No
Es un conflicto que se esté dando en El Salvador, ni veo probable que vaya a
darse; pero es que a veces siento la necesidad de hablar de algo que no tenga
que ver con El Salvador, porque hablar de El Salvador me agota tanto como
hablarle a la pared, cuando veo que, de todos modos, ni para atrás ni para
adelante. Bueno, eso es lo que solía ver, porque ahora veo que para atrás sí. Y
no solo me agota, sino que me produce tristeza; así que voy a trasladarme
lejos.
El
conflicto del burkini se da fundamentalmente en Europa, donde la población
inmigrante de origen musulmán es más abundante. Para los no familiarizados con
el concepto, explico que el burkini es como comúnmente se está llamando a esta
prenda de baño diseñada particularmente para mujeres musulmanas, y, como es
fácil suponer, el término viene de la fusión de “burka” y “bikini”. Como la
cultura musulmana manda que la mujer debe tener todo su cuerpo tapado en
público, era muy difícil para estas mujeres disfrutar de las playas o piscinas
como cualquier mujer occidental, teniendo que usar su aparatosa vestimenta
tradicional. Además, el uso de la misma es vista como símbolo de opresión
machista y religiosa (aunque es más de lo primero que de lo segundo), lo que en
Europa es inaceptable, y en Francia, incluso prohibido.
Siendo
esto así, a alguien se le ocurrió diseñar una prenda de baño que ofreciese
suficiente comodidad, y, al mismo tiempo, tapase todo el cuerpo. El invento
parece haber tenido aceptación entre la población femenina musulmana porque
permite acercarse al disfrute del baño en público, sin faltar al precepto
cultural del cuerpo tapado, y, supuestamente, sin incumplir la prohibición del
burka. Aparentemente es un pasito adelante en la integración de la mujer musulmana
en la cultura occidental.
O al menos, esa
debió ser la intención, porque en los liberales países europeos, y en
particular en la super liberal Francia, donde la población musulmana es muy
numerosa, y donde ya era controvertida la prohibición desde hace unos años del
burka en los espacios públicos, no lo ven de la misma forma, sino que ha sido
interpretado como una reafirmación de los restrictivos valores de la cultura
musulmana en medio del país ícono de la libertad, del “vive y deja vivir”, y
una estrategia para violar la mencionada prohibición. Y este conflicto cultural
ha alcanzado otro punto culminante cuando miembros de las fuerzas de seguridad
han despojado, o hecho despojarse a unas mujeres de su burkini en una playa; no
todo, sino parte de él, claro.
Resulta más que
contradictorio que en el país de la libertad esa libertad exista solo para los
valores de la mayoría, y no para los de la minoría no tan minoritaria. Las
autoridades francesas defienden que lo que prohíben no es una vestimenta en sí,
sino la opresión y falta de libertad que esa prenda simboliza, según su
apreciación. Puede que tengan razón en la misma, y derecho a luchar contra la
falta de libertad en su país, pero usar la falta de libertad para ello me suena
muy contradictorio. Es como pegarle a un hijo para “enseñarle” que no debe
pegar a sus compañeros. Las estrategias que usan en el país de la libertad son similares
a las que usan en países islámicos de sobra conocidos por restrictivos. Los
extremos se tocan.
La libertad es
un concepto un tanto subjetivo; demasiado subjetivo diría yo. La libertad no se
impone; la libertad se siente; se vive. Y no se siente o se vive por el simple
hecho de que te la den, ni mucho menos por el hecho de que te la impongan. Las
autoridades del país pionero de la libertad deberían saberlo muy bien, pero no
lo saben. La libertad se educa desde que se nace, o desde que se es pequeño; y
solo en esas condiciones se es capaz de usar, de sentir y de vivir con plenitud
y de hacer adecuado uso de ella.
En la medida en
que una persona haya sido educada por más tiempo en la falta de libertad más
difícilmente sabrá integrarse después a la misma. Muchas mujeres musulmanas
envidian la libertad que disfrutan las occidentales, pero pocas se atreven a
probarla aunque la tengan en la mano; incluso no muchas transmitirán a sus
hijas eso que está ahí pero que no conocen. Miedo a lo desconocido. Que te impongan
algo, aunque sea la libertad, no deja de ser una imposición más a las que la
mujer musulmana ya está acostumbrada… solo que a la libertad ni siquiera está
acostumbrada.
Puede que
Francia tenga su derecho a tratar de combatir preceptos culturales trasnochados,
pero esa no es la forma. Partiendo de que la libertad se educa desde pequeños,
hay que educar en las escuelas y tener paciencia y esperar al menos una
generación. Y tomando en cuenta que en muchos casos la educación en la escuela
entrará en fuerte conflicto con la educación en el hogar, que tratará de
perpetuar dichos valores, no hay garantía de que la siguiente generación sea
capaz de vivir y sentir la libertad; algunas mujeres sentirán una gran
inseguridad. La integración será completa en la segunda generación. O eso, o el
conflicto social.
Acerca de la Dra. Mendoza
Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General y
Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas
en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993,
en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el
ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la
colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones
también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad
de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra
infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas
especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también
con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir,
Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador.
He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la
atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de
reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El
Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008
resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional
con otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido
establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a
distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo
cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque
esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en
ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos.
Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la
prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y
dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de
experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el
desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy
fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió
en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó,
e incluso después.
Estoy absolutamente convencida del rol fundamental
que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.