Tomado de The Wall Street Journal
Lee Kuan Yew, padre
fundador de Singapur y modelo de desarrollo para los países emergentes
A diferencia de otros líderes
surgidos en el Tercer Mundo tras la desaparición de los imperios coloniales
europeos, Lee Kuan Yew Lee se caracterizó por una política pro-libre empresa,
el énfasis en la eficiencia de la gestión, y el combate contra la corrupción
administrativa. Los resultados están a la vista: Lee, quien dominó la política
de Singapur durante más de medio siglo, transformó un remoto puerto del imperio
británico en uno de los centros neurálgicos del comercio y las finanzas
internacionales y en un modelo de desarrollo para los mercados emergentes de
todo el mundo.
Lee, quien ejerció el cargo de primer
ministro durante 31 años y lideró el tránsito de la ciudad-estado asiática a su
independencia, falleció el pasdo lunes 23 de marzo a los 91 años.
Desde su elección como primer
ministro en 1959, su objetivo central fue atraer inversiones extranjeras y
lograr que compañías de primer nivel se radicaran en su país. En poco más de
una generación, esta política transformó a Singapur en una de las economías más
pudientes del mundo y catapultó el nivel de vida de sus habitantes a niveles
superiores al de algunos países industrializados en poco más de una generación.
Otros países intentaron copiar su
modelo, pero a menudo fracasaron por no poder controlar la corrupción, o porque
gobernaban poblaciones demasiados grandes o con serios problemas sociales.
El modelo tuvo también su lado
oscuro. Si bien Singapur alcanzó niveles de vida propios del mundo
desarrollado, no adoptó plenamente la democracia liberal ni algunas de las
libertadas que en la mayoría de las sociedades occidentales se dan por sentado.
Bajo la tutela de Lee, Singapur
celebró elecciones con regularidad, pero una legislación que limita las
libertades civiles impidió el desarrollo de una oposición poderosa. La
agrupación política que él ayudó a fundar, el Partido de Acción Popular, ha
ganado todos los comicios desde 1959, cuando Singapur se convirtió en autónomo,
y casi siempre ha controlado la gran mayoría de los escaños en el Parlamento.
Los medios occidentales criticaban lo que denominaban un Estado niñera y se
burlaban de sus intentos por crear una sociedad ordenada mediante la imposición
de reglas, incentivos y campañas publicitarias, incluyendo una famosa
prohibición al uso de la goma de mascar que fue levemente relajada en 2004.
“No hay duda que Lee Kuan Yew ha
tenido un rol extraordinario en el desarrollo económico de Singapur, pero éste
tuvo un costo significativo en términos de derechos humanos”, dijo Phil
Robertson, de Human Rights Watch. “Las restricciones a la libertad de
expresión, la autocensura y la ficción de una democracia multipartidista son
también parte del legado de Lee, que Singapur ahora tiene que dejar atrás”.
Lee respondía a estas críticas
diciendo que la democracia de estilo occidental no es apropiada para todas las
naciones, y que los países jóvenes deben alcanzar estabilidad política y
desarrollo económico antes de adoptar las libertades que son habituales en
Occidente.
T.J.S. George, autor de una biografía
de Lee, dijo que para éste “los medios no importaban, siempre y cuando se
alcanzaran los fines que deseaba. Administró Singapur como una empresa privada,
pagando lo que consideró buenos dividendos a los accionistas”.
Cuando Lee asumió el poder, Singapur era un enclave comercial de
economía inestable y una enorme disparidad de ingresos. El advirtió que la gran
ventaja de su ciudad-puerto era que estaba ubicada en una de las rutas
marítimas más importantes del mundo, y se dispuso a explotarla. Su estrategia
fue convertir al país en líder global en determinados sectores, como puertos,
transporte, construcción y compañías aéreas, empleando al Estado como
inversionista y presionando a las empresas privadas locales para que compitieran
en eficiencia con sus pares globales. Muchas de esas empresas, como Singapore
Airlines y Singapore
Telecommunications, se
convirtieron en altamente rentables.
En los años 60 y 70, mientras algunos
de sus vecinos padecían turbulencias políticas y sociales, Lee creó zonas
industriales y centros de formación para trabajadores, desarrolló una
infraestructura de primer nivel y otorgó exenciones tributarias a sectores como
la electrónica, orientando la economía nacional hacia la exportación.
Atraídas por la estabilidad del país, cientos de empresas
occidentales establecieron allí sus sedes regionales. Hewlett-Packard Co. Y
General Electric Co. estuvieron entre los primeros
inversionistas. El Producto Interno Bruto per cápita, que en 1965 se situaba en
US$512, creció en los últimos años a más de US$56.000, un nivel similar al de
Estados Unidos y superior a los de Japón y Alemania.
El gobierno transfirió a la población
parte de la riqueza generada a través de subsidios a la vivienda y otros
beneficios. En lugar de dar dinero directamente a los pobres y desempleados, el
Estado construyó viviendas accesibles y alentó a los ciudadanos a comprar. Hoy,
90% de la población es dueña de su vivienda, una de las tasas más altas del
mundo.
Influido en su juventud por ideas socialistas,
Lee justificaba su política de mano dura por el hecho de que Singapur carecía
de una gran población, vastos recursos naturales o extensas tierras de cultivo.
Lo que tenía a su favor era una ubicación privilegiada en una de las rutas
marítimas más transitadas del mundo. Lo lógico era convertirlo en un centro
global de comercio y atraer empresas, decía.
Lee encontró también inspiración en
los ideales confucianos de autosuficiencia, ahorro y respeto por los mayores y
el orden social.
Singapur declaró de siete días de
duelo nacional, que culminarán con un funeral de Estado el 29 de marzo.