sábado, 21 de abril de 2018

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: ¿VIVIR O NO VIVIR? DE LA DEPRESIÓN AL SUICIDIO


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

Hace unos días leía el caso de una mujer salvadoreña en Texas que mató a toda su familia y luego se suicidó. También veo con frecuencia que en Japón el suicidio es una de las causas principales de muerte, con una tasa de 16.7 suicidios por cada 100,000 personas. Es más, quien haya visto la película Sea of Trees, protagonizada por Matthew McConaughey, recordará que está ambientada en el tristemente famoso "Bosque de los suicidas", un lugar en las faldas del Monte Fuji, Japón, donde los japoneses acuden resignados a quitarse la vida.

La pregunta que surge es, ¿qué motiva a la gente a quitarse la vida? Pues depende. A menor edad, como en niños y hasta a prepúberes (11 o 12 años), aun no tienen una idea clara y definitiva de la muerte. Lo ven como algo pasajero y pueden suicidarse por imitación, motivados por cierta tristeza o por manipulación. Con los adolescentes suele suceder por reacciones en cortocircuito, las cuales son decisiones poco meditadas e impulsivas. Tanto en niños como adolescentes, la razón más frecuente es la desesperanza.

En el caso de los adultos, los casos de suicidio o intento de suicidio son provocados por la depresión. Se trata de depresiones que pasan hasta inadvertidas, pero de repente cobran una fuerza inusitada y se convierten en severas e insoportables. Este fenómeno, curiosamente, se da con más frecuencia en países desarrollados, y uno de ellos, como se mencionaba antes, es Japón. Y es que en esos países la expresión verbal o escrita ante los problemas es mal vista, por eso la gente reprime esas sensaciones. Allí no se usa  el gesto tan latino de quejarse, lamentarse y hasta llorar con otros sobre nuestras problemáticas. Esto es muy palpable en la cultura japonesa. Ese malestar lo absorbe uno mismo, no se descarga, y puede desencadenar en una crisis con consecuencias letales.

       Por eso, lo ideal es sacar de nosotros aquello que nos molesta, y de preferencia, encontrar la forma de manejarlo. Idealmente, lo más recomendado es tratarse con un profesional, ya que eso nos garantiza confidencialidad y profesionalidad a la hora de encontrar soluciones. Pero para eso uno tiene que ser consciente del problema que sufre, de lo contrario jamás se tratará con un terapeuta, psicólogo o lo que fuere. Algunos pueden pensar que la religión, y específicamente la Iglesia Católica, puede ser una tabla de salvación en países como los nuestros porque la Iglesia está en contra del suicidio. Pero no siempre es así, porque a una persona desesperada, y más aun en depresión, nada la detendrá.
        Es difícil detectar a un suicida en potencia, pero si en la familia hubo alguien que se quitó la vida, sin duda puede encajar en ese perfil. Lo mismo las personas con una irremediable tendencia a entristecerse, con muy baja autoestima, víctima de abuso, y también aquellos con pocos recursos mentales y sociales. Si a ese cóctel que vuelve a las personas tan vulnerables le sumamos las corrientes de pensamientos nihilistas del tipo “la vida no vale la pena” que circulan por Internet, el peligro puede ser grande.   

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.
 Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

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