gracia de las figuras, el brillante uso del famoso sfumato para realzar el sentido visionario de la escena, convierten a ambas obras en una nueva revolución estética para sus contemporáneos.

La Virgen de las Rocas

A este mismo período pertenecen el retrato de Ginevra de Benci (1475-1478), con su innovadora relación de proximidad y distancia y la belleza expresiva de La belle Ferronière. Pero hacia 1498 Leonardo finalizaba una pintura mural, en principio un encargo modesto para el refectorio del convento dominico de Santa Maria dalle Grazie, que se convertiría en su definitiva consagración pictórica: La última cena. Necesitamos hoy un esfuerzo para comprender su esplendor original, ya que se deterioró rápidamente y fue mal restaurada muchas veces. La genial captación plástica del dramático momento en que Cristo dice a los apóstoles «uno de vosotros me traicionará» otorga a la escena una unidad psicológica y una dinámica aprehensión del momento fugaz de sorpresa de los comensales (del que sólo Judas queda excluido). El mural se convirtió no sólo en un celebrado icono cristiano, sino también en un objeto de peregrinación para artistas de todo el continente.

El regreso a Florencia

A finales de 1499 los franceses entraron en Milán; Ludovico el Moro perdió el poder. Leonardo abandonó la ciudad acompañado de Pacioli y tras una breve estancia en casa de su admiradora la marquesa Isabel de Este, en Mantua, llegó a Venecia. Acosada por los turcos, que ya dominaban la costa dálmata y amenazaban con tomar el Friuli, la Signoria contrató a Leonardo como ingeniero militar.

En pocas semanas proyectó una cantidad de artefactos cuya realización concreta no se haría sino, en muchos casos, hasta los siglos XIX o XX, desde una suerte de submarino individual, con un tubo de cuero para tomar aire destinado a unos soldados que, armados con taladro, atacarían las embarcaciones por debajo, hasta grandes piezas de artillería con proyectiles de acción retardada y barcos con doble pared para resistir las embestidas. Los costes desorbitados, la falta de tiempo y, quizá, las excesivas (para los venecianos) pretensiones de Leonardo en el reparto del botín, hicieron que las geniales ideas no pasaran de bocetos. En abril de 1500 Da Vinci entró en Florencia, tras veinte años de ausencia.

César Borgia, hijo del papa Alejandro VI, hombre ambicioso y temido, descrito por el propio Maquiavelo como «modelo insuperable» de intrigador político y déspota, dominaba Florencia y se preparaba para lanzarse a la conquista de nuevos territorios. Leonardo, nuevamente como ingeniero militar, recorrió los terrenos del norte, trazando mapas, calculando distancias precisas, proyectando puentes y nuevas armas de artillería. Pero poco después el condottiero cayó en desgracia: sus capitanes se sublevaron, su padre fue envenenado y él mismo cayó gravemente enfermo. En 1503 Leonardo volvió a la ciudad, que por entonces se encontraba en guerra con Pisa y concibió allí su genial proyecto de desviar el río Arno por detrás de la ciudad enemiga cercándola y contemplando la construcción de un canal como vía navegable que comunicase Florencia con el mar: el proyecto sólo se concretó en los extraordinarios mapas de su autor.


Pero Leonardo ya era reconocido como uno de los mayores maestros de Italia. En 1501 había causado admiración con su Santa Ana, la Virgen y el Niño; en 1503 recibió el encargo de pintar un gran mural (el doble del tamaño de La última cena) en el palacio Viejo: la nobleza florentina quería inmortalizar algunas escenas históricas de su gloria. Leonardo trabajó tres años en La batalla de Angheri, que quedaría inconclusa y sería luego desprendida por su deterioro. Importante por los bocetos y copias, éstas admirarían a Rafael e inspirarían, un siglo más tarde, una célebre de Peter Paul Rubens.

También sólo en copias sobrevivió otra gran obra de este periodo: Leda y el cisne. Sin embargo, la cumbre de esta etapa florentina (y una de las pocas obras acabadas por Leonardo) fue el retrato de Mona Lisa. Obra famosa desde el momento de su creación, se convirtió en modelo de retrato y casi nadie escaparía a su influjo en el mundo de la pintura. La mítica Gioconda ha inspirado infinidad de libros y leyendas, y hasta una ópera; pero poco se sabe de su vida. Ni siquiera se conoce quién encargó el cuadro, que Leonardo se llevó consigo a Francia, donde lo vendió al rey Francisco I por cuatro mil piezas de oro. Perfeccionando su propio hallazgo del sfumato, llevándolo a una concreción casi milagrosa, Leonardo logró plasmar un gesto entre lo fugaz y lo perenne: la «enigmática sonrisa» de la Gioconda es uno de los capítulos más admirados, comentados e imitados de la historia del arte y su misterio sigue aún hoy fascinando. Existe la leyenda de que Leonardo promovía ese gesto en su modelo haciendo sonar laúdes mientras ella posaba; el cuadro, que ha atravesado no pocas vicisitudes, ha sido considerado como cumbre y resumen del talento y la «ciencia pictórica» de su autor.

De nuevo en Milán: de 1506 a 1513

El interés de Leonardo por los estudios científicos era cada vez más intenso: asistía a disecciones de cadáveres, sobre los que confeccionaba dibujos para describir la estructura y funcionamiento del cuerpo humano. Al mismo tiempo hacía sistemáticas observaciones del vuelo de los pájaros (sobre los que planeaba escribir un tratado), en la convicción de que también el hombre podría volar si llegaba a conocer las leyes de la resistencia del aire (algunos apuntes de este período se han visto como claros precursores del moderno helicóptero).

Absorto por estas cavilaciones e inquietudes, Leonardo no dudó en abandonar Florencia cuando en 1506 Charles d'Amboise, gobernador francés de Milán, le ofreció el cargo de arquitecto y pintor de la corte; honrado y admirado por su nuevo patrón, Da Vinci proyectó para él un castillo y ejecutó bocetos para el oratorio de Santa Maria dalla Fontana, fundado por aquél. Su estadía milanesa sólo se interrumpió en el invierno de 1507 cuando, en Florencia, colaboró con el escultor Giovanni Francesco Rustici en la ejecución de los bronces del baptisterio de la ciudad.

Quizás excesivamente avejentado para los cincuenta años que contaba entonces, su rostro fue tomado por Rafael como modelo del sublime Platón para su obra La escuela de Atenas. Leonardo, en cambio, pintaba poco dedicándose a recopilar sus escritos y a profundizar sus estudios: con la idea de tener finalizado para 1510 su tratado de anatomía trabajaba junto a Marcantonio della Torre, el más célebre anatomista de su tiempo, en la descripción de órganos y el estudio de la fisiología humana. El ideal leonardesco de la «percepción cosmológica» se manifestaba en múltiples ramas: escribía sobre matemáticas, óptica, mecánica, geología, botánica; su búsqueda tendía hacia el encuentro de leyes funciones y armonías compatibles para todas estas disciplinas, para la naturaleza como unidad. Paralelamente, a sus antiguos discípulos se sumaron algunos nuevos, entre ellos el joven noble Francesco Melzi, fiel amigo del maestro hasta su muerte. Junto a Ambrogio de Predis, Leonardo culminó en 1508 la segunda versión de La Virgen de las Rocas; poco antes, había dejado sin cumplir un encargo del rey de Francia para pintar dos madonnas.

Ultimos años: Roma y Francia

El nuevo hombre fuerte de Milán era entonces Gian Giacomo Tivulzio, quien pretendía retomar para sí el monumental proyecto del «gran caballo», convirtiéndolo en una estatua funeraria para su propia tumba en la capilla de San Nazaro Magiore; pero tampoco esta vez el monumento ecuestre pasó de los bocetos, lo que supuso para Leonardo su segunda frustración como escultor. En 1513 una nueva situación de inestabilidad política lo empujó a abandonar Milán; junto a Melzi y Salai marchó a Roma, donde se albergó en el belvedere de Giulano de Médicis, hermano del nuevo papa León X.

En el Vaticano vivió una etapa de tranquilidad, con un sueldo digno y sin grandes obligaciones: dibujó mapas, estudió antiguos monumentos romanos, proyectó una gran residencia para los Médicis en Florencia y, además, trabó una estrecha amistad con el gran arquitecto Bramante, hasta la muerte de éste en 1514. Pero en 1516, muerto su protector Giulano de Médicis, Leonardo dejó Italia definitivamente, para pasar los tres últimos años de su vida en el palacio de Cloux como «primer pintor, arquitecto y mecánico del rey».

El gran respeto que Francisco I le dispensó hizo que Leonardo pasase esta última etapa de su vida más bien como un miembro de la nobleza que como un empleado de la casa real. Fatigado y concentrado en la redacción de sus últimas páginas para su tratado sobre la pintura, pintó poco aunque todavía ejecutó extraordinarios dibujos sobre temas bíblicos y apocalípticos. Alcanzó a completar el ambiguo San Juan Bautista, un andrógino duende que desborda gracia, sensualidad y misterio; de hecho, sus discípulos lo imitarían poco después convirtiéndolo en un pagano Baco, que hoy puede verse en el Louvre de París.

A partir de 1517 su salud, hasta entonces inquebrantable, comenzó a desmejorar. Su brazo derecho quedó paralizado; pero con su incansable mano izquierda Leonardo aún hizo bocetos de proyectos urbanísticos, de drenajes de ríos y hasta decorados para las fiestas palaciegas. Su casa de Amboise se convirtió en una especie de museo, plena de papeles y apuntes conteniendo las ideas de este hombre excepcional, muchas de las cuales deberían esperar siglos para demostrar su factibilidad e incluso su necesidad; llegó incluso, en esta época, a concebir la idea de hacer casas prefabricadas. Sólo por las tres telas que eligió para que lo acompañasen en su última etapa, la Gioconda, el San Juan y Santa Ana, la Virgen y el Niño, puede decirse que Leonardo poseía entonces uno de los grandes tesoros de su tiempo.

El 2 de mayo de 1519 murió en Cloux; su testamento legaba a Melzi todos sus libros, manuscritos y dibujos, que éste se encargó de retornar a Italia. Como suele suceder con los grandes genios, se han tejido en torno a su muerte algunas leyendas; una de ellas, inspirada por Vasari, pretende que Leonardo, arrepentido de no haber llevado una existencia regido por las leyes de la Iglesia, se confesó largamente y, con sus últimas fuerzas, se incorporó del lecho mortuorio para recibir antes de expirar, los sacramentos.