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sábado, 12 de octubre de 2019

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: NEGLIGENCIA. EL PEOR DE LOS MALTRATOS


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

Generalmente se tiende a vincular el maltrato a una persona -o incluso a un animal- a la acción de violencia física o psicológica. Sin embargo hay otro tipo de maltrato, quizás más silencioso pero igualmente cruel, que es la negligencia afectiva a la que son sometidas algunos seres humanos. Es, en otras palabras, cuando a una persona -niños o gente de la tercera edad son los casos más comunes- es ignorada por sus figuras de autoridad. 

Se puede dar también en animales domésticos. No se le da cariño, afecto, juego ni conversación, aislándolo por completo del resto. Es como vivir preso y recibir solo alimentos, lo básico, pero cero muestras de afectividad. En presos políticos, por ejemplo, una de las mayores torturas es el aislamiento. 

Se trata de casos muy complejos y es difícil de detectar ya que no se observarán señales de maltrato físico ni podrán exponerse razones de maltrato psicológico. Solo existe la ignorancia del que la padece y la sensación de frío en el cuerpo, corazón y mente. 

Estas víctimas de la negligencia afectiva salen al mundo con una extrema necesidad de ser aceptados y pueden sobrepasar los límites de la confianza, ya sea corporal o en sus expresiones de aprecio hacia la gente. Es la muestra más significativa del deseo tremendo y poco logrado de aceptación y cariño. La gente suele reaccionar generalmente con rechazo. Por lo cual pueden recurrir al aislamiento voluntario para no sufrir ese tipo de desengaños. 

Este tipo de segregación puede tener, dependiendo de la personalidad del afectado, consecuencias letales, ya que puede provocar el deseo de morir. 

Con el autoestima tan baja, de repente puede sentir que no tiene sentido vivir en un mundo frío y ajeno donde no le hacen sentir valioso a través de muestras de cariño y afectos corporales. 

No por nada el aislamiento emocional es usado como método de tortura: poco a poco se va minando la personalidad de la víctima. 

La falta de evidencias físicas hace que la negligencia afectiva pase inadvertida en la mayoría de los casos, por lo tanto es complicado tratarlo y mucho más todavía denunciarlo. Hay muchos casos que se han dado dentro de familias famosas y que solo se han conocido mucho tiempo después. 

Un caso famoso es el de Winston Churchill, célebre primer ministro británico, en cuya última biografía, obra de Andrew Roberts, se le describe como un ser complejo que sufrió de abandono de niño. “Sus padres eran profundamente egoístas y prácticamente lo abandonaron al cuidado de otros, eso le marcó… Es un espectáculo muy triste ver a un niño tan sensible dejado por sus padres, muy pocas veces fueron a verlo en sus años escolares, prácticamente solo una vez en que estaba al borde de la muerte por enfermedad”, agrega el autor. 

También en forma de libro, y ya tarde para remediarlo, llegaron las confesiones de Cayetano Martínez de Irujo, el hijo de la condesa de Alba. En su caso, además, hubo maltrato físico por parte de las dos niñeras que le habían asignado su cuidado cuando era niño. Pero lo que él más recuerda es su aislamiento: “hasta los 14 años no me dejaban ni elegir la ropa que me iba a poner…”, denunció. 

Como se puede ver, el maltrato tiene muchas formas. La negligencia afectiva quizás sea la más silenciosa de todas, pero no por eso es la menos importante.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Consultas on line

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.